Uno
"I guess you really did it this time..."
Solía recordar cada fecha especial de mi vida, y... ¿No podía recordar justo esa?
Estoy sentado ahora mismo en el frío piso de la cocina de mi madre. Cuando era pequeño, encontraba que este lugar era el mas grande de todo el mundo.
Ahora es uno de los más pequeños en mi vida.
-Harry, ven, por favor. -dice lentamente mi madre.
Me levanto del piso, ayudándome al agarrar el borde de la mesa y comienzo a caminar por el estrecho pasillo cubierto de papel mural ya desgarrado. Paso mis delgados dedos por las paredes hasta que toco el borde del umbral de la puerta de la habitación de mi madre. Acerco mi cabeza.
-¿Si? -pregunto. Mamá está acostada en la cama con ambos brazos fuera del edredón que cubre su cuerpo.
Está pálida como siempre y acompañando su palidez, están sus finos labios de un tono violeta un tanto oscuro. Tomó aire y entro en la habitación para sentarme en el pequeño sillón a un lado de su cama.
Ella sonríe levemente, solo por un segundo, al sentir el calor de mi mano traspasar la piel fría de la suya.
–Me duele... –gime.
Aparto la mirada de ella. Sin su habla a menudo, sin que pronuncia si quiera una palabra porque eso implica demás suda energía, se me hace cada vez más difícil identificar si su dolor sigue, a atenuado, o acrecentado.
–¿Quieres que vaya a comprar mas medicina? –le pregunto levantándome del sillón. Me inclino sobre la cama para tomar sobre ella la punta del edredón que está un poco abierto. Cualquier descuido y puede que se vaya de aquí. –No recuerdo que hayan mas en el frasco.
Ella pestañea en forma de asentimiento y yo me inclino para darle un beso en la frente. Le doy un apretón en la mano y salgo de la habitación.
Me voy a mi habitación y saco mi suéter negro de lana. No sé hasta qué hora estaré allá, pero lo mas probable es que llegue tarde. Saco mis llaves y salgo de la casa junto con un leve "adiós" insonoro hacia mi madre.
Fuera, hace un frío que pela. Se supone que aun no entramos en invierno, sin embargo, pareciera que estuviéramos en el. Las calles de mi barrio están desiertas y es obvio porque... ¿Quién jugaría con este clima?
Al cabo de unos 15 minutos cambiando, llegó finalmente a la farmacia. Empujó la puerta de vidrio templado y saludo al guardia ya de años. El me sonríe con su bigote grueso blanco y gira su cabeza hacia la entrada otra vez. Saco un numero del pequeño caracol rojo y me apoyo en una de las estanterías para esperar.
–¿10? –pregunta una voz femenina conocida luego de oreos números. Alzo mi papel y camino hasta el mesón. Carol está frente a mi con su típico niño rojo en la nuca.
–Hola, Carol. –susurro mirando sus ojos azules penetrantes. Debe de tener recién unos 50 años, pero es una de las mujeres que mejor se mantiene según yo.
–Harry... –saluda ella asintiendo mientras ordena en mesón tras el mío. –Supongo que vienes por lo mismo de siempre, ¿No es así?
–¿Por qué mas vendría aquí? –le respondo agachando la mirada. Ella chasquea la lengua y me da un apretón en la mano que luego aparta. –¿Revisaste lo del convenio?
Ella asiente sin mirarme y sigue ordenando las cosas. Levanta un paquete de pastillas para la garganta de propóleo y las deja a un lado de mi brazo.
–¿Y? –vuelvo a insistir.
–Lo siento, Harry. Tu padre ya no te tiene como propietario, ya lo sabes. Y no puedo hacer nada para cambiarlo. El convenio por su trabajo lamentablemente no puede cubrir el costo. –explica. –Lo lamento.
Suelto el aire que contenía desde que formulé la pregunta. El mal nacido de mi padre aun no ha hecho nada por salvar a mi madre.
–No, está bien. Ah... –balbuceo. Deposito el ticket de mi numero en el pequeño recipiente de plástico trasparente para hacerlo. –Volveré más tarde. No te vayas, ¿Si? No quiero volver a explicarle a otra persona todo el drama.
–Nos vemos, y suerte, Harry. –murmura Carol y yo asiento para seguir mi camino. Cruzo las puertas y salgo del lugar sin nada en las manos al igual que entré sin nada en los bolsillos.
Me paro en la esquina de la cuadra y levanto mi mano para hacer parar el autobús que me llevará al norte de la ciudad. Me habían pasado en dato hace ya unos meses pero no quería ir. No me había visto tan obligado hacerlo. Pero ahora si que si.
Creo que realmente lo hice esta vez.
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