26.- Confidente
Me debato entré arrojarles alguna de mis carpetas o bien una cubeta de agua. Odio estás peleas, no he estado en muchas y ya no las soporto, no imagino como fue en el pasado, como se las arreglaban para no matarse, o como se arreglaban los demás para no estrangularlos.
-Solo te estoy pidiendo un pequeño favor, por Marian -repite Jonathan.
Se han estado gritando lo mismo por una hora, a este punto alguno de los dos ya debería entender que el otro no va a ceder.
-No, Jonathan, ese no es un pequeño favor, me pides tener un hijo, ¿Cómo se te ocurre que voy a entregarle un niño que nazca de mi? -conoce el proceso de la fertilización in vitro, no es tonta solo tiene miedo de querer al niño que llevaría en el vientre, en efecto, nunca se los entregaría- Y está Adam está harto de esto y con justa razón, le pedimos al hombre más de lo justo. Ustedes jamás piensan en él, ¿cómo diablos pretendes que vaya por el mundo embarazada de ti? Si de por si nos traen en salsa. No, lo siento, no lo haré.
A ciencia cierta la gente no sabe las circunstancias de lo que pasó entre Jonathan y Kate, ellos solo ven la química y el amor que existió en el pasado, no hay más que eso pero Kate tiene una fama a partes buenas y malas. Todos elogian su trabajo, los casos que ha ganado, la gente a la que ayudo, y también están las cosas raras, su boda tan repentina, la separación con Adam, todo eso ha alimentado una fogata de chismes, muchos de ellos por completo falsos y unos que se acercan de una manera terrible a la verdad.
En lo que a mí respecta siempre he tratado de apagar la fogata, no ha dado frutos pero sé que un día esto terminará, porque si han sido lo suficientemente observadores para notar las ruinas de la relación entré Kate y Jonathan, tarde o temprano terminaran por ver el gran amor que Kate siente por Adam. Ese amor si es bueno, la hace mejor persona, menos cruel y dura. Jonathan en cambio siempre la puso en una encrucijada, con ellos todo siempre fue una desastrosa competencia y ni siquiera ellos entienden porque peleaban.
-Kate, piensa en esto como una oportunidad de enmendar los errores del pasado, quizá así cerremos todas las heridas... -no lo deja terminar, se acerca para darle un puñetazo en el hombro.
-¿Es que con la edad te has vuelto más imbécil? Estás hablando como si tú no hubieras cometido un error, ¿Por qué yo tengo que enmendar sola las cosas si el acostarnos fue mutuo? -bajo la mirada, esperaba que no llegaran a eso, es lamentable, me incómoda y Kate tiene razón, la traición la cometieron ambos, que el fuera perdonado más rápido no significa que haya expiado sus culpas-. Para ustedes es bien fácil echarme la culpa de la mayoría de sus desgracias, mis errores los marcan bien puntuales, pero, ¿qué pasa con los tuyos? ¿Qué pasa con los de ella? Marian casi me mata de dolor solo porque decidido que si era miserable yo también tenía que serlo. Sabes que lo que me hizo no fue porque tenía la mente nublada, hablo con la única intensión de hacerme daño, y aún así me mantuve callada, por años he intentado redimirme y ya me cansé. Perdóname si ya no quiero mantener está farsa, perdóname si no saco lo último que me queda de las entrañas para que sea feliz. -para mi sorpresa Jonathan le toma la mano, intenta consolarla y yo solo puedo imaginar que el suelo se abre y me traga- No voy a darle la que quizá es mi única oportunidad de ser madre solo para que Marian sea feliz. Adam y yo queremos una familia que no sacrificaré por un error del pasado.
A Kate nunca le hizo ilusión ser madre, si quiere tener un hijo es más por Adam. El único hogar que conoció fueron las habitaciones de hotel en dónde sus padres trabajaban. Fue hasta que tuvo la madurez suficiente que le permitieron establecerse aquí en la ciudad, solo, hasta que conoció a Kate, la amo casi desde el primer momento, nunca la abandonó, la ayudo con su adicción a la nicotina, con sus demonios, le saco a Jonathan del alma y la perdono por caer la tentación. Nunca me ha parecido justo la poca consideración que parecen tenerle, Kate tiene razón, deben pensar en él, después de todo piden la ayuda de su esposa, Adam tiene todo el derecho a pensar en su felicidad, en la salud y bienestar de su mujer.
-No lo habíamos pensado así -murmura Jonathan, por lo menos suena arrepentido.
-No, nunca lo hacen -Kate le suelta la mano.
Ambos se quedan suspendidos en una mirada, la conozco, sé lo que van a decir a continuación y no lo voy a permitir. Vinieron aquí precisamente para evitar que sus emociones los rebasaran, por el bien de todos es mejor que termine aquí.
-Bueno, creo que los dos han dejado bien claro su punto -digo, me pongo de pie y los dos voltean a verme como si fuera un hongo que salió de la nada-. Jonathan lo mejor será que te vayas, encontraremos una solución.
Él asiente, se cuelga su saco al hombro, se acerca para darme un beso de despedida, Kate por supuesto no permite que olvide que sigue aquí.
-Lo que quiera que decidan que sea pronto, te recuerdo que tienes una hija que puede verse afectada por esta situación.
-Eso significa que si Melissa te pide que la ayudes, ¿lo harás?
Ese es un terreno peligroso, en el que ella no se metió sola. Jonathan hace unos años le pidió ayuda profesional a Kate, ella logró un acuerdo entre las dos partes, uno que la obliga a ciertas cosas.
-Hice una promesa, si Vivianne no esta bien contigo entonces yo la llevaré junto a su madre.
Dio su palabra, además Melissa ya no es la misma joven que entrego a su hija, maduro en todos los aspectos posibles y ahora goza de una posición privilegiada, la niña sí, estaría muy bien con ella pero quitársela a Jonathan es algo muy cruel y que no puede decidir así como así, por si fuera poco Vivianne ya tiene la edad suficiente para decidir por si misma, no irá con Melissa a la primera de cambios.
-Eres... -aprieta la mandíbula para no decir algo de lo que se puede arrepentir.
-Dilo, un mounstro, eso soy. -Kate es muy dura consigo misma- ¿Ves que no miento cuando digo que ustedes si están bien pendientes de mis fallas pero no de las suyas?
Jonathan solo asiente y sale de mi oficina, tiene la prudencia de no azotarme la puerta. Kate se deja caer en el sillón, está cansada, harta y ni siquiera es medio día. Voy a sentarme a su lado, ve hacia la ventana, la luz del sol le baña el rostro haciendo que sus ojos se vean impresionantes.
-Entiendo que no quieras hacerlo, yo también sé que es un absurdo -quiero que sepa que también estoy de su lado.
-Si, yo no quiero hacerle daño a Marian pero no le haré eso a Adam, por nadie.
Así debe de ser, cuando se casó con Adam juro darle su lugar, desde ese día jamás le ha faltado al respeto, si está en sus manos evitarle sufrimiento se lo evitara.
-Esta bien, es bueno escucharte decir eso pero... ¿por qué siempre que tú y Jonathan tratan temas profundos o sentimentales terminan peleando? -pregunto seriamente, ya es justo que lo sepa.
Kate encuentra consuelo en muy pocas cosas, una de ellas es el medallón que ahora sostiene entré sus dedos, se lo heredó su tía Pilar, a su familia no le gusta que lo usé, así que solo saca cuando está conmigo o Adam, somos los únicos que no sienten la presencia de un ser sobrenatural al verlo.
-Suena masoquista pero es lo mejor para ambos, de lo contrario siempre estaríamos añorando el pasado, llorando -apuesto a qué de vez en cuando si lo hacen, nunca se han dejado de querer como para olvidar-, ¿y sabes? Siempre buscó la vulnerabilidad en él que solo me muestra a mi, y viceversa, aún recuerdo los días en que solo mirándolo a los ojos podía desarmarlo, hubiera hecho cualquier cosa que le pidiera.
-Kate, puedes hacer eso con cualquiera.
Por eso estamos aquí, en esta oficina y yo tengo este puesto. Kate se hizo de muchos amigos y muchos contactos para poder reabrir la fundación, para que el orfanato tuviera los fondos suficientes, siempre, al lugar que fuera sacaba las donaciones, no se las podían negar a una muchacha tan inteligente, entregada y bella, hasta el día de hoy veo como sigue desarmando a la gente, como la coloca en dónde es debido, si eso lo usará para beneficio propio ya estaría en algún puesto importante en la comisión de derechos humanos o en el mismo gobierno, quizá a la cabeza del despacho Escalante, sus capacidades son infinitas.
-Creo que es mi arte, algunos pintan, otros escriben, cantan y cosas así pero mi talento es... Conseguir lo que quiero solo con mi poder de convencimiento, en su mayoría los hombres son los que más rápido caen.
-Adam no.
Su risa es tan bella que al escucharla me pone de buen humor. Así me di cuenta de que lo amaba, cada que escuchaba su nombre sonreía, llenaba su rostro de luz y la convertía en una persona dulce, solo él tiene la capacidad de hacerla arder en felicidad de esa manera.
-Por eso sé que me case con el hombre indicado, lo respeto por amarme como lo hace y al mismo tiempo no dejar dominarse por mi -su carácter se presta para ser paciente y calmado, no es influenciable porque todo se lo piensa con muchísimo detenimiento-. Ese era el problema con Jonathan, siempre hubo solo dos posibilidades, o se rendía o me rendía, uno siempre tenía que ceder. En cambio Adam respeta mis decisiones, yo las suyas, elegimos ser el soporte del otro en lugar del verdugo o juez, aún así corrige cuando estoy mal, y me perdonó cuando le destroce el corazón, me siguió amando sin reproches y restricciones.
Derrama una lágrima, no pierde la sonrisa, todavía siente mucho dolor al recordar el tiempo que estuvo sin él, los días y noches interminables, el desasosiego que la llevo a ciegas al otro lado del mundo solo para encontrarlo y el profundo alivio en su rostro cuando lo trajo de vuelta a casa. Él le devolvió la vida al cuerpo, eso es algo que siempre le voy a agradecer.
Me concentro tanto mirándola que cuando mi teléfono me vibra en el bolsillo del pantalón me sobresalto, Kate de ríe a carcajadas mientras saco mi teléfono.
A.Cristopher Smith.
Hola, ¿crees que pueda visitar a Aarón está tarde?
Ya se había tardado en mandar un mensaje, el niño pregunta mucho por él, por su hermana, generalmente puedo distraerlo hablando de sus clases, me es fácil cambiar el tema pero no me gusta, el niño parece volverse más hosco cada que le digo que no sé nada.
Aarón es igual de perspicaz que Angélica, no me había dado cuenta hasta que lo trajeron aquí, se fija en todo, casi se me escapa, de no ser porque metió el pie en dónde no debía en este momento ya lo habría perdido todo por mi ineptitud.
Sin duda nos queda mucho camino que recorrer con él, aún llora todas las noches por su hermana, y aunque pone atención a sus clases hay momentos en los que su mirada se desvía por largos minutos al horizonte, espera que vuelva. Adam dice que pronto pasará, asegura que Aarón tiene disposición para hablar, esperamos que nos deje ayudarlo, es la única manera en la que se puede corresponder el sacrificio de su hermana.
-¿Quién es? -pregunta Kate pegándose a mi para ver la pantalla.
-El agente Smith, quiere ver a Aarón. -le muestro el mensaje- ¿Sabes si tienen noticias de Angélica?
-No nos lo dicen todo -no me lo dice a mi para que no me ponga nerviosa que es diferente, no debería hacerme esto-. Ojalá pudiera quedarme a averiguarlo, de no ser por el trabajo y la comida de esta tarde me estaría aquí todo el día.
Esa es una mentira piadosa para que no me sienta mal, no tiene nada que hacer aquí, yo en cambio debería estar coordinando las campañas de alfabetización, por suerte en la mañana, y antes de todo el drama que viví en mi oficina, me visito Marisela Escalante para decirme que se encargará por completo de la remodelación, mañana llega todo su equipo y los materiales, me va a costar trabajo mantener alejados a los niños de la construcción, espero pueda ayudarme a acordonar la zona.
-¿Y dejar a tus nuevas amigas sin el placer de tu compañía? Ni lo pienses.
En este momento Kate necesita todas las distracciones posibles, nada mejor que salir una tarde con gente nueva que no le recuerde para nada los problemas que tiene.
-Son nuestras nuevas amigas -yo apenas he cruzado palabra con ellas, no creo que podamos hablar de amistad-. Estarán muy decepcionadas al no verte, ven conmigo, te haría bien divertirte un rato -me levanto de su lado para ir a mi escritorio, necesito que vea todas las carpetas con pendientes que tengo.
-Otro día, te lo prometo.
-Esta bien. -se encoge de hombros, luego se pone de pie para venir a darme un beso y buscar algo en mi escritorio- ¿Las carpetas de las campañas de alfabetización? Se las entrego de una vez a Vanessa.
La profesora Rocha es una de las maestras que nos estará ayudando, junto con su marido, Antonio Márquez, me complace mucho que les interesara tanto a dos personas tan preparadas.
-Ya fueron entregadas. Marisela Escalante se las llevo por la mañana, también quería ahorrarles la molestia. -la cara de mi amiga se desfigura de puro horror, pocas veces la he visto así- ¿Hice mal?
En realidad ya lo había pensado, Kate no es la única fuente de chismes en este lugar, el día de la fiesta corrieron uno rumores lamentables acerca de Alberto Quintana y Vanessa Rocha, como siempre trate de ignorarlos y ahora veo que hice mal, todo debe ser cierto.
-Si así fuera tú no tienes la culpa, ya te platicaré -ahora me voy a quedar con el pendiente, lo último que quiero es causar problemas-. Joanna, gracias por no dejarme tener esa plática a solas con Jonathan.
-Nunca has estado sola, Kate, no lo estarás mientras tenga vida.
Me sonríe por última vez y sale de mi oficina, y yo me quedo pensando en la solución a sus problemas, no en la única, pero si la más rápida y segura.
Antes no repare en el parecido físico de Aarón con Heriberto y Angélica, los tres poseen el mismo tono de piel, los ojos, no lo había notado porque por lo general el niño siempre tenía un gesto agradable, por lo menos sereno, al enojarse es igual a él, me preguntó si Angélica también lo nota.
-¿Cuándo volverá? -pregunta Aarón una vez más.
Desde que llegué no ha hecho otra cosa más que preguntar y preguntar lo mismo, ya le aseguré que está bien, que me llamo, que está a salvó, no es que si bienestar no le preocupe, lo que él quiere es que esto termine.
Sus días aquí no han sido buenos, lo sé, no porque lo traten mal, es solo que no está acostumbrado a tanta gente, a tantos niños como él, además tiene que guardar sus propios secretos, si para uno como adulto es difícil congeniar con otros, no me imagino lo que es para él estar en un orfanato; los demás niños aquí no tienen a nadie pero él si, Angélica está viva, me tiene a mi, es normal su ira, no lo culpo y aún así tampoco sé que hacer con él, no me quiere ni ver a los ojos.
En el tiempo que vivimos juntos siempre nos llevamos bien, también lo trate como un hermano, jugábamos, reíamos juntos mientras Angélica hacia sus pasteles, fuimos muy felices esos meses y ahora por más que quiera no puedo ofrecerle nada.
-No te puedo dar una fecha, Aarón.
-Entonces déjame hablar con ella.
Esa es una petición más razonable pero tampoco está en mis manos, ni siquiera su hermana puede controlar el tiempo que tiene para comunicarse, no la dejan ni a sol ni sombra.
-Encontraré la manera -niega, no quiere excusas quiere acción, tampoco puede tenerla-, ¿cómo está tu tobillo?
Ya le han quitado la tobillera, llegó hasta la oficina de Joanna solo y según los estudios y radiografías no fue nada grave, eso es bueno porque no le mentí del todo a su hermana, espero que cuando hablen no le diga lo que pasó.
-¡Quiero a Angélica, no me la escondas! -es terco como solo su familia.
-Aarón, podemos escucharte, no hay necesidad de levantar la voz -le regaña Joanna, había estado muy callada-. Cristopher no tiene porque mentirte, Angélica tiene mucho trabajo, sabes que tu primo siempre está de un lado a otro.
Hace una mueca rara en el rostro, imagino que nunca espero hablar así de un capo de la droga, es normal que no esté cómoda, lamento tener que someterla a esto, pero tiene órdenes de no moverse de nuestro lado, es por el bien de Aarón, siempre logra tranquilizarlo.
-¿En dónde está?
Me debato un momento, Aarón podría hablar de esto con alguien más, pienso en todos los involucrados como gente de confianza, espero no equivocarme y también voy a rezar porque mantenga su promesa de guardar silencio acerca de quién es en realidad y lo que hace aquí.
-Mazatlán, seguramente está viendo la playa en este momento.
-A Heriberto no le gusta la playa, está sola, puedes ir por ella.
Me sorprendo al escuchar eso, parece que también lo conoce muy bien. Lo que me ha dicho puede resultar importante más adelante, en este momento ese pequeño trozo de información es obsoleto que, al igual que yo, no sirve q para nada.
-No puedo, Aarón me dijo que te quiere mucho, te mando un beso y un abrazo -me acerco para dárselos, los recibe de mala gana, intenta apartarse de mi, todavía no, así lo hubiera hecho Angélica-. Algún día la traeré de vuelta hasta ti, te lo prometo, no importa lo que pase.
Su cuerpecito se relaja un poco, eso me consuela, me hace creer que soy capaz de cuidar de él.
Una chicharra suena sacándonos un buen susto, la única que está en calma es Joanna, se pone de pie para venir con nosotros.
-Es hora de tus clases, Aarón.
El niño asiente, me da un último abrazo y después de una sonrisa de Joanna sale de la oficina, es claro que ya no tengo nada que hacer aquí ni en otros lados.
-Gracias por estar mantenerlo con la mente ocupada.
-Nada de eso, Angélica quería que estudiara -como una vez lo dijo, conocimiento es lo único que siempre llevará consigo, hará una buena carrera si se aplica-. Agente Smith, ¿puedo pedirle un favor?
-Lo que sea.
Se sienta de nuevo en su escritorio y me hace una seña para que la acompañe.
-No le haga promesas que no va a cumplir -trago saliva, no esperaba eso.
-Todo lo que le he prometido es cierto, no se le puede mentir a un niño como él.
Aarón es inteligente, sino lo tenemos al pendiente de Angélica encontrará la manera de llegar hasta ella, estoy seguro de que él es capaz de eso y más, después de todo su hermana siempre tuvo un camino listo en caso de que no pudiera salvarse.
-No, quién lo haga se arrepentirá -dice con un tono muy sombrío.
-¿Se encuentra bien? La noto preocupada.
No me gusta verla así, me duele.
-Tengo algunos problemas personales.
-¿Es acerca del doctor Medina?
Lo mantenemos vigilado y por lo que parece ha detenido su búsqueda, aunque eso no significa que la abandone, lo cuál me preocupa, no quiero que nadie le haga daño, eso haría enfadar tanto a Joanna como Angélica y no podemos perder a ninguna de las dos.
-No, Alan sí, está involucrado pero no es nada acerca de nuestros asuntos, no se preocupe por ello.
-No puedo evitarlo -siento que el color sube a mi rostro, aunque quisiera ya no puedo arrepentirme de dar este paso, quiero conocerla, ayudarla, no importa a quién moleste con esto-. Joanna... Espero no me lo tomes a mal, yo he llegado a considerarte una amiga, si necesitas hablar con alguien, estoy para ti, incondicionalmente.
Fue una promesa, dije que cuidaría de este lugar, Joanna es su corazón, está más que claro que debo protegerla de todo y de todos.
-Lo sé, siento lo mismo -no me ve a los ojos al decirlo, lo entiendo, no es fácil dar el primer paso-. Te contaré con la condición de que también me dirás lo que a ti te preocupa.
Es justo, además ya conoce la mayoría de mis preocupaciones, siempre llevan al mismo lugar.
-Por supuesto, seremos el confidente del otro, adelante -suspira, se le queda mirando a una fotografía en su escritorio, sale con sus amigas.
-Estoy preocupada por Marian, perdió un bebé. No es la primera vez que pasa, según los estudios no puede concebir, pensando en otras opciones le hablaron del embarazo subrogado y en la primera persona que pensó para ayudarla es Kate -con lo poco que conozco a ambas puedo asegurar que eso nunca pasará-. Hoy hablamos de ello, Kate no lo hará, por ella, por el bien de su esposo, Adam no se lo prohíbe pero no lo va a tomar a bien, y Marian no puede asimilar todo, todo esto le trae malos recuerdos; teniendo en cuenta todo eso pensé en una solución... Decidí ofrecerme como madre sustituta.
No esperaba nada de eso, realmente no sé qué decir, solo puedo hacer que siga hablando, que saqué de su pecho todo lo que le preocupa.
-Es una decisión muy importante, imagino que tienes dudas, miedo a lo pasará o al que dirán.
-No, si se da yo me organizaré, lo que digan tampoco me importa, se trata de Marian, temo que no acepté -tampoco es que pueda ser muy exigente con un favor de esa talla-. Escogió a Kate porque conocen todo de ella, su historial médico, mental, es familia, ¿y yo quién soy? Salí de la nada, mi padre me reconoció pero nunca se ocupó de mi, no sé casi nada de él y mi madre es una alcohólica, es probable que no me considere digna de llevar a su hijo en el vientre.
-No lo hará, Joanna, Marian te conoce, además todo puede saberse con una investigación y exámenes médicos -mejor que nadie debería saberlo-. Eres una gran persona, eres hermosa, por lo que se ve estás sana. No te menosprecies por el lugar de donde vienes ni por quienes son tus padres, hacer eso es como pensar mal de tus niños.
-No es lo mismo -replica ofendida.
-Sí, lo es -es el miedo lo que no la deja ver la realidad que ya conoce-. Saber nuestro orígen no cambia nada, no somos culpables de nada de lo que pasó antes de nuestro nacimiento, menos eres culpable por querer ayudar a tu amiga. Estoy seguro de que te agradecerá por ofrecerle la oportunidad de su vida. Joanna si estás dispuesta a correr todos los riegos díselo, nadie pierde por considerar la opción.
-¿Y si uno de los riegos es perder mi trabajo? ¿Qué pasará con Angélica y Aarón si me despiden?
Por un momento me pone en una situación difícil y luego veo de nuevo la fotografía, ahí hay otra persona dispuesta a darlo todo para protegerla, nos ayudará de ser necesario y sino, bueno, veremos cuánto poder pueden ejercer los demás involucrados.
-No perderás nada, de eso nos encargamos nosotros -le señaló la foto, no necesita entender más-. No te diré que hacer, no soy quién, si lo haces cuentas con todo mi apoyo.
-Creo que serás un buen amigo -dice, sonríe tímida.
La idea de ser su amigo no es mala, por el contrario es lo mejor que me ha pasado a últimas fechas, pero no quiero que sea así siempre, no lo soportaría.
Gracias por seguir leyendo.
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