𝚅𝙸𝙸𝙸↬la roѕa de ĸylιe.
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ᵉᵖⁱˢᵒᵈⁱᵒ#8
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《El principito las miró. ¡Todas se parecían tanto a su flor!
—¿Quiénes son ustedes? —les preguntó estupefacto.
—Somos las rosas —respondieron éstas.
—¡Ah! —exclamó el principito.
Y se sintió muy desgraciado. Su flor le había dicho que era la única de su especie en todo el universo. ¡Y ahora tenía ante sus ojos más de cinco mil todas semejantes, en un solo jardín!
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—Vete a ver las rosas; comprenderás que la tuya es única en el mundo. Volverás a decirme adiós y yo te regalaré un secreto.
El principito se fue a ver las rosas, a las que dijo:
—No son nada, ni en nada se parecen a mi rosa. Nadie las ha domesticado ni ustedes han domesticado a nadie. Son como el zorro era antes, que en nada se diferenciaba de otros cien mil zorros. Pero yo lo hice mi amigo y ahora es único en el mundo.
Las rosas se sentían molestas oyendo al principito, que continuó diciéndoles:
—Son muy bellas, pero están vacías y nadie daría la vida por ustedes. Cualquiera que las vea podrá creer indudablemente que mi rosa es igual que cualquiera de ustedes. Pero ella se sabe más importante que todas porque yo la he regado, porque ha sido a ella a la que abrigué con el fanal, porque yo le maté los gusanos (salvo dos o tres que se hicieron mariposas) y es a ella a la que yo he oído quejarse, alabarse y algunas veces hasta callarse. Porque es mi rosa, en fin.
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—Lo que hace más importante a tu rosa es el tiempo que tú has perdido con ella.
—Es el tiempo que yo he perdido con ella… —repitió el principito para recordarlo.》.
La hora era exacta del día era desconocida por el grupo de amigos a estas alturas del tiempo. El reloj consistía banal cuando a través de las ventas el sol comenzaba a caer en la bóveda celeste. En ese punto exacto, justo ese donde se interpone tras las montañas, yacían cinco cabecitas en la terraza del segundo nivel de un psiquiátrico ubicado en las montañas, todas y cada una de ellas viendo en la misma dirección. Coexiste una clase de magia en ese momento del día que solo nosotros gozamos degustar. No estoy hablando de los hechizadores colores del ocaso porque aunque no hay más seducción a la vista de los iris marrones de esas cinco personas; la vehemencia de juntarnos cada día, en el mismo lugar, justo en este momento, iba más de la tonalidades anaranjadas, rojizas y hasta amarillas creadas por las estelas del astro. El famoso arte de nuestra magia va mucho más del expecto patronum de Harry Potter al agitar su barita o del hada madrina de Cenicienta al canturrear un conjuro. Tampoco es Apacarofilia, o sea, enamoramiento o fascinación por ver las puestas de sol. Pero los ojos son ciegos, hay que ver con el corazón para saberlo interpretar. Las partituras son sencillas de leer si se es poeta, así mismo si leíste El Principito entiendes todo lo que les hablo.
Hola, soy Choi Yeonjun y realmente no sé quién eres ni sé si conoces el clásico literario mencionado. Realmente no sé de dónde vienes, ni tu nombre, ni tu sueño en esta vida; ¿sabés lo que sí está en mi conocimiento? Que hoy estás aquí, leyendo la historia de un grupo de amigos, todos en diferentes circunstancias; pero que han cautivado tu relación con nuestra historia gracias a una chica obsesionada con dicho libro. Ella misma dotada de la ilusión de un niño y la sabiduría de un sabio. Ella, solo ella, una castaña nombrada Kylie, quien fue capaz de nombrar "ritual" al instante mágico para ese grupo de amigos gracias a la obra de Saint-Exupéry.
Sí, un ritual, esa es la forma en que llamamos este momento de ver la puesta de sol cada día en unísmo. Una palabra sencilla y mágica. Una palabra sacada de dicho libro.
En nuestra historia no hay monstruos, ni acción, ni magia de hechicería. Lo que vivimos apenas trata una sutil comedia y un delicado romance semejante al pétalo de una rosa pertenciente a un principito de otro planeta.
Precisamente hoy vengo a demostrarte la viveza de nuestro cuento más allá de palabras complicadas. El profundo mar que tanto tiempo estuviste flotando en otros capítulos te hundirá en el mensaje que realmente deseamos darte.
— ¿Esto es lo que hacen todas las tardes? —inquirió un Jay fascinado, viendo el encantador paisaje del atardecer por primera vez en la terraza junto a nosotros.
— Sí, ese es nuestro ritual —fue la respuesta de Kylie percibiéndonos con sueves ojos.
— Es mágico.
— Sí, Jay —es el turno de la pelirroja para dialogar con tono afable— ¡Bienvenido a nuestro momento favorito del día!
— ¿Cuánto tiempo llevan viniendo acá? ¿Cómo es que esta vista no es reconocida? —seguía impresionado el nuevo sin despegar la vista del crepúsculo.
— No tanto como la llegada de Yeonjun es que compartimos este lugar ni la amistad —explica Gyu con una sonrisa—. Kylie lleva todo el tiempo viniendo sola y luego nos fue invitando de poco en poco según nos hicimos amigos, justo como hizo ayer contigo.
— Vengo aquí desde que era muy niña. Los dibujos en la pared de la entrada los hice cuando tenía unos... emh, ¿diez años? Sí, por ahí.
— ¡Wow! ¡¿Desde cuándo estás en este psiquiatrico?! —entono en voz alta con estupefacción.
Jamás me imaginé que Kylie viviera tanto tiempo en el psiquiatrico, es más, nadie más se lo esperaba; las reacciones asombradas y con rostros estirados las relucian mis amigos ¿Desde cuánto Kylie tiene esquizofrenia? ¿Cuánto lleva esa niña interna aislada del mundo exterior? ¿Hace cuánto?
— ¡Oh, vaya! Ahora que lo mencionas, Yeonjun, nunca hemos tenido una conversación así entre nosotros —contesta ella con una pequeña risilla a mi pregunta, sin importar el tiempo perdido de vivir en el exterior— ¿Qué tal si nos sentamos en círculo como ayer en clase de appa Chen y nos conocemos mejor?
— ¡Qué gran idea, Kylie! —celebra Sofí zarandeandola por los hombros, emocionada— ¡Rápido! ¡Hagamos todos un círculo sobre el suelo!
Dicho esto así lo hicimos. Nos sentamos en forma de círculo en el suelo y nos miramos los unos a los otros con sonrisas suaves. Más que una conversación profunda parecía que comenzaba un juego. Kylie, alegre, frotó sus manos e propuso la idea de narrar su historia en el orden del círculo, empezando por Jay y terminando por ella misma. Por increíble que parezca nunca hemos entablado estos temas entre nosotros; no por falta de confianza, tal vez debido a las circunstancias difíciles que labramos en nuestras tierras del día a día, constantemente batallando contra nuestros demonios y superándonos para salir del barro el cual sucumbe nuestra existencia. Realmente tenía mucha curiosidad sobre todos, más cuando poseo el papel del nuevo, disponiendo de mucha menos información que el resto.
— Bueno, mi historia no es la gran cosa —comenzó a contar Jay, algo apenado—. Tengo toc con el orden y pasó por no prestarle la debida atención cuando los síntomas comenzaron a aflorar. Era tan orgulloso que negaba mi estado y mi deseo compulsivo de que todo estuviese en perfecto orden. Pero ya me encuentro mejor. Puedo dejar saludablemente regado algunas cosas, sin buscar simetría ni perfección de los objetos.
— Ah, por eso eres tan quisquilloso.
— Exactamente por eso, Beomgyu. Ahora es tu turno: cuéntanos, ¿qué te trajo a este lugar?
Beomgyu, con una sonrisa algo melancólica y triste sobre sus belfos, comienza a narrar dicha historia, bajando la mirada al suelo.
— Papá y mamá siempre discuten por todo, a toda hora, en cualquier momento del día. Su matrimonio fue arreglado por conveniencia por mis abuelos, y como no hay amor, mis padres se odian. —el azabache baja la mirada al suelo—. Todo empeoró cuando nací yo. Tenerme fue la gota que desbordó el vaso. Ya ellos ni se soportaban, por lo que mi nacimiento fue como la mismísima obligación de mis abuelos a mantener su relación. Prontamente me convertí en el centro de sus problemas e la razón de permanecer juntos, así que sin piedad comenzaron a desquitar su odio conmigo. —traga en seco y continúa con ojos vidriosos—. ¿Se imaginan lo que es vivir sin el cariño de unos padres? No tengo recuerdos bonitos con mis padres, solo pesares. Nunca reí, nunca fui feliz ¡Era tan desgraciado! Mi autoestima y amor propio cayeron, estaba solo, sin nadie, siquiera conocía el significado de "amor". Un día comencé a tomar, y luego no pude parar. El alcohol se convirtió en mi escape de la realidad. Solo quería olvidar la vergüenza de mi existencia, evadir mis vacíos ¿Y saben qué? Solo lo empeoré.
— Beom... —susurra la pelirroja con voz suave y transmitiéndole confianza con una mano sobre las suyas.
— Tranquila, ya estoy mucho mejor gracias a Chen. Él me descubrió borracho en un bar, me invitó a este lugar para desintoxicarme, me mostró que todo no es malo y aunque no pueda cambiar mi pasado puedo trabajar en mi futuro. Gracias al Martín entendí que la idea de huir o ignorar lo que nos causa malestar no lo soluciona, sino que puede empeorarlo hasta que no decidamos enfrentarlo de verdad.
— Debí ver lo mal que te encontrabas —dice ella afligida.
— Tú también estabas pasando por malos momentos, Sofí. No tienes la culpa de nada.
— Beom pero—
— Oye, estoy bien, y en gran parte es gracias a ti —Beomgyu da un suave apretón a las manos femeninas que acariciaban sus dedos y le sonrió con amor—. Fuiste la primera persona que me trató con decencia humana, me apoyó en los momentos más difíciles de mi vida, mi primera amiga y confidente. No tengo nada que disculparte.
¿Cómo es que Sofí no nota aún los sentimientos que le guarda Beomgyu? Solo basta con ver como la mira, como le habla, como la trata. Puedo admirar los castaños ojos del azabache resplandecientes y brillantes como Sirio en el cielo nocturno, resaltando en la constelación de canis major. Él se derrite por dentro, suaviza la mirada y la fija en ella, el resto del mundo desaparece cuando la tiene enfrente. Su mundo se reduce a Sofí y da vueltas como Calipso a Júpiter. Así como el principito tiene a su rosa, su rosa es Sofí.
Dios, Beomgyu sabe al igual que yo lo que es vivir sin el cariño de unos padres. Aunque su historia sea tan triste, él ha sabido salir adelante y convertirse en ese chico jovial que siempre guarda una sonrisa. Es el chico más fuerte que he conocido, lo sé, porque ser fuerte no es levantar mucho peso, basta con levantar el tuyo cada vez que caes. Él es un héroe en está historia.
— Llegó el momento, creo que ha llegado mi turno —anuncia Sofí, fijando la mirada en sus manitas cubiertas de guantes rosas y enlazadas a las de Gyu. Sonríe afable y nos mira a todos—. Creo que todos ya conoces mi toc con las bacterias, han visto que tengo mis crisis y hay veces que tengo días peores a otros. La historia comenzó con la etapa de pandemia, de hecho, realmente hubo un alza en el desarrollo de la misofobia en esa época para muchas personas como yo. En mi casa todos nos contagiamos, y... —su voz se quiebra— mi abuela era una persona mayor así que...—se muerde el labio inferior, reteniendo un sollozo—. el covit nos la arrebató. A partir de eso nada volvió a ser igual. Lo que antes era limpieza y perfeccionismo se convirtió en obsesión por evitar las bacterias o virus —ella se detiene y clava la mirada en Beomgyu, unos ojos marrones dulces y afables— Beom fue quien me recomendó el lugar, dijo que me cuidaría si tenía miedo a instalarme en el psiquiatrico y saldría de aquí sana. Muchas gracias, Gyu. Tenías razón.
— Siempre la tengo —alardea el chico de cabello azabache.
— Sabes que eso no es cierto —me burlo descaradamente.
— Shhh, déjame tener mi momento de gloria ¡No seas aguafiestas, Choi!
De momento se hizo un denso silencio, todos viéndome fijamente. Hubo un instante el cual concebí que era a causa de mi nuevo amigo llamándome "aguafiestas" o de la carcajada liberal que se escabulló por mis labios tras eso les pudo parecer graciosa. Kylie, teniéndose en mi regazo, sonrió tan dulce como un algodón de azúcar, extendiendo sus manitas como bebé hasta mi mano y la colocó sobre sus mejillas ¿Quería que la mimara ahora?
— Si te duele el corazón puedes jalarme fuerte las mejillas, lo soportaré.
— Gracias por el detalle, Kylie, pero, ¿por qué razón me dolería el cora—
— Es tu turno de contarnos la historia que te atrapó en este lugar y te agobia cada día —me interrumpe la pelirroja, endulzado su voz con tacto.
Oh, es cierto.
Ha llegado mi turno.
¿Cómo demonios les cuento algo que ni yo puedo explicar?
Al parecer el aturdimiento, el pánico y el dolor de las escenas que pasaban en mi cabeza a la velocidad de un rayo estaba reflejado en mi mirada. Lo creo de esta manera por la forma en la que Kylie me miró; comprensiva, adorable, amorosa, preocupada. Todas esas emociones iluminaban aquellos iris marrones.
— Jala fuerte.
Vuelve a insistir la castaña, apretando sus propias mejillas con mis manos, sonriendo. Le devolví la sonrisa, fijé la vista en sus ojos y comencé a narrar mi historia que ahora se desenvolvia inundada de imágenes corriendo como un película antigua por aquellos iris marrones. Tan cuativador que caía sin parecíadas en ese bosque de otoño donde los niños saltan sobre las montañas de hojas con ilusión. Inefable. Porque no sabría como describirlo o explicarlo. Siento como si me sumergiera en un profundo oasis y a la vez que emergía del fondo del mar, atrapando un suspiro de aire que tanto he necesitado.
Sí, así suelo sentirme cuando mis ojos encuentran sus maravillosos ojos marrones.
— Mi historia trata sobre la soledad. Verán, cuando nací, mi mamá murió en el parto. Mi papá siempre estaba en el trabajo y únicamente nos teníamos mi hermano mayor y yo. Solo nosotros contra el mundo. Unidos, mejores amigos, hermanos. Pero como la vida me odia, hubo un accidente automovilístico y el chófer ebrio de un camión se lanzó contra el auto de mi hermano con nosotros dentro, solo yo sobreviví. —Kylie aprieta sus mejillas con mis manos, le sonrió débilmente—. Luego de eso nada volvió a ser igual. Quedé solo, sin nadie que me quisiera. Y cuando no pude soportarlo más, cuando estaba allí en el fondo de ese pozo llamado "depresión", ese mismo tan incomprendida y la cual todos desestiman, creyendo que solo es tristeza y no es nada de otro mundo, ahí, ahí alcé la mirada rodeado oscuridad. El día que no pude soportarlo más decidí sacarme la vida con pastillas. Afortunadamente o desafortunadamente los médicos lograron salvar mi vida. Mi padre, siendo más desconocido que padre, prefirió internarme en el fin del mundo a tener que lidiar conmigo. Así que cuando regrese tengo que estar perfecto para ser su hijo y heredar todo su trabajo ¿Cómo puedo aparentar ser perfecto y una vida perfecta si no tengo a nadie en la vida?
— ¡Oye nos tienes a nosotros! —chilla Kylie desde mi regazo.
— ¡Claro que sí, bro! ¿Estamos pintados o qué? —berrincha Gyu.
— ¡Es cierto! ¡Es cierto! —les sigue Sofí.
— Yo no te conozco como ellos pero también puedes contar con mi apoyo. Espero ser buen amigo como ustedes —interviene Jay.
Mis amigos logran robarme una sonrisa, Kylie abraza mi abdomen desde su regazo y entierra su cabecita en él, dejando solo a la vista su cabellera larga. Le acarició el cabello, ella sale de su escondite y suspira, estira sus manitas al cielo y comienza a hablar, fijando la vista a la bóveda celeste, jugueteando entre las primeras estrellitas del horizonte con las yemas de sus dedos ¿Ahora es su turno, verdad? Ha llegado el momento de conocer la historia de la chica más misteriosa y loquita de esta historia. No quiero sonar cruel pero la curiosidad me consume ¿Por qué cosas ha pasado? ¿Qué desencadenó su esquizofrenia? ¿Cómo puede mantener una actitud positiva? ¿Qué es lo que hace a Kylie, Kylie?
— En realidad, la razón de mi estancia en este lugar no me perturba.
La afirmación de Kylie es prácticamente la revelación más grande de todo el año y nos tomó a todos por sorpresa ¿Cómo es posible que persona más enferma del grupo no la abruma su enfermedad o la estancia esta en este lugar? ¿Acaso eso es posible? ¿Cómo?
— ¿Saben? Antes de llegar aquí vivía con mis abuelos pues mis padres murieron en un incendio cuando era muy pequeña, por eso desde que tengo uso de razón habitaba con mis abuelos. Viviamos en un campo con apenas comida para los tres. Ellos me dieron mi rosa, mi libro. Me contaban noche tras noche mi rosa pues no había más libros en la casa ni dinero para nuevos. Esa pequeña Kylie no comprendía el hermoso ritual cuando sus abuelos noche tras noche le leyeran la misma historia, y como otros padres narraban más historias a sus hijos que no tenían palabras complicadas, con libros nuevos que olieran bien y dibujos bien hechos. Se sentía desgraciada —me abraza escondiendo su cabecita en mi abdomen nuevamente, enterrándola, escondiendo su rostro—. Ellos fallecieron, estaban viejitos, y fui a un orfanato pero al descubrir mi padecimiento me mandaron aquí casi instantáneamente, donde me hice mejor amiga de appa Chen e él me pidió ser mi papá. Lo único que guardo es mi rosa desde aquellos tiempos. Más tarde esa Kylie admitió que había cometido un error al no valorar la belleza y ternura de su flor, su preciado libro, más allá de sus palabras complicadas y que debió apreciarla por el aroma y la alegría que le brindaban. Porque lo esencial es invisible a los ojos —vuelve a mostrar su carita como si fuese una tortuguita. El marrón de sus ojitos yacía turbado y cristalizado como diamante de las más caras ventas— Porque lo esencial no lo veía aquella Kylie.
— ¿Estás bien? —inquiero acariciando su cabecita.
— Sí. Siempre mientras tenga mi rosa —me sonríe cariñosa y vuelve a enterrar su cabecita, relajándose con mis caricias.
La entendí. Para ella el libro era tan importante como la rosa del principito para él. Por eso lo llamó su rosa. Y no lo entendía pues no veía lo esencial, ahora sí, por eso la mayoría del tiempo la carga consigo. Más que su libro favorito, era su rosa. Y podrán existir miles de libros iguales para nosotros como el de Kylie. Pero ella sabría decirnos cuál es su libro y su rosa en tantísimo ejemplares. Él tiempo que le dedicaron a él es lo que lo hace tan importante, mucho más que mil libros iguales.
Sí el día de hoy fue un ritual, había sido el más mágico de toda la historia. Él más decisivo para aquellas cinco cabecitas que pasaron el resto de la tarde viendo aquel astro mayor ocultándose tras las montañas simétricas de lo que antes les pareció un desdichado lugar para puramente locos, ahora era un nuevo santuario, bueno, al menos para ellos era el hilo rojo que los unía, viviendo dentro de la montaña rusa de nombre "vida".
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Feliz año nuevo! Inauguramos un 2025 y veremos qué sorpresas nos traerá la vida. Y aunque yazco ausente por cosas de ella misma y guardias en el sm, sigo sabiendo que cada historia de mi perfil lleva a un final aunque el tiempo me lo dificulta.
Feliz año nuevo para todo aquel que pasa por este lugar y me tiene paciencia. Porque aunque en agosto tenga mi baja del servicio militar, me queda mucho tiempo para llegar allá y poco para interactuar en esta plataforma naranja. Ténganme paciencia, cuídense y que llueve bendiciones sobre ustedes para todo lo que se propongan. Les deseo lo mejor de todo corazón. Hwaiting! ^^
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