6.- No te detengas corazón

Hacia mucho que Kate no venía a mi con cosas malas, en los últimos años nuestras vidas han tomado un rumbo monótono, poco queda de los días de drama que vivimos a causa de sus sentimientos poco claros y de las envidias que la envolvían, pero hoy todo eso se ha roto.

Esta vez ya no lidiamos con los sentimientos poco claros de su corazón, está vez ella ya no es la protagonista de esta historia pero si es la emisaria de una aventura en la que no tengo intenciones de participar.

Hoy ya venido hablarme de dos chicos que han crecido en circunstancias poco afortunadas, rodeados de muerte y dolor, me cuenta su historia a grandes rasgos —por lo menos los que ella conoce—, me hace sentir algo de empatía por ellos y entonces aprovecha para hacer una petición que me veo en la penosa necesidad de rechazar.

—Lo que me pides es… no puedo, Kate lo lamento mucho —Las comisuras de su boca se levantan ligeramente, está vez no es Kate mi amiga de toda la vida, si no la licenciada Bustamante, mi superior en muchos aspectos del trabajo—. Esa sonrisa significa que no me estás preguntando.

—Joanna, sabes que no me gusta hacer esto.

No y pocas veces contradice mis órdenes y deseos, está vez lo hace porque también está obligada por fuerzas superiores a ella. 

—Pero tienes que hacerlo o me despiden, ¿no?

—Jamás los dejaría pero no quiero exponerte a eso, la lucha de poder aquí será muy fuerte y podemos evitarla, además ayudarás a un niño.

A eso he dedicado la vida entera, es mi vocación y es por eso que he aguantado mucho pero esconder a un niño de un criminal tan poderoso y sanguinario como el Comando me sobrepasa, me pide salvar la vida de Aarón Covarrubias arriesgado las de muchos más inocentes que dependen de mi sobrevivir; sin embargo sé que negarme solo desatará un infierno del que también saldré mal parada. Una por otra, me dejaron sin opciones, como siempre.

—Esta bien pero tienes que asegurarme que no va a pasar nada, que mis demás niños estarán bien.

—Te lo garantizo, haré que Fernando Escalante pagué por seguridad privada para ti y los demás.

—Para los niños, yo no quiero nada para mí.

Ellos son lo único que importa, a mi me pueden hacer cualquier cosa mientras que ellos tengan un hogar, comida y la oportunidad de tener una vida tranquila con unos padres amorosos.

Kate suspira algo aliviada y luego cambia completamente de postura, vamos a cambiar de tema radicalmente.

—Nunca quieres nada para ti, ni dinero ni poder ni influencia… nada —Eso siempre le ha molestado—. Me preguntó cómo le fue a Alan la otra noche contigo negándote a todo.

Tenía que salir el peine, por supuesto no encontraba otra manera para preguntarme esto pero no le daré las respuestas que desea.

—Nos fue bien, vimos una película y luego me dejó en casa.

—¿Y?

—¿Y… qué?

—¿Se dieron un beso? ¿mandaste a tu madre al patio y tuvieron una noche loca? ¿algo?

Por supuesto que tuvimos esa noche loca en su departamento, ni de loca llevo a Alan a mi casa, mi madre lo asustaría con su mal carácter.

Él y yo tenemos una relación bastante libre y discreta, le hice prometer que no diría nada acerca de esto y es justo que yo también me atenga a esa promesa. Sé que nadie condenaría nuestra relación —si así se le puede llamar a las noches que compartimos— pero no les daré eso también. La fundación que dirijo ha absorbido todo en mi vida, mis relaciones íntimas no se las daré para que las traigan en salsa, mi placer, mi diversión, mi soledad, mi tristeza y mis alegrías me las quedo solo para mí.

Y pese a Kate es como mi hermana tampoco quiero que se meta en este asunto, no quiero que espere nada de él, que el día que por fin nos aburramos de lo que sea que tenemos se vuelva en su contra, no lo voy a permitir. 

—No, solo nos dimos un beso en la mejilla y se fue —más precisamente, salí por la madrugada de su casa, como un criminal—. Alan es una buena persona, me agrada mucho y siempre hemos sido buenos amigos pero no me hace sentir nada.

Ese el gran porque del secretismo respecto a lo que tenemos, no voy a ilusionar a nadie, Alan sabe que no puede esperar de mi, por eso funciona lo que tenemos, todo es un acuerdo bien hecho.

—Adam y yo le teníamos mucha fe a Alan, era el candidato más decente, más inteligente, más guapo…

—Más, más, más —murmuro obligándola a callar—. Alan es todo eso, me encantaría poder sentir algo por él pero no lo hago, no puedo, lo siento… espero que esto sirva para que dejes de intentar presentarme gente.

En primera porque ya tengo con quien entretenerme y en segunda porque la elección de mi pareja me corresponde solamente a mi.

—Es que nunca sales Joanna, estás aquí encerrada todo el día y me siento culpable por ello.

Solo por eso le pasó las cosas, sé que siempre ha buscando mi bien por encima de todo, ella me dio este trabajo, me ha salvado muchas veces, no puedo corresponderle con una grosería, nunca me perdonaría perderla, ella, Marian y mi madre, son todo lo que tengo en la vida.

—Yo acepte el trabajo y me gusta mucho, ¿por qué otra razón me arriesgaría tanto aceptando lo que me pides? —ahora me sonríe sorprendida, como si alguna vez le hubiera negado algo— Vámonos, entre más rápido terminé con esto mejor.

Salimos de mi oficina y vamos directamente al estacionamiento por su camioneta, dejo que ella me lleve, como siempre.

No es que no tenga libre albedrío es solo que me siento más cómoda así, Kate sabe perfectamente lo que hace, yo no, en ocasiones me sobrepasa porque yo soy pedagoga no administradora, no soy abogada, mis conocimientos y mis años de carrera solo puedo aplicarlos bien a los niños, al desarrollo de las personas que acuden a mi por ayuda.

Mi intención jamás fue el ser directora de la fundación, el día que Kate me propuso me reí a carcajadas, no podía decirlo enserio, no cuando ella era la favorita para ocupar el puesto, no cuándo era todo lo que ella había soñado, era la posición de poder idónea para seguir avanzando, escalar a dependencias internacionales, sus sueños estaban a la mano pero decidió cederme eso a mí.

Lo hizo porque el poder y la ambición se la comían poco a poco, ella supo que si seguía adelante iba a perder y no sólo a Adam, su esposo, si no que también perdería su otro sueño, el de defender a la gente que no tiene la fuerza o los recursos para hacerlo por si mismos, yo tenía que ayudarla, tenía que salvarla y lo hice.

Hasta ahora no me arrepentido de las decisiones que he tomado, ¿por qué lo haría si tengo todo lo que podría querer? Siempre que flaqueó por el camino me obligo a recordar mi niñez, los días y noches llenos de angustia, el dolor en mi estómago por el hambre, el terror de quedarme a solas con las parejas de mi madre, el miedo que me daba la oscuridad de los parques cuando escapaba en las madrugadas, la soledad de la que fui presa, de eso me salvo Kate.

Siempre sonrió al recordar la fiereza en sus ojitos color miel, la destreza que guío su mano para lanzarle a mi padrastro una piedra en el ojo, la fuerza con la que nos tomo de la mano a mi y a Marian y nos salvó de las represalias de ese golpe.

Me salvó la vida ese día, me dio una oportunidad más y la he agradecido todos los días de mi vida, en su nombre es que yo trato de salvar a tantos niños como es posible.

Inhaló y exhaló, un suspiro demasiado largo, tanto que el viaje se me pasa demasiado rápido y cuando menos siento, Kate ha se ha estacionado y nuestro jefe nos está esperando con una sonrisa.

—Justo a tiempo licenciada Bustamante, doctora Carrasco, no imaginé que aceptaría tan pronto —nos dice Fernando Escalante.

—Recibo órdenes directas de su despacho, no tenía opción.

Pocas son las veces que respondo de esa manera pero su cinismo está vez me obligo, su gesto se ensombrece haciendo que casi me arrepienta de contestar así.

—Siento que lo tomé de esa manera pero ya verá que está es una buena causa.

Lo sé porque ellos no apoyan causas corruptas, Kate jamás me metería en nada malo.

—Eso espero porque la situación me parece algo… peligrosa, me causa mucha angustia el solo pensarlo.

Sabe a lo que me refiero, es más, cuando su despacho asumió la responsabilidad legal de la fundación él mismo me dijo que debíamos irnos con pies de plomo, hay muchas vidas en juego.

Antes que me pueda responder una mujer sale y se acerca al licenciado Escalante, parece que está algo enojada ya que ni siquiera repara en nuestra presencia.

—Licenciado Escalante, el agente Gutiérrez ya está esperándolo —dice la mujer y regresa por dónde vino.

—Solo escúchelos, Joanna, entenderá todo después —Asiento y dejo que nos lleve dentro, pasamos sin problemas, todos parecen saber quiénes somos y eso hace fáciles las cosas hasta que llegamos a nuestro destino—. Angélica, ¿Cómo estás? Ayer lucias agotada.

Pregunta el licenciado Escalante a una mujer muy bonita, es como un sol, toda rubia, me recuerda un poco a Marian, casi sonrió por eso hasta que veo al niño, es pequeño y está terriblemente delgado y pálido, se esconde detrás de la mujer que se acerca a nosotros, no se le ve del todo sincera cuando nos sonríe.

—Lo estaba, pero ahora ya me encuentro bien y lista —Le pone un poco más de esfuerzo a su sonrisa y luego voltea a vernos, ladea ligeramente la cabeza a modo de saludo—. Licenciada Bustamante, señorita, buenos días.

—Buenos días —le responde Kate empujándome ligeramente a ella—, le presentó a la doctora Joanna Carrasco, directora del orfanato que se encuentra a las afueras de la ciudad y de la fundación de la que le hablé.

Me ve de pies a cabeza, quizá, como a la mayoría de la gente no le cuadre la visión, para algunos siempre seré demasiado joven.

—Un gusto, Angélica Covarrubias.

—Igualmente, señorita Covarrubias —digo y me permito adelantarme a ella para ver al niño, él es mi prioridad— y él debe ser Aarón, ¿cierto?

A él le sonrió lo mejor que puedo, parece funcionar ya que asoma su cabeza con curiosidad pero no me responde.

—Si, es mi hermano —responde Angélica y le obliga a salir—, saluda Aarón.

—Hola, señorita —murmura.

—Es algo tímido —insiste Angélica.

—¿Cuántos años tienes, Aarón? —voltea a ver a su hermana, espera tal vez una confirmación

—Doce —me responde ella, parpadeó varias veces, Aarón es muy pequeño, pensé que a lo mucho tendría nueve años—. Es un poco pequeño para su edad pero está en perfecto estado de salud.

—No lo dudo —si necesitara algo en especial me lo habrían dicho y sin embargo hay algo que no me termina de gustar, es momento de terminar con esto—, ¿vamos a hablar aquí?

—No, vengan conmigo —nos indica el licenciado Escalante—, Aarón se quedará con Frida y verá los libros que le traje, ¿verdad, campeón?

—Si, señor Fernando.

Por lo menos eso lo mantendrá ocupado, me parece muy bien que no lo lleven con nosotros a discutir los temas turbios a los que nos enfrentamos. 

Nos hacen pasar rápidamente a una especie de sala de juntas, al parecer será una reunión esclarecedora ya que sobre la mesa veo distintos expedientes interesantes, me siento en dónde puedo ver claramente los nombres.

Celeste Villanueva. Angélica Covarrubias Félix. Heriberto “Comando” Félix. Alfonso “Coralillo” Espinoza. Anastasio Calderón Galindo (Capo del bajío). Irma “Fiera” Lozoya.

—Bien, ya estamos aquí, díganme, ¿qué exactamente lo que necesita de mi? —pregunto a Angélica que toma asiento delante de su expediente.

—Tengo un trabajo doctora Carrasco, requiere que me vaya a un lugar peligroso como agente infiltrada y no puedo llevar a mi hermano —eso me ya me quedo muy claro—. Me hablaron de usted, dijeron que podía quedarse en el orfanato… así pasará desapercibido y estará seguro.

Sin duda, nadie le pondrá a atención entre un montón de niños con las mismas características e historias tristes pero ese no es el punto, su cuerpo podrá estar muy seguro conmigo pero no puedo garantizar lo mismo de su mente y corazón.

—Entiendo solo que no creo que sea fácil para él, es evidente que está muy apegado a ti, ponerlo en ese entorno, con un montón de niños que no conoce será algo duro.

Si algo conozco bien son los pensamientos de los niños, me identifico perfectamente con la situación de abandono, a mi me llevaron también a vivir con personas que no conocía, que si bien me ayudaron mucho no eran mi familia de verdad. Yo puedo decir que nunca me recupere por completo de eso.

—Lo sabemos Joanna, pero sabes que podemos trabajar con él, Adam se hará cargo de su salud mental y emocional —asegura Kate, conozco las capacidades de Adam pero no se trata de él, y si él niño tuviera a otra persona esto no sería tan difícil—. Solo queremos que nos facilites un lugar seguro para…

Se interrumpe cuando la puerta se abre y entra un hombre apresurado, Angélica suspira profundamente al verlo y aún así, con su presencia parece menos tensa.

—Siento la tardanza —se disculpa.

—Agente Smith —dice el licenciado Escalante—, le presentó a la doctora Joanna Carrasco, directora de la fundación.

Su mirada se detiene en mi y casi sonríe, yo me sonrojo y no sólo es eso, mi corazón duele, es como si fuera a detenerse.

—Encantado de conocerla —murmura y extiende la mano.

—Igualmente… —susurro y tomo su mano cálida entre la mía, su toque me arde la mano, no sé si él también lo siente pero ve fijamente nuestras manos unidas. Pudimos quedarnos así por horas pero el deber llama. Carraspeó para recuperar mi voz— ¿en qué estábamos?

—Te decía que tú participación en este asunto solo será mínima —continua Kate, apenas puede contener su risita, ¿por qué se ríe?—, solo debes vigilar a Aarón y proporcionarle asilo en el orfanato.

Asiento, sigo igual que al principio, quizá no hay más detrás de esto, aún así lo que me piden es mucho y las condiciones serán las mismas.

—Cómo bien lo saben yo nunca me he negado a ayudar a un niño, está no será la excepción pero te lo repito, Kate, y se los aclaró —por suerte el licenciado Escalante, Angélica y el agente Smith están sentados juntos, así no tendré que verlos de uno por uno—. No permitiré por ningún motivo que mis niños sean heridos, quiero que garanticen la vida de todas las personas que trabajan y viven en el orfanato.

Creo que ahora los miembros del patronato no me recriminarían por manejar cada rama por separado, aunque probablemente si les digo lo que acabo de aceptar me manden directito a Chihuahua a un baile.

—Se hará como guste doctora Carrasco, personalmente me encargaré de su seguridad y la de los niños si es necesario —me asegura el agente Smith, su mirada es tan intensa que me obliga a bajar el rostro—. Que nos ayude con esto es importante para todos nosotros.

—Naturalmente, Aarón es hermano de tu esposa, así deben ser las cosas —responde el licenciado Escalante.

—¿Están casados? —pregunto automáticamente.

Eso sonó algo histérico pero no fue mi intención, yo solo… ni siquiera sé que está pasándome, no sé porque estoy tan nerviosa o repentinamente triste, yo venía a otras cosas y me estoy comportando como una niña tonta, pero lo puedo evitar, mis ojos buscan de nuevo sus manos, ahí están, dos anillos a juego, Angélica incluso usa el que seguramente fue su anillo de compromiso.

—¿Eso cambia algo? —me pregunta Angélica nerviosa.

Pienso rápidamente que responder y por supuesto tengo una respuesta lógica, nada que ver con el temblor en mis manos.

—Debería, si el niño tiene más familia…

Angélica niega y me detengo, quiero escuchar sus excusas.

—No, Cristopher no puede hacerse cargo de Aarón —sentencia sin ninguna pena, el agente Smith debe coincidir con ella ya que no parece ofendido—. Verá, el trabajo que tengo nos convierte en objetivos a ambos, Aarón no está seguro en las calles, si lo ven lo matarían al instante.

—Entiendo —digo lo más firme posible, el niño es todo lo que importa y si así están las cosas no tengo nada más que pensar—, haré todo lo posible para mantenerlo a salvó, se lo juro.

Ya no puedo engañarme pretendiendo que no tome mi decisión desde que Kate me habló de ello, me resistí por miedo pero no puedo dejar que eso afecte la vida de un inocente.

—Muchas gracias, para mí esto es invaluable —le creo completamente, esto también es por ella, escucho en su voz el amor tan puro que le profesa a su hermano—, no tengo manera de pagárselo.

—Esto es solo mi trabajo, a esto me dedicó… —eso no suena como esperaba. Por suerte no tengo nada más que decir ya que Smith recibe un mensaje.

—León ya está de camino para empezar la reunión —esa parece mi oportunidad para escapar.

—¿Es necesario que me quedé? —pregunto al licenciado Escalante— Tengo trabajo y además necesito preparar los documentos de Aarón.

Eso no es una mentira, deje mi puesto solo y tengo que preparar mis clases, checar mis otras ocupaciones.

—Si lo desea puede irse Joanna —que bueno que me da permiso—. Mi chófer la llevará y más tarde Kate le informará los detalles.

Por lo que parece no dejaremos de hablar de esto en un largo tiempo.

—Bien —digo poniéndome de pie—. Hasta luego señorita Covarrubias, agente Smith.

Salgo a prisa, ni siquiera veo a Kate antes de hacerlo, notara mi nerviosismo y no me dejara en paz y lo que menos necesito ahora es que me cuestionen, ni siquiera yo comprendo lo que me pasa.

Camino rápidamente, busco a Aarón con la mirada pero no lo veo y eso parece un alivio, llegó sin problemas hasta la puerta y una vez ahí solo me queda esperar al chófer y antes de eso vuelve a pasar, mi corazón sigue traicionándome, late esta vez con fuerza.

—¡Doctora Carrasco! —gritan a mi espalda.

—¿Si? —inquiero dándole la cara al agente Smith, corrió para alcanzarme, está agitado.

—Estos son los papeles de Aarón —me entrega una carpeta muy delgada, no hay mucho que revisar—, por si los necesita para algún trámite.

—Si, gracias pero por el caso me parece conveniente cambiar su nombre en los papeles.

No soy tonta y llevo un rato dándole vueltas, esto será en extremo confidencial, solo las personas en esa sala conocerán la verdad y los papeles que me ha entregado los voy a quemar seguramente.

—Esa es una buena idea, Angélica y yo iremos después al orfanato… claro si está usted de acuerdo.

Todos los días recibo visitas inesperadas de gente que me cae mal así que ya me acostumbre, por lo menos él me cae bien y me está avisando.

—Por supuesto, los espero —me sonríe y yo también lo hago en respuesta, me saco una sonrisa fácilmente. 

—Nuevamente, fue un placer conocerla.

Asiento, al mismo tiempo el chófer se acerca para abrirme la puerta, una vez dentro él no deja de ver el auto, yo tampoco aparto la mirada, no me es imposible.

Gracias por seguir leyendo. 

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