28.
—Quisiera besarte algo más que los labios.
—¿Eh? —Argentina estaba un poco confundido y muy impresionado—. Querés... ¿Qué querés besarme?
—El cuello.
—¿Por qué?
—Se ve muy suave.
Sonrió.
—Si me besás ahí, tendremos problemas.
—¿Por qué?
—No lo entenderías.
—Pero puedes explicarme.
Lo pensó un poco y sí, se iba a aprovechar.
—Será un placer.
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