15. El niño destinado

Había pasado un día y yo ya comenzaba a sentirme mejor. Aunque todavía me preocupaba algo, quizá preocupar no es la palabra adecuada, ansiosa y un tanto nerviosa describe más el cómo me siento.

-Amor- le hable a Thomas desde afuera de la casa, él se encontraba en el techo arreglando algunas tejas, no consigue quedarse quieto y todo debe arreglar o limpiar.

-¿Si hermosa?-Me respondió asomándose un poco para verme.

-¿Puedes bajar un momento?- Le pregunté con una sonrisa, no voy a mentir es adorable no sólo tener a un chico todo poderoso que daría su vida por ti, sino que me escucha, me valora y me atiende.

-Claro.- Dió un brinco ágilmente y cayó a mi lado.- ¿Qué ocurre?

-Vamos a dentro hay una plática que hemos retrasado.- Me siguió hasta nuestra sala.

-¿Me vas a dejar? Porque de ser así debo buscar el cloroformo y unas vendas, espera un segundo.- Lo dijo con una sonrisa y haciendo ademanes de irse. Yo solté una pequeña risa.

-No claro que no, no te voy a dejar, sólo quiero saber qué va a pasar con nosotros, sí te sigo llamando Thomas o de qué forma.- El asintió con comprensión se sentó y me hizo señas para que me sentará en sus piernas.

-Puedes llamarme Thomas sí así lo prefieres, y qué te puedo decir en cuanto a nosotros, yo solo quiero pasar el resto de mi vida contigo.- Hicimos una pausa, para proseguir con otra de mis preocupaciones.

-¿Cómo están las cosas en el resto del mundo? Muchas personas debieron haber muerto.

-Si muchas personas murieron, cuidades se destruyeron, pero intentamos salvar a las mejores personas. Atacamos principalmente cárceles o bares como donde trabajabas, quisimos que las bajas fueran de asesinos o ladrones, pero de todas formas sé que muchos inocentes murieron.

-No es su culpa, no podían decidir, pero me gustaría ir a una de esas ciudades para ver si podemos salvar algo.

-Por supuesto, ponte una chamarra y vamos.- Asintió como sí fuera una excelente idea.

-Thomas, ahora que eres humano, ¿crees que podamos tener hijos? He estado pensando y qué tal sí el niño del que Leo hablaba es nuestro hijo.- Se lo pregunté con un pie en la escalera, quería compartir mi preocupación antes de que me arrepintiera.

-Kassel​, aún y cuando no tenga mis poderes nunca seré un humano corriente, la magia deja estragos en los cuerpos, incluso tu cuerpo es más fuerte ahora. Lo que te quiero decir es que nosotros no vamos a poder tener hijos, lo lamento quisiera darte una familia normal, pero no será así, el niño del que hablan no sé cuánto tiempo nos tomara encontrarlo, pero no debes preocuparte, las cosas buscan acomodarse en el momento adecuado.- Me explicó Thomas, como siempre luciendo muy sincero y seguro.

-No, no te preocupes por lo de los hijos, nunca fueron algo vital en mi vida, pero eso no significa que no seamos una familia. Te amo y tenerte a ti es todo lo que necesito, espera un momento ya nos vamos.

Llevamos unos minutos de camino, en la camioneta negra que al parecer aún conservamos. No tardamos mucho en ver los primeros indicios de una ciudad en ruinas. Nos estacionamos y una sensación de nostalgia se instalo en todo mi pecho, casas quemadas, calles destruidas, carros abandonados y ni una señal de vida.

Sin decir ni una palabra avancé tomada de la mano de Thomas, sí esto es difícil para mí, para él debe ser un castigo y recordatorio de las cosas horribles que hizo. Llegamos a una pequeña construcción de madera, no lucía muy arruinada, pero el techo se había derrumbado, y había tablas caídas en todos lados.

-Era una escuela ¿no es cierto?- Thomas sólo asintió con la cabeza baja, no paraba de ver con ojos llorosos las tablas, lo sujete de la mano y trate de transmitirle mi fé en él.- Lo arreglaremos.- me incline y comencé a quitar las tablas, Thomas me siguió y en poco tiempo ya teníamos un bulto de madera a un lado.

Cuando quitamos un poco de los escombros encontramos algo aún más difícil, en medio del salón principal había un grupo de niños no mayores de 10 años, sus cuerpecitos estaban casi inertes, con golpes, sangre, esqueléticos y manchas rojas en toda su piel. Thomas me sujeto y me levanto antes de que los tocara.

-Ya no podemos hacer nada Kassel, tienen viruela y están tan heridos que ningún doctor los salvará, lo mejor es sólo permanecer hasta que partan a un lugar mejor y después darles respetuosa sepultura, no tienes que ver esto, ve a la camioneta yo me quedaré con ellos, intentaré hacerles pasar por esto de la mejor forma.

Ver la vida esfumándose de tan inocentes cuerpos me tumbo, comencé a llorar todas las lágrimas que me negué a derramar antes. Me senté arriba de Thomas, y juntos iniciamos un cántico de paz y bondad, me tenía agarrada fuertemente, yo sabía que ambos necesitábamos ese apoyo.

En medio de nuestras alabanzas uno de los niños abrió los ojos, eran de un azul muy claro, me observó por un momento y comencé a ver de nuevo una energía rodeandonos, se expandió, se hizo más intensa y se desprendió de nosotros, avanzo directo hacia los niños, y por un momento casi entró en pánico.

El niño absorbió la energía, lo ví resplandecer y conforme su cuerpo se iba llenado de esa luz, las manchas y heridas se iban borrando. La luz lo traspaso y al tocar a los niños, sus heridas también se sanaron. Rayos de luz comenzaron a extenderse a su alrededor, y cuando nos tocó sentí amor, a falta de una mejor palabra. A nuestro alrededor las cosas se reconstruyeron por arte de magia y ese aro de luz se expandió hasta que lo perdimos de vista.

Nos levantamos y todo se veía tan hermoso, el sol brillaba, la tierra se veía tan natural y sana, todo a nuestro alrededor estaba perfectamente limpio y en su lugar. Volteamos a ver a los niños y ya estaban de pie observando todo, igual de emocionados que nosotros.

Esperaba ver personas saliendo de sus casas, pero ni la más grandiosa magia puede traer a los muertos, aunque ahora todos podíamos tener un nuevo inicio.

-Lo lograron encontraron al niño.- Nos giramos para ver de dónde provenía esa voz y encontramos a Leo observando todo con una felicidad pintada en toda su expresión.

-Cuando dijiste lo del niño me imaginé a un mesías que se convertiría en un asombroso guerrero que acabaría con todo el mal.- Le dije todavía asombrada por lo que acababa de presenciar, que no tuvo filtro mi imaginación a mis palabras.

-Los actos buenos no son tan grandes y estruendosos como los malos, pero son más poderosos, 7 vidas salvadas y la oportunidad de renacer, me parece un buen final.- Dijo Leo, y sólo en ese momento conté a los niños que había, 7 vidas, no sólo es un buen final también es un buen inicio.

-¿Él estará bien?- Le pregunté a Leo refiriéndome al niño de ojos azules.

-Es especial pero aún es humano, estará bien yo me encargaré de ello.- Me afirmó Leo y se dirigió a los niños que rápidamente lucieron emocionados por las alas del ángel.

-Si estarán bien, es el mejor ángel guardián ¿no es cierto?- Me dijo Thomas mientras me abrazaba por los hombros y juntos veíamos, la belleza de la inocencia y la fé. Yo asentí totalmente de acuerdo con esa afirmación.

-¿Kass?

Me gire para ver a Thomas y para mi asombro lo encontré de rodillas sosteniendo un precioso e inusual anillo, parecía de titanio, o quizá de un tipo de plata oscura y en su centro una​ pequeña joya con destellos de fuego en él, no miento podía ver un poco de llamas en medio de la joya transparente.

-Quería buscar el momento más oportuno y romántico de todos, pero acabamos de presenciar un milagro, quizá ocurra otro aún más maravilloso y aceptes ser mi esposa.

Las palabras se atoraron en mi garganta, quería llorar y gritar de felicidad, conseguí decir un "si" un tanto confuso y Thomas puso el anillo en mi mano, yo me arroje a sus brazos, a mi pequeño entorno donde la felicidad nunca es escasa.

***

Isa

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top