PRETTY : TWO
SEGUNDA PARTE
YuBin suspiró. La cafetería es un lugar donde los estatus sociales importan mucho, y ella, siendo la abeja reina de esa escuela llena de fracasados que la admiran por una buena apariencia y actitud agria, no puede permitirse ser vista con un chico como Jeon JungKook, claro está. Pero, cuando pensó que él volvería a estar solo en el almuerzo, lo vio al lado de una chica, no sabía quién jodidos era, nunca antes la vio.
Tiene un corto cabello rubio con adornos aniñados en éste, su uniforme lleva un saco de lana rosa y utiliza unos lentes de marco lila. ¡Es ridícula! ¿Acaso es nueva? ¿Por qué habla con él? Se supone que no tiene amigos, mucho menos amigas.
—¿Quién es esa? —preguntó a sus amigas, señalando la mesa a la distancia.
—Ah, es Yeo SeolJi. Ingresó ayer y pertenece a 2C.
—Con que nueva…
—Sí, ¿No se ve ridícula? Estuvo toda la clase de música hablando con el profesor sobre los openings de animes. Es muy molesta… Ugh, me desagrada, ¿Por qué tantos raritos deben venir a esta escuela?
Para nadie es de extrañar que Jung RaMi sea una de las chicas más… complicadas de toda la escuela, incluso para YuBin es difícil de llevar. RaMi y Na MinWoo son sus mejores amigas, tienen el tipo de amistad que nació hace un año atrás, al inicio de secundaria, las tres decidieron hacer una alianza. Desde entonces, son respetadas en los pasillos como el trío de oro con quienes no debes meterte si no quieres terminar nada, hay muchos rumores, en realidad, jamás han lesionado a alguien, más que insultar en redes sociales, no cometieron todos los actos que se dicen.
No vienen de familias con mucho dinero, ni tienen las mejores notas. Simplemente dan miedo.
A YuBin comienza a no importarle el resto, ni siquiera la conversación que llevan las dos chicas, en su cabeza pasa que a JungKook también le gusta el anime, como a la nueva. ¿Hablaran de eso? No quiere sobrepensar en la situación, no debería ser tan importante, no para ella.
Infló sus mejillas, fastidiada.
Para la sorpresa del resto, sus manos fueron a la bandeja de comida, casi terminada, y se levantó de su trono. Comen en una de las mesas más grandes, pese a ser tres, y tiene el acceso libre a ser observadas por los demás bajo el foco de luz brilloso.
—Eh, ¿A dónde vas? ¿Ya terminaste? —cuestionó RaMi, al ser ignorada frunce el ceño— ¡Hey!
Su amiga de cabello azabache se aleja, pasando entre las personas que detienen sus charlas entretenidas para seguirla con la mirada. YuBin camina a un punto fijo, en silencio, y con la mandíbula tensa de lo molesta que se encuentra ese día. El castaño levantó la vista de SeolJi para observar a sus espaldas, su estómago se revuelve en un dolor incómodo, ¿Es miedo? Sí, puede que lo sea.
Traga saliva entrecortado cuando la tiene en frente. Vamos, es tan jodido todo esto, no tuvo tiempo ni de pensarlo, simplemente, como una perra egoísta, ella dejó caer la bandeja de comida sobre su cuerpo. El jadeo de la rubia lo avergonzó. «Genial, alguien más que sabe sobre 'Fracasado Jeon.'» suspiró internamente.
—¡¿Qué te sucede?! —no hace falta decir que toda la cafetería, además de los cocineros, quedaron sorprendidos con el grito de SeolJi, era un acto suicida— ¿Por qué le haces esto? ¡No te hizo nada!
YuBin chasquea la lengua, la misma es golpeada contra el interior de su mejilla es un diabólico gesto infernal. Él mira sus pies, ¿Debería intervenir? No quiere que la chica nueva resulte lastimada, sabe que la Kim a veces es algo dura con las personas.
—Su sola presencia me hace querer vomitar. —rié, y vuelve a verlo— Míralo, ni siquiera es capaz de defenderse, es un marica.
—Discúlpate. —su mano se extiende al hombro de YuBin, lo golpea— ¡¿Te crees muy intimidante?! Pídele disculpas, ¡Ya!
—Hija de…
JungKook reacciona antes que la situación pase a mayores, sus manos van a parar en los brazos de YuBin por atrás, su pecho toca la espalda de ella. No quiere una pelea, en especial porque la persona que resulte 'ganadora' será llevada a dirección y –seguramente– suspendida durante semanas, no desea ver a ninguna en algo así. Sin importarle las miradas curiosas del resto, toma la muñeca de la pelinegra y sale de la cafetería a paso veloz, con su corazón latiendo por los nervios, nunca se ha atrevido a tremenda acción.
«Dios mio.» piensa «Ayúdame.» repite una y otra vez en su cabeza. Tiene todo el cuerpo repleto de comida, su uniforme ha sido ensuciado y, como si no fuera suficiente, tiene a una chica que parece el mismo diablo a sus espaldas.
Llegan al baño de hombres, la lanza al interior y coloca la cerradura. No duda de que en algún momento alguien querrá entrar, entonces, estará en grandes problemas, y al salir andará por los pasillos con una camisa mojada, ni habla de su cabello. Demonios, su madre volverá a hacerle un interrogatorio apenas pise la entrada de su casa. Suspira, en un cómodo silencio camina al lavado donde enciende el agua fría, comienza a quitarse la camisa sucia por el agua de la sopa.
—¡Joder! ¿Por qué me sacaste de ahí? ¡Iba a matar a esa perra nueva!
YuBin camina de un lado a otro furiosa. Tira de su cabello.
—Te saqué porque yo sí pienso en las consecuencias de tus actos. —dijo, quitando las algas de su cabello, mojó este algo asqueado— Te excediste esta vez. —gruñó— ¿Cuál fue la razón? No hice nada…
—¿Nada? Pues yo te veía muy cómodo hablando con esa.
—Me preguntaba sobre los horarios. —negó— Seguro ahora todos la miraran mal por meterse contigo.
—¡Se lo merece! Intentó adueñarse de lo que obviamente es mío. ¡Eres mio!
JungKook siente unas palmas en su abdomen descubierto, su espina dorsal se heló al instante. Disfruta mucho de estar en sus brazos, es cálida y fría al mismo tiempo, ¿No es imposible? No para Kim YuBin, lo incorrecto está al compás de lo moralmente adecuado ante los ojos de la sociedad. Ella es así, y ya se acostumbró a eso. Observando su propio reflejo, ve una mano bajar lentamente hasta dónde debe ir, su lugar.
La sangre sube a sus mejillas.
—YuBin… pueden descubrirnos.
—Tú me metiste aquí, tontito.
'Tontito.' es el insulto más leve que le ha dicho, aunque saliendo de sus labios es agrio, y no le agrada, se siente diferente, más ofensivo, como si lo rebajara al lugar de sus otras víctimas. La mano del castaño baja a la suya, la tomó, sus dedos se entrelazan en un ferviente momento de tranquilidad. El día que descubrió sus sentimiento se condenó a sí mismo a una vida llena de sufrimiento, una vida donde él ya no es dueño de él, a partir de entonces, todo lo que creyó pertenecerle pasó a ser propiedad de Kim YuBin, ella es la dueña, la propietaria de sus sentidos, de su existir, de su vida.
Ni siquiera le molesta la idea de ser un ser humano atado a las redes de un amor tóxico, es dulce, es amargo, es muchas cosas.
Esta seguro de que quiere a esta chica, pero ella, ¿Lo quiere?
Nunca la escuchó confesar sus sentimientos, siempre son proclamación de su territorio. Más, no hay palabras románticas, ni en medio del acto.
Gira, sin soltarla.
—Me gustas mucho. —le dice, su garganta arde— En serio.
—Lo sé. —asiente en una sonrisa eficaz.
JungKook se siente molesto de que sea todo lo que ella pueda decirle, con sus labios apretados la sostiene de la cintura, y ni siquiera lo piensa demasiado antes de darla vuelta y colocarla sobre el lavado. Jadea, sorprendida.
—¿Qué te sucede?
—Dí que me quieres, ya.
—¿Decir que te quiero? —repite en un hiriente tono burlón— Eres gracioso.
—¡Dilo! —su intento de sonar duro era entretenido para la contraria, aunque estaba sorprendida de su veraz grito, quiso ver hasta donde llegaría su hermoso amante.
—¿Y si no quiero?
—Sé que me quieres. —frunció el ceño— Dilo.
—Bueno, es verdad, quiero muchas cosas de tí. —sus rostros se acercan—Te necesito JungKook, ahora.
Por supuesto, el pequeño Jeon es débil a sus palabras, por lo que no tardó más de dos segundos –en los que comprendió a que se refería, dejando atrás su enojo– e Inmediatamente se puso a trabajar.
La parte superior de la pelinegra fue la primera en irse, era esa diminuta camisa estudiantil que utiliza en dos talles menos para tenerla pegada a su cuerpo, ¡Toda una puta! Joder, sus pantalones siempre se sienten apretados cada vez que –desde su pupitre– la observa reírse con sus amigas en hora de clase, sus ojos suelen viajar a los pechos que orgullosa presume entre las chicas. Los mismos pechos que él ha podido probar más de una vez. Se deshace de la ropa interior que le obstaculiza poder besarla a profundidad en esas partes ocultas de su cuerpo, y se aferró a su pezón en el momento en que apareció a la vista, lo mordió con fuerza.
El material frío debajo de sus dedos la invita a una sensación más placentera cuando estos se aprietan en el instante en que una oleada de placer la invadió, su espalda se arquea y con una mirada inquisitiva se lanza a ver al Jeon, éste lamia y succionado el maltratado pezón. Es un experto en besar su cuerpo, YuBin se cree una Diosa cada vez que JungKook la tiene, ambos se tienen en uno al otro, son Romeo y Julieta, sólo que no planean suicidarse en conjunto por una tremenda incapacidad de razonamiento, no es estúpida. No, ellos vivirán siendo incorrectos, vivirán en las llamas del placer. Viaja a otros sitios con su mente despegando, cegada del placer,
Si alguien los descubriera estarían plagados de problemas. Su reputación se rompería por dejar que el 'Fracasado Jeon.' la follara en los baños de hombres. ¡¿Qué dice?! Su reputación ya ha acabado en cuanto salió de la mano con él de la cafetería, frente a los ojos de todo el mundo.
—Mhhm, debes estar muy avergonzada. —JungKook apenas podía hablar, su boca ocupada en encontrar cualquier piel disponible que pudiera hallar para chupar con avidez. Le encantó cómo respondía su chica favorita a sus beso, eran muestra del amor incondicional que promete.
Su pelvis se acercó, YuBin movía sus caderas contra las suyas, ni el jodido uniforme era suficiente para bloquear la excitación goteante de ella, comienza a desesperarse, el calor de su coño hacía que su pene se pusiera –si es que es posible– más duro que nunca. El morbo de la situación, lo atribuyo a eso.
—C-Cierra la boca. —tira de su cabello, y lo jala hacía atrás, gimió, y en ese segundo supo que estaba jodido.
—Min YoonGi jamás podrá follarle tan bien como yo, ¿Cierto? Por eso vuelves a mi cada vez.
Mirandolo directo a los ojos, se pregunta si decir que siente cariño seria correcto. Lo de ellos es físico, ¿No? Las emociones románticas deberían estar a millas de distancia, ocultas en una caja fuerte abajo del mar. Preocupada lo observa, no quiere admitir que rompió la primera regla en su contrato no firmado. 'No te enamores, YuBin.' Mierda, ya es tarde, y él fue el primero en notarlo.
Min YoonGi fue la primera persona que le enseñó sobre sexo, tenía una actitud arrogante difícil de llevar, era dominante en todo sentido. Tal vez fue eso lo que a YuBin la llevó a parar en JungKook, no quería que alguien más le dijera que hacer, ella era quien disfrutaba de ordenar.
—Eres un bastardo codicioso, Jeon. —lo lastimó cuando sus uñas se clavaron ligeramente en su cuero cabelludo, su cuello ahora girado en un ángulo incómodo lejos de la cara de ella.
—Es en lo que me volviste. —su frente suda de lo tonto que es al no querer acelerar sus movimientos para no molestarla, inhala feroz y la ve— ¿P-Puedo… —el leve asentimiento le permitió sujetarla sobre sus muslos y atraerla más a él, con la ropa aún de por medio, comenzó a frotarse sobre ese centro más que humedo— O-Oh, mierda…
Es rápido, desesperado. Acaricia con el coño de YuBin su erección, siente los besos de ella sobre su cuello y las manos que acarician su torso. Se estremece.
—Mmh, mi bebé quiere correrse tan desesperado... —susurra, mordiendo su cuello.
—¡Ah! S-Sí, por favor, quiero... —cierra sus ojos, repartiendo embestidas falsas— correrme.
En el momento en que lo dijo, sus caderas tartamudearon y se corrió sobre su pantalón de escuela. Definitivamente estaba en problemas, y si sus padres no le traen ropa de repuesto, tendra que transcurrir en todo el día con ropa sucia, o la de gimnasia, lo cual, es muy vergonzoso.
YuBin lo visualizó en frente suyo gemir y empujar sus caderas contra ella como un patético niño pequeño que carecía de autocontrol. Ha sido increíble verlo, la cabeza le cayó contra su vientre mientras gritaba: 'A-Ah, YuBin-ssi.' una y otra vez. Nunca antes había experimentado algo así, fue una escena tan erótica, que solo la hizo sentir más necesitada.
—Eres un niño débil, viniendote antes que yo, y sólo en unos pocos minutos. ¿Te calienta tanto tener mi coño humedo contra ti? Tch, bebé patético.
Esas palabras son crueles, y al Jeon le encantan. Tiene muchos sentimientos, uno de ellos, es vergüenza.
Jungkook apenas podía mirar hacía arriba. Honestamente, sintió tanta vergüenza al darse cuenta de que arruinó uno de los momento que tenía para demostrarte que se convirtió en un hombre de verdad, que está vez él podría hacerla llegar primero, se cegó por la excitación. La peliengra tiene un enorme poder sobre él, es la única con la que ha estado de verdad, fue su primer beso, su primera vez, y será el último. Levantó la vista, pero al instante volvió a ocultarse en la curva de su cuello haciendo un adorable puchero, no le gusta cuando lo mira así, tan…
—Lo siento tanto, en verdad. Perdón, debería haberte…
—Ya no importa. ¿Te gustó correrte viendo mis tetas? —él asintió contra su cuello aún, YuBin lo acaricia, su espalda encorvada se estremece— Que tal si mejor me complaces a mi ahora, ¿Bien?
Jungkook inmediatamente levantó la cabeza y estuvo de acuerdo. Sus manos se ocuparon de quitar cualquier otra cosa que se interpusiera en su camino, feliz de que finalmente pudiera comer el coño de su querida. Era una actividad que lo volvía feliz, la primera vez lo que hizo era un desastre, esta seguro que YuBin fingió un orgasmo, y estaba muy enfadada, al punto de que no lo llamó durante dos semanas y en la escuela apenas giraba a verlo. Fue una tortura, ahí descubrió su necesidad a la aceptación de ella.
Estaba avergonzado de admitir cuántas veces se había corrido contra su propia almohada, tantas veces que recordó su coño chorreando miel dulce. Se proclamo único dueño, es el único que puede probarlo.
Intentó una raya larga sintiéndose orgulloso cuando fue empujado contra su intimidad. YuBin exclamó:
—Joder, eres mi propia putita experimentada. Amas comerme el coño, ¿Verdad? Todo un… pervertido. —suspiró.
Él no respondió, estaba demasiado concentrado en lo que tenía delante, abierto, reluciente y completamente excitado. Volvió a eso, deslizando su lengua por cualquier lugar que pudiera, tragando ansiosamente cada vez más rápido. Los gritos en el fondo lo incitaron, la necesidad de complacerla abrumaba sus sentidos. Aferrándose a su clitoris, en lo único que pensaba era en sí su cariño será suficiente para que decida nunca dejarlo. Tirando de su sensible botón rosado, recibió el pase libre para seguir con ésto, frotándolo en unos movimientos suaves pero rápidos.
Y justo cuando pensó que se correrías sobre su lengua, la muchacha tiró de su cabeza hacia atrás y hacia afuera. Con su barbilla cubierta por los jugos de la evidente excitación, y la mirada confundida en su rostro, lo hacía parecer un cachorro al que se le acaba de negar una comida.
—Quiero que me folles, Kook. —ordenó.
El más alto se enferezo, saliendo de aquella zona sagrada. No iba a negar que su polla se había vuelto una roca en esos siete minutos pasados, tenía la punta chorreando líquido preseminal.
No esperó a bajarse el pantalón junto con su ropa interior, un miembro erecto rebotó sobre su pelvis hasta más arriba, casi llegando a su ombligo. YuBin se apretó completamente contra él, acercando su polla su raja húmeda, luego, metió su mano entre ambos cuerpos que se convertían en uno para empujar la gran longitud del Jeon profundamente contra su centro palpitante que se cernía. La cabeza de él cayó sobre el hombro de ella, su determinación por no correrse demasiado pronto nuevamente era intensa, la culpa palpaba sus acciones.
—Eres tan… te sientes tan bien. —le dijo.
—Debes hacer que me corra, no lo olvides.
Jungkook no necesitaba más advertencias. Agarró sus caderas y las apretó, empujándola hacia adelante mientras seguía deslizándola de un lado a otro con la fuerza de sus embestida, estaba llorando contra la concha de su oído y se sentía como si estuviera en el cielo. Dios, la ama tanto, es increíble, ella le hace sentir eso, ella era la razón de su satisfacción. Deslizó una mano sobre el vientre plano de YuBin, hizo un camino corto hasta encontrar su clitoris. Cuando lo presionó, se ahogo en un gemido alto y él sonrió maliciosamente.
—¿Te gusta?
—Eres el jodido mejor hombre de la Tierra. —logró contestar con un débil tono de voz, las duras embestidas sobre el mármol del lavado la hacían disfrutar de esos minutos a su lado, su coño chorreando y el ruido del choque entre cuerpos desnudos.
El pequeño hijo de puta sabía exactamente lo que estaba haciendo.
Entonces, una idea fugaz paso por la cabeza de JungKook, y con su polla saliendo de sus estrechas paredes, se alejó unos segundos.
—JungKook, ¿Qué mier…
—Date la vuelta, por favor. —pidió, bajándola del lavamanos.
Vamos, su tono dulce no pudo engañarla, él estaba siendo brusco. Lo fue al hacerla girar y que su pecho desnudo cayera en el frío mármol, sus pezones dolieron con la ficción congelada, gimió, ¿En qué está pensando?
Agarró sus caderas, levantándolas en lo más alto hasta dejar su mejilla bien apretada contra la superficie del material. De alguna manera, el frescor del mármol era bienvenido contra el calor abrasador de su sonrojado rostro. Justo cuando estaba preguntandose cuándo empezaría, su polla empujó directamente hacía adentro sin ninguna resistencia. Comenzó a golpearla, sin remordimientos, sin ternura, solo sexo salvaje e imprudente. Sus manos resbalaron contra el suelo, un sonido de chapoteo se escuchaba cada vez que YuBin intentaba agarrar la superficie con las palmas sudorosas. No perdonaba, los años de ser la dominante llegaban a su fin.
No hubo más conversaciones, solo pura lujuria sin adulterar. Cuando sentía que se desesperaba por no querer correrse todavía, ajustaba la posición de la chica, presionando un poco sus caderas hacía abajo, pero no tanto como para no poder envolver la mano y encontrar el clítoris. La Kim era prácticamente un pedazo de carne inútil debajo de él mientras movía sus caderas con tanta fuerza y profundidad que apenas podía mover las suyas.
—M-Me voy a correr.
—O-Oh, mierda. Y-YuBin-ssi —gruñó, sus mejillas hirviendo— Estoy cerca…
YuBin se apretó a su alrededor, sentia la polla del Jeon hinchada de tanto placer, con sus bolas llenas de semen. La chica no aguantó más y se corrió, gritando su nombre, tenía la frente sudorosa como prueba física de lo cansada que se encuentra, no lo puede ver, pero esta segura que esa sonrisa triunfadora esta ahí, presumiendo haberla hecho correr primero. Segundos después fue su turno de liberarse, esta vez, en ella, su semen no se detuvo mientras gruñia. Los fuertes golpes contra el débil cuerpo de su amante la hicieron derramar lágrimas, pero no era dolor. Su pene aún anidado dentro y ahora desinflado, yacía allí, la mayor parte de su peso sobre sus brazos mientras trataba de reunir fuerza.
Suspiró y salió, cayendo contra el suelo. YuBin lo imitó, derrumbándose adolorida en sus brazos.
Ninguno dijo algo, estaban exhaustos. Las palabras no eran necesarias para hacerle saber al otro lo mucho que disfrutaron de su pasión escondida.
Si MinWoo o RaMi la vieran en esos momentos… Diablos, estaría muerta.
Con la respiración agitada giró a verlo, tomó sus mejillas entre las manos y le dijo:
—Mierda, Kook. Te quiero. —para luego besarlo.
Era un beso de un tacto simple, y lo hubiera continuado, si no fuera por los intensos golpeteos de la puerta. Se heló.
—¡¿Quién está ahí dentro?! —el ruido de las llaves del conserje los hicieron tomar rápidamente las prendas de ropa, por más que algunas ya no estuvieran para nada limpias— ¡Pequeños…! —sus quejas quedaron al aire, y sus ojos se abrieron en grande al notar a dos adolescentes semi desnudos en el baño de hombres— ¡Degenerados! —les gritó.
Detrás suyo, el cúmulo de alumnos se les quedó viendo también.
Su peor miedo acaba de hacerse realidad. Y, extrañamente, el peso de la mentira se fue, dejando un hueco para el cariño.
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