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Tal como habían acordado Iván esperaba a Alfred en la entrada del parque.
Una sonrisa se asoma por sobre su bufanda, se siente tan feliz.
A lo lejos Alfred trata de tomar valor respirando erraticamente mientras la gente lo mira raro.
—Vamos, héroe, sólo será una función y te vas, una función y te vas. Yo puedo.
Con paso lento y pesado avanza hacia el ruso.
—¡Alfred!—Lo llama Iván desde su lugar agitando la mano.
Alfred suspira al notar que no puede arrepentirse.
Se saludan cariñosamente, entran al planetario sin más, se sientan juntos es la antepenúltima fila.
—Hubiésemos venido otro día, está casi vacío...—Expresa con molestia e incluso temor el americano.
—La función será la misma, igual de buena— Iván está contento de que casi nadie quisiera venir al planetario aquel miércoles.
Iván había hablado sobre ese día con Yao, conmovido, el Chino lo invitó a confesar sus sentimientos esa tarde.
Rusia estaba listo, compro una hamburguesa del McDonald's y de su floreria había traído un par de crisantemos para confesarse.
La función comenzó con una explicación de lo que es una galaxia.
Iván movía su mano para porfin atrapar la de Alfred. El rubio se sorprendió, no quitó su mano pero tampoco miro a Iván. Sus perturbados ojos miraban insistentes hacia el frente, su corazón latía como si en lugar de una función sobre las estrellas se encontrará viendo un filme de terror.
Iván, contento de que el americano no se separara sujetó con más fuerza su mano.
Alfred quería tener esos poderes de Deadpool para poder cortarse la mano y salir corriendo.
¿qué se supone que debe de hacer en estas circunstancias?
La función aparentó ser más larga que Titanic. No duró demasiado para Iván.
—Ya acabó, vámonos—Suplicaba el estadounidense.
—jNo, esperemos un poco más.
Cuando todos los presentes habían abandonado el planetario Iván sacó la hamburguesa junto a los crisantemos.
-Alfred...Sé que no hablamos mucho, pero hemos sido amigos desde hace tiempo atrás y... Bueno, la razón de que siempre te esté mirando es que ¡Me gustas! Tú...¿podrás corresponder mis sentimientos?
Con una sonrisa nerviosa, Alfred no sabía que hacer.
En serio no quería salir con Rusia, pero no quería lastimarlo de ningún modo.
Nervios. Sus manos comenzaron a sudar descontroladamente, su corazón se salía del pecho intententando huir de todo, sus labios temblaban tanto que no era capaz de articular palabra. "Ah Alfred, pronto, di algo o este tipo te matará." Pensaba Alfred.
—Iván yo...—Realmente no tenía palabras, un Sí o un no ambos eran suicidio.
Iván tomo la mano de Alfred y sonriente la llevó hasta su pecho.
—¿Lo ves? Sólo late para ti.
Alfred sintió el peso de la culpa, ¿cómo puede ser un héroe si está apunto de lastimar a un inocente?
—Iván...—Tomo aire en espera de valor, estaba dispuesto a soltarlo todo—. Te voy a ser sincero, realmente eres una gran persona, muy interesante, sí me gustaría conocerte más, sin embargo, estoy seguro que hay mucho en mí con lo que no estarías contento así que no puedo aceptar tus sentimientos, lo siento...—No eres tú soy yo, sí claro.
Liberó su mano. Sin mirar atrás salió del planeterario, con miedo de que el albino pudiera seguirle.
Iván quedó destrozado, aplastó con furia la hamburguesa junto con los crisantemos, lágrimas amargas adornaban sus mejillas.
Pero de pronto una mala interpretación afectó la mente de Iván
—Entiendo Alfred, tu autoestima está dañado, lo entiendo, realmente si quieres salir conmigo pero piensas que una vez que te conozca te voy a dejar, tienes secretos oscuros ¿eh? Bueno yo los voy a descubrir.
Salió del planetario, en el inmenso parque comenzó a planear su romántica velada.
Mientras tanto el estadounidense caminaba por las calles de la ciudad tratando de asimilar qué demonios acababa de pasar
Alfred suspiraba confuso. Realmente no es el hecho de que Iván fuese hombre, eso a Alfred le daba igual, el problema es que es bien sabido por todos que el ruso no es la mejor persona del mundo.
No es un error decir que Alfred le tenía pavor.
Además que no tenían mucho de que conversar sin mencionar que el americano no quería sostener ninguna relación con nadie para, según él, disfrutar en plenitud su juventud.
En el parque un sonido molesto y constante saco a Iván de sus pensamientos. Era su celular, Yao le estaba marcando.
El ruso contestó con una gran sonrisa que no quitó el resto de la llamada.
—¿Sí?
—Iván ¿cómo resultó? Aru — se escuchaba del otro lado de la línea.
—Fue perfecto, está enamoradisimo de mí y el sentimiento es mutuo.
—¡Genial! ¿Así que estás con él ahora? Aru.
—No, pero saldremos esta noche.
—¡Me alegro por ti! Últimamente te veías bastante decaído aru, espero que esto te ayude a sonreír de nuevo.
Iván sólo respondió con un jadeo aprobatorio seguido de un hasta luego y colgó.
Ya en el Crepúsculo, Iván avanzaba firme hacia la casa de cierto americano, el violeta naciente del cielo combinaba con sus ojos mientras que el cálido naranja acentuaba su silueta.
Su sonrisa traviesa se escondía en su bufanda y sus manos se acomodaban elegantes en su espalda.
Tarareando una serena melodía llegó hasta la puerta de su amor no correspondido, pero sería una falta de respeto símplemente tocar e interrumpir a Alfred, quizá estuviese haciendo algo importante.
Así que antes de tocar miró por las ventas, descuidadamente abiertas.
Tal como quería, Alfred estaba sólo, jugando sus videojuegos.
Su hermano no se encontraba, llegaría en un par de horas como todos los días.
Iván volvió a la puerta y esta vez tocó con felicidad.
Alfred desganado se levantó y abrió la puerta sin mirar quien era, pobre, a los pocos segundos se arrepintió de no haber preguntado quien era. Las manos del Americano comenzaron a sudar frío.
—I...Iván.
—Buenas tardes Alfred.
—Iván ¿qué Estás...?—Fue interrumpido.
—Alfred, vengo a confesarme, acepta mis sentimientos, es tu última oportunidad, no te pido que me Ames aún, pero por favor dejame ser algo más que tu amigo, permíteme acercarme a ti.
Alfred estaba asustado y a la vez furico ¿Qué no podía entender lo que un no significa? Había intentado no herir sus sentimientos la primera vez, pero ya no más. Enfado completamente decidió responderle.
—Mira Iván, realmente no quiero NINGUNA relación y menos contigo, te agradezco que me quieras Pero yo no te quiero de esa forma y créeme, no importa cuanto lo intentes, siempre te diré que no, no funcionariamos como pareja, como amigos estamos mejor, desiste.
La sonrisa de Iván se volvió más pronunciada. Una pequeña risilla se le escapó.
Sin invitación entró a casa de Alfred, este, confundido a la vez que asustado no pudo decir nada.
Iván sacó de su grueso abrigo una tubería.
Alfred se paralizó de temor, miro la tubería y rápidamente miro a Iván a los ojos para intentar suplicar, sin embargo sólo encontró insanidad, completa locura en esos fríos ojos violetas. Ojos de amatista fueron lo último que Alfred vio.
Sin previó aviso, sin piedad, Iván dejó caer con fuerza la tubería sobre la cabeza de Alfred, lo suficiente como para dejarlo inconciente pero no matarlo.
Apagó la televisión y la consola de juegos, se dirigió a la habitacion de Alfred, tomó un par de prendas del americano, las colocó en un saco que había sacado previamente de su abrigo. Tomó también el celular, zapatos y demás pertenencias del americano.
Al terminar su saqueo tomo a Alfred y así como sus pertenencias, lo metió en el Saco.
Con el Saco a cuestas camino por toda la ciudad de vuelta a su solitaria casa.
La Gente lo miraba, pero era normal que un hombre así de grande cargará un saco de papas.
Nadie sospechaba si quiera que ante sus ojos se estuviese cometiendo un crimen, aún si lo supieran ¿Quién hubiera sido capaz de salvar a Alfred?
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Gracias por leer
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