17
Hécate no siempre fue Hécate.
Antes de eso era una huérfana que vivía en un orfanato cerca de la universidad donde Tess asistiría, en su ciudad natal.
Un buen día cuando tenia alrededor de 18 años, se presento ante ella una mujer que la estaba esperando en la oficina de la rectoría del orfanato. Era justamente el día en que debía abandonar el único lugar que reconocía medianamente como hogar, no sabia que haría de su vida ni donde podría ir, estaba sola y se sentía perdida.
Esta mujer le dijo que sabia cosas sobre su pasado, que sabia quien era en realidad y que ahora que era adulta podría ofrecerle ayuda. La joven dudo, esa mujer se veía extraña, vestía con mucha elegancia y el auto parecía ser costoso, pero así y todo continuaba pareciendo extraña. Entonces le dijo que era una heredera, que tenia mucho poder y dinero y que lo había perdido por culpa de unos individuos que habían asesinado a sus padres.
Eso la enfureció, y la llevo a tomar la decisión de ir con esa extraña.
Durante la primer semana de vivir en esa enorme casona, de estilo mansión, que no solo era tétrica, sino que se convirtió en una prisión para ella, supo que no debió ir con esa mujer.
Todo lo que le dijo sobre su origen, sobre su pasado no era más que un montón de mentiras, ella no era ninguna diosa o extraterrestre ni mucho menos tenia poderes, solo era un joven huérfana que no tenia a nadie en la vida y que debía escapar de esa mansión cuanto antes. Sin embargo cuando iba a hacerlo, la capturaron y comenzaron lo que ellos llamaron entrenamiento. Eso marco el destino de esa joven y le demostró que lo que le dijeron era real pero el poder tenia un precio que necesitaba ser pagado y ella lo pago...
*
*
―Ya se marcharon los lobos de Hécate pero no se hasta cuando podremos estar a salvo si volvemos a nuestras casas ―razono Derek.
―Por como lo veo yo, tendrán que permanecer en mi casa hasta que cumplan los 21 ―intervino Katrina.
―¡No pienso permanecer en el mismo sitio que este perro infeliz! ―se negó Xavier ―y tampoco permitiré que mi hermano lo este.
―También tenemos que ver que hacer con la policía, ¿Que les van a decir por lo que paso anoche? ―quiso saber Tessa.
―La policía trabaja para nosotros ―sonrió con confianza Kristen ―por eso no tendremos problema.
―¿Trabajan para nosotros? ―repitió Tessa asombrada.
―Todo el pueblo y los de la universidad lo hacen ―indicó su madre ―hija este es nuestro refugio desde hace tanto tiempo que fue más sencillo contar con ciertos recursos a cambio de otros igual de importantes para los humanos.
―Todos saben que somos... que nosotros no somos... ―se trabo en sus palabras Eydha inquieta.
―Claro que no ―rio su madre ―pero saben que no somos como los demás, de todos modos, el dinero silencia lo que el miedo no.
Tessa miro de manera inevitable a Ray, él no era entonces tan diferente a ellos después de todo. Se guardo sus pensamientos y camino hacia la ventana donde ya comenzaba a verse el sol que salia e iluminaba el horizonte tiñendo de naranjas, rojos y amarillos el cielo.
―Ya no queda nada de nuestra casa ―escucho que decía Jason ―y dudo que la de Danae este en las mejores condiciones.
―Igual que la nuestra ―musito Lenna.
―Tampoco de la nuestra queda mucho ―le decía Ethan a su hermano.
―¿Ustedes también fueron atacados? ―interrogo Derek a Ray y a Mía.
―Si, mi casa quedo en ruinas ―sentenció Ray con tono molesto ―pero descuiden no permaneceré aquí un solo momento más, tengo donde quedarme, es seguro y... ―los miro con una leve sonrisa en los labios, en especial cuando dirigió la mirada hacia Danae ―quien quiera puede ir con nosotros, estarán a salvo.
Xavier rechino los dientes de tal manera que se escucho en toda la sala de Katrina.
―Gracias pero no ―respondió de inmediato Danae.
―Muy bien, Dante vayámonos.
El muchacho miro a sus amigos con expresión desolada, en tanto Aleza se sentaba en el sofá junto a Ariel y Lyon quienes continuaban dormidos cruzándose de brazos.
―Pues yo no me voy ―soltó mirando con resentimiento a Mía ―si la señora Katrina me recibe, prefiero quedarme después de todo, una semana o dos no hacen la diferencia, en cuanto los cumpla no me vuelves a ver la cara.
Ray miro a Dante, asintió y tomo a Mía del brazo para sacarla de allí.
―Vamos preciosa, es mejor aprovechar el día, es seguro que en la noche Hécate regresara, tenemos que estar preparados para eso.
Mía miro una vez más a Aleza antes de salir de la casa, está la ignoró y Dante simplemente se quedo donde estaba.
Cuando se marcharon, Dante pareció recuperar el aliento y hasta sonrió, mientras que Lenna abrazaba a Aleza como si presintiera que necesitaba eso en ese mismo instante.
―Entonces... ―replico Katrina quien parecía estar más que complacida con tener tanta gente en su casa ―nos acomodaremos, tenemos que descansar un poco y más tarde veremos que es lo que haremos hasta que llegue el tiempo de la luna de plata.
―Por suerte tenemos habitaciones suficientes.
―Lo pensé en caso de una eventualidad ―acotó llena de orgullo Katrina.
―Siempre tan previsora ―asintió Kristen.
―El caso es que las chicas tendrán que compartir habitaciones.
Eydha desvió la mirada directamente hacia Aleza y ella también la clavo en la rubia, que apretaba los labios en una fina linea.
―Danae y Kristen se quedaran conmigo, los hombres se acomodaran en los dos habitaciones que se encuentran en la planta baja ―señalaba hacia el corredor que estaba cerca de las escaleras, y las chicas en la habitación de mi hija.
―Somos muchas para una sola habitación ―replico Eydha intentando no demostrar el fastidio que le provocaba tener que compartir la habitación con Tessa pero sobre todo con Aleza.
―Yo me quedo en el sofá si no les molesta ―intervino Aleza quien prefería dormir sentada en una silla antes que con la amargada de Eydha.
Tessa estaba por pedir el sofá pero la pelirroja se lo gano así que se mantuvo en silencio.
―¿Estas segura cariño, estarás cómoda allí? ―Kristen no parecía convencida.
―Claro que si, será menos claustrofóbico para nosotras.
―Esta bien, entonces Aleza se quedará en el sofá.
Katrina miró a los dos jóvenes dormidos, después de que sus padres contaran apenas lo que dijeron les sucedió, un pensamiento no se apartaba de su mente, pero prefirió mantenerlo en su interior.
―Creo que es mejor si los trasladamos a un sitio más cómodo y liberamos el sofá para Aleza, todos tenemos que dormir un poco al menos, nos pasamos la noche tensos y despiertos, debemos reponer fuerzas.
―Si, Katrina tiene razón.
Xavier ayudo a Jason con Lyon y Dante a Derek con Ariel, los acomodaron en las camas que las chicas tendieron en un segundo y luego se acomodaron como mejor pudieron en las demás habitaciones.
Tuvieron que improvisar camas en el suelo con mantas, luego deberían ir por camas y más mantas pero para el momento estaban bien.
La situación entre Eydha, Tessa y Aleza era tan tensa que después de darse un baño rápido la pelirroja huyo lo antes posible al refugio de su sofá, mientras que Tessa esperaba a que Eydha se decidiera a entrar a bañarse o acomodar la alcoba para que las tres estuvieran más cómodas.
―Eydha ve a darte un baño ―dijo Lenna impaciente por las vuelta que daba su amiga más cuando todas deseaban darse un baño y descansar un poco.
―Pero aún no decido como...
―Yo lo haré por ti, anda ve ―le sonrió y la empujo hacia el cuarto de baño.
―Esta bien.
Cuando Eydha se metió a bañar, Lenna miro a su alrededor haciendo cálculos mentales, Tessa permanecía en un rincón sin atinar a moverse u opinar. Ella, después de todo era solo una intrusa allí y la rubia ya le tenia suficiente aversión como para tocar nada dentro de su territorio.
―Creo que si acomodamos unas mantas en el suelo podremos improvisar unas camas ― interrumpió sus pensamientos Lenna ―¿Tú que dices Tess?
―Yo... creo que me llevare unas mantas y dormiré en el comedor con Aleza.
―No, ¿Porque te iras?
―Es que no me siento tan cómoda aquí en medio del reino de Eydha, yo prefiero ir con Aleza, nos llevamos bien.
―Tessa... lo siento ―se disculpo Lenna sin saber que más decir.
―Tú y Eydha pueden compartir la cama, nosotras estaremos bien.
Tomo unas cuantas mantas y camino hacia la puerta.
―¿No vas a darte un baño?
―No, mejor lo hago cuando despierte más tarde.
―¿Estas segura?
―Si, estoy realmente muy cansada, me dormiré esperando.
―Que descanses.
―Igual tú.
Tessa camino hacia el sitio donde estaba Aleza con las mantas en las manos, se paro en el umbral de la puerta mirando a la chica de pelo rojo con una media sonrisa.
―¿Te expulsaron del paraíso? ―pregunto sentándose en el largo sofá.
―Digamos que fui como Lucifer, preferí abandonarlo.
Aleza se rio, se acomodó en el sofá y le señalo la otra punta.
―Cavemos las dos, solo tenemos que acomodarnos.
―No te preocupes puedo recostarme en el suelo, la alfombra se ve mullida y cómoda.
―Anda ven, no seas tonta si cabemos aquí.
―Está bien.
Tessa se metió en la otra punta del sofá y miro a Aleza, luego desvió la mirada hacia el exterior donde ya brillaba el sol en lo alto del firmamento.
―Noche loca ¿No?
―Bastante.
―¿Como lo hiciste?
Tessa la miro sin comprender.
―¿Como creaste el campo de protección, que se siente cuando el poder llega así de golpe a ti?
Tessa se abrazo las piernas meditando lo que respondería, suspiro pesadamente y sonrió.
―Realmente no lo recuerdo, no se como sucede, ni siquiera lo veo venir, mis músculos se tensan, me preocupa cuando mi madre esta en peligro y en lo único que pienso es en salvarla, después cuando despierto de esa especie de transe, no recuerdo lo que me sucedió.
Aleza no dijo nada, solo pensaba en silencio.
―Dicen que lo hice dos veces y no recuerdo ninguna de esas dos veces. No se que me sucede, pierdo el control de mi misma.
―También les paso a Lyon y Ariel.
―Si.
―Al menos ya sabemos que ellos no son quienes abrirán el portal.
Tessa se tenso al escucharla decir eso.
―No soy esa que dicen ―murmuró.
―¿Y si fueras?
―Pero no lo soy.
―Todos piensan que si.
―No lo soy.
―Sera un hombre o una mujer. Si sabes que es Artemisa quien debe abrir el portal de la luna plateada ¿Verdad?
―No.
―Ahora lo sabes, es la diosa de la luna por supuesto, pero podría ser uno de los chicos ―se sentó y comenzó a reír ―¿Te los imaginas como una diosa?
Tessa no pudo evitar reír ante la imagen que se formo en su mente. Movió la cabeza de una lado a otro, sintiéndose relajada por primera vez en todo ese tiempo.
―Realmente eso seria muy gracioso ―acepto acomodándose en el sofá, sentía los parpados pesados y el cansancio se apoderaba de ella poco a poco, al igual que Aleza que ya estaba entrando en un profundo sueño.
Continuara...
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