4.- Tu propio milagro

—Angélica, ¿te casarías conmigo?

Primero pienso que es una broma, incluso las comisuras de mi boca se levantan un poco pero a los segundos el gesto de Smith se hace más serio, intento hablar pero de mi boca solo sale aire, no hay más que eso y es que no lo puedo creer, nos conocemos hace un día, es evidente que no es por amor pero tampoco por conveniencia.

Acercase a mi, de cualquier manera, como amigo o como algo más solo significa la muerte, ya lo comprobé, Ramón murió porque me amaba, él me quería y quería una vida conmigo, también me propuso casarme con él pero no podíamos, no puedo casarme o ser feliz mientras Heriberto esté en las calles; y no se qué pretenda este hombre pero no lo va a lograr, no soy la carnada, no me van a usar de esa manera y tampoco, no sé porque, dejaré que lo usen así.

—¿Estás deseando morir? —pregunto seriamente, abre la boca pero sé lo que va decir pero no es cierto, no comprende la magnitud de lo que pide, de lo que está dispuesto a dar— No, no te atrevas a decir que lo entiendes porque no es así, te matará y yo no puedo con eso, no quiero que más gente muera por eso.

Es la vida de su hermana, la de Ramón, la de mis padres, la de las personas a las que tuve que quitar de mi camino, la de la gente que ha muerto para mantenerme bajo yugo de Heriberto, es demasiado para mí, ya no lo aguanto y tan cerca del final no puedo con más, si él muere yo no me voy a reponer nunca y así no puedo ser una buena hermana, no puedo ser un buen ser humano.

Si, porque también quiero conservar mi humanidad, cada día siento que me alejo de quién soy para convertirme en Celeste, esa mujer fría y déspota que sirve sin chistar a las órdenes de un asesinó, que marcha a sus órdenes sin pensar dos veces, que genera y genera dinero para continuar con la era terror del Comando, ya no quiero ser ella, porque al final… ¿Qué quedará de Angélica Covarrubias? ¿quién seré? ¿quién?

—¡La gente ya está muriendo por su culpa! —me responde colérico— Allá afuera hay muchos más niños consumiendo las porquerías que trafica, hay cientos de huérfanos por su ambición, no solo es Aarón, no solo eres tú, no solo soy yo.

Lo entiendo, he visto mejor que él la muerte de esa gente, la he vivido con ellos, yo soy una víctima más, él no me conoce, no puede chantajearme de esa manera.

—Tu puedes tener complejo de héroe pero yo no —porque yo a él si lo conozco, es como los demás entusiastas en el mundo, creen que con bondad todo puede solucionarse pero no es así, no lo es. Este mundo está repleto de maldad, de avaricia dolor, rencor, traición y sí, se puede hacer la diferencia pero yo no soy una de las elegidas y a juzgar por el rencor y la rabia que vi detrás de sus ojos cuándo le dije que conocí a su hermana, puedo decir que él tampoco, lo que lo mueve no es exactamente egoísta pero tampoco del todo limpió. Mientras haya una razón egoísta en los corazones nuestros actos no son puros, no salen bien. Mis motivos no son puros, los suyo tampoco, que traerá bien a la demás gente puede ser verdad, pero ¿a qué precio? ¿qué más tengo que perder?¿qué tiene que perder él? No quiero averiguarlo, no estoy dispuesta a pagarlo—. Les pedí una ruta de escape no un trabajo… sé cuánta gente muere y mata pero no puedo salvarlos a todos.

—Quizá si, quizá si Angélica —como no queriendo levanta sus manos y toma mi rostro entre ellas—. Mírame por favor, ya te dije que no voy a obligar pero…

Las cosas no son simples y él no está a cargo.

—¿Estás seguro de que Gutiérrez no lo hará? —aparto sus manos de mi rostro, nunca debí dejar que me tocará— Tu confías en él pero yo no, te juro que si intenta hacer algo en contra de mi hermano lo mato. 

Si estoy condenada una vida más que quite para defender a mi hermano no será nada. 

—León solo te dijo la verdad y nosotros no seremos quienes te quiten a Aarón, hasta el momento hemos permitido que permanezca contigo pero el caso va a avanzar, el DIF entrara y se lo llevará lejos de ti —lo sé y se me hacía raro que no lo hubieran mencionado antes, quizá si Gutiérrez no hubiera ahuyentado al licenciado Escalante ya tendría las respuestas correctas—. No habrá persona en el mundo que logré que vuelva contigo.

Entiendo eso en otros casos pero lo nuestro siempre ha sido distinto, por eso había esperando tanto, ya no soy una niña.

—Es mi hermano, no está solo me tiene a mi, soy mayor de edad, soy una profesionista, puedo mantenerlo… —niega y suspira, me hace detenerme.

—¿En dónde están tus documentos y los de Aarón? ¿Tienes papeles que comprueben que es tu hermano? —para eso existen los malditos registros civiles y toda la sangre en mis venas— Dices que tienes una carrera, bien, ¿en dónde estudiaste? ¿Qué estudiaste? ¿Tienes un título, una cédula profesional? ¿En dónde ejerces?

Esto si lo esperaba, mi educación no fue normal, hay constancias de que termine la primaria y secundaria, empecé el bachillerato pero luego mis padres murieron y yo dejé las aulas normales, no podía ir a la escuela y arriesgarme a que cuando regresará Aarón no estuviera, por eso suplique que me contrataran maestros particulares, me enseñaron más que nada finanzas, ya que Heriberto no puede contratar a cualquier administrador, necesita a alguien de su entera confianza o alguien que esté en sus manos por completo y aún así, no confía del todo en mi, lo que yo manejo es solo una mínima parte de que tiene. Su plan al enviarme aquí era que empezará a aprender sobre sus grandes negocios, quería familiarizarme con todo y luego entregármelo, piensa que tengo las habilidades suficientes para duplicarlo.

—Estudie ingeniería financiera y no, no tengo nada de eso pero si puedo presentar un examen profesional que lo avale, tengo experiencia en…

—Ayudas a lavar dinero, administras boutiques, hoteles y empresas fantasma —bueno, no todos tenemos el trabajo de nuestros sueños—. Si vas con eso ante un juez solo lograrás sumar más y más cargos.

—¿Y casándome contigo van a desaparecer? 

—No, claro que no, pero hay maneras, muchas maneras de hacer las cosas, existen vacíos en las leyes —si y yo pretendo utilizar todos y puedo hacerlo sin casarme con él— pero el caso de Aarón es diferente, sale de nuestra jurisdicción por eso te pido que te cases conmigo, así él puede quedar bajo nuestra mi tutela, además yo no trabajo directamente con la policía federal o con la fiscalía, yo estoy aquí por la DEA, los presionaré, no abandonarían a mi esposa.

No creo que ninguna dependencia nacional o internacional tenga especial cariño por mi, y al final eso no importa porque no quiero hacerlo y tampoco puedo seguir aquí con él, ya no quiero verlo, no puedo seguir dejando que me convenza, no sin saber realmente cuáles son mis opciones y él no me las dirá.

—Quiero hablar con Fernando Escalante —vuelve a negar, quizá intente enseñarme que no puedo tener todo lo que quiero, pero puedo, porque yo tengo todo lo que ellos quieren—. Quiero verlo o no haré nada de lo que me piden, ni siquiera abriré la boca.

—Esta bien.

Primero hace las llamadas para localizarlo y avisar a su jefe que es lo quiero y después, cuando por fin descubren que el licenciado Escalante ni siquiera salió de aquí, al parecer su amigo, Marcelo no lo dejo y han estado checando los expedientes, buscando algo que indique que miento pero no es así, no lo es.

—Señorita Covarrubias aún no… —empieza a decir el licenciado Escalante cuando me ve pasar por la puerta pero levanto una mano para que se detenga.

—No, no espero que me crea de una vez, esperaba hablar con usted de otra cosa.

—Adelante.

Él y su amigo se hacen a un lado y me hacen sentarme delante de ellos, me observan fijamente, el licenciado Escalante como si fuera una especie de plaga de la que tiene que deshacerse y el señor Marcelo como si fuera una especie de luz maravillosa. Me ponen un poco nerviosa por eso uno mis manos y carraspeó un poco para que la voz no me falle.

—Tengo un hermano, Aarón, él está aquí conmigo… dicen que pueden quitármelo, que no soy apta para cuidarlo, ¿es verdad?

Marcelo ve a su amigo esperando la respuesta, claro que él no podía responderme, el licenciado Escalante inhala profundamente y luego me mira fijamente.

—¿Por qué cargos estás aquí?

—Delincuencia organizada y lavado de dinero.

O por lo menos eso es lo que dijeron, los cargos son lo que menos me preocupaba al principio.

—¿Eres culpable?

—No lo sé exactamente —eso parece una evasión pero la verdad es que no es así—. En realidad yo apenas empezaba a familiarizarme con todas las operaciones, para eso me mandaron a la zona industrial, querían que tuviera pleno conocimiento de cómo manejan las cosas ahí, fuera de eso lo único ilegal que hay es que… tengo una identidad falsa, esa identidad me permite ser dueña de distintos hoteles aquí en la ciudad de México, Jalisco, Sinaloa y Michoacán.

Por supuesto que he hecho más cosas malas, más de las que me es posible cargar en mi conciencia, he mentido, engañado, lastimado, traicionado, llevado a gente a la tumba, todo eso lo hice obligada por Heriberto y por las circunstancias y sé que nada justifica una muerte y tampoco que les mienta pero no les voy a dar más armas para que terminen de hundirme.

—Su situación es complicada señorita Covarrubias, viendo su expediente y con lo poco que sé de su caso… sí, lo más seguro es que van a separarla de su hermano hasta que su proceso se lleve a cabo —me responde el licenciado Escalante sin mirarme a los ojos, si siente pena por mi no me lo va a demostrar—, ¿no tiene más familia? ¿Alguien que pueda ser el tutor de su hermano en lo que usted aclare su situación?

—Tengo más familia pero ellos no quieren saber de mi o de mi hermano, no me ayudarán. 

Tampoco voy a ir a exigirles que lo hagan, además de que no tengo cara para ello, sé que son unos cobardes que aprecian demasiado su vida, me entregaran a Heriberto si les doy a Aarón.

—Señorita… —Escalante carraspea y levanta la mirada hacia mi, tenso y algo derrotado— quiero creerle y no sé porque pero quiero ayudarle, solo deme algo que no deje dudar.

Eso debería ser difícil, debería correr a dónde esté mi hermano y sacarle del suéter la libreta de papá pero está vez no será necesario, ya que en mi gira para conocer todos los negocios que iban a quedar a mi cargo, puse especial atención a los que están dentro del grupo de mi familia ficticia, en uno de ellos encontré algo realmente interesante, un proyecto turístico bajo licitación del gobierno gestionando por él mismo, vi sus firmas y no fue hace mucho tiempo así que debe recordarlo bien y si no, tiene mi expediente delante de él, ahí encontrará su respuesta. 

—Conozco todo el consorcio Escalante, sé bien que su despacho está limpio, al igual que los talleres de joyería de los Quintana, el problema está en las constructoras, la armadora de autos y la transportadora Montreal… sirven a dos propósitos en específico, lavar dinero y traficar droga  —sin ellas una red de distribución se vendrá abajo inmediata e irremediablemente, al arrebatárselas de las manos todo lo que han construido caerá poco a poco—. Yo no sé mucho del tráfico pero si del lavado, conozco todos los hoteles… y sé que hace dos años se lanzó una licitación para un proyecto turístico en las playas de Guerrero, las constructoras Escalante ganaron después de una fuerte inyección de capital en las constructoras, ¿sabe el nombre del grupo que los financio?

—Villanueva, C. F —contesta rápidamente.

—¿Tiene mi expediente? —asiente y me lo pasa, no busco mucho, han cambiado el nombre de la carpeta pero en el interior sigue solo la información de mi otro yo, se lo señaló y el primero en acercase es su amigo— Este es el nombre que uso, Celeste Villanueva, mis siglas y su apellido real, Félix —porque todo lo suyo siempre ha de tener su marca personal. Pasó las páginas hasta que encuentro las copias de los registros de propiedad—, y aquí están los hoteles que están bajó mi propiedad, es el mismo grupo.

Se los paso y él ve lo evidente, los mismos nombres, la misma junta directiva falsa y la única variante es el nombre de Celeste Villanueva, que a veces es mi madre, a veces mi abuela y a últimas fechas se pretendía que fuera yo,

—Fernando, ¿ya estás satisfecho? —pregunta el señor Marcelo.

Me preguntó que es lo que han estado hablando desde que salieron de la sala de interrogatorios, no se les veía exactamente cómodos pero tampoco estaban peleando, no creo que tengan intención de hacerlo, se ven cansados y abatidos pero si lo que le preocupa al señor Marcelo es que no le crean no tiene porque todo lo que yo diga, será respaldo de sus palabras, al final del día tendrán que admitir que siempre dijimos la verdad.

—Aún no estoy seguro de nada, lo tengo que investigar pero por ahora… —Escalante carraspea nuevamente, asiente y cierra mí expediente— voy a mantener mi promesa, la voy a ayudar y a ti también Marcelo, hasta las últimas consecuencias, sean cuáles sean.

Esa promesa me vale por el momento y además sé que aumentará su valor una vez que este completamente seguro de lo que no miento y si no, entonces me tendré que valer de otros medios, los que sean con tal de no enfrentarme sola a lo que me espera.

—Gracias y sé que debe estar harto de este tema pero hay una cosa más conmigo —el trato demente que me ofreció Smith, necesito saber si de verdad es una opción que debo considerar, ya que aunque no me guste no puedo hacer más, Aarón es primordial, no importa lo que tenga que sacrificar con tal de estar con él al final—. El agente Gutiérrez quiere que sea su agente infiltrada, quiere que yo sea quien termine por empujar a Heriberto a una celda.

—¿Por qué le ofrecerían eso?

No es lógico, supongo que jamás se ha hecho algo así. Si no fuera mi pellejo el que está en juego diría que es una buena idea el sentarme en su regazo, recostarme sobre su corazón, poner mis manos alrededor de su cuello, llevarlo directo a una trampa, todo sin que sospeche, sería una ironía de lo más divertida, pero se trata de mi, de mis manos, de mis mentiras y aunque he intentado perfeccionar mi técnica Heriberto me descubre siempre, al igual que a las demás me matará o algo muchísimo peor.

—Quieren que lo haga porque no solo soy familiar, si no que soy la persona que él quiere como su mujer —no me quita ningún peso de encima contárselos—. Es complicado, no me han dicho bien de que se trata pero es la única garantía aparente que tengo para conservar a Aarón.

—Que no te engañen, ellos no tienen jurisdicción sobre el DIF —me responde Escalante algo irritado, no le gusta la idea y lo agradezco, aunque no haga ninguna diferencia.

—Lo sé, no se trata de eso, el agente Smith me pidió matrimonio —eso si parece sorprenderlos mucho—, dijo que así podría luchar por la custodia de Aarón en mejores condiciones, ¿eso es cierto?

—Si, es muy posible pero… no estará considerándolo, ¿o si?

Claro que lo hago, mis sentimientos en un primer momento nublaron mi juicio pero entiendo lo que quieren y porque lo hacen, las garantías que ofrecen, y también estoy yo, quiero que alguien pague por lo que he tenido vivir todo este tiempo, mis manos si bien no piden sangre a gritos estarían satisfechas por completo al saber el mundo libre de su corrupción.

—No hay nadie más que pueda hacerlo, fuera de mi hermano, yo sé que hay que detenerlo, que si quiero vivir libremente tengo que…

—Tienes que terminar con él —termina por mi el señor Marcelo—. Te entiendo, yo he estado a salvó porque cree que estoy muerto y realmente yo no sabía mucho de él pero tú tienes la capacidad de terminar con todo su imperio, puedes devolverme la vida, darle a muchas más personas un poco de esperanza…

—Marcelo no —le interrumpe el licenciado Escalante—, es una pobre chica no le pongas esa carga sobre los hombros.

Pero es que ya la tengo, desde el día que mis padres murieron, es mi deber como hermana, como persona, tengo que hacerlo si quiero dormir en paz y tranquila por el resto de mi vida y es también para expiar mis culpas, todos los crímenes que, obligada o no, cometí.

—No lo hago, solo digo que… —el señor Marcelo se detiene y se acerca a mi para tomar mi mano, ahora todos tienen esa manía de hacerlo— Nadie va a obligarla a nada, ninguno de nosotros lo permitiría pero según lo que dice en tu expediente, según lo que sabes, eres la única que puede destruirlo y después de todo ya has sobrevivido muchos años con él a tu lado, ha creído que eres su presa pero la verdad es que es al revés —lo he engañado pero nunca he estado cerca de vencerlo—. Y una cosa más, sabes, al igual que yo, lo que es vivir sin esperanza, sin esperar nada de la vida, entiendes que no puede confiar en que los demás te den la paz que buscas, no puedes esperar un milagro. Tienes que convertirte en tu propio milagro.

Asiento intentando asimilar lo que haré, pensando en las posibilidades y es cierto, yo soy quien más cerca puede llegar, soy la única víbora a la dejara calentarse en su pecho.

Me despido de los hombres que también han prometido ayudarme, los dos me dicen que decida lo que decida, al final tendré más de lo que pueda pedir y ciertamente todas mis ofertas son tentadoras y devastadoras, si las cosas van a ser así, si los caminos se me van a cerrar irremediablemente lo mejor es que tome al toro por los cuernos de una buena vez. 

Pido que me lleven directamente a la oficina de Gutiérrez y el agente Soto, parece haberme perdonado ya que lo hace sin ni una mala cara. Me abre la puerta y ahí están ellos, expectantes y enojados, supongo que han estado peleando por esto, ya pronto se acabaran las peleas, he tomado mi decisión.

—Angélica, ¿te encuentras mejor? —me pregunta Smith poniéndose de pie para venir conmigo.

Cuando está delante de mi suspiro pesadamente, que sepan que esto me rompiendo el alma, que solo lo hago porque no me queda otra opción y porque amo más Aarón de lo que amo mi propia vida.

—Acepto, me casaré contigo.

Smith, Cristopher, mi prometido asiente aturdido y del bolsillo de su chaqueta saca un anillo pequeño y me ata a él.

Gracias por seguir leyendo  

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