FINAL
Gabriela despertó primero, estaba toda enredada con León, brazos y piernas hechos un lío, un delicioso lío. Se pegó más si era posible y sintió como él la apretó contra sí.
- ¿Estás bien? –oyó que preguntaba y ella sintió que su corazón paraba. No quería arrepentimientos, por favor no, rogó.
- Sí. Muy bien. –dijo con cautela.
- Porque yo no, me has dejado exhausto. –le besó la cabeza mientras reía, ella se relajó de inmediato.
- Me alegro.
- ¿Ah sí?
- Mucho. –aseguró feliz.
- Pero creo que ya me recuperé. –aseguró pasando una mano por su cadera con lentitud. Y poco después se lo demostró.
**************
- Ya pasaron 24 horas y no han salido de allí ¿eso es normal? –Preguntó Habiba y las otras dos se la quedaron mirando con los ojos entrecerrados. León y Gabriela llevaban un día encerrados en el torreón, después de saber en donde estaban exactamente, las tres habían ido por turnos a dejar comida y bebida a los pies de la puerta, esta desaparecía por supuesto.
- No seas tan inocente, por Dios. –contestó Baasima, la otra solo rodó los ojos.
- Bueno, yo que sé de esas cosas... y ustedes tampoco saben. –acusó.
- Es lo que tiene ser una mujer árabe después de todo. Y no es que me atraiga la idea de atarme a un matrimonio para saber porque tanto escandalo con lo que pasa entre las sabanas, habiendo tantas cosas y aventuras por tener, digo, el sexo no lo es todo ¿no? –Baasima las miró expectante.
- Ciertamente Gaby no se ha quejado nunca de ello. –sonrió Azima. –Y paso del tema. –se llevó las manos a la cabeza masajeándola. Las otras dos rieron bajito. –ya las oí.
- Solo a ti se te ocurre cumplir eso de beber.
- Lo hice Habi, una vez se arregló todo o se medio arregló. –Azima tenía un buen dolor de cabeza aunque ya había tomado aspirina.
- Vi mal. –dijo Habiba.
- ¿Entonces quien era al que llevabas de la mano mientras corrías por el jardín? –preguntó Baasima.
- Al que creí que era un Al-Khaled. Al verlo más de cerca bueno, a quien yo recordaba era atractivo, pero este era un hombre muuuuy atractivo. Mientras buscaba lo vi en el jardín, le dije: ¿Eres un Al-Khaled?, me miró de arriba abajo y solo sonrió allí, pérfidamente.
- ¿Qué te dijo? –Baasima se acomodó en la enorme cama donde las tres estaban aun medio descansando de los eventos de la noche pasada. Azima también se recostó de tal forma que oyera mejor, Habi se puso de rodillas para ser vista y escuchada.
- Vaya, vaya... eso me dijo. Parpadeé en respuesta. Digo, era muuuuy atractivo y me quedé en blanco.
- Sí, sí, eso ya lo dijiste.
- No me interrumpas Baasi. Así que una vez me forcé a aclararme le dije que si era un Al-Khaled debía huir, que era peligroso para él. Sólo ladeó la cabeza en respuesta y vi como es que analizaba cada centímetro de mi rostro y me sonrojé por primera vez en mi vida. –dicho eso se tiró de espaldas en la cama con derrota. –me porté tan tonta.
- ¿Y luego? –Azima parecía divertida. Habiba se incorporó para proseguir.
- Es cuestión de vida o muerte le dije casi gritándole. Él alzó una ceja y yo quise abofetearlo. Así que solo lo tomé de la mano, corrí por el jardín y lo saqué de allí. Le dije a un guardia que era mi primo, él solo dejó que yo hiciera todo. Y después... -calló de pronto.
- ¿Después qué? –urgió Baasima.
- Después se fue. –pero se sonrojó de nuevo, las otras dos la miraron con sospecha.
- ¿Por qué siento que cualquiera podría reclamarte en este momento? –acusó Azima con el ceño fruncido.
- ¡Oye! Soy pura.
- Pura... puros líos. –bufó Azima.
- Nadie va reclamarme, nadie. Ya pasaron años de lo del oasis, me equivoqué con que había visto un Al-Khaled. No era él. Y tú...
- ¿Yo qué?
- Nunca bebes, seguro que no fue porque estábamos hasta arriba de problemas.
- Necesitaba un respiro, también me estreso ¿saben?
- Eso o cumpliste eso de beber porque tío habló contigo anoche. Te va casar con Omar ¿no es así? –Mientras Habiba buscaba al supuesto Al-Khaled, el rey había pedido la presencia de Azima, la había tenido sentada a su lado sus buenos minutos, aparentemente solo haciéndole compañía, pero no eran tontas, había habido más que simple conversación.
- Me duele la cabeza, quiero dormir. –dijo intentando ignorarlas.
- Huyamos. –propuso Baasima de pronto.
- ¿Cómo?
- Vámonos, las tres. Gabriela es feliz ahora, eso seguro. No nos necesita.
- ¿Por qué huir? –Azima la miró confundida.
- Porque nunca podrás que decirle no a tío. –Habi le lanzó un cojín que dio en su cabeza y ella se quejó audiblemente.
- Tío quería saber de Gabriela y León, le aseguré que estaban bien y que quizás arreglarían sus problemas.
- ¿Solo eso?
- No, no solo eso Baasima. También insinuó que sería esplendida esposa y quizás una muy buena reina. Sé lo que quiere hacer, sé que quiere lo mejor para Omar y ya tuve suficientes aventuras para una vida, no creo en eso del amor con estrellas y fuegos artificiales, aunque Gaby lo tiene ahora mismo, no creo que sea algo que todas podamos conseguir. Si es mi deber para Durban casarme con Omar, pues que así sea. Y ahora ¿puedo dormir, por favor? – las chicas quedaron mudas y con cara de espanto.
- No puedes, no tú, es rarísimo en ti que aceptes algo que se te imponga.
- Nadie me lo esta imponiendo Habi. –dijo con cansancio.
- Es porque eres la mayor, es complejo de hermana mayor, siempre hacer lo mejor para todos ¿no?
- Como sea, además no creo tener mi propia historia de cuento de hadas y tampoco la ando buscando. No, no es cinismo, es realidad. Y me dormiré. Largo.
Baasima y Habi salieron con cuidado, mirándose con preocupación pero, ¿Qué podían hacer? La futura vida de Azima parecía que ya había sido escrita y ella pensaba seguir adelante. Quizás León podía hacer algo, pero si a Azi la caracterizaba algo era su tozudez, nada estaba escrito pensó Baasima mientras avanzaba al lado de Habi, ambas en silencio, pensando, tramando. De la nada salió un hombre con traje negro propio de la nueva guardia. Las dos saltaron al estar desprevenidas. Su sombra salió por completo y después de controlar los locos latidos de su corazón, le dio una áspera mirada y le ignoró.
Habi le sonrió encantada y ella ni le miró cuando hizo una apenas inclinación a modo de reverencia. Grosero, dijo para sus adentros. Ella era una princesa después de todo y haría de su vida un infierno, así que sombra ¿eh? Ella no la necesitaba, tenia como una docena de guardaespaldas por Dios santo, además estaba el hecho de que esta sombra era demasiado para ella, demasiado todo. Y no le gustaba esa sensación de perder el control sobre lo que sentía. No, no le gustaba nada.
Días después en la festividad de cierre.
Gabriela y León saludaban al pueblo desde el balcón principal de palacio. Ambos sonrientes y dichosos, el rey estaba a su lado, contento y conversando con Omar quien al fin había salido de su auto enclaustramiento. Lucía ojeroso y cansado pero mucho más delgado, era la sombra de lo que había sido, pero seguro se recuperaría. Había empezado a ser mucho muy amable con Azima para sorpresa de Gaby y consternación de Habi y Baasima. Ni siquiera habían podido hablarlo con Gabriela o León, tenían que hacer algo se decían entre ellas a cada rato. Azima estaba también allí en el balcón lo mismo que ellas y otros miembros más de la familia real, entre ellos las hijas de Omar quienes eran muy lindas aunque algo revoltosas, curiosamente solo Azima podía controlarlas. Esto no pintaba nada bien. Rato después Gaby se acercó.
- Iré a Italia dentro de poco.
- Nos alegramos. –le dijeron.
- Quiero que vengan las tres. –dio una mirada a Azima quien ahora hablaba con Omar con calma aparente, calma que parecía más resignación que otra cosa.
- Perfecto. –brincó Habiba.
- Después de todo, son nuestras embajadoras culturales ahora. –les sonrió complacida. –viajarán mucho y eso seguro les servirá muchísimo, ampliar horizontes. –dio otro vistazo a Azima. –Dar a conocer nuestro Pais, impulsar nuevas reformas y modos de ver la vida.
- Lo necesita. –aseguró Baasima sin disimular a quien se refería.
- No entiendo qué pasa. –dijo Gabriela y ellas enseguida se dieron cuenta de a qué se refería. –luego hablaremos. –dijo con complicidad. –por ahora, iremos a lugares cercanos en viajes cortos, temo que León no quiere que pase más de una noche fuera.
- Claaaaro. –rio Habiba.
- Pero, eso cambiará cuando Ally tenga su bebé, seguro que no iré por solo un día. Quiero mucho ir y estar una buena semana por lo menos. Y en cuanto al asunto que nos ocupa... -señaló imperceptiblemente a Azima. – todo irá bien.
- ¿Cómo sabes?
- Es que no lo sé Baasima. Es un misterio. –le sonrió y guiñó un ojo y regresó al lado de León quien ya reclamaba su presencia, le dio un beso en la sien y el amor salió por sus poros juraría Baasima.
Unos pocos meses después...
Gabriela había llegado hacia pocos días a Italia, acompañada por León quien fiel a su norma no escrita, no le gustaba dejarla lejos de él por demasiado tiempo, encantada había observado lo bien que su esposo se había llevado con su familia y eso le había quitado un enorme peso de encima, de hecho hacía poco que habían ido a la boda de su primo en Rusia, hasta entonces León había dejado de verlo con el ceño fruncido, lo recordaba y reía por ello. Sin embargo algo había surgido y había tenido que adelantarse a Durban para su pesar, puesto que no podría llevarse a Gaby y no había podido reunirse con Máximo y Stefano. Gabriela seguía encantada de la vida con su familia y haría una visita sorpresa a Allyson, sabia que estaba por tener a su bebé y aprovecharía ese momento para llegar.
Abdul había quedado con ella, lo mismo que Salma, Jazmín y una flota de guardaespaldas. Había rodado los ojos ante tal despliegue de excesos, pero no había dicho nada. No podía decir nada en cuanto al tema de seguridad frente a León... nunca. Mientras tanto, vería a Jaquie también y por fin a las niñas. Le hacia tanta ilusión, verlas por video llamadas no era lo mismo. Por fin, fue avisada de que Allyson ya había tenido un bebé, Fabricio se llamaría como le había dicho su amiga y asombrada de la rapidez para haberlo tenido, se dirigió al hospital de inmediato. Avanzó por el pasillo y antes de llegar a la habitación de Ally, salió Jaquie con el bebé en brazos.
- ¿Gaby? ¡Oh, por Dios! ¡Sí eres tú! ¡Sabía que eres tú! Se abrazaron y tomó al bebé de inmediato.
- ¿Cómo sabias que era yo?
- Te olfateó. Buenos días su alteza. - Saludó Stefano. Jaquie ese día parecía oler a kilómetros de distancia todos los olores, todos.
- ¿Podrías dejar de bromear con eso de los títulos? Ya sé que te divierte, pero me siento tan rara que tú, el esposo de Jaquie y amigo mío también me salude así.
- No es broma, el saludo debe ser así. – Dijo él ocultando su diversión. – León me mataría si sabe que te falté el respeto. Por cierto, lamento que haya tenido que irse, Máximo y yo queríamos reunirnos con él.
- Lo sé, cosa de última hora y en cuanto a los títulos, basta ya. –sonrió divertida. -Es la cosita más linda del planeta. – Dijo Gabriela refiriéndose al bebé que tenía en los brazos.
- ¿Verdad que si? – Dijo Jaquie, quien al sentir algo se giró hacia el guardaespaldas de Gabriela... - ¿Desde cuando usas perfume femenino? – Lo vio ponerse rojo. – No, no lo estás usando. Alguien se te acercó tanto que te dejó impregnado su aroma, ¿alguna novia? – El aludido se puso más rojo y murmurando algo, hizo una reverencia y se alejó a prudente distancia de ellos.
- Yo no olí nada. – Dijo Gaby sorprendida. - ¿Desde cuando sientes tan intensamente los aromas?
- Cosa de unos días, no tengo la menor idea de por qué. Ahora huele a claveles. – A los dos minutos entraron sendos arreglos florales de claveles a la habitación de Allison quien seguía durmiendo, y tenía a su lado a su inseparable esposo.
- Empiezo a preocuparme. – Dijo Stefano. – O tienes un excelente olfato o eres una adivina.
Ally se despertó y le sonrió brillantemente, los otros los dejaron mientras iban a comer algo en la cafetería del hospital.
- Es bellísimo. –dijo Gaby después de darle un beso a Ally.
- Se parece a su padre.
- Y a ti, eres hermosa Ally.
- Lo dices porque eres mi amiga. –rio feliz, pero luego calló al ver a Gaby absorta en el bebé. - ¿Y tú? ¿tú como estás?
- En un tiempo más podré intentar tener una cosita así de hermosa. –dijo suspirando con anhelo.
- Lo lograrás.
- ¿Sí verdad? ¿Y las niñas? Muero por verlas.
- Oh, lo harás. Aun no te irás ¿no? ¿vino contigo el trio dinámico?
- No, aun no me voy y si vinieron, solo que tuvieron que ir a una conferencia sobre el papel de las mujeres árabes en el siglo XXI, están en Florencia. Vendrán después. Yo preferí venir y ellas amablemente me han sustituido.
Ese día fue de locos, Jaquie se había desmayado y ellas se habían enterado mientras aun estaban en la habitación. Después del susto inicial, Gaby había entrado a verla y al ver lágrimas en los ojos de su amiga, su corazón se había paralizado de miedo, pero cuando vio que eran de alegría, la abrazó con fuerza al saber que pese a todo pronóstico ella había quedado embarazada. Jaquie había quedado embarazada, aun cuando casi todos habían dicho lo improbable de ello. Se limpió una lágrima en al auto de regreso.
- ¿Todo bien Princesa?
- Sí, es alegría. –vio fruncir el ceño a Abdul. Ella recordó algo. -¿Por qué hueles a perfume femenino? –sin el recato de una princesa se aproximó a él que iba en el asiento del copiloto. –Jaquie tenía razón, aunque el aroma es sumamente sutil. Como a... como al perfume de Jazmín. –se tapó la boca con las dos manos. –Abdul tú... ¿tú y mi asistente personal? –por el espejo retrovisor lo vio ponerse rojo y ella empezó a reírse a carcajadas.
La vida estaba bien, muy bien. Sería tía de nuevo gracias a Jaquie. Se reunirían en unos días en Florencia. Y ella en poco tiempo más buscaría su propio bebé. Sus primas favoritas florecían como bellas rosas mostrando al mundo su inteligencia y habilidades diplomáticas, la situación de Azima aun no se formalizaba y ella lo agradecía, ella y las otras dos. Habiba decía ser feliz por no haber sido reclamada, pero había una sombra de duda allí muy interesante y Baasima protestaba siempre el hecho de tener una sombra, una que iba y venia por cierto, desaparecía por temporadas y luego se presentaba ¿Qué clase de guardaespaldas era? ¿Por qué le permitían hacer eso? Aunque había notado que cuando él no estaba Baasima lucía algo triste, mmm también eso era interesante, pero, eran felices todos ¿Qué más podía pedirle a la vida? Recordó su llegada a Durban y toda la incertidumbre, el miedo, el coraje y el casi odio a su esposo, todo ello reemplazado poco después. No se imaginaba sin él, no podía hacerlo. Lo amaba tanto, que ya lo extrañaba, a pesar de que tenía escasas horas que se había ido y eso era tan cursi que se apretó los labios para no reír como una loca en el auto.
Días después todos departían en el enorme jardín de la casa de Allyson en Florencia, su amiga era la imagen vida de la felicidad maternal al tener al pequeño en su regazo pensaba Gaby mientras ella misma tenia en brazos a las dos pequeñas de sus amigas e intentaba entretenerlas para que no se bajaran tan pronto, amaba cargarlas y llenarlas de besos. Les prometía en ese momento dos pequeñas tiaras de princesa.
- ¿De pincesas? – decía en su lenguaje infantil Maddie.
- Oh sí.
- Dos... -pedía la pequeña Jaquie mostrando dos bellos deditos hacia su tía.
- Dos serán.
- Y su tía las sacará de la cueva de Ali Baba y los cuarenta ladrones. –dijo Stefano con una sonrisa conspirativa. Las niñas lo miraron curiosas.
- Las sacará de su bóveda personal. Está llena creo, León siempre le está dando joyas, entre otras cosas. –bromeó Baasima cómodamente sentada con una margarita en la mano mientras charlaba con las demás, Habi, Azi, Jaquie y Ally.
- Y seguiré dándole. –dijo una voz que Gaby reconoció enseguida. Stefano le quitó las niñas y ella corrió a su esposo.
- Parece que tiene un siglo que no se ven. –dijo Máximo sonriendo y tomando a una de las niñas en sus brazos.
- No te burles, sabes que incluso tú reaccionas así cuando no nos vemos aunque sea un corto espacio de tiempo. –dijo su esposa y él le guiñó un ojo.
- Y tú. –dijo Jaquie a Stefano, él se sentó a su lado y acarició su vientre aun liso.
- Te extrañé. –le dijo León a Gaby al oído aun abrazándola.
- Fueron tres días. Máximo tiene razón. –dijo ella provocándole.
- Corriste hacia mí.
- Viniste hacia mí.
- Sí y siempre lo haré. –y la besó provocando risas, aplausos y hasta silbidos de la concurrencia.
SIP, falta el epílogo
Qué emoción jajaja... ya casi acabamos...
GRACIAS MILESSS POR LEER
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