14. El final

Hay muchas cosas hermosas en esta vida, la belleza de la naturaleza es inigualable, es tan sabia y siempre sabe acomodar cada cosa en su sitio. Somos nosotros, con poderes o sin ellos, los que hacemos distinciones, grupos.

Estoy pensando en todo esto porque impulsada por los poderes de los jinetes estoy caminando hacia el centro de la batalla. No puedo dejar de avanzar, pero no siento miedo, las balas, cuchillos y poderes arrojados no me lastiman, a mi alrededor hay un escudo que me mantiene intacta.

Es una suerte que no deba preocuparme por nada a mi alrededor porque no puedo dejar de ver a Thomas, o bueno no sé sí seguirle llamando así. Él se ve tan imponente y poderoso, que a su lado todo es opaco, ya no hay ningún caballo estos desaparecieron junto con sus jinetes, el que tampoco este el caballo blanco me hace darme cuenta que Thomas ya no es un jinete pero ¿en qué se convirtió?

El príncipe luce como humano, pero solo en lo físico, su destreza en batalla no se compararía con un soldado cualquiera, me es difícil seguir sus movimientos, a su costado tiene una especie de chaleco donde saca cuchillos y estrellas con picos que arroja con demasiada fuerza, mientras que al mismo tiempo maniobra su espada para atacar en orden de prioridades a Thomas.

Leo no es ni la mitad de rápido o fuerte que el príncipe, pero luchando con Thomas crean una escena digna de presenciar, un ángel y un demonio apoyándose en pelea.

Ya estoy a unos cuantos pasos de ellos, y me siento tan relajada, en mi pequeña burbuja todo es paz. Es un interesante contraste, todos a mi alrededor atacando tan rápido y yo moviéndome como sí estuviera flotando. Thomas se da cuenta de que estoy muy cerca, y como siempre me vuelve su prioridad, deja atrás al príncipe y se pone enfrente de mí para que nada me dañe, pero eso ya no es necesario.

El príncipe le da la espalda a Leo y avanza hacia nosotros, me pongo al lado de Thomas y tomando su mano inicio un cántico parecido al de los ángeles, pero absorbiendo magia oscura, la magia de los jinetes aún presente en mí y en Thomas. La energía que me rodeaba se hizo más grande, más intensa, la podía ver perfectamente, la retire de mí y permití que avanzara en dirección al príncipe, hasta que choco directo en su pecho.

Leo tenía razón que sí se daba el apocalipsis sólo yo sobreviviría, la energía no me hacía daño porque los jinetes me hicieron inmune a ella, pero al príncipe le dieron un poco de todo el mal que causo. Hambre, ira, malestar, debilidad, odio. Por largos segundos se hinco con dolor reflejado en su rostro, quizá no sea suficiente para matarlo, pero sí fue lo suficiente para inmovilizarlo. Leo caminó con la espada de Hunter empuñada con fuerza y se colocó justo al lado del​ cuerpo agonizante del príncipe.

Con gran odio reflejado en su rostro Leo levanto la espada.- Es más desperdicio de magia el destruirte que el dejarte ir, pero esto sin duda lo voy a disfrutar.- Tras eso último dió un corte firme en el cuello y el príncipe se convirtió en polvo negro igual que el resto de los demonios.

Después de la muerte del príncipe, ya sólo quedaba un demonio y yo seguía tomada de su mano. Como sí hubieran ensayado la escena los ángeles se posicionaron todos enfrente de nosotros en fila. Unos cinco ángeles con armadura diferente avanzaron al frente de todos con sus espadas aún en alto.

—Leo llévate a la humana.— Dijo el ángel que estaba en medio, por su mirada de asco supe qué planeaban hacer.

—¡No! Él nos salvó a todos.— Le grite intentando sonar fuerte, mientras me ponía delante de Thomas.— Ustedes jamás habrían ganado está guerra sin ayuda.

—Leo se te dió una orden.— Lo dijo no sólo ignorandome completamente sino que con cierto desprecio hacía Leo, que permanecía inmóvil al lado de Thomas.

—¿Quién se creen ustedes?

—Kassel ellos son la guardia, los ángeles también tienen una, por lo tanto significa que son los más poderosos de los míos.— Me explicó Leo como siempre muy amablemente,  y ante la mirada de superioridad de los ángeles pensé que eso significaba que los iba a apoyar.— Si escuché su orden pero no planeo cumplirla, Kassel desea permanecer aquí y nunca se le ha negado nada, yo no seré el primero.

—Entonces verás la ejecución de ambos.— Lo dijo fuerte y avanzado con su espada en mano.

Los tres nos quedamos estáticos en nuestro lugar, yo delante de Thomas y Leo a mi lado, quizá un paso más adelante que yo. Los ángeles avanzaron hasta estar a centímetros de mí, sentí a Thomas tensarse y sostener mi cintura, se preparaba para quitarme de en medio de ser necesario.

—Yo no me acercaría más señor, a los jinetes nunca les gustó que amenazaran de ese modo a la chica, y a decir verdad a mí tampoco, pelearé para protegerla, ese siempre fue mi deber.

—Le darás la espalda a tu pueblo, te dimos un lugar en nuestras filas y tú eliges regresar con ellos, siempre supe que eras un traidor, morirás primero.

—Nunca deje de ser un demonio, pero eso no condiciona mi modo de actuar, no les tengo miedo porque sé que se irán en unos minutos.— La seguridad con lo que lo dijo me dejó muda.— Piensan que es el jinete blanco ¿no? Pero se equivocan, él ya volvió a su estado natural, regreso a ser humano, no debieron dejarme saber tanto de sus historias, los ángeles no pueden matar humanos.

—Aún siento el aura de poder a su alrededor, para mí sigue siendo demonio.

—Es verdad aún tiene el poder, por lo tanto lamento informarles que están por debajo de él, los matará y de no ser así los próximos jinetes lo harán, el poder del apocalipsis no se destruye, sólo habita otro contenedor, lo he visto esto puede terminar, sí los dejan ir después vendrá un niño destinado a absorber esos poderes y convertirlos en algo bueno, sí los matan esos poderes siempre estarán rondando la tierra preparándose para un segundo alzamiento. Atrévete a negar que eso encaja en las viejas historias, también está en las del demonio original, él robo ese poder y creo su imperio, ¿quieren que todo vuelva a comenzar?

—¿Un niño destinado?— Le pregunté sin poderme contener, talvez soy la única que sabe de su poder.

—Todo poder en escencia malo debe tener su equilibrio, hay una antigua historia acerca del final, se dice que un niño intermedio a la guerra dará fin a los poderes de la forma que menos se espera.

Los ángeles se detuvieron a medida que Leo seguia explicando, no tenían un arma en contra de tal declaración, pude leer en su cara duda y desesperación por no saber que hacer, pero les basto solo ver la destrucción a su alrededor para que la decisión estuviera tomada. Los ángeles bajaron sus armas, retrocedieron y se fueron.

—¿Así simplemente se van a ir?— Le pregunté a Leo.

—No tienen alternativa, saben que lo que digo es cierto, pero ahora me dejaron a mí la búsqueda del niño, sí algo sale mal seré el primer castigado.

—Oh Leo lamento que tengas está carga por defendernos, siempre estaré en deuda contigo.

—Siempre estaremos en deuda contigo.— Le dijo Thomas mientras estrechaba su mano.— Gracias por tu ayuda y por cuidar a Kassel.

—No tienen nada de que agradecer, sólo les pido que sean muy felices, nos tomo mucho trabajo llegar hasta aquí.

Tras escuchar eso voltee a ver a Thomas, tenía los ojos de Ian, y físicamente era un tanto parecido a Hunter. Me acerqué a él y me puse en sus brazos, era una sensación tan agradable, la misma que sentía estando con cada uno de ellos, pero esta era mejor. Es difícil de describir, pero toda la pena por la muerte de los chicos se esfumó, ellos no murieron, ahora entiendo porque protegían a Thomas, sabían que ellos volverían a ser uno sí él quedaba vivo. No, ellos no murieron, la naturaleza se encargó de acomodar todo en la forma que debía ser.

***

Isa

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