18.


—Mi señor tecito fue mi luz y mi fuego —Francia sonrió.

—¡Oh! —y México aprovechó la oportunidad—. Quieres decir que también es excelente en el frutifantástico.

—Obvio.

—¿Y es activo o pasivo?

Francia miró a México y sonrió. Ya entendió el porqué de pronto estaba conversando con quien casi nunca lo hacía.

—Cierto sudamericano te envió a preguntar. ¿Verdad?

—La neta sí..., pero ahora, hasta yo tengo curiosidad. Así que dígame...

—Y seguirás así —sonrió de lado—. Porque eso es información clasificada.

Francia se fue, y México maldijo antes de llamar a su patrón en ese acto terrorista por información.

—Perdóneme, compa... Pero le fallé.

—Dejáme recordarte que fue tú idea, boludo. ¡Qué me metés en esto!

—¡Pero también querías saber! Y no te me hagas.

—¡No has pensado que me gustaría descubrir todo por cuenta propia!

—No aceptas mi ayuda... Qué mal pedo eres.

Argentina colgó... pero sí aceptaba que le mataba la curiosidad.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top