→ #2; Broken.
Holy, sé que el capítulo es un poco asdasdassa, pero había que hacerlo... La historia, está por cambiar:O!
...
***Narra Damon***
El fuego ya se había ido y mi corazón se apagó. No tenía idea de cuánto tiempo había sentido mi cuerpo arder en llamas. No recordaba nada, pero sentía que al despertar me perdería en unos ojos marrones, que me dirían que todo iría bien, no sé muy bien por qué. Pero en cambio, solo abrí los ojos y estaba mi hermano ahí.
- Stef, ¿Y Elena, cómo está? – Pregunté, pero mi hermano no me respondía, así que fruncí el ceño. –
¿Qué está pasando con él?
- Te traje esto... - Oí esa voz tan dulce y refrescante para mis oídos, pero la dejé de oír en cuanto la miré. - ¡Damon! – Se acercó a abrazarme. –
- Hey. – Le devolví el cálido abrazo, pero miré de reojo a mi hermano, quién bajó la mirada con una expresión rara. – Elena, no sabes el gusto que me da verte. – Me separé de ella para quedar de frente y acaricié su mejilla. –
Stefan se puso de pie y le extendió la mano a Elena, que lo miró dudosa, pero finalmente la aceptó.
- ¿Nos esperas? – Se alejaron un poco, mientras me intentaba poner de pie, y le preguntó la morena a mi hermano. -
- ¿Qué le ocurre? – Susurró Elena, me concentré para escuchar lo que hablaban, pero no oigo nada... Después de esas palabras, solo podía ver como ambos hacían muecas y movían sus brazos, pero nada más. –
De pronto me sentí algo mareado, y me cogí la cien con ambas manos y parpadee un par de veces para enfocar la vista.
- No deberías esforzarte tanto. – Se acercó de forma rápida Stefan. –
- Algo... me siento extraño. – Miré a los ojos de mi hermano. – Cuando estaban ahí... no los pude oír, ¿qué está pasando? –
Stefan abrió la boca para responderme, pero una chica corrió hacia mi dirección, y sin hablar me abrazó con fuerza.
Sin saber quién era, abrí los ojos como plato, intentando pedirle una explicación a mi hermano.
No pasaron más de cinco segundos y alejé a la chica de mí.
- Bella... tenemos que hablar. – Le dijo mi hermano a la chica. –
Así que ella es la tan famosa Bella a la cual mi hermano mencionó hace unos minutos atrás.
No niego que es guapa, pero no es de mi estilo, solo tengo ojos para una sola persona. Aunque, en cuanto la vi, sentí algo extraño... como si ya la conociese de hace tiempo.
- ¿Qué? No, no. – La chica se negaba. – Mi novio acaba de despertar, no pienso dejarlo. –
- ¿Novio? – Fruncí el ceño e hice muecas. – Espera... - Puse mis manos en frente. – lo siento, pero no sé quién eres. –
A penas terminé de decir eso, Stef me dedicó una mirada asesina, como si hubiese dicho algo malo. No dije nada ofensivo, ni mucho menos.
Caminé intentando hacer equilibrio hasta la ventana, y para cuando giré, la chica se había ido.
- ¡¿Qué demonios pasa contigo?! – Me reclamó Elena. Me limité a levantar los hombros. –
- Necesito un trago. – Dije. Elena negó con la cabeza y se fue furiosa. - ¿Y ahora qué hice? – Stef rodó los ojos y se sentó en aquel sofá. -
Una vez que recuperé el equilibrio, pude caminar sin problemas a mi querido Bourbon. Serví un poco y le ofrecí a Stef, pero se negó.
Tomé un pequeño sorbo, pero no recordaba que fuera tan fuerte de sabor, así que dejé el vaso a un lado e hice muecas.
- Esto sabe horrible. – Señalé. – Stef, no me mires así. Ahora sí que no he hecho nada para que te enfades. –
- ¿Qué te está pasando? – Preguntó. –
- ¿Qué está pasando?... ¡Qué pasa contigo, hermano! Lo único que recuerdo es... - quedé en blanco por unos segundos - ... ¿cómo fue que caí en ese infierno? – Ceñí las cejas. –
- ¿De verdad que no recuerdas o solo estás jugando conmigo? –
- Yo solo... - Intenté hablar, pero fui interrumpido por... ¿Klaus? –
- Stefan, ¿Por qué Bella está llorando? –
- Yo iré a tranquilizarla. – Afirmó Stef. – No te muevas de acá. – Se dirigió a mí. –
Klaus lo vio salir de la habitación, y por un momento quise romperle el cuello por haber lastimado tanto a Elena en su tiempo, luego de desaparecer... pero mis movimientos no reaccionaban, solo me movía como un simple mortal.
Miré fijamente mis manos, y todo era normal... entonces Klaus habló.
- ¿No lo sabes, verdad? – Sonrió de lado. –
- ¿Saber qué? –
*
No sé cuánto tiempo me llevó darme cuenta, más bien, asimilar que realmente era un humano, y nadie podía hacer nada al respecto. Esa Rosa Negra que se encontraba en mi pecho al despertar, por lo que es la causante de todo lo que me está pasando.
Isabella, o Bella, era mi novia, y lo acababa de arruinar todo. La herí sin saber quién era, ni mucho menos me importaba lo que estuviera pensando.
Solo quiero estar junto a Elena, pero ella... eligió a Stefan, ¿En qué momento pasó todo esto?
¡Maldición!
- Lamento que te hayas enterado por mí, pero no me gusta ver sufrir a Bella. Ella es... una de las persona más importante en mi vida. – Afirmó el menor Mikaelson. –
- Sé que la amaba hace unos días, pero por alguna razón lo olvidé todo. – Inhalé hondo –...Lo peor de todo, es que ya no soy el vampiro que era. –
- Me gustaría poder ayudar, Salvatore. – Klaus pasó por mi lado y me golpeó el hombro antes de salir de la habitación. – Pero no puedo hacer más por ti. –
*
Ya ha pasado un día desde que desperté de ese infierno, y podría parecer fácil volver a ser vampiro, pero lo hemos intentado todo, claro que con hechizos de protección para no morir como humano.
- Damon necesita encontrar a un vampiro fuerte, poderoso y de prestigio con el que pasar por todo el proceso de convertirse. – Añadió Ellie. – Pero probar con la sangre de Klaus, sería peligroso, por ser un híbrido, no sabemos cómo podría resultar esto. –
Todos parecían prestarle atención, menos yo. Que me mantuve distraído con la belleza que irradia Isabella. No sé por qué me siento atraído a ella, si no la recuerdo.
Además debe odiarme, pues, la he olvidado y ahora no pretende hablarme, o eso es lo que parece.
Parecerá algo fácil volver a ser vampiro. Quiero ser un vampiro tan poderoso como lo era.
Puede que sea verdad, puede que sea mi novia, pero eso no impide que en estos momentos me sienta... confundido y atraído aún por Elena. Significa mucho para mí, y... no puedo parar mis sentimientos por ella, a pesar de yo que esté con otra persona, que no recuerdo.
Estoy siendo egoísta, lo sé, por solo hablar de lo siento hacia Elena, sin darme cuenta que estoy dañando a dos personas.
*
Como el humano que soy, sentí hambre a media noche. Así que, bajé a la cocina con todas las luces apagadas para no despertar a nadie.
No sé cómo, pero de alguna forma conseguí bajar las escaleras hasta la cocina, y abrí el bendito refrigerador.
- Leche... - La cogí y bebí un sorbo. – Pero la dejé a un lado en cuanto oí un ruido extraño provenir desde el salón. Sin esperar, caminé lentamente y pasé a tropezar. – Mierda. – Gruñí. –
- Damon... - Dijo una voz suave y dolida. –
Como pude, encendí una de las lámparas que estaba sobre el mueble. Bella... es realmente hermosa, pero ¡no! Tú solo quieres a Elena ¿entendido?
- Isabella. – Pronuncié su nombre lo más frío que pude. –
- Lo... lo siento. No debí venir acá... yo... no. – En seguida, negó con la cabeza y su expresión cambió. Mierda. Me importa lo que le pasa. –
- Bella... - La llamé y se detuvo, pero de espaldas. – Lo siento ¿sí? Me gustaría poder recuperar mi inmortalidad y recuerdos, pero no sé cómo... Sé que todo esto te lastima, y no quiero eso. Pero creo que lo mejor sería... - Tragué saliva y añadí. – que esto se termine... por tu bien. No quiero que salgas lastimadas por algo que sinceramente no recuerdo, ni siento. –
Sé que esto está mal, pero debo hacerlo. No es bueno ni para mí, ni para ella mantener una relación en la cual no siento absolutamente nada.
Somos dos completos desconocidos.
Como bien dijo Ellie, si el amor es más fuerte, poco a poco podré ir recuperando mis recuerdos y pronto mi anhelada inmortalidad.
Pero por el momento me siento con las manos atadas.
Una posibilidad es intentar ser vampiro y quizás así pueda recuperar mís recuerdos, solo... Hay que intentar.
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