→ Prólogo - T. II.
Han pasado un par de meses desde que tuve que decirle adiós al amor de mi vida.
Tengo la esperanza de que no será por mucho tiempo, si logro encontrar las respuestas que necesito para que vuelva a estar con nosotros.
Stefan al igual que yo está desesperado. Ha buscado hasta por debajo de las piedras alguna solución, pero lo único que hemos encontrado ha sido nada. Intentamos que no haga alguna locura y ande matando gente por doquier, no queremos otro problema más, ya es suficiente.
Por parte de las chicas, Caroline se encuentra más cercana con Klaus, las miradas que se dirigen hablan por sí solas. No digo que estoy celosa ni mucho menos, pero Jacob está en medio esto, no quiero que la historia se repita una vez más, es mi mejor amigo y no me gusta verlo sufrir, pero es una historia aparte. Y por si fuera poco, Elena ha intentado hacer hasta lo imposible, pero esto va más allá de nosotros, y nuestra sangre no lo logra curar ni hacer que ella se preocupe menos.
... Y Damon, mi Salvatore... sigue postrado sin dar señales de vida.
Cada día que pasa me siento a su lado para que escuche mi voz y sepa que no se encuentra solo.
De alguna manera lo sacaremos de ese infierno que está viviendo, y sin poder hacer más.
Maldición.
Me da impotencia saber que está sufriendo con sus demonios interiores y no poder ayudarlo. Pero el único consuelo que me queda es saber que tendremos toda la eternidad para estar juntos.
...
- Estoy cansada, Bonnie. – Mascullé apoyando mis manos sobre el escritorio. – No hemos encontrado nada... a veces pienso que no podremos con esto... - Al instante mis ojos se llenaron de lágrimas. –
- Hey... no te desanimes. – Se acercó a mí, y apoyó su mano sobre mi hombro. – Damon no te hubiese querido ver triste, y mucho menos que te rindas. – Me dedicó una leve sonrisa, antes que una lágrima cayera sobre el grimorio de Esther. Klaus ha intentado ser lo más hospitalario conmigo, a pesar de todo lo que pasó en el pasado, ahora me ayuda con este pequeño problema, y nos facilitó los grimorios de su madre para ver si encontrábamos pistas. – Bella... - Dijo Bonnie de repente. –
- ¿Qué ocurre? ¿Estás bien? – Pregunté al notar que la morena quedó boquiabierta y me apuntó hacia donde se encontraba el grimorio en alguna hoja cualquiera. –
- Lee eso. – Dijo. –
Por un momento quedamos en completo silencio. Se trataba de un hechizo en donde se podía traer de vuelta a la vida a un ser sobrenatural, ya sea ocasionado por terceros o por causas "naturales".
- Esta es nuestra respuesta... - Hablé segura y confundida. –
Y ahí es donde me encuentro ahora. Viajando a millones de kilómetros lejos de Mystic Falls para traer a la bruja que puede hacer despertar al amor de mi vida.
Digamos que no será una tarea fácil.
No es llegar y convencerla de que lo haga, no. Sobre todo si es Klaus quién me acompaña en este improvisado viaje rumbo a Europa, y es su culpa que ella esté tan lejos de su ciudad natal.
- ¿Cómo es posible que hayas masacrado a todo un Aquelarre tú solo? – Pregunté indignada. –
- ... - Levantó los hombros. – Ya me conoces. – Dijo irónico y me sonrió. – No suelo perdonar una traición. –
Negué con la cabeza.
- Pero para que no nos aburramos, te contaré la historia completa. – Respiró hondo y continuó. – Los Ángeles, en 1830 me encontraba caminando por sus largas calles, y me detuve en un puente para observar el atardecer, el que no había admirado durante mucho tiempo. Me quedé ahí por unos minutos, hasta que recordé que debía acompañar a Rebekah a un baile de un millonario. Miré por última vez el atardecer, pero para cuando di la vuelta para irme, choqué con alguien. Evidentemente la confronté molesto, pero manteniendo la compostura de esa época, para cuando alcé la vista, vi a una hermosa mujer. Su tez era blanca como las nubes, sus manos lucían frágiles y delicadas, una esbelta figura deslumbraba y su cabello dorado resaltaba sobre sus pómulos ruborizados... -
- ¿Podrías no ser tan específico? - Le pregunté interrumpiéndolo. –
- Bien. El punto, es que esa noche acompañé a Rebekah al famoso baile. Al llegar ahí, habían muchas personas famosas y de prestigiados nombres, Rebekah se encontró con una conocida y yo me dirigí al bar para beber algo mientras la noche pasaba. Pero ahí hizo su aparición una vez más aquella mujer. Sin resistir más, le pregunté su nombre... Ellie Kendrick, ese era su nombre, parecía una chica tan común como nosotros, o eso intentábamos demostrar. Pero esa misma noche, su hermano... Marcus Kendrick hizo su aparición, demostrando todo el odio que me tiene con su mirada, solo por el hecho de haberle hecho un favor, deshacerme de su novia, la misma que él engañaba durante meses. Y ahí supe que había puesto los ojos en la chica equivocada, pero eso no fue impedimento para que nos siguiéramos viendo días después. Pero para cuando le había entregado mi corazón, me quiso destruir. Intentó asesinar a Rebekah primero, y luego vendría por mí, para mi suerte nada le resultó, porque escuché todo su bélico plan. Estaba confabulada con su hermano, y ella sería mi destrucción. Así que tomé la mejor decisión, acabar con su Aquelarre, su familia, para que sufriera, y a ella... no pude matarla. ¿Qué mejor sufrimiento que siga viviendo? La muerte iba a ser algo fácil. –
- Ya veo. – Dije sin remordimientos. – Y es por eso que se fue a Europa... - Miré por la ventanilla del avión y agregué. – Pero hay algo que no me queda claro aún... ¿Cómo es posible que siga viva después de más de dos siglos? –
- Eso es fácil de explicar. – Aclaró la garganta. – Magia. Es la bruja más poderosa, incluso más que mi madre. Lo que he oído es que viaja seguido y va de lugar a lugar, porque mantiene un hechizo que hace que su belleza se mantenga intacta. –
Ahora entiendo el por qué la chica se fue.
Huyó de su realidad. Enamoró al indefenso Klaus y jugó con sus sentimientos, es por eso que él ahora es así.
Cambió por ella. Por ella demuestra ser quién no es e intenta que todos le teman solo con oír su nombre.
Será el costo que deberé pagar por no haber ayudado antes a Damon, si tan solo hubiese parado a Edward... sería todo tan distinto, pero ya está hecho, y lo único que nos queda hacer es luchar por nuestra última esperanza.
*
Nueve horas después nos encontrábamos aterrizando en Paris. La ciudad del amor.
No hay tiempo que perder, por lo que apenas descendimos el avión, tomamos un auto "prestado" Por Klaus, y condujo hasta la dirección que nos dio Bonnie, ya saben... hechizo de localización.
- Aquí es. – Mencioné por primera vez después de aterrizar. –
Klaus detuvo el vehículo por la parte trasera, en un oscuro callejón. Al parecer es un Bar lujoso de la ciudad, y no demuestra nada fuera de lugar, por lo que nadie sospecharía.
- Entraré sola. – Anuncié con anticipación, pero el rubio solo sonrió de lado y negó con la cabeza. –
- No lo harás. – Pasó a rozar mi brazo y se encaminó a la entrada. –
Este es mi problema, y quizás el hecho que él esté aquí perjudique nuestra última esperanza, Dios quiera que no.
Sin más, caminé junto a él y entramos al bar, en donde estaba lleno de personas con trajes y vestidos de lentejuelas por todos lados.
Caminamos un poco más al interior, y dirigí la mirada al sector VIP, en donde una mujer lo bastante bella como la describió Klaus, bebía un sorbo de su trago, y a su alrededor se encontraba con gente lo bastante peculiar.
Klaus se paró en seco y también, miró a la mujer de cabellos claros, - es ella, pensé - es realmente hermosa. Klaus no se equivocaba en absoluto... pero a lo que vinimos.
Tomé una bocanada grande de aire, y me pasé por delante del rubio, pero para cuando estaba por pisar el sector VIP, dos guardias – el doble de mi tamaño – me detuvieron en seco, casi al punto de llegar a levantarme.
- Suficiente. – Escuché decir a una dulce voz. Era la chica de Klaus. – Déjenlos pasar. – Dirigió la mirada a mi acompañante. –
Volteé para observar a Klaus y asintió con la mirada, así que retomamos el paso. En acto seguido, nos encontrábamos en la oficina principal de Ellie.
- ¿A qué se debe tan... grata visita? - Hizo un gesto de repugnancia hacia Klaus. –
- En realidad soy yo la causante de esta visita. – Hablé para evitar futuras confrontaciones entre ambos y que algo saliera mal. La chica me miró con ansiedad de saber el por qué nos encontrábamos ahí, así que aproveché el momento y le conté todo.-
*
- ... - Asintió con la cabeza. – Entiendo... - Dijo asintiendo. Klaus no dejaba de mirar a la chica en ningún instante. –
- Sabes... sé también que esto mismo que te pido no lo puedes hacer con... tu... familia. – Susurré en voz baja. – pero necesitamos tu ayuda, no sabemos a quién más recurrir... - Sentí como las lágrimas estaban por salir de mis ojos, pero me contuve. – Por favor... - Supliqué. –
Al no oír respuesta por parte de Ellie, supe que fue la peor idea. Viajar desde tan lejos para no obtener ninguna respuesta.
Me quedé parada, observándola por varios minutos, pero Klaus me jaló del brazo para salir de ese lugar, nada deberíamos estar haciendo ahí.
- Vámonos, Bella. – Ordenó Klaus con voz ronca y herida. –
A regañadientes accedí a salir, pero la voz de la chica se escuchó muy a lo lejos, cuando ya estábamos por subirnos al auto.
- De acuerdo. – Gritó. – Te ayudaré. –
Voltee para dedicarle una leve sonrisa, y sentir que el destino se encontraba a mi favor una vez más.
- No te prometo nada, porque jamás lo he intentado en ningún vampiro. – Confesó. – Advierto también que este hechizo puede tener consecuencias inesperadas, y deben estar preparados para todo lo que vendrá. –
Pero solo sonreía y asentía esperanzada en que todo saldría bien.
- Y... ¿dónde está el muchacho del que hablas? – Preguntó Ellie. –
- En... Mystic Falls. – Contesté. –
Y vi como sus ojos se abrieron por completo. Al parecer no parece un buen lugar para ella, y sé que tampoco confiará en Klaus, ambos rompieron la promesa de no dañarse ese mismo día en que ambos se traicionaron, o eso es lo que piensan.
Tal vez, solo tal vez, la historia fue diferente.
Lo único que sé en estos momentos, es sobre nuestra nueva que aventura está por comenzar.
Quizás Damon se salve y sea el mismo que todos conocemos, como también puede que no.
Todo estará por verse dentro de unos días más, justo cuando volvamos a Mystic Falls.
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