CAPITULO 5

Con la respiración entre cortada trato de seguir a Nicolas, al ser de noche la luz de la luna dificulta su visibilidad, en otras circunstancias me hubiera sorprendido, pero estoy tan preocupada por mi hermana que no puedo pensar en otra cosa que no sea ella, nunca se marchaba de casa por mucho tiempo, debí haberla escuchado está mañana.

—¿Qué es lo que pasa? — pregunto por tercera vez, Nicolas se ha puesto nervioso desde que encontramos el escondite en la pared vacío, no me ha explicado, solo está decidido a encontrar a Mary antes de que algo malo pase —Nicolas— camino tan rápido como me es posible, ramas se enreden en mi ropa y casi no puedo seguirle el paso— Espera— le pido lamentando llevar una vida tan sedentaria.

—Ya casi llegamos.

—¿A dónde? — pregunto, pero Nicolas sigue caminando por lo que me veo obligada a seguir.

Estamos bastante alejados de la casa, es imposible que Mary se haya alejado tanto, estoy por sentirme tonta al venir aquí, ¿sería un engaño de Nicolas? Algún plan paranormal, supongo que estoy a tiempo de dar la vuelta, pero, un hallazgo me detiene, sobre la tierra se encuentra el morral que llevaba mi hermana esta mañana.

—¡Mary! —grito y Nicolas me pide que haga silencio. —¿en donde está mi hermana? — pregunto desesperada.

—Shhh— Nicolas me pide silencio mientras observa a nuestro alrededor.

Busco en el bolso de mi hermana, lleva algunas cosas que no parecen importantes, entre ellas está su celular, pero, uno de los objetos llama mi atención, es un viejo diario que nunca antes había visto, sin dudas no le pertenece, con la linterna ilumino y en su portada se encuentran grabadas las iniciales SB, pienso en un posible significado, pero no encuentro ninguno.

—¿Qué tienes ahí? — pregunta Nicolas acercándose —No puede ser— Dice y por su expresión sé que no es bueno.

—¿Qué? ¿Qué es?

—Ven, ya sé en donde está tu hermana.

Devuelvo rápidamente el diario al bolso y voy corriendo tras Nicolas, a unos cuantos metros de donde encontré el bolso de Mary nos detenemos, es un terreno baldío, con dificultad puedo observar en la mitad del lugar un lugar, busco con la mirada, pero la oscuridad me impide divisar algo más.

—¡Mary! — grito, el frío de la noche recorre mi cuerpo, dirijo mi mirada a Nicolas quien con los tenues reflejos de la luna se hace casi invisible —¿En dónde está mi hermana?  —antes de que él pueda responder el grito de mi Mary llamándome me da la respuesta, en medio de tanto espacio y distancia es muy difícil saber de donde proviene, pero, al parecer Nicolas puede orientarse mejor que yo ya que sale corriendo en dirección al gran árbol. Está aquí, me dice llegando primero que yo he indicando algo debajo de la tierra.

Junto a las raíces del árbol se encuentra una especie de fosa algo profunda, dentro de ella se encuentra Mary, ilumino con la linterna y puedo observar que tiene el rostro empapado en lágrimas.

—¡Mary! ¡Mary, tranquila! ¡te sacaré! — le grito, aunque no tengo la más mínima idea de como haré eso, ella me pide que la ayude —¿Cómo la saco de ahí?

Nicolas me mira sin saber que decir, no puede ir por ayuda porque solo yo puedo verlo, tampoco puede ayudarme porque no puede tocar nada.

—Buscaré algo para poder sacarla, tú quédate con ella, por favor— le pido y el solo asiente.

Corro nuevamente hacia el bolso de Mary, en el hay una cuerda, espero que sea lo suficientemente larga como para que ella pueda alcanzarla, al cabo de unos largos minutos estoy de regreso al árbol, en donde Nicolas espera impacientemente caminando de un lado a otro.

—¡Mary! ¡te voy a tirar esto! ¡amárralo alrededor de tu cintura y sujétate fuerte! — rezo porque la cuerda sea lo suficientemente larga y yo lo suficientemente fuerte como para poder subirla.

—¡Listo! — dice Mary después de alcanzar la cuerda y hacer lo que le había indicado.

Mi hermana no pesa tanto, alrededor de cuarenta y tres kilos más o menos, pero, aún así mis fuerzas son insuficientes.

—Lo siento, Evelyn, ojalá pudiera ayudarte— Puedo notar la impotencia en la voz de Nicolas.

Le iba a decir que estaba bien, que no se preocupara, que iba a ir por ayuda y todo estaría bien, pero, alguien me empuja fuertemente, mi cuerpo impacta sobre la tierra causándome dolor, paso mi mirada por el rostro sorprendido de Nicolas hasta toparme con el de un desconocido.

—Que lentitud, estaba esperando que alguien más fuerte la sacara, pero, todo me toca hacerlo a mi— dice y toma el extremo de la cuerda.

—¿Quién eres? —pregunto poniéndome de pie.

—No te le acerques — dice Nicolas— dile a tu hermana que se quite la cuerda.

Iba a gritar, pero el hombre se me adelanta halando inmediatamente la cuerda, juraría que lo que veo no es normal, mi hermana no pesa tanto pero este hombre sin el mínimo esfuerzo la ha subido, su expresión cuando la ve salir no me gusta para nada.

—¡Mary! — digo abrazándola y ella por unos instantes solloza en mi pecho.

—Tenía tanto miedo— dice, pero luego se percata de la presencia del hombre quien sonríe viéndonos.

—¡Me encantan las escenas conmovedoras! — habla en un tono de voz algo sarcástico.

—¿Quién eres? — le pregunto— aléjate de nosotras.

—Evelyn, aléjate de él— Nicolas advierte con preocupación y en vano se interpone entre nosotras y él.

—¿Así es como das las gracias? Mejor agradece devolviéndome eso— el hombre señala una pequeña caja de madera que mi hermana tiene en sus manos.

—¡No! — le dice en tono seguro.

—Mary...— hablo sin entender.

—Ya esperé suficiente a que alguien te sacara, estoy aburrido de esperar, la tomaré por mi mismo— el hombre se acerca rápidamente a mi hermana quien rápidamente empieza a correr.

—¡Déjala! — grito mientras en un impulso lo agarro del brazo, es demasiado fuerte, con un solo empujón me hace a un lado, Nicolas grita mi nombre, observo como mi hermana se agacha para recoger su bolso y sigue corriendo, perdiéndose entre los árboles, el hombre corre detrás de ella.

—¡Mary! — grito mientras corro tras ellos.

Nicolas se queda a mi lado.

—Tienen que correr hacia la casa— me dice— no dejes que tome la caja.

¿Por qué? ¿Qué es esa caja? Espero encontrar rápido a mi hermana, estoy segura que ese hombre, por muy fuerte que sea no la alcanzará. Mientras corro, sin querer tropiezo con una piedra y me caigo, mis pulmones se esfuerzan por encontrar oxígeno.

—No te detengas, corre—me dice Nicolas mirando alrededor.

—¿Qué es lo que pasa? ¿Quién es ese hombre?

—Luego te lo explico, corre hacia la casa.

—¡Evy! — Mary aparece entre las ramas— sabía que eras tú— me dice con la respiración entre cortada.

—Mary ¿Qué está pasando?

—Ya luego te lo explico, hay que escondernos.

—Tienen que correr hacia la casa— Dice Nicolas desesperado— él las encontrará. Síganme, de prisa— advierte.

—Hay que ir hacia la casa— le digo a Mary confiando en Nicolas, quien nos guía por un camino diferente del que hemos seguido para llegar.

A unos cuantos metros puedo divisar la casa, Mary sujeta con fuerza la caja, tiene algunas heridas en sus brazos, pero no parece molestarle, mira hacia atrás y advierte que corramos, el hombre nos persigue, mi hermana y yo nos apresuramos, Nicolas me indica que corra más de prisa, que ya casi lo logramos, el hombre está cada vez más cerca, pero, al llegar a los limites de la casa se detiene, grita palabras que no logro entender debido a los fuertes latidos de mi corazón, Mary y yo entramos.

—¿Y el hombre? — me pregunta mirando por una de las ventanas.

—Se ha ido, no puede entrar aquí— dice Nicolas sin quitar la expresión de preocupación de su rostro— quédate con tu hermana, después hablaremos— me dice sabiendo que tengo preguntas y quiero escuchar sus respuestas, inmediatamente atraviesa una de las paredes desapareciendo.

—¡Eso ha sido extremadamente raro! — Mary habla con emoción.

—¿Acaso estas loca? ¿Qué fue todo eso? — estoy realmente enojada y confundida, un extraño nos ha perseguido, ella casi se queda atrapada en una fosa y ahora se encuentra con una enorme sonrisa en el rostro.

—La he conseguido— con sus manos me indica la pequeña caja de madera.

—¿De donde sacaste eso? — pregunto y mi hermana comienza a contarme una historia que no tiene ni una sola pizca de lógica ni de sentido común.

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