29
Diciembre 2 semanas - Martes
Aquel día había comenzado de forma extraña, Error había llegado a la escuela con bastante sueño, se había quedado hasta tarde haciendo tarea. Al toparse con su amigo en el salón de clases le saludó y en vez de recibir por lo menos una mirada y un pequeño gesto, lo que recibió fue nada.
Nightmare lo había ignorado por completo.
Sabía bien que la personalidad de su compañero era esquiva y arisca, pero entre ellos había un mínimo de buen trato. Intentó ignorar el suceso por el resto de la clase hasta que la hora del almuerzo llegó, ninguno de los dos habló pero el mayor de todos modos le acompañó hasta la misma mesa.
Frunció el ceño al fijarse que tocaba postre de chocolate, miró fijamente aquel dulce tensándose porque no sabía si podía hablar, Nightmare solo deslizó el contenedor con un dedo para acercarlo donde el moreno.
En ese momento, llegó Cross con su bandeja, parecía no darse cuenta de la actitud de Nightmare pues solo se sentó a su lado y habló directamente a Error.
"Dime cómo te fue el Sábado"
"Bien"
No le iba a contar ni en sus sueños que ya había dormido con Ink, quizás podría regañarle que había sido demasiado pronto ya que ni siquiera se habían dado algún beso oficialmente.
La conversación siguió entre ambos, hasta un punto donde el monocromático suspiró entredientes.
"Pues la verdad, ya no se me ocurre con qué puedes seguir. Creo que ahora solo debes dejar que todo sea natural; si quieren ser buena pareja solo sigan sus corazones"
Nightmare dijo sus primeras palabras en todo el día.
"Qué princesa sonó eso"
Error alzó una ceja terminando con la última cucharada de chocolate.
"Tú eres acá el princeso"
"¿Por qué te llama así? ¿Acaso eres un príncipe o algo?" Preguntó Cross ladeando la cabeza.
El aludido frunció el ceño y bufó, tomó su bandeja y se fue del comedor. Cross miró al moreno con una expresión de confusión a lo que Error se encogió de hombros.
"Le tuvo que pasar algo ayer en la tarde porque en el día estaba normal" Aclaró, sin entrar en detalles.
Nightmare esa así cuando algo le ocurría, pero había sido tan inesperado que tampoco él mismo pudo procesar su comportamiento. Primero le daría su espacio y después preguntaría.
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