—Si no te sentís cómoda, podemos hacer otra cosa.

—Estás frustrado, ¿verdad?

—Tal vez un poco —Argentina suspiró—. Es solo que... Quiero que salgamos a bailar, beber, lo que sea, y vos simplemente no te acoplas.

—Lamento no ser lo que esperabas.

—No, no...

—Soy muy aburrida —la británica entristeció—. Lo lamento, supongo —jugó con sus guantes.

—UK...

—Sal con tus amigos, te hará bien. Yo tengo cosas que hacer.

—Espera... Yo quiero estar contigo.

—Te dije que soy un alma vieja... Y aunque lo intento, no puedo seguirte el ritmo.

—Tal vez darnos un tiempo sirva.

—Sí —le dolió—. Está bien.

—Es una despedida corta.

—No volverás por mí... ¿verdad?

—Tal vez no... Porque no somos compatibles.

—Lamento ser tan aburrida, Arge.

No la contradijo y eso marcó el final.