35.- La Galereña
León está mejor y después de año nuevo podrá reincorporarse mientras que Frida aún está mal, le llevará más tiempo pero está viva y tiene la firme intención de volver y terminar con los hombres que casi la matan, hizo esa promesa y espera que Angélica sea quién se los señale.
Su ansia de venganza no me sorprende ni me asusta, es normal y se le pasará, al final volverá a ser solo la agente que quiere justicia en general, como debe de ser.
Ahora mismo me gustaría tenerlos a ambos a mi lado, yo no quiero dirigir este equipo —si así se le puede considerar solo a Soto y a mi—, no quiero tener que lidiar con todos a quienes tenemos que responder, son idiotas oficinistas col corbata que nunca se harán una idea de lo pasa fuera de los palacios de gobierno, como el secretario de la fiscalía, el licenciado Astudillo, que recién ascendió de puesto y se muere por demostrar que se lo merece.
Llevo un buen rato discutiendo con él, no me entiende, más bien parece no querer hacerlo.
—¿No les basto con lo que pasó? —lo cuestionó seriamente— Angélica no puede ser expuesta, casi arruinamos toda su misión por nuestra falta de pericia.
Nosotros les advertimos que era ella, suplicamos que dejarán las cosas como estaban, que debíamos atenernos al plan, pero después del vídeo en los noticieros de volvieron locos y tan fue así que nos mandaron casi a ciegas a la casa en dónde estaba Leonzio Barbieri, éramos muchos pero no teníamos el control del perímetro, la información aproximada de cuántas personas habían ahí y sobre todo poníamos en peligro toda la fachada de Angélica.
—El único que no tiene pericia es usted, siempre que le veo está fuera de control —replica. Es verdad pero solo porque en las pocas ocasiones siempre está dando órdenes estúpidas o desconfiando de nuestra estrategia—. Acepte de una vez que nada de lo que está haciendo su infiltrada está bien, solo basta ver las noticias, o en su defecto, ir al hospital en dónde la mitad de su equipo está convaleciente. Es imperativo que terminemos con esto, saqué a su agente de ahí.
Eso debería alegrarme, sacar a Angélica de los brazos de Heriberto es todo lo que quiero pero no de esta manera, en el momento que ella ponga un pie cerca de este hombre significa que será procesada, enjuiciada y condenada por las muertes de los jóvenes italianos, además de sus antiguos cargos por lavado de dinero y delincuencia organizada.
—Ojalá me hubiera dicho eso antes del operativo en los laboratorios, ¡ah claro! De hacerlo no estaría estrenando puesto —a mi no me engaña—. Mire, es muy tarde para echarnos atrás, a nadie le conviene y no voy a arriesgar la vida de mi esposa, tiene que permitirle terminar su misión.
Es la única manera de garantizar que se cumpla el acuerdo que hicimos, para que Angélica tenga su cambio de identidad, la absolución de sus delitos y la custodia de Aarón tiene que entregar a Heriberto, si a él no por lo menos desintegrar la organización. No puedo permitir que sea en vano todo lo que ha vivido, no los dejaré, no, jamás los dejaré.
—¿Para que siga haciéndose ver por las cámaras de la ciudad? Por supuesto que no —se mueve para quedar delante de mi y me pone las manos sobre los hombros en un gesto que pretende ser conciliador—. Smith, no se deje engañar por ella, abra los ojos, no permita que lo engañe.
Eso ya fue demasiado, no me va a hacer cambiar de opinión ni dejaré esto en sus manos, yo se lo prometí, cumpliré con esa promesa aún sí para ello tenga que echarme a las autoridades mexicanas encima.
—Angélica no es ninguna embustera respétela y respete su trabajo —digo y mi tono amenazador hace que me suelte—. Mire yo sé lo que quiere, necesita un pedazo de carne para dárselo a la multitud que no deja de preguntar por la Galereña y Angélica no puede dárselo pero yo si.
Me dejó armas, por eso era tanta la insistencia de León, sabía que una vez que esto empezará a dar resultados querrían más y más, estamos preparados para cualquier cosa, incluso detener a los quieran ir por ella.
—¿De verdad? —pregunta entusiasmado.
—Si, quiero a doscientos efectivos, si es posible también ayuda del ejército, voy a Tepito a desmantelar todas las narcotienditas.
Es un operativo grande, realmente arriesgado y la pondrá en peligro pero no sólo a ella.
—Esos establecimientos están en el corazón de Tepito, los comerciantes nos van a destrozar si vamos ahí con una fuerza completa —medita furico.
Es así, nadie puede llegar a Tepito de esa manera, no sólo se echaría a los grupos criminales encima si no también a los comerciantes y son peligrosos, no se lo perdonarían jamás.
—Entonces tendrá que esperar para lucir su nuevo puesto con un logro —ya le di una solución, si la acepta o no es su problema pero con Angélica no se vuelve a meter—. Ahora, si me disculpa, tengo trabajo.
Me encamino hacia la puerta, apenas la abro murmura una amenaza.
—Esto puede costarle mucho, Smith —sonrió, casi me siento como Angélica, igual de rebelde y vale madres.
—Dígaselo a mis superiores —lo reto—. Yo no soy León, a mi sus amenazas no me asustan.
La razón porque la que aparentemente hago lo que se me pega la gana es porque no respondo al gobierno mexicano, soy un agente extranjero en una misión de vital importancia, puse todo de mi, mi hermana les entrego su vida y yo mi libertad, me deben y por eso van a respetar el contrato de Angélica, de lo contrario me las van a pagar, muy caro.
Camino apresurado a la sala de juntas, es el único lugar en dónde me dejarán pensar a solas un rato, aún tengo trabajo, quiero ver a Aarón y estar aunque sea un momento con Joanna, necesito su calma y serenidad para no hacer una estupidez.
—¿Cómo te fue? —me pregunta Soto apenas entro.
Él también está tenso, no está acostumbrado a tanto ajetreo, ya se irá acostumbrando, necesito que me ayude, puede no ser el más diestro de nosotros en el campo pero, es él más inteligente, si lo hubiéramos llevado a Cancún quizá las cosas no habrían salido tan mal.
—Mal, si no tuviera doble nacionalidad seguro me deportan.
Por ahora no me voy a preocupar por el secretario, tengo muchas más cosas que hacer, hablar con unos agentes en Italia y encontrar una bóveda.
—No pueden, eres el único puente con Angélica —eso solo porque creen que me ama, pero no es cierto, él único que traerá de regreso a esa chica es Aarón—. Ese hombre esta inquieto por el paquete que han dejado en sus manos, nada más.
En ese caso si era tan incompetente no debieron darle el cargo, si León quisiera podría tomar su lugar pero le encanta ponerse en peligro, no quiere dejar de ser agente de campo.
—Con más razón no se quedará quieto.
—Nosotros tampoco —me gusta que ya se este fajando los pantalones, tiene que demostrar porque lo elegimos para este equipo—. Smith, ¿has pensado en lo que te dije? ¿Tienes alguna idea del porque se dejó ver?
No tengo que pensarlo, lo sé.
—Así manda mensajes, el caso es: ¿a quién se lo mando esta vez?
—¿A todo el país? —cavila Soto— Lo último que supimos es que se encontraba estancada, no la dejaban moverse, ella quería hacer algo para llamar la atención.
Y vaya que lo hizo, por si no fuera poco el espectáculo del túnel también mato a uno de los hermanos más importantes de Reggio Calabria.
—Lo que provoco se convirtiera en una figura, un icono —la población aún acostumbra (y no tendrían porque) a ver a una mujer en esas situaciones— es por puro morbo que la gente quiere saber quién es ella, porqué lo hizo y dónde compro su dichoso traje rojo.
Es una ridiculez pero fue tendencia nacional en redes sociales, cuando ví eso me dio un ataque de risa histérica que termino con algunas lágrimas igual de histéricas.
—Lo del traje es imposible, debe ser único —contesta Soto, muy elocuente—, en cuanto a lo demás… Podemos salir de esto, Smith, solo hay que darle la ciudadanía americana a uno de sus nombres.
No es la primera vez que hablamos de cambiarle el nombre tramitando una ciudadanía falsa para tenerla protegida y entregarla tal y como me lo están pidiendo, pero me apetece en nada la idea de darle al mundo su nombre para que empiecen una cacería.
—No voy a entregarla, no importa el problema en que me meta.
—El caso es que no te puedes meter en problemas —no mientras León no regresé para respaldarme—. Sabes cómo esto, hasta ahora nosotros tenemos controlada la investigación pero, ¿cuánto más será así? Así como van encontrando pistas los buitres reporteros van a terminar por unir los puntos, es mejor que nos adelantemos a los demás.
Solo hay una periodista a la que daría a Angélica, una que nos debe un favor, si ella controlará la exclusiva, sí, tendríamos una oportunidad, calmaríamos a la población y también a los altos mandos, el problema es que no es nuestra decisión, Angélica es la única que puede decidir si aventarse al fuego.
—Lo haremos solo si ella está de acuerdo, manda el mensaje.
Ojalá nos conteste antes de ser demasiado tarde.
—Estará de acuerdo, sabe lo que le conviene —anuncia Soto y empieza esta maldita nueva farsa.
Heriberto sigue organizando mi fiesta de cumpleaños y como sigue aferrado a la idea de que todo sea una sorpresa me mandó de fin de semana a New York, quiere, entre otras cosas, que arregle nuestro hospedaje para fin de año.
Yo tengo eso resuelto y por eso me dedico a pasear por las calles escuchando New York de Frank Sinatra cantada por José José, me pareció adecuado, casi sonrió, aquí no corro ningún peligro y disfruto de ello, de caminar tranquila, me gustaría más si fueran las calles de mi pueblo pero estás no están mal, incluso encontré el regalo para Aarón.
Es una edición ilustrada de: How the Grinch Stole Christmas! Es una copia algo antigua pero hermosa, le gustará mucho, aunque tendré que esperar hasta día de reyes para hacérsela llegar, le gustará mucho, eso sí no ha cambiado en los últimos meses.
A veces me da pavor no reconocer a mi hermano cuando vuelva, temo que él ya no me necesite y aunque eso no es malo yo quiero que lo haga, es mi razón para vivir y no puedo concebir la idea de estar lejos de él, aún no. Lo necesito, siempre lo voy a necesitar porque es lo único que tengo, ahora y siempre.
Una punzada me atraviesa la cabeza, a veces me dan estos dolores por estar pensando en mis problemas todo el día, igual no importa, mi paseo ya terminó, llegué al único punto de Central Park que me interesaba conocer.
Admiró la estatua inspirada en Alicia en el país de las maravillas, trato de encontrarle algo distinto, especial pero no hay nada, solo me llamo la atención porque alguien en la librería la menciono y me recordó a Alan. Todos los días encuentro cosas que me hacen pensar en él, puedo escapar de ellas en el día pero no en la noche, no en mi sueños y el siempre está ahí, en el borde de la madriguera, estirando la mano, nunca puede alcanzarme.
Cierro los ojos con fuerza intentando no llorar, no quiero llorar por él, ni quiero extrañarlo, ni quererlo, no puedo, no cuándo le he pedido que me deje en paz, lo quiero vivo, feliz y para eso tiene que estar lejos.
—Hace un chingamadral de frio aquí —exclama el Mocho acercándose por detrás de mi, ya se habla tardado.
En realidad nunca me dejaron sola, me iban siguiendo discretamente y como se me da tan bien actuar fingí que nunca los vi por las esquinas.
—Toma —le ofrezco mi termo.
—¿Qué es? —parece que no le importa mucho porque se lo empina antes de que pueda responder.
—Café con piquete. —digo. En esta ciudad se complican mucho para pedir un simple café y ni está tan bueno como el mío— ¿Qué paso con la reunión en los Ángeles? ¿sabes con quién es?
He estado esperando información de ese envío desde hace mucho, ahora que ya hablan de eso con mayor libertad solo sé que se llevará a cabo a principios de abril, con Anastasio Calderón Galindo y una persona más, eso fue todo lo que pude conseguir y no me tranquiliza, hay algo raro con esa reunión.
—No, aún no pero estarás ahí, eso ya está resuelto. —solo porque Heriberto quiere que tenga todos sus números en orden y así será, para ese entonces ya lo tendré en la banca rota— ¿Qué tanto le miras a esa estatua?
No me lo imagino viendo la película pero reconoce quienes son, Alicia sentada sobre un hongo con su gatito, el sombrero loco, la liebre y chessie en su árbol.
—Me gusta, me recuerda a alguien que conocí.
Alan, siempre será Alan. Creo que cuando pasen los años y vea al pasado su manera de verme siempre estará conmigo como un bálsamo, como una luz en el oscuro camino que aún tengo que recorrer.
—Seguro a Ramón no.
¡Auch! Sentí eso hasta lo más profundo del alma, que mala entraña tengo, que estúpida e insensible me veo para él.
—No, a él no —no voy a mentir y tampoco diré toda la verdad, porque aunque ahora sea una parte importante de mi plan, sigue sin tener derecho a lo que hay dentro de mi corazón—. A él lo mantengo vivo aquí —me llevo una mano al corazón— y aquí —señalo mi sien—. Ramón está en mi tierra consentida, en mi música, en lo que soy, no lo extraño porque lo llevo conmigo, porque tú estás conmigo.
Por la cara que pone quisiera arrepentirme de decirlo, porque sé que lo hiere, pero es la verdad, yo respiro y vivo a Ramón allá a donde vaya, es tan mío como lo es Aarón, como una parte de Cristopher, como lo es él, sí, yo sé lo que siente, lamento que llegara a quererme así porque no se merece a una persona como yo y jamás lo voy a querer como hombre. No puedo prender esa velita.
—Vamos a la casa, por favor —suplica escondiéndome la cara y casi aventando el termo.
—Cómo quieras —respondo indiferente, es por su bien.
Caminamos a unos pasos de distancia, el por delante de mi, casi trota y por lo mismo cuando escucha el tono del teléfono se sobresalta y casi cae. Me apresuró para llegar a su lado y sostenerle, está bien, saca el teléfono de botoncitos.
—Es tu teléfono —me lo pasa—. Tu marido ya quiere que te reportes.
No me gusta el tono en que lo dice, sus sentimientos no pueden ser tan grandes, no puedo perderlo por eso, ni por mis tonterías al intentar que se desencante de mi.
—Debe ser algo importante o no lo hubiera hecho —el mensaje solo dice S.O.S, dudo que necesite mi ayuda o algo, solo es una buena manera de asegurarse que me comunique rápido. Marco su número pero no me alejo, yo confío en el Mocho, incondicionalmente—. Covarrubias.
—Pensé que ahora responderías con la clave Galereña —es Cristopher.
Suspiro de alivio al saber que si está vivo y que se escucha bien, debería mostrarle eso pero no ahora, en el momento que estemos realmente solos, escucho los murmullos de Soto, debe estar revoloteando por ahí.
—Muy chistoso, ¿quieres otra bala en el corazón, honey? —digo, nuestras bromas son la mejor manera de hacerle saber que estoy bien y feliz por escucharlo— ¿Cómo están León y Frida? Dime por favor que están vivos, ¿y Aarón? ¿cómo está, sabe algo?
El bombardeó mediático fue muy grande y ya sé que Aarón no lee el periódico o ve las noticias pero la gente que trabaja en el orfanato si, temo que por ahí se enterará. Mi hermano sabe quién soy, me vio matar también, no asusta con ello pero si puede llegar a preocuparse y no quiero que viva en constante estrés.
—No, por supuesto que no, está tranquilo, aprende a esperar —que bueno porque yo ahora no puedo comunicarme, no tengo nada bueno que decir y solo me pondría mal—. En cuanto a León y Frida están bien, uno mejor que el otro pero van a salir adelante, no te preocupes.
—It’s ok, I try —respondo y el ríe al otro lado de la línea—. Ahora dime, ¿a qué le debo el placer de escuchar tu dulce voz?
—Para saber el porqué, my sweet heart —para seguirme el juego debe estar de muy buen humor.
—Debes ser más específico, preguntar: ¿por qué me disparaste? ¿Por qué mataste a Leonzio Barbieri? ¿Por qué te pones en ese riesgo?
No sé porque espero que me regañe, bueno, yo también quiero pelear con él y reclamarle por decirle tanta tontería —que en solo en las cuestiones íntimas era cierta— a Heriberto.
—Todo eso ya lo sé, mis investigadores son buenos, pero lamentablemente es imposible saber lo que pasa dentro de esa cabecita tuya —ni yo misma tengo idea, así que está difícil—. Lo único que me interesa saber es: ¿por qué te dejaste ver por la cámara?
No le voy a admitir que en un principio fue un impulso, solo sabía que tenía que hacerlo; ahora que las cosas ya pasaron también encuentro justificaciones de peso para esa acción.
—Para llamar la atención de Heriberto, quería alimentar la farsa del traidor.
Que realmente no sé si algún día de resultado, Heriberto parece totalmente inmune a cualquier cosa o prueba que vea acerca de ello.
—¿Y que tal funcionó?
—Más o menos bien, viste mi cara, supones como estuvieron las cosas, lo provoque al punto de conseguir lo que quería… —bueno que me tratara como saco de boxeo no estaba en mis planes pero intuía que iba a pasar— Conseguí un objetivo, mate a ese hombre demostré que no soy una tonta y hago méritos para que mi voz siempre sea escuchada.
Me gane un pase a la reunión de los Ángeles, el negocio con Rebeca, la posibilidad de saber un poco más acerca de los Barbieri y llevo el control total de las finanzas, es claro que voy por el buen camino.
—¿Nada más? —pregunta incrédulo.
—¿Debería asustarme lo bien que me conoces? —o que me conocen, por sí solo no se le ocurrió— Cristopher quiero matar a Celeste, a Angélica Félix, a la Galereña, no deseo ser ninguna persona que tenga que ver con él.
Aún no sé que nombre quiero, ni que apellido pero sé que lo deseo, anhelo decirlo y que nadie vea por detrás que está manchado.
—Puedo ayudarte, empezando porque eres Angélica Smith —no me gusta como suena pero está bien.
—¿Terminando con? —ya quiero que lleguemos al punto de esta llamada.
—Te voy a entregar —era de esperarse, cometí un error con ese impulso y tengo que asumirlo—. Mañana daré una conferencia de prensa en dónde te culpare por todo, no habrá fotografía o preguntas, solo será tu nombre y tus afiliaciones.
Siento raro al saber que mi nombre será expuesto como él de mis padres, todavía recuerdo ver sus rostros y el de Heriberto en los noticieros.
«—Vamos a la mitad de esta misión y no podemos permitirnos ningún error, por eso te pregunto: ¿Estás de acuerdo? Recuerda que no haré nada que no quieras hacer.
No sé porque su tono de voz reproduce un flashback sexual en mi mente de nosotros dos en su cama, siento el calor subiéndome por la cara, está bien por el frío que hace así pero debe dejar de pensar en lo que pasó entre nosotros, no se repetirá y estamos tratando temas serios, debo comportarme a la altura de la situación.
Hay muchas razones para no hacerlo y solo una para aceptar y por supuesto solo necesito esa para aventarme una vez más al vacío.
—Está bien, entrégame —el Mocho niega molesto—, pero una cosa debe quedar clara, no tengo familia, solo a Heriberto, si es necesario nombra a mis padres pero a nadie más, ¿trato?
Además mi hermano no existe, está escondido y sabe que ese también dejara de ser nombre, no hay posibilidad de que las cosas empeoren, ¿o si?
—Hecho, y por cierto, feliz cumpleaños Angélica.
—Gracias, Cristopher, por todo.
Una rueda de prensa pequeña, solo medio selectos y confiables, de entre todos los reporteros que hay aquí solo una se llevará la información, Melissa Gutiérrez está lista.
Me pongo de pie para empezar con el comunicado, lo hago yo porque quiero seguir provocando a Heriberto y también para que él secretario sepa que yo estoy al frente, importa lo que quiera u ordené.
—A finales del mes de noviembre del presente año se registró un enfrentamiento armado con ubicación en Guanajuato, túnel la Galereña, dejando como resultado cinco decesos mortales de ciudadanos de la región de San Luca, en Reggio Calabria, Italia —nada nuevo, los periodistas empiezan a creer que están perdiendo el tiempo—. Siguiendo la línea de investigación se ha descubierto que ese incidente está directamente relacionado al tiroteo y la muerte de Leonzio Barbieri, en Isla mujeres —eso si capta la atención de la multitud—. Tanto la fiscalía general de la República, como la policía federal, división antidrogas, en coordinación con la DEA han concluido que: los principales responsables son los líderes del cartel del Comando de Sinaloa, Heriberto Félix y Angélica Félix, la Galereña, autora material del tiroteo en el túnel —no esperaban ese nombre, intuyen el parentesco pero la información exacta se las darán en unas horas—. Sus paraderos son actualmente desconocidos, en unos minutos podrán encontrar sus señas particulares en el comunicado escrito que se les hará llegar pronto, en el, también se encontrarán los datos de contacto por si llegasen a identificarlos, se le exhorta a la población a dar cualquier información sobre estás personas, gracias.
Me quedo a unos cuantos flashes de las cámaras, asiento al secretario que data otro comunicado distinto y yo salgo de la habitación, detrás de mi viene Soto y unos segundos la otra persona metida en este plan.
—Eso fue perfecto —me dice Soto, está emocionado porque su plan al fin se llevó a cabo.
—No tanto, manda el boletín y asegúrate que no nos exista ni una copia de nuestra acta de matrimonio —solo por si acaso también desaparecimos su acta de nacimiento y la de Aarón— y por supuesto, en mi expediente ella es Angélica Smith, para todos de ahora en adelante.
Soto asistente, ya está en proceso la ciudadanía de Angélica y en unos días será oficial, nadie podrá vincular a mi esposa con la Galereña.
—Agente Smith —es nuestra reportera estrella.
—Señorita Gutiérrez, ¿se encuentra lista?
Me sonríe y ahora se parece más a su contraparte malvada, Kate Bustamante.
—Siempre.
Vamos a darle algo a este país de lo que hablar.
Gracias por seguir leyendo.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top