Capítulo 13

El Mundial de Gimnasia 2022 se había llevado a cabo aquel Marzo en Stuttgart, Alemania. Para todas las gimnastas competidoras había sido un espectáculo inolvidable.

Aliya Mustafina había reescrito sin lugar a dudas su historia de sacrificio y dedicación. Desde el primer día había deslumbrado con su característica habilidad y su increíble destreza. Sus giros y saltos habían sido poesía en el aire, una danza que hablaba del largo camino superado, de los desafíos superados.

Yelena y Oleg habían estado ahí, la habían mirado y apoyado desde las gradas, y para ella no había existido mayor motivación. Verlos emocionados y llenos de orgullo la había hecho sentir invencible, ganadora.

Sus amigas y compañeras alabando la rutina de piso que la había llevado a colgarse el oro no solamente en aquella disciplina, sino también con el completo individual. El peso de la medalla adornando su cuello, el himno nacional de su país resonando en toda arena. Ella resistiendo las lágrimas.

El momento había sido efímero, iba a quedar grabado en su memoria para siempre. Y momentos más tarde lo había vivido por segunda ocasión al coronarse como absoluta vencedora en barras asimétricas, y una tercera ocasión en conjunto con sus chicas en el completo por equipos.

Aquel Mundial no había sido una simple competencia, sino una parte importante en su vida porque no estaba segura todavía de si habría uno más.

Los Olímpicos de Tokio 2020 eran ya un hecho. Con aquellos triunfos había obtenido el pase que había estado buscando, y a partir de ahí empezaría su camino de entrenamientos y preparación, sin embargo era muy consciente de que aquellos serían sus últimos juegos, y pensar en seguir activa profesionalmente otros cuatro años hasta la siguiente entrega, era casi una locura. Más bien le parecía bastante atractiva la idea de anunciar su retiro cuando regresara de Japón, pero todavía tenía mucho que pensar así que no estaba nada decidido.

A su regreso a Lake Round, todavía se respiraba aquella atmosfera de felicidad y entusiasmo. Todos en el equipo estaban más que felices con los resultados obtenidos. Esa misma noche habría una fiesta ahí en el condominio para celebrarlo.

Mientras todos se encargaban de los preparativos, Aliya corrió a su habitación para hacer videollamada con su pequeño. Tras dejar Alemania, Oleg no había ido con ella a Lake Round, sino que él y Yelena habían volado directo a Moscú. Aliya los alcanzaría al día siguiente para disfrutar de su fin de semana juntos.

¡Mamiiiii!

Ver la carita de su hijo en aquella pantalla hizo que la gimnasta sintiera muchas ganas de llorar. Estaba ansiando abrazarlo y llenarlo de besos. Oleg era una de las razones importantes por las que estaba considerando su retiro después de Juegos Olímpicos. Aquella era la parte fea, la que no soportaba y dudaba poder seguir soportando por más tiempo. Odiaba las despedidas, odiaba tener que verlo por un celular y a la distancia, así fuese por un día o por una semana completa.

¿Cómo estás, mi amor? ¿Ya cenaste?

Sí, mami

¿Te lavaste los dientes después de comer?

Sí, mami

Ya sabes que Oleg es el niño más obediente del mundo– intervino la feliz abuela.

Eso lo sé. Sé que tengo al niño más bueno y por eso se merece un regalo muy especial

¿Degalo pada Oleg?– la carita del rubiecito se iluminó con ilusión.

Sí, regalo para Oleg

Mami, yo te degalo a ti

Su hijo siempre deseaba regalarle cosas. La luna, una piedra, pequeñas flores arrancadas del jardín, la envoltura de un chocolate, sus propios juguetes, y lo peor... ¡Una araña! Aquella última vez, Aliya había gritado como loca ante el inesperado y peculiar obsequio que en su inocencia, su hijo le había dado.

No pudo hacer más que reír al recordarlo.

De acuerdo, mi amor, pero por favor no más arañas– le pidió.

Oleg empezó a reír graciosamente pues también recordó lo ocurrido, lo mismo que Yelena.

Adanas no

Exacto, arañas no– secundó. Luego se dirigió a su madre. –¿Hubo algún contratiempo, mamá? ¿Llegaron bien?– preguntó.

Todo bien, hija. Nada fuera de lo común

Gracias al cielo. Yo llegaré mañana a mediodía. Ya estoy ansiando abrazar a mi bebito

Yo ninño gande, mami

La declaración hizo que Aliya y Yelena rieran.

De acuerdo, de acuerdo, eres niño grande, mi amor– aunque para ella iba a ser siempre su bebé.

¡Sabik!– exclamó Oleg emocionado en cuanto vio aparecer al gato de su abuela. De inmediato deseó acercarse para jugar con él. Se removió en las piernas de Yelena pidiendo ser bajado.

Oh, pero antes dale un beso a tu mami

Muy sonriente, el niño mandó unos cuantos besos por la pantalla, y después consiguió tocar el suelo y correr hacia el amigable gatito.

¡Adiós, mi amor, te amo!

¡Tie amo, mamiii!

Aliya suspiró.

Te ves un poco triste, Ali. ¿Pasa algo?

Estoy bien, mamá

Deberías. Acabas de ser campeona en el último Mundial de Gimnasia. Tuviste a tu hijo ahí mismo, y si estás triste por separarte de él, solo será un día. Mañana estarás en casa. Ah y por si fuera poco, obtuviste tu pase a Olímpicos

Sí, sí, lo sé, no debería estar triste sino muy feliz. Es sólo que... con todo lo de los Juegos... tendré mucho menos tiempo para Oleg, y sabes que él es lo más importante para mí

Será solo por unos cuantos meses, hija. Y el sacrificio valdrá la pena. Verás que la romperás en Tokio porque eres la mejor del mundo

Sí, pero para romperla deberé entrenar mucho. Oleg ni siquiera podrá estar conmigo aquí en Lake Round como siempre lo ha hecho

Ya hablamos de eso, cariño. Acordamos que dejaré Yegórievsk y me estableceré de nuevo aquí en Moscú para cuidar de Oleg no solo por los Juegos sino también porque en Agosto empezará el Jardín de Infantes

Pero lo voy a extrañar mucho

Lo verás los fines de semana. Vamos, no todo es malo

Aliya se quedó en silencio durante unos cuantos momentos. Luego exhaló.

He pensado en el retiro

¿Retiro?

Si, mamá. Creo que sería un buen momento después de Olímpicos. No quiero más despedidas con mi hijo. Quiero estar con él en todo momento, vivir sus logros y ver cómo va creciendo diariamente. Además yo cumpliré 25, sabes que en este deporte después de esa edad muchas cosas cambian

En eso Aliya tenía razón, por eso Yelena no replicó en lo absoluto. Además la entendía, como madre lo hacía.

Haz lo que te dicte el corazón, mi cielo. Le has dado tanto a la gimnasia, y la gimnasia te ha dado demasiado a ti. Sólo tú puedes saber cuándo es el momento indicado para dejarlo

Aliya le agradeció a su madre, y entonces colgó la llamada. Todavía no había decidido nada, pero a cada instante que pasaba estaba más convencida.

Un rato más tarde bajó al vestíbulo donde en poco tiempo estaría empezando la gran fiesta.

Para la ocasión se había puesto un sencillo vestido color beige y se había soltado el cabello. No se había maquillado demasiado pues luego de una competencia en donde se colocaba montones y montones de brillos, le gustaba descansar su piel.

Se acercó a Ksenia y Tatiana quienes estaban inflando globos, para ayudarlas.

Notó que mantenían una conversación bastante peculiar y justó se les unió Mariya.

Me dijeron que todo este tiempo estuvo internada en una clínica de rehabilitación. Su familia la metió a la fuerza

No sé por qué no me sorprende

Tampoco a mí

¿Pero de quién hablan?– preguntó Aliya sin comprender nada.

De Viktoria. ¿Recuerdas el día que volviste a Lake Round, Musti? Ese día ella desapareció, así de la nada. Estábamos en un entrenamiento, y después no volvimos a verla

Sí, recuerdo que todo el mundo estaba comentándolo. Sergei y los directivos estuvieron a punto de llamar a la policía, pero cuando llamaron a su familia ellos le dijeron que Viktoria estaba en su casa

Sí, y nadie volvió a saber nada de ella desde entonces. Sergei estaba furioso pensando que Viko había dejado botadas todas sus responsabilidades

A mí sí me sorprendió muchísimo saber que es o fue drogadicta. Me refiero a que somos atletas, crecimos en este mundo, sabemos lo dañinas que son esas cosas

Quizás le afectó mucho la situación de su lesión y que no pudiera regresar a competir– comentó Aliya como esperando encontrar una explicación.

Pues yo no sé qué pensar. Viktoria siempre ha sido muy rara, o mejor dicho mala, una arpía con todas nosotras, pero no pienso juzgarla

No somos como ella, y por eso deseamos que se recupere

Todas estuvieron de acuerdo.

En ese momento, el celular de Aliya sonó con la alerta de un texto. Inmediatamente revisó de qué o quién se trataba.

Era un número desconocido.

+7 912 890 46 13: Soy Alexey, por favor termina de leer este mensaje. Aliya, no he dejado de amarte. Quiero que sepas que he anulado mi matrimonio con Jelishka porque verte de nuevo despertó esos sentimientos tan profundos que sentí por ti desde el día en que te conocí. Ahora estoy lejos, pero voy a luchar por recuperarte a ti y a nuestro hijo. Te amo, lindura.

Aliya procesó cada una de las palabras escritas por su ex marido. De primer momento se quedó en shock. Palideció.

Tatiana al verla frunció el ceño. Ksenia y Mariya también. Se acercaron de inmediato, y entonces les entregó el celular.

Luego de leer el mensaje, las tres enfurecieron.

¡¿Bueno, pero este qué se cree?!– la primera en explotar fue Tatiana.

¡Yo lo mato!– secundó Mariya igual de enfurecida.

¡Es increíble el nivel de cinismo de este cretino!

Luego de la furia inicial, las tres miraron a Aliya entendiendo que el enojo que ellas sintieran quedaba en segundo termino. Lo importante ahí era su amiga. Sabían bien lo que ella sufría por aquel hombre, o intento de hombre. De inmediato la rodearon para ser su soporte en caso de que se derrumbara frente a ellas.

Sin embargo eso no sucedió. Aliya se mantuvo entera.

Es un imbécil y está loco si cree que permitiré que se acerque a mí o a Oleg

Tatiana, Ksenia y Mariya se miraron entre ellas. No pudieron evitar sonreír. Se sintieron tranquilas de ver a su amiga tan repuesta y convencida de sus palabras.

Ali, con esto has dado un paso fundamental en tu vida

Has enterrado a Alexey por completo

Ella se hundió de hombros.

Alexey está enterrado desde hace años, sólo faltaba... que me dejara de doler– respondió con simpleza.

Las cuatro se abrazaron.

¡Esto debe celebrarse en grande!– Mariya gritó emocionada y las demás la siguieron. Estaban ansiosas por empezar la fiesta.

¡Mustafina!– el grito de Sergei llamándola la hizo voltear. –Mustafina, nos esperan en las oficinas de la Federación

Aquello la sorprendió en gran manera. Compartió miradas con sus amigas, y se hundió de hombros porque no sabía de qué iba todo aquello.

Se unió a su entrenador, y juntos se dirigieron hacia las imponentes oficinas.

La sorpresa fue mayor cuando entraron a la sala de juntas, y se encontró con todas esas caras importantes que veía con poca frecuencia, pero que conocía tan bien.

Sonrió y los saludó a todos con cortesía. Ellos la invitaron a tomar asiento.

¿Cómo estás, Aliya?– Fyodor Stanislav, presidente, fue el primero en hablar. –Sabemos que debes estar contenta con los resultados obtenidos en Stuttgart. Nosotros lo estamos– completó.

Eh... sí, claro. Estoy contenta y satisfecha. Siempre trato de dar lo mejor de mí

Eso nos queda claro, Aliya– asintió el presidente y mostró su sonrisa complacida. –Y bueno, esa no es la razón por la que hemos mandado llamarte. Aún así quise aprovechar para felicitarte personalmente. No siempre tenemos la oportunidad de vernos

Se lo agradezco mucho, señor Stanislav

La Federación y yo tenemos algo importante que hablar contigo. Verás, hemos estado hablando mucho en referencia a tu carrera deportiva, Sergei ha estado presente en alguna de estas reuniones. Todos llegamos a la conclusión de que con todo lo que has logrado, te has posicionado en otro nivel muy por encima del que tenías hace algunos años. Los medios internacionales se refieren a ti como la mejor de la historia, incluso por encima de Svetlana Khorkina. Eres considerada una leyenda, no solo en la gimnasia artística sino en todo el deporte, como gimnasta y como atleta. Se rumora además de que en uno o dos años el Comité Olímpico te incluirá en el Salón de la Fama

De nuevo le agradezco por todos sus elogios, señor Stanislav, pero sigo sin entender cuál es el motivo de esta reunión– la realidad era que Aliya se moría de ganas por volver con sus amigas y pasarla bien. Hacía mucho que no se divertía. Deseaba dejar de lado todo el estrés y simplemente relajarse.

No es por algo malo, eso te lo aseguro– le sonrió Fyodor. –Como te decía, nos hemos reunido con anterioridad para hablar sobre el manejo de tu carrera. Hasta ahora ha sido gestionada por varias personas dentro de la Federación, ya sabes, entrenadores, agentes y representantes que manejan sus contratos, competencias y apariciones públicas, pero siempre todo manejándolas como un equipo. Creemos que es momento de que tengas a tu propio agente personal, esto como recordatorio de que ya no eres cualquier gimnasta. Eres un ícono internacional, y como tal debes empezar a manejarte

Las palabras del presidente dejaron a Aliya más que perpleja. Estaba demasiado impresionada. Ni siquiera podía hablar.

Viene la mejor parte– le dijo Sergei al oído. Él era quizás el más emocionado en esa sala.

Proponemos a Valentina Rodonenko para que funja como tu agente a partir de hoy. Ella está más que dispuesta a trabajar contigo. Solo necesitamos saber si estás de acuerdo. Lo importante aquí es que debes tener quien te represente y lleve tu imagen pública cuanto antes, ya que...– la sonrisa de Fyodor se hizo aún más grande. –Bueno, tuve una junta virtual con ejecutivos de Adidas. Ellos me presentaron un proyecto importantísimo, quizás el más grande de lo que resta del año, una campaña que va más allá de lo deportivo. El propósito de dicho proyecto será la concientización sobre la depresión, la ansiedad y otros problemas mentales, así como la prevención del suicidio. Están recaudando a los mejores atletas que hayan atravesado por algo como esto. Antes de dejarte que digas algo, sí quisiera dejar muy en claro que fueron ellos mismos quienes te pidieron a ti. Te conocen y saben de tu historia. Te quieren en el proyecto, de hecho encabezas la lista

Aliya abrió la boca para decir algo, pero en verdad estaba atónita. Adidas. Campaña. Ella encabezando la lista de los atletas colaboradores.

¿Estaba soñando? ¿De verdad se había convertido en ese tipo de deportista? ¿Esos a los que las marcas grandes buscaban para patrocinar y ser la imagen de sus más importantes campañas?

Sí, tenía que ser un sueño. ¡Adidas!

Yo... yo... ¡Wow!– ni siquiera sabía qué decir. –E...es todo un honor para mí el ser elegida para algo de tan gran magnitud, pero... ¿De qué va todo esto? ¿Qué es lo que tendré que hacer?

Además de prestar tu imagen para toda la parte promocional, deberás ser parte de un documental que se grabará en unas cuantas semanas más. Asistirás a conferencias, a escuelas, y se crearán eventos con gente muy importante. Básicamente tienes que hablar de cómo fue tu proceso, y cómo lograste salir de ahí y vencer tus miedos

¿Aquí en Rusia?

La expresión de Fyodor cambió por completo ante esa pregunta. Sonrió un tanto nervioso. Rara vez se le veía nervioso a ese hombre por lo que ella entendió que lo que diría enseguida no iba a gustarle.

Ahí está el detalle, Aliya. Si aceptas, deberás hacer un pequeño sacrificio

¿Cuál?

Irte a vivir a Estados Unidos por los siguientes dos meses. Abril sería para preparación y rodaje de campaña. Mayo como lanzamiento. Después de que hayan pasado los Olímpicos, tendrás que volver unas cuantas veces pero solo para apariciones en programas de televisión

En cuanto escuchó dos meses viviendo en otro país del otro lado del mundo, a Aliya se le cayó el alma a los pies. Había sido demasiado bueno para ser verdad.

Con aquello, le era imposible aceptar el proyecto. No había manera.

Exhaló.

Señor Stanislav, no sabe cuán agradecida estoy con ustedes, también con los ejecutivos de Adidas por pensar en mí. De verdad es todo un honor y me siento muy halagada, pero no puedo aceptar

La cara de Fyodor fue de pura incredulidad.

No, no, Aliya, por favor no digas eso. Tienes que hacer la campaña, es para ti. ¡Millones de personas en el mundo desean verte y escuchar lo que tienes para contar!

¿Pero qué pasa con los Juegos Olímpicos? Estoy por comenzar mi preparación. Sergei mismo me dijo que no podía distraerme con nada que no fuesen mis entrenamientos. Quedan solo cuatro meses, no puedo perder dos de esos cuatro en una campaña, por más importante que esta sea

Esa es otra parte de la que no hemos hablado. Valentina iría contigo en calidad de tu agente, pero también Sergei. Se le ha designado tu preparación física, personalmente. Adidas te proporcionará todo lo que necesites desde vehículo y vivienda, así como un centro de entrenamiento para ti sola y tu total disposición. Tu tiempo será dividido entre la campaña, tus entrenamientos y tus descansos. Estarás regresando a Rusia a finales de Mayo o principios de Junio. El proyecto ya está armado por los mejores mercadólogos que tienen en su agencia. El objetivo es uno solo y es enviarle un mensaje al mundo, hacer un cambio, cambiar el rumbo en la vida de tantas personas como sea posible. Tendrán al mejor futbolista, al mejor nadador, al mejor esgrimista, al mejor taekwondoín, al mejor corredor... A la mejor gimnasta, todos contando su historia de supervivencia

Aliya negó entonces.

Ellos tienen a Simone Biles. No me necesitan a mí

Fyodor se miró con los demás miembros de la Federación.

Biles sería un gran elemento para esta campaña, y aún más tomando en cuenta que es americana, pero ella está atravesando por una situación de crisis en su vida. Cuando logre salir de su problema, entonces decidirá si lo compartirá o no con la gente a su alrededor, pero mientras eso sucede, te quieren a ti, y a nadie más

Además, están tomándolo como una unión entre ambos países. Se vienen los Juegos, y la tensión entre Rusia y Estados Unidos ha estado tensa debido a las guerras de Medio Oriente. El hecho de que aceptes participar será como un puente positivo para que las aguas se calmen un poco– intervino otro de los hombres junto a Fyodor.

Sergei también habló.

Aliya, tú ahora tienes una excelente imagen ante el mundo. Las personas te adoran, los medios también. Te ven como un ejemplo a seguir, no solo por tus logros deportivos sino también por los personales

¿Acaso Aliya está dudando en aceptar?– la voz de Valentina los hizo girarse a todos para mirarla.

Valentina Rodionenko era una mujer que ya estaba entrada en años, sin embargo jamás había revelado su edad a nadie. Era robusta como un firme roble. Tenía el cabello corto y circulas que llegaba hasta su nuca. Era rubia y buscaba siempre verse arreglada aunque la mayoría del tiempo usaba pantalones y sudaderas deportivas, siempre iba religiosamente maquillada a donde quiera que fuera. Desde su juventud se había dedicado a los medios y a las relaciones públicas. Llevaba ya dos décadas trabajando para la Federación de manera general, nunca para un atleta en específico. Esa iba a ser su primera vez sin duda.

Fyodor, Sergei y los demás volvieron a mirar a Aliya, esperando una respuesta a la pregunta de la recién llegada.

La gimnasta empezó a sentirse nerviosa, aún así tomó aire y se mantuvo impasible.

Tengo un hijo de cuatro años. No puedo irme y dejarlo por dos meses

Todos entendieron entonces el verdadero motivo, incluso Valentina.

Le siguió un silencio tenso en el ambiente.

Por segundos nadie habló.

De acuerdo, ¿pueden dejarme sola con Aliya para hablar unos momentos?– pidió Valentina entonces.

Fyodor quitó sus lentes y los dejó sobre el escritorio. Tomó un largo suspiro.

Con tal de que la convenzas, tómate toda la noche– se puso en pie y realizó una seña para que todos lo siguieran.

En cuestión de segundos la sala quedó vacía. Los varones salieron en silencio dejando solas a las dos mujeres.

Ellas se miraron fijamente.

Valentina tomó la carpeta que llevaba en las manos y se la extendió por encima del escritorio para hacérsela llegar.

Es el calendario de actividades. Vienen las fechas de las sesiones fotográficas, los rodajes de videos que son divididos en dos partes, los que serán destinados al documental, y los que se usarán para medios y redes sociales. Se irán lanzando conforme vayan saliendo, pues desean lanzar la campaña cuanto antes y no después de Juegos Olímpicos. Ya han salido unos cuantos comerciales muy sutiles, pero no se ha hecho publico ningún atleta así que sigue siendo una campaña secreta. Después de las fotos y los videos, se concretaron algunas apariciones en televisión. En esta otra carpeta está el diseño creativo y en esta la cantidad que te corresponderá como parte fundamental del proyecto. Por favor revísalo todo con detenimiento

Valentina estaba hablando como si ella ya hubiese aceptado. Aliya negó de inmediato.

Creo que no me han entendido. No puedo aceptar. No puedo irme a otro país ni siquiera por dos meses

¿Por qué no?– su nueva representante la miró con interés, curiosidad. Ella era bastante conocida por saber mover sus piezas, por ser obstinada y perseverante, por obtener siempre lo que deseaba.

Aliya trató de no exasperarse.

Ya te lo dije. Porque tengo un hijo pequeño. Antes de ser gimnasta, soy madre

¿Cómo se llama el pequeño?

Oleg

Valentina se mantuvo impasible pero se tomó su tiempo para meditar un poco.

Bien. ¿Y qué enseñanza piensas darle a Oleg al rechazar esta campaña?

Por un instante Aliya se quedó sin respuesta. Ese hecho la sorprendió y la dejó paralizada.

¿Enseñanza?– cuestionó.

– asintió Valentina con simpleza. –Eso es lo que hacen los hijos, ¿o no? Observar a sus padres y después imitar esas acciones

No se trata de enseñar lecciones, pero si quieres verlo así... Mi hijo observará que su mamá lo ama tanto que no es capaz de irse y dejarlo

La respuesta de Aliya hizo que Valentina hiciera una mueca. Negó de inmediato.

Disculpa que te lo diga, linda, pero más bien creo que tu hijo observará cómo su mamá renuncia a una gran oportunidad de mejorar al mundo y ayudar a más personas, solo porque tiene miedo

¿En verdad había dicho aquello Valentina Radionenko?

Lo peor de todo era que Aliya sabía que tenía razón. Su corazón se apretó en un nudo. Trató de mantenerse firme aún así.

No se trata de eso... exhaló. –Mira, a mí me encantaría ser parte de ese proyecto tan importante, y sobre todo tan humano... Sé que será de gran ayuda para esas personas que tanto están necesitando de algo que cambie sus vidas, pero yo no puedo hacerlo. Además si no voy, seguro encontrarán a alguien más

Ese es el problema del ser humano y por eso el mundo sigue siendo la misma porquería– Valentina no se fue con rodeos. –Todos sabemos qué hacer para cambiarlo, ¿pero qué es lo que pensamos? "Que lo hagan los demás". "Que lo hagan otros"

Aliya tomó aire y repitió.

Me encantaría ser yo. Pero primero está mi hijo. No puedo dejarlo solo

¿Te refieres a que, en caso de irte, Oleg se quedaría solito y desprotegido sin nadie que cuide de él?

No, por supuesto que no. Se quedaría con mi madre

¿Es tu madre mala persona? ¿Irresponsable acaso?

Esta vez la gimnasta no entendía de qué iba todo aquello. Negó de inmediato.

¿Qué? ¡No! Mi mamá es la más noble y es muy responsable. Mi hijo no podría estar en mejores manos

¿Entonces cuál es el problema?

Exactamente... ¿Cuál era el problema?

Cerrando sus ojos, Aliya negó.

Ya estaba. Se había quedado sin argumentos. Tenía que dar aquel gran paso. Tenía que ser valiente.

¡Maldición! Nunca te rindes, ¿cierto? Dime dónde firmo

La sonrisa de Valentina al lograr su cometido fue gigantesca.

Le acercó los papeles y un bolígrafo. Aliya lo firmó.

No te arrepentirás, te lo aseguro. Oh, y tu pequeño Oleg, será el más orgulloso, eso no lo dudes. Tener a una mamá que llegue a las más grandes plataformas para hablar de este problema real y para extenderle la mano a cientos de personas que lo necesiten, no es algo que le ocurra a cualquier niño. Por eso el tuyo es especial. Es valiente y crecerá con mucha más valentía al verte siendo el mejor ejemplo para él

A Aliya se le llenaron los ojos de lágrimas pero no las derramó. Las palabras de Valentina le estaban llegando a lo más profundo. Sabía que bien eran ciertas.

No pensaba en su carrera ni en el dinero que ganaría, sino en ella misma, en las personas que atravesaban su misma situación. En Oleg orgulloso al verla dejando huella y dando un mensaje positivo al mundo.

Cuando Fyoder, Sergei y los demás miembros de la Federación regresaron. Valentina tomó sus carpetas y se preparó para marcharse.

Misión cumplida– les dijo sin siquiera detenerse.

El presidente sonrió encantado, emocionado.

–¡Eres un genio, Radionenko!– le gritó.

Ella negó mientras continuaba su camino.

No. Solo soy muy lista, pero Aliya también lo es

Aliya no quería que se fuera sin antes agradecerle. Entonces la llamó desde el pasillo, pero corrió para alcanzarla.

¡Valentina!

La hizo detenerse. Se giró para mirarla justo cuando más iba acercándose.

¿Qué pasa?– le preguntó.

Gracias por esto, Valentina– Aliya la miró con gratitud. Le estaba agradeciendo de corazón.

Valentina suavizó su expresión y no pudo evitar una sonrisa. Asintió.

Gracias a ti

No dijo nada más. Así se marchó.

Fyoder se acercó a Aliya.

Ve a casa y haz tu equipaje. El lunes te quieren en Nueva York. Tu vuelo sale el domingo. La información llegará a tu correo electrónico. Viajarás con Sergei. Valentina viaja desde mañana. Alla se encontrarán con ella

Saliendo del trance en el que se encontraba, Aliya parpadeó.

¿Había dicho Nueva York? ¡Tenía que ser una broma.

¿Dijo usted Nueva York?– se aclaró la garganta al preguntar.

El presidente asintió.

Sí, Aliya. En Nueva York están las oficinas de Adidas. ¿Tienes algún problema?

¡Claro que tenía un problema!

No pudo evitar su expresión de angustia.

Justamente Nueva York era donde residía Alexey. ¿Podía tener peor suerte?

Trató de tranquilizarse aún así. Estaban hablando de una de las ciudades más grandes del mundo. Las posibilidades de encontrárselo eran demasiado pocas. ¡Casi nulas!

Negó.

Ningún problema

Fyodor Stanislav no pudo evitar ir hacia ella y abrazarla con emoción.

Fue entonces cuando Aliya se dio cuenta del peso de la situación.

> Ya no hay marcha atrás < pensó quedamente.

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La despedida con su hijo Oleg el día domingo estaba siendo sin duda una de las experiencias más dolorosas que Aliya había vivido alguna vez.

Se agachó para abrazarlo con todas sus fuerzas. Sus brazos rodearon el pequeño cuerpo mientras sentía cómo las lágrimas brotaban de sus ojos y eran derramadas sin freno hasta caer por su mentón.

El aeropuerto a su alrededor vibraba con el murmullo de viajeros y anuncios, pero todo se desvaneció en el ruido de su corazón, que latía desbocado.

Te amo, mi amor, te amo muchísimo– el llanto seguía surgiendo y surgiendo, y ella no podía hacer nada por detenerlo.

Cuando tuvo que separarse de él, lo hizo solo unos cuantos centímetros, y sin soltarlo. Lo miró y le acarició el cabello, la carita, después volvió a abrazarlo.

Mami, no llodes– lo escuchó decir, pero esa tierna vocecita solo consiguió que su corazón doliera aún más.

Volvió a mirarlo y se encontró con los ojitos más hermosos, los ojitos que tanto amaba desde el primer día en que los había conocido.

Con sus infantiles y pequeñas manos, Oleg se encargó de limpiar las lágrimas que empapaban su rostro.

No puedo evitar llorar, mi vida. Te voy a extrañar a cada segundo que pase. ¿Tú me extrañarás a mí?

Sí, mami. ¡Mucho, mucho! Peo yo te espedo en casa de montanas. Y yo cuido a abu Yeli

Aliya tragó el nudo en su garganta. Aunque le desgarraba el alma dejar a su bebé, él siempre le había demostrado ser valiente. Siempre le había dado esa fortaleza que evidentemente tenía de sobra y que en ocasiones a ella le faltaba. Lo miró de nuevo fijamente, esta vez para grabarse cada rasgo de su hermosa carita, y esa sonrisa que la enamoraba.

Era cierto que su madre y su hijo pasarían todo aquel tiempo en Yegórievsk. Oleg amaba el campo y estaba muy emocionado de volver. Le llamaba su casa de las montañas.

Yelena se acercó, apoyando una mano en su hombro. Su mirada era comprensiva, maternal.

Sabes que cuidaré a mi nieto con mi vida. Además estos dos meses se pasarán volando. Oleg estará bien. Ama el campo y jugará con sus primos y con todos los amiguitos que tiene ahí. Lo inscribiré en la escuelita de verano que abrirán en el pueblo. Así aprenderá muchas cosas y estará preparado para cuando se llegue Agosto y entre al Jardín de Infantes

Aliya asintió en total acuerdo. Su corazón seguía pesando pero las palabras de su madre habían conseguido calmar su ansiedad. Aún así había un abismo de miedo y duda que le era difícil cruzar.

Oleg, quien quizás había sentido su preocupación, la tomó del rostro esta vez él a ella.

Tú vas a ayudad a las pedsonas, mami. Sekgei dijo

Aliya sonrió y se inclinó para cargarlo y darle un montón de besos más.

Sí, mi amor. Eso trataré de hacer, te lo juro. Intentaré dar lo mejor de mí

La vida tiene preparadas cosas muy buenas para ti, Ali. Sólo deja que las cosas fluyan. Oleg va a estar perfectamente, y te estará esperando a tu regreso, sintiéndose muy orgulloso de todo lo que habrás hecho

Un hilo de esperanza se tejió en el corazón de la gimnasta. Deseaba creerlo así, aferrarse a esa idea de que su sacrificio era parte de algo más grande, de un destino que les aguardaba.

Finalmente, llegó el momento de la despedida. En la terminal, sus amigas y miembros de la federación la rodearon, sus rostros reflejando el apoyo incondicional que siempre le habían brindado.

Mariya, con una sonrisa amplia, le tomó la mano libre.

Musti, esto es lo correcto. Tienes que ir. El mensaje que darás al mundo hará un cambio enorme, estoy segura. Eres la mejor para esta encomienda, y estamos tan orgullosos de ti

Ksenia asintió, con la emoción brillando en sus ojos.

Recuerda, siempre se puede resurgir de las cenizas. Tú eres el claro ejemplo de eso. Ve y muéstraselo al mundo

Tatiana apenas y pudo hablar. Se encontraba llorando y muy conmovida.

La abrazó prontamente. Ksenia y Mariya se unieron al abrazo, incluyendo también a Oleg.

Las palabras de sus amigas resonaron en su interior, como un mantra que se repetía. Aliya se sintió envuelta en su amor y apoyo, y aunque las lágrimas seguían fluyendo, comenzó a convencerse de que tenía que hacerlo.

Lo hacía por Oleg, por el futuro que quería construir para ellos, por las oportunidades que se le presentaban. Así, abrazó por última vez a su hijo y después lo dejó en el suelo. Le dedicó una última mirada. Él le sonreía con confianza y le otorgaba esa valentía que ella creía no tener.

La gimnasta se despidió de su madre y después agitó su mano. Dio entonces un paso hacia el futuro, sintiendo que cada lágrima era un recordatorio de la fuerza que llevaba dentro. Su viaje apenas comenzaba.

●●●●●

Diecisiete horas había sido la duración del vuelo directo de Moscú al aeropuerto internacional John F. Kennedy.

Desde luego a Aliya le habría encantado llegar y descansar al menos una noche entera, sin embargo al parecer había cierta urgencia en que terminara de firmar el contrato.

Llegaron al hotel muy temprano por la mañana, en donde ya tenían habitaciones reservadas para ellos.

Ahí ella pudo dormir un par de horas pero después se llegó el momento de darse un baño y arreglarse para su primera reunión con ejecutivos de Adidas y los asesores de la campaña.

Para la ocasión eligió un bonito vestido color rojo con zapatos de plataforma beige. Decidió recoger su cabello en una coleta alta, y también se maquilló.

Aunque estaba cansada, se sentía bastante expectante con respecto a todo lo que conllevaba el estar ahí y trabajar bajo su marca.

Llegar y ver el edificio desde afuera fue toda una experiencia, también lo fue el ser recibida como si fuese toda una celebridad desde el momento en el que pisó el interior.

Iba acompañada de Valentina, pero no parecía impresionada pues nada de aquello era nuevo para ella.

En primer lugar fueron dirigidas hasta una amplia y sumamente elegante sala de juntas, donde la luz natural se filtraba a través de grandes ventanales, iluminando un ambiente que emanaba profesionalismo y energía.

Alrededor de la mesa ovalada, un equipo multidisciplinario ya las esperaba y estaba listo para comenzar. Expertos en marketing, creativos de la agencia de publicidad, asesores legales, gerentes de relaciones públicas y patrocinios, y un par de representantes del equipo de finanzas, cada uno con sus labores bien definidas.

La presentación comenzó con un resumen del proyecto. Uno de los gerentes, con un aire de confianza, se puso de pie y compartió las ideas centrales de la campaña. Su voz era firme mientras hablaba sobre cómo desarrollarían y coordinarían cada aspecto de la estrategia. Hablaban de planificación de medios, de cómo optimizarían la exposición de la marca, y de las agencias externas que se sumarían al esfuerzo.

Aliya se sintió atrapada en un torbellino de información, pero también emocionada. Escuchó atenta haciendo muchos esfuerzo por no perderse entre tanta información.

–Queremos asegurarnos, Aliya, de que tu imagen no solo resuene en Rusia, o en Estados Unidos, sino a nivel global– explicó el gerente, gesticulando con entusiasmo. –Es fundamental que cada detalle de esta campaña hable de tu esencia como atleta y como persona, pero aún más como sobreviviente–

Valentina, sentada a su lado, le dio un leve apretón en el brazo, transmitiéndole confianza. "Esto es real", parecía decirle.

La gimnasta tomó una respiración profunda, intentando asimilar la magnitud de lo que estaba sucediendo.

Cuando la conversación giró hacia el tema del contrato, la tensión en la sala se volvió palpable. Aliya sintió que su corazón latía con fuerza al escuchar la cifra que le ofrecían. Era un monto que la deslumbraba; un contrato para ser embajadora de la marca por un año entero, prometiendo estabilidad y un reconocimiento que siempre había soñado no solo ella, sino también su equipo.

–Además– continuó el gerente, con una sonrisa que desbordaba satisfacción. –Si logras alguna medalla en la siguiente edición de los Juegos Olímpicos, el contrato se incrementará significativamente–

Valentina, con una mirada de complicidad, se inclinó hacia ella.

–Tienes que creértelo, Aliya– susurró. –No solo eres una atleta de élite en Rusia, eres una de las mejores del mundo. Esto es menos de lo que mereces, pero es un gran comienzo. Te lo aseguro–

Las palabras de su representante resonaron en su mente mientras el gerente desglosaba los beneficios adicionales. Un departamento elegante y cómodo, con servicio de limpieza y un cocinero personal que se encargaría de adaptar sus comidas a su dieta. Un centro de entrenamiento privado, donde podría entrenar sin distracciones, y sesiones de terapia deportiva semanal en un lujoso spa. Contaría también con un seguro médico integral y un auto con chofer a su disposición, lo que la liberaría de cualquier preocupación.

–Una vez que firmes, el dinero estará en tu cuenta bancaria. Ya he revisado todo letra por letra, así que puedes hacerlo con total seguridad– le dijo Valentina.

Aliya asintió y volvió su atención a los importantes documentos. Jamás creyó ver una cantidad con tantos ceros. Ni siquiera en sus mejores años cuando había sido patrocinada por marcas nacionales en su país.

Lo único en lo que podía pensar era en Oleg, en su futuro asegurado. Una alegría muy grande la llenó.

Finalmente, el momento decisivo llegó. Con un bolígrafo en la mano y el documento frente a ella, sintió cómo su corazón se aceleraba. Se detuvo un instante, mirando la hoja llena de promesas, de oportunidades. Sin pensarlo dos veces, trazó su firma en el papel.

Mientras levantaba la vista, una sonrisa iluminó su rostro. En ese instante, comprendió que había firmado no solo un contrato, sino el comienzo de un nuevo capítulo en su vida, un paso firme hacia un futuro lleno de posibilidades que, aunque incierto, prometía ser emocionante y transformador.

●●●●●

Media hora más tarde, Aliya y Valentina salieron por fin de la sala de juntas.

La gimnasta todavía sentía una mezcla de euforia y confusión. Prácticamente acababa de firmar un contrato millonario. Apenas y podía creérselo.

Todavía se encontraba en aquella nube cuando se encontraron con Sergei en el vestíbulo.

¿Cómo les fue en esa junta?– les preguntó.

Excelentemente. Aliya firmó el contrato, y esto ya es una realidad– contestó Valentina con emoción.

Genial, Mustafina. Felicidades. Yo justo vengo de revisar el centro de entrenamiento. Tenía que verlo primero con mis propios ojos. No confío tanto en estos americanos, y debo asegurarme de que no deseen espiar nuestro trabajo

Aliya rió.

No seas paranoico, Sergei. Dudo que quieran espiar nuestros entrenamientos

El entrenador se hundió de hombros.

Bueno, uno nunca sabe– murmuró.

Valentina...– Aliya se olvidó por un momento de la desconfianza de Sergei y llamó esta vez a su agente. –Hubo un detalle que no me agradó del todo, aunque quizás fue que entendí mal

¿Qué detalle?

Sobre mi estadía

¿Qué pasa con tu estadía?

¿Cómo es eso de que tendré un departamento para mí sola? No mencionaron que ustedes vivirán conmigo. Me gustaría aclararles eso. Viviremos los tres juntos

Ah, no, linda. Lo siento pero esa parte ya está aclarada y firmada. Sergei y yo tendremos habitaciones en el Four Seasons, todo incluido. Para ti es el lujoso penthouse, pero no pongas esa cara, Aliya. No tienes que preocuparte. Solo estarás ahí para descansar. Pasarás mediodía aquí trabajando, y la otra mitad del día entrenando con Sergei. No es la gran cosa

Aliya no pudo evitar sentirse mortificada pues le temía mucho a la sensación de vacío y soledad, sin embargo no deseaba replicar. Sabía que Valentina tenía razón. Tendría todo su día ocupado.

De acuerdo. No me preocuparé por eso

La secretaria que las había recibido de inicio volvió a acercarse interrumpiendo la charla entre ellos.

–Disculpe, señor Starkin. Lo esperan en sala para firmar su contrato–

Sergei la miró con total confusión. Después se giró a Valentina y Aliya.

¿Qué ha dicho?– él no entendía ni un poco de inglés.

Valentina rodó los ojos.

Ah, ahora regreso. Tendré que acompañarlo y hacerla de traductora– lo tomó del hombro y lo instó a seguir a la secretaria.

Aliya los observó marcharse, sintiendo el frío del lugar en el que se encontraba.

El bullicio de la oficina parecía desvanecerse mientras se quedaba sola, atrapada en sus propios pensamientos.

Nada la hubiese preparado para lo siguiente que pasó...

Sus ojos lo encontraron y reconocieron al instante.

Su alta y grande figura destacaba entre las demás personas. Imposible de ignorar. Imposible de olvidar.

Él estaba al otro lado del vestíbulo y tenía la mirada clavada en ella. Unos ojos verdes y llenos de vida que bien recordaba. Ojos que la habían recorrido entera y con los que todavía soñaba.

Travis Keith...

El mundo a su alrededor se desvaneció.

La imagen de él, con su sonrisa carismática y esa confianza que parecía irradiar, trajo consigo una mezcla de nerviosismo y emoción. Aliya sintió cómo el corazón le latía con fuerza mientras él se acercaba, todavía con la caliente mirada fija en ella, tanto como si el resto del mundo hubiera dejado de existir.

De entre todos los escenarios en su mente, jamás hubiese podido imaginar que iba a encontrárselo de nuevo, que iba a encontrárselo... ¡Precisamente ahí!

¡Oh, no podía ser cierto!

¿Sería un sueño?

No. Él era real, y se acercaba cada vez más. Enorme. Imponente. Intenso. Viril.

La gimnasta empezó a sentirse como si mirara estrellas. Las rodillas le temblaron, y supo entonces que iba a desmayarse.

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