→ 14. Mom is back
***Narra Bella***
Conté cada día y hora que pasaba, ¡por fin!, mi madre llegaba esta noche a Mystic Falls junto a su esposo. Papá estuvo de acuerdo, siempre y cuando buscaran un lugar en donde alojar. Aunque Charlie no lo admita abiertamente, creo que le es incómodo que mi madre esté con otro hombre. A veces pienso que la sigue queriendo. Debería de buscarse una pareja y continuar con su vida.
Sacudí la cabeza para dejar de pensar en cosas.
Preferí por tomar las llaves de la camioneta, me despedí de papá con una nota que dejé sobre la mesa del comedor, ya que estaba trabajando, como lo suele hacer.
"Papá, iré a buscar a mamá al aeropuerto. PD: No me esperes, pasaré la noche con ellos. Te quiere tu hija preferida, B."
Emocionada y con expectativas positivas iba a salir de casa, pero al abrir la puerta no me esperaba aquella inesperada visita.
—¡Damon! —sonreí, y me acerqué a abrazarlo. —¿Qué haces aquí?, ¿ha pasado algo? —fruncí el ceño, una vez que me alejé de él.
—No —negó con rapidez. —Solo venía a visitarte... —observó mi mano con la llave de la camioneta. —¿Vas a salir? —preguntó alzando las cejas.
—Sí. En este momento voy a buscar a mi madre al aeropuerto —le respondí con una amplia sonrisa. —Quiero llegar luego para verla. Hace mucho no lo hago.
—¿Puedo acompañarte? —su voz se suavizó. —Así conozco a mi suegra —bromeó con una de sus típicas sonrisas torcidas.
—¡Oh, no! —negué con la cabeza. —Ni lo sueñes —le devolví la sonrisa. —Después habrá tiempo de hacerlo.
—¿Quieres hacerlo? —su sonrisa se acrecentó, pero con más sensualidad.
Sentí como la sangre me subía con rapidez a la cabeza. Me había ruborizado.
—Damon...
—Bien. Como digas —alzó las manos en señal de paz. —Pero antes de despedirte, déjame besarte —lo dijo como si estuviera pidiendo permiso. Sin responder cogió mi mejilla suavemente y depositó un tierno beso en la comisura de mis labios. —Te extrañaba —dijo finalmente. —Ve, no quiero que te atrases por mi culpa.
—Bueno, te llamaré por cualquier cosa. Nos vemos mañana.
—¿Mañana?, ¿por qué?
—Pasaré la noche con mamá. Volveré mañana temprano —comenzó a hacer pucheros como un niño pequeño.
—No... Lloraré toda la noche por ti —dijo con voz graciosa. —¿No existe posibilidad de que te escapes conmigo?
—No vas a morir sin mi —me acerqué a él y lo besé. —Adiós.
Me despedí con una seña, mientras subía a la camioneta en dirección al aeropuerto.
Me gustaría que Damon me hubiese acompañado, pero creo que en esos momentos necesitaba estar a solas con ella para regalonearla. Ya habría tiempo para visitarla los dos.
Conduje por más de una hora al aeropuerto, para no aburrirme en el camino, prendí la radio y canté todo el trayecto.
Entré en busca de mamá, miré el gran reloj colgado en la pared, y me di cuenta que había llegado un par de minutos con anticipación, el avión aún no aterrizaba, asique decidí sentarme en unas bancas.
Al paso de 15 minutos aproximadamente, por el altavoz se informaba que aterrizaba el avión de mamá, ansiosa me levanté de la banca para ver si la veía. Fijé la mirada a la puerta de entrada de donde aterrizó el vuelo, al verla sentí que mi corazón palpitaba rápido de felicidad. Corrí para abrazarla, me correspondió el abrazo dejando de lado sus maletas. James, su esposo sonreía feliz por vernos reunidas nuevamente, por buena educación lo saludé con un beso en la mejilla.
—No sabes cuanto te he extrañado —le dije en un sollozo a mi madre.
Salimos del aeropuerto directo al estacionamiento, donde están taxis y vehículos particulares. James había arrendado una linda camioneta 4x4, no me pregunten por marcas porque desconozco. Mamá le pagó a un señor para que manejara mi camioneta y la llevara al lugar donde se hospedarían para volver mañana a casa.
Era un hermoso Jeep blanco, James subió las maletas atrás y yo seguía sin despegarme de mamá, realmente la extrañaba. No pensé que el venir a Mystic Falls sería tan complicado para mantener la comunicación con ella, cada vez nos alejábamos más, pero eso no quería decir que no nos llamáramos o nos mensajeáramos todos los días.
El Hotel en donde se estaban quedando era espectacular, nos estacionamos en la puerta principal y uno de los botones o recepcionistas, como quieran llamarles, nos recibió, James cedió la llave del auto arrendado y nos ayudaron a subir sus maletas, se quedarían por varios días al ver el tamaño de éstas. Subimos al elevador, y el piso número 3 era nuestro destino. Cabe mencionar que el Hotel está a las afueras de Mystic Falls, en parte eso me alegra, así no tendrán un contacto directo con nada sobrenatural.
Mamá pidió una cena a la habitación, esta noche sería para los dos, sin desmerecer a James. Mientras poníamos la mesa, mi celular vibró, era Damon.
"Han pasado dos horas y ya te extraño. Hoy beberé por ti. Te quiero, pequeña. D".
Deduzco que irá al grill, a veces pienso que no es malo tener nuestros espacios, así nos hace valorar y darnos cuenta de lo que tenemos al lado. Ciertamente no he pensado en absoluto en Edward desde que Damon apareció en mi vida, llego a creer incluso que, él será mi partner por mucho tiempo más, y quién sabe. Somos eternos.
El timbre sonó, y con ello nuestra cena "familiar". La recibí, y di una buena propina al garzón, bien merecido lo tenía por esta estupenda cena. Servimos y empezamos a cenar, fue una velada estupenda a la luz de las velas. Conversamos toda la noche con mamá, bebimos vino y no dejamos de reír. Esta era nuestra noche de chicas. Pero quién diría que al otro día todo sería distinto.
***Narra Damon***
Bella dijo que esta noche la pasaría junto a su madre, la idea no me agradó al cien por ciento por el hecho de no verla, pero la entiendo. Si tuviera la oportunidad también lo haría, claro, no con Lily.
Estaba en casa aburrido, mi gentil hermano no estaba, no tenía con quién conversar mis problemas. Así que tomé el poco Bourbon que quedaba. Debía comprar más.
Tomé mi chaqueta de cuero negra, las llaves de mi auto y conduje al grill, evidentemente no dejaría de tomar por no tener trago en casa.
Entré, y el pequeño Gilbert me atendió. Seguí con mi delicioso Bourbon que tanto codicio mientras escuchaba atentamente lo que un grupo de chicas decía por detrás de mí, no pude evitar sonreír. No niego que no me gusta que me coqueteen o ese estilo de cosas, claro... pero en estos momentos estoy con Isabella, y no seré capaz de engañarla, no sabiendo que siento cosas fuertes por ella. Una de esas chicas se acercó; lo supe por el sonido de sus tacos. Pidió una cerveza e intentó coquetearme, por supuesto la ignoré y se fue con frustración al ver que no le resultó nada conmigo, cuando llegó con sus amigas les dijo que era un chico guapo, pero que no era nada fácil, mejor así.
Creo que al pensar tanto en Bella la invoqué. Se sienta un poco más lejos de mi en la barra, la miré fijamente esperando que saludara, pero no lo hizo. En ese momento hice una mueca, tomé mi vaso y me senté al lado de ella esperando que me hablara, pero nada. No aguanté y fui yo el que rompió el silencio.
—¿Qué haces acá? —choqué el vaso contra la barra enojado. Alcé las cejas con frustración, pues no entendía nada.
—¿Disculpa? —se hizo la desentendida. ¿Era una jodida broma o qué?
—Isabella, no estoy para bromas —la tomé del brazo haciendo que volteara a mirarme. – En la tarde me dijiste que irías a buscar a tu madre y ahora te encuentro acá. ¿Mentiste? —por su expresión me di cuenta que no entendía nada. Luego de unos segundos quedó pensativa y asintió como si lo entendiera todo.
—¡Claro, cierto! Lo había olvidado... lo siento —me dedicó una sonrisa. Pero no era como sus sonrisas diarias, sino que era un tanto forzada. —Sucede que, mi madre dijo que viniera a descansar y pasé por aquí un momento, pensando en que estarías en la mansión.
—Leíste el texto que te mandé, ¿verdad? Y quisiste venir conmigo —asintió de manera coqueta. —Nunca me habías mirado así.
—¿Así como?
—Así... tan... sagaz —susurré muy cerca de su oído.
—¿Vamos a casa? —propuso de repente. Su actuar era extraño, pero de todos modos era Isabella, ¿verdad? Su tono había sonado candente, eso hizo que no lo pensara dos veces.
La tomé del brazo y conduje a la mansión, importándome poco que mi querido hermano menor estuviera con Elena. Para mi suerte, Stefan no estaba, posiblemente estaba con ella.
No alcancé a cerrar la puerta en cuanto sentí a Isabella sobre mí. Me besaba desenfrenadamente como si no lo hubiese hecho en años. Rápidamente sacó mi chaqueta y camisa tocando mis pectorales, yo no me quedé atrás y saqué su blusa.
Claramente se había cambiado de ropa cuando fue donde su madre, pero no le preguntaría, no en este momento.
Besé su delicado cuello haciéndola gemir. La acorralé contra la pared subiendo su pierna y masajeando sus curvas, con velocidad vampírica hice que subiera sus piernas en mis caderas y la llevé a mi habitación.
Me tumbó sobre la cama y mientras se acercaba a mí me sonreía con sensualidad, caminando de una manera muy sexy.
Bajé mis jeans negros con apuro, quería sentirla, y sé que ella también. Tomé con fuerza sus leggins y las hice pedazos, no le servirían después ¿o sí? Comencé a besarla con más pasión y toqué cada parte de su cuerpo, fue una noche inolvidable. Fue demasiado distinta a la primera vez que estuve con ella, es como si no fuera mi pequeña Isabella.
Terminamos, pensé que se recostaría en mi pecho, pero dio media vuelta y se durmió. La miré por un par de minutos, y cerré mis ojos para conciliar el sueño.
Amaneció y Bella había ido a tomar un baño, lo supe por el sonido de la ducha. Me mantenía acostado, pero mirando al techo con un brazo sobre mi cabeza, me dolía demasiado. El sonido de mi celular me hizo dar la vuelta, lo tomé y era un texto de... ¿Bella? Pero... qué diablos... ¡No estoy entendiendo nada! Lo abrí para leer.
"Te extraño precioso, hoy volveré al pueblo. A penas llegue te llamaré, lo prometo. Te quiero. B".
¡¿Qué mierda?!, ¿cómo era posible que me mandara un texto si estaba en mi baño?
Miré para todos lados a ver si estaba su celular, a lo mejor lo envió desde el baño, pero no. Su celular se mantenía en la mesa de noche...
La chica con la cual estuve salió con una toalla blanca pegada al cuerpo, sólo se dejaba ver sus hombros y esbeltas piernas mientras secaba su pelo con otra toalla. La miré fijo, intentando saber qué ocurría... pero ni yo mismo sé qué pasa.
—¿Qué pasa?, ¿no te gustó lo de anoche? —me sonrió.
Era diferente, no era la misma mirada. ¿Cómo mierda no me di cuenta anoche?, ¡oh, claro! Estaba medio mareado. ¡Qué idiota!
—¿Quién eres? —pregunté sin rodeos y ella se paró en seco.
—Eso no importa... lo que verdaderamente importa es que lo pasamos bien anoche —se comenzó a acerar e intentó besarme. Moví el rostro hacia un lado, la verdad, es que me da asco la situación. ¡Qué imbécil fui!, ¿cómo le explicaría esto a Isabella? No tengo cara. —Bueno, creo que ya todos saben de mi existencia. Su amigo, la dulce opuesta de Elena les contó, ¿verdad?... ¡Qué historias! Sabes, con Katherine fuimos muy amigas en el pasado, me contó sobre su amorío con los hermanos Salvatore, y no se equivocó... —tocó mi rostro y eso hizo que me diera más asco. Le respondí con una mueca. —Ahora entiendo el por qué se enamoró de ambos...
—¿Qué quieres? —pregunté aburrido. No estoy para juegos estúpidos.
—Venganza... pero creo que antes me divertiré un poco —reía satisfecha. —Venía por Niklaus, pero supe que todos andan tras él, asique esperaré paciente mientras hacen mi trabajo y solo disfrutaré. Es tiempo que conozcan a Emma Van Ewen.
¡Maldición! Es la doppelgänger de Isabella, ¿por qué aparece ahora?, ¿por qué me pasó esto a mí? No debí ir a beber anoche solo, esta es mi peor pesadilla. Ahora pagaré las tontas consecuencias por no haber sido más "despierto". Perderé a Bella... la perderá y volverá a caer en manos de Edward. ¡Mierda!
¿Qué les pareció? Apareció la mala :O ¡COMENTEN!
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