5

Capitulo 5: Un poco de historia Griega.

Parte 1.

Lyon alcanzo a tomar a Tessa en sus brazos, cuando se desvaneció. Sin poder quitar la mirada del monstruo con quien se encontraba peleando la madre de la chica inconsciente, sin poder dar crédito a lo que sus ojos estaban contemplando.

El monstruo tenia alas doradas, garras y manos de bronce, colmillos enormes y su cabeza era como de serpiente y como tal se movía.

Danae de pronto había pasado de ser una mujer despistada y algo torpe a ser una guerrera increíblemente ágil, mientras que su padre era el equivalente en masculino. También atacaba al monstruo sin darle descanso y aunque los dos habían unido fuerzas no parecía suficiente para lograr vencer.

―¡Llevate a Tessa! ―volvió a repetir Jason mientras atacaba.

Pero el joven no era capaz de reaccionar, solo permanecía arrodillado en el suelo, sosteniendo a Tessa contra su cuerpo con tanta fuerza que esta después de un momento comenzó a reaccionar y a quejarse hasta quedar sentada, con los ojos abiertos de par en par y temblando como una hoja.

―¿Que... que es eso? ―articulo con dificultad.

―No estoy seguro, ni siquiera se si es real ―le respondió Lyon poniéndose en pie de golpe al ver como su padre era lanzado por los aires, cayendo desparramado varios metros más allá de donde estaban ellos. Tessa cayo al suelo bruscamente cuando Lyon hizo eso, pero poco le importo porque su madre termino en la misma dirección que el padre del muchacho que permanecía de pie con los puños fuertemente cerrados junto a ella.

―¡Madre! ―grito poniéndose en pie para luego correr hacia ella.

El monstruoso ser dirigió la mirada hacia ellos cuando ambos fueron de inmediato para ayudar a sus padres.

―¡Atrás! ―grito Lyon parándose valientemente delante de su padre cuando el monstruo se dirigió serpenteando hacia él.

―¡Lyon no! ―ordeno su padre poniéndose en pie ― ¡mantente alejado!

En tanto Tessa permanecía arrodillada junto a su madre que estaba casi inconsciente.

―¡Madre, ponte en pie! ¡Madre! ―rogó Tessa, tomándola en sus brazos.

―¡Corre... huye! ―pidió esta intentando reponerse.

―¡Lyon quitate del medio! ―alcanzo a escuchar Tessa que decía el padre del muchacho, y para cuando levanto la mirada ambos eran despedidos por el aire cayendo uno sobre el otro.

Ya nada impedía que la mujer serpiente se acercara hasta donde Tessa estaba con su madre, quien intentaba ponerse en pie y caía nuevamente.

―¡Eresss... mía! ―siseo la mujer serpiente.

Tessa estaba aterrorizada, no sabia que hacer, ni como proteger a su madre, no sabia ni siquiera si todo eso estaba sucediendo o era solo una pesadilla, una muy real por cierto. Su corazón estaba enloquecido dentro de su pecho, la adrenalina fluía como un rio sin control, sentía que volvería a desmayarse pero temía a lo que pudiera suceder con su madre y esto la mantenía alerta y despierta.

La mujer serpiente se detuvo delante de ella, sus ojos rojos por completo eran como dos llamas infernales acercándose a su rostro, se inclino sobre ella, extendiendo la mano y la garra, en dirección a su garganta. Incapaz de poder hacer algo por defenderse o a su madre, Tessa se abrazo a ella bajando el cuerpo sobre el torso de su madre y cerrando los ojos con tanta fuerza que le dolían. Fue cuando escucho una voz vibrando en su mente, como un eco en la distancia que poco a poco se acercaba hasta ella. No alcanzo a comprender que era lo que decía, pero si sintió el calor rodeando su cuerpo, un tibio y suave calor reconfortante, como una caricia casi, deslizándose sobre su piel y su mente, relajo los brazos y todo el cuerpo, levantando la cabeza hacia el ser que pretendía hacerles daño.

―¡Alejate! ―escucho que decían con una voz que le era levemente conocida.

La mujer serpiente abrió los ojos grande, comenzando a alejarse con expresión de temor, hasta desvanecerse en la nada por completo. Solo entonces la calma regreso al patio de la casa donde vivían, solo entonces, Tessa fue consciente de que su madre ya repuesta la miraba fijamente, al igual que Lyon y su padre, solo entonces fue cuando sintió que el alma se desprendía de su cuerpo, provocandole un intenso dolor, que la hizo gritar ahogadamente, volviendo a desmayarse, ahora en brazos de su madre.

*

*

―¿Podrías explicarme que fue todo eso? ¡Es una locura! ¡Un monstruo intento asesinarnos! ―interrogaba Lyon a su padre mucho rato después, cuando Danae se llevo a su hija a su casa y ellos fueron a la suya.

Lyon caminaba de un lado para el otro sin dejar de revolverse el cabello nervioso, con las manos crispadas y el pulso aún demasiado alterado como para poder sentarse como se lo pedía su padre.

―¡Responde! ―exigió cada vez más alterado Lyon ―¿estaban robando en nuestras casas? ¿Acaso estoy alucinando, me volví loco?

―Intenta calmarte ―pidió Jason sirviéndose una copa del más fuerte licor que tenia en la casa, mirando cada tanto por la ventana que daba a la casa de Danae.

―¿Como puedes pedirme que me calme? ¡Acabo de ver a un monstruo atacarnos a todos, estabas peleando como no sabia que lo hacías y por dios santo, la madre de Tess...!

―En verdad necesito que te calmes para poder responder a todas tus preguntas.

Lyon apretó los músculos de la mandíbula, quedándose quieto en su sitio con la vista fija en su padre.

―Habla papá, necesito saber que fue todo eso ―pidió con más calma.

―Siéntate por favor, lo que te diré es complicado de entender, pero créeme es la verdad más absoluta, y aunque aún no era tiempo de que lo supieras es necesario comenzar con tu entrenamiento cuanto antes.

―¿Entrenamiento? ―pregunto dirigiéndose hacia la silla más cercana sin quitar los ojos de su padre ―¿A que te refieres?

―Lo que viste esta noche tiene un nombre, tu mismo lo dijiste, es una gorgona, una de las hermanas de Medusa.

El rostro de Lyon expresaba claramente la incredulidad y la palidez que sus palabras provocaron en él.

―Lo que los humanos conocen o clasifican por mitología griega, tiene muy poco de mito y mucho de real, esa cosa horrible venia tras Tessa y es nuestro deber protegerla.

―¡Espera! ¿Dices que esa cosa monstruosa si existe y que encima está tras Tessa?

―Si ―corroboro Jason viendo como su hijo se desmoronaba en la silla ―dentro de un mes, cuando Tesa cumpla los 21 años un gran poder que permanece dormido dentro de ella despertara, entonces luchara contra Hera, la reina del Olimpo, cuando la venza, todos podremos regresar a casa.

―¿Todos podremos regresar a casa? ¡No entiendo nada!

―Escucha ―Jason se sentó frente a Lyon mirándolo fijo a los ojos ―hace muchos siglos, milenios y más, nosotros vivíamos en el sitio que los humanos llamaron Grecia, allí nos asentamos y allí decidimos que seria nuestra residencia, tomamos el monte Olimpo, creando una ciudadela en lo más alto para impedir que los humanos comunes nos alcanzaran en las alturas, más no pudimos mantenernos alejados de ellos, pues nos parecían unas criaturas por demás interesantes y atractivas. Cuando comenzamos a hacernos visibles ante sus ojos, ellos nos tomaron por sus dioses, nos veneraron y comenzaron a crear infinidad de historias sobre nuestras vidas, sobre los poderes que teníamos, adjudicándonos cosas con las que nada teníamos que ver.

Lyon escuchaba a su padre atentamente, intentando procesar la información que recibía.

―La verdad es que no somos dioses, simplemente somos seres que al perder nuestro hogar más allá de este planeta, terminamos por pura casualidad aquí, en realidad pensábamos que no estaría habitado y fue una sorpresa encontrarnos con que había una civilización que nacía y se extendía

―¿Dices que eres un extraterrestre? ―pregunto Lyon y de inmediato se dijo que era una pregunta absurda, eso no era posible porque si su padre era un extraterrestre entonces él...

Levanto la mirada hacia Jason negando con la cabeza, mientras él solo le sonreía apenas.

―Veo que vas comprendiendo.

―Imposible... ―balbuceo Lyon.

―¿Porque lo crees imposible? ― pregunto Jason levantándose para ir por otra copa ―aquí en este planeta, los humanos nacieron todos de otra de las tantas especies de alienigenas que hay por todo el cosmos, pero la mayoría prefiere pensar que proviene de un dios o varios dioses, solo porque somos diferentes, solo porque nos temen o porque así se los dejamos pensar.

Jason regreso a su sitio y continuo relatando.

―Aquí ya había una raza colonizadora, nosotros eramos muy pocos y necesitábamos quedarnos en algún sitio pués nuestro planeta había sido destruido, entonces hicimos un trato con los colonizadores, prometiendo que no revelaríamos la verdad a sus creaciones si nos permitían permanecer en el planeta, ellos estaban llevando a cabo una especie de experimento, y necesitaban a otros que se hicieran pasar por los creadores de la nueva especie, así que aceptaron con la condición de que no debíamos interferir en su proyecto, ni intentar interactuar con ellos.

―Increíble...

―Hicimos el trato, después de todo, lo único que nos interesaba a nosotros era tener un sitio en donde poder recuperarnos hasta lograr que nuestra raza, casi exterminada resurgiera.

―¿Pero? ―pregunto Lyon consciente de que siempre había un pero.

―Pero mientras más tiempo pasábamos con los humanos, más nos gustaba su carácter, su fortaleza y su temple, no pudimos evitarlo, comenzamos a desarrollar sentimientos hacia ellos, los amamos... ―decía con cierta nostalgia ―aunque no a todos les paso esto, el estatus de dioses sobre la raza que imperaba en el planeta, a muchos se les subió a la cabeza, sé podría decir parafraseando una frase humana ―sonrió terminando de un trago el contenido del vaso ―Sin darnos cuenta comenzó una guerra entre nosotros, pues algunos preferimos defenderlos y otros destruirlos, muchos siglos más tarde, la raza colonizadora, quienes se habían marchado, regresaron y dijeron que el proyecto había fracasado, que podíamos hacer lo que nos diera la gana con los humanos, y que no regresarían.

―No sé que... decir...

―No estábamos en condiciones de gobernar, las guerras internas entre nosotros mismos eran crueles y sin misericordia, tomamos entonces el tema con delicadeza votando por el destino que tendrían en adelante los humanos que así de buenas a primeras habían quedado, solos y sin guía.

―¿Entonces?

―Entonces decidimos que un solo dios en el cuál creer era mejor que muchos que vivían en guerra.

―¿Te refieres a Dios? ¿Ustedes crearon a Dios?

―Solo a su mito, a su leyenda y es a él, a quien se aferraron pues tenia las características que todos parecían preferir.

―¡Eso no puede ser posible!

―Era necesario, al tener una guía espiritual y moral, al menos los humanos comenzaron a forjar reglas, leyes, normas de convivencia y aunque no siempre eran estas las adecuada, eran decisiones propias... otra de las reglas que nos impusimos, fue dejarlos vivir a su modo, sin interferir, lo venían haciendo bien hasta entonces ¿para que hacerlo ahora?

―¡Porque era necesario, porque la humanidad se esta destruyendo!

―Eran decisiones que no nos tocaba a nosotros, los humanos debían tomar su camino, ir paso a paso, evolucionar por su cuenta.

―Pues fue un error ―objeto Lyon.

―También lo hicimos porque... porque como dije muchos de nosotros nos quedamos prendados de los humanos, al punto de enamorarnos y hasta tuvimos descendientes.

―¿Hijos?

―Los humanos los llamaron Héroes, nosotros los llamamos Vasijas... Tessa es una de ella y tú también.

Continuara...

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top