Euforia.

Y es la juventud la respuesta, la juventud será la principal encargada de ayudarnos a formar esta nueva patria, los elegidos para limpiar nuestro país de la plaga que nos acompleja, de continuar mi legado y honrar de una vez por todas a nuestro pueblo, levantándonos de las cenizas para pelear por lo que es correcto.

Discurso del presidente Jeon Taeyang, año 1983.

TaeHyung soltó una pequeña risa.  Aunque JungKook ya se hubiese ido hace algunas horas el omega aun podía sentir sus labios algo hinchado, razón por la cual no le era posible el dejar de sonreír, incluso cuando estaba ayudando a los hermanos betas a hacer el desayuno.

Hoseok y Jimin tenían su propio hogar y familia pero por alguna razón desconocida siempre venían a la granja a causar problemas, molestando a la señora Jina o haciendo travesuras junto a TaeHyung que incluían el molestar a las vacas y gallinas de aquel lugar.

—Así que... —hablo Jimin al momento en que la abuela Jina salió al pueblo, en busca de comprar los materiales suficientes para hacer una rica tarta de frambuesas —¿Te encuentras bien, TaeHyungie?

El menor frunció el ceño.

—Claro que estoy bien, Hyung —afirmó mientras buscaba los vasos en la estantería.

—¿Solo bien? —Pregunto Hoseok posicionándose al otro lado de TaeHyung —Porque para haber recibido el peor trauma de tu vida luces bastante feliz —hablo con los ojos entrecerrados de sospecha —Nos atrevemos a decir que no has dejado de sonreír desde que despertaste.

El omega resopló al notar la emboscada que los mellizos habían hecho, era imposible que ellos supieran de JungKook, ¿verdad?

—¿Algo que nos quieras contar, pequeño TaeHyung? —Pregunto Jimin en un tono amenazante que sorprendió al menor —¿O acaso pensaste que no notamos como el descerebrado hijo del señor Min entraba a tu habitación a largas horas de la noche?

Las mejillas del rubio perdieron todo el color y tuvo que sostenerse de la encimera al sentir sus piernas perder fuerzas, pero, aquello ninguno de los hermanos lo noto.

—¿Cómo se dieron cuenta que JungKook estaba aquí? —pregunto a la defensiva, frunciendo el ceño con molestia al por fin recomponerse de la sorpresa.

Jimin sonrió pero no había ninguna pizca de alegría en sus ojos, él no estaba nada feliz de que TaeHyung confesara sin vergüenza alguna que estuvo junto a aquel pelinegro.

JungKook era un alfa y TaeHyung no entendía el riesgo de eso.

—Ese estúpido niño hizo mucho ruido al entrar por la ventana de tu cuarto —afirmó —¿Es por eso que fuiste a la casa de Min ayer? ¿Fuiste a verte con JungKook? ¡TaeHyung, casi te matan por una estupidez!

El rubio se sintió intimidado ante el grito pero trato de no demostrarlo.

—Estaba preocupado por él, solo quería ver si estaba bien —se defendió siendo interrumpido por la escandalosa pero falsa risa de Jimin.

—Un omega...un omega preocupado por un alfa —rió con sarcasmo en sus ojos —Oh, TaeHyungie... ¿en qué demonios te has metido?

—¿Qué tiene de malo que esté preocupado por él? Jina es un alfa y me preocupo por ella también —afirmó confundido —No hay diferencia alguna, no entiendo porque...

—Jina es diferente —interrumpió Hoseok —TaeHyung, los alfas son peligrosos para alguien como tú.  No deberías volver a verte con ese niño ni con ningún otro desconocido.

—¿A qué te refieres a "alguien como yo"? —Preguntó el omega —¿Qué me están ocultando?

Jimin abrió la boca para hablar pero el sonido de un aullido lo interrumpió.

Un aullido que sonaba dominante y lleno de ira, aullido que TaeHyung reconoció a la perfección.

—JungKook —susurró justo antes de salir corriendo a la búsqueda de su alfa.

JungKook tocó sus labios con una sonrisa boba en el rostro, sintiendo estos cosquillear ante lo que fue su primer beso. Él en verdad no estaba seguro de qué ideas tenía TaeHyung de él ahora o si el rubio se arrepentía de lo sucedido pero trato de no pensar en aquello.

El alfa estaba feliz.

Había besado a TaeHyung teniendo como impulso el miedo de perder al omega pero ahora con la mente más despejada se atrapó a si mismo deseando aquel beso desde hace ya un tiempo. Sin darse cuenta su cuerpo siempre buscaba contacto con el del piel acaramelada, los juegos se volvían muy cariñosos o se quedaba pensando en TaeHyung a todas horas del día.

Con energía se levanto de su cama, bañándose con rapidez y arreglándose un poco más de lo usual, pensando en el cómo se escaparía para volver a ver a TaeHyung.

Camino por las escaleras y ni siquiera alcanzó a saludar a sus familiares cuando se dio cuenta lo que estaba sucediendo a su alrededor.

—¿Por qué hay tantas maletas? —Pregunto confundido —¿Se va a algún lugar, Hyung?

—Nos iremos —afirmó YoonGi mientras empacaba —así que arregla tus cosas, en media hora más salimos.

Y de un segundo a otro la felicidad que pudo haber vivido JungKook pareció un efímero recuerdo.

—¿Nos vamos? —Pregunto sin entender —¿A dónde?

—A nuestra hogar de caza —afirmó el mayor y si noto el cambio en el humor del pelinegro no dijo nada —Te enseñaremos a ser un verdadero alfa.

Algo se removió dentro del estómago de JungKook y sintió unas fuertes ganas de vomitar, sus labios se movieron inconscientemente hacia arriba en una extraña mueca.

—¿Cuánto tiempo estaremos fuera? ¿Siquiera volveremos? —Pregunto —¿Por qué decidieron esto sin preguntarme antes?

El hombre dejó de guardar las cosas para enfrentar al menor.

—Estaremos afuera hasta que te conviertas en un buen alfa —afirmo con los hombros tensos —Y decidimos esto de forma tan apresurada por culpa de tu comportamiento. —YoonGi se acercó, tratando de intimidar al menor pero este ni siquiera apartó la mirada —¿O acaso crees que no escuchamos como suplicabas para que NamJoon no matara a aquel omega? ¿Crees que no vi el cómo trataste de proteger a aquella abominación?

—¿Abo...? —JungKook ni siquiera pudo terminar de decir la palabra —¿De qué estás hablando? ¿Por qué estás siendo tan malo con el omega?

¿Por qué estás siendo tan cruel con mi omega?

Las mejillas de YoonGi se incendiaron de enojo.

—Los omegas son una aberración de la naturaleza, son seres tan repulsivos y asquerosos que deben ser eliminados —afirmó como si estuviese recitando las palabras de alguien más —¿Sabes qué? No tendré esta charla contigo ahora, ve a guardar tus cosas porque nos iremos.

JungKook salió de la habitación pero no para obedecer a su Hyung.  Él corrió, huyo hasta el único lugar donde sabía que lograría tranquilizarlo, el único lugar en donde se sentía en casa.

TaeHyung.

JungKook gruño con fuerzas al sentir el aroma de su omega, el adictivo olor a lavanda, manzanilla y cananga odorata, la fragancia que solo el rubio poseía, el único aroma que lograba enloquecerlo por completo.

Él solo quería a TaeHyung.

Quería a su omega. 

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top