→ 12. Wolf
Capítulo editado.
***Narra Bella***
Un día no esperado. Nada de lo que pasó estaba en mis planes, pero todo estaba hecho.
Luego de conversar por horas con Alice, era momento de volver a casa, Charlie me había llamado como con desesperación. Tal vez se debía a su extrema preocupación por mí, y para rematar Damon había hecho exactamente lo mismo. Le dije que no me demoraría tanto, no pensaba que le importaría tanto.
Sin embargo, de camino a casa recibí una llamada, pero no era de Charlie, sino más bien... ¿Caroline?
Acepté la llamada y respondí.
—Caroline, ¿qué sucede? —pregunté con tranquilidad, mientras mantenía mi otra mano desocupada sobre el volante.
—Bella, ¿puedes venir a la mansión? —sentí su profunda respiración. Sonaba asustada y preocupada, eso me daba temor.
—¿Pasó algo grave? —mi tono sonó serio, demasiado.
—Es urgente. Aquí te explicaremos —colgó la llamada.
Fruncí el ceño y observé el móvil por un par de segundos, dándome cuenta que no me había detenido. Preferí llamar a papá para avisar que demoraría en llegar, pero él no respondió. Así que, solo le dejé un mensaje y aceleré, dirigiéndome a la mansión.
Conduje a toda velocidad, y en cuestión de minutos llegué a la mansión Salvatore. Me bajé con rapidez y golpeé la puerta dos veces, enseguida abrió Stefan.
El castaño se hizo a un lado, dándome espacio para entrar. Comencé a caminar hacia la habitación principal, en donde me di cuenta que todos estaban reunidos aquí, incluidos Jacob y Alice.
¿Qué estaba pasando?, ya me había comenzado a preocupar. Me detuve en seco en el salón frente a todos, esperando al valiente que dijera algo, siendo Jacob quien rompe el silencio.
—Necesitamos de su ayuda —se acerca hasta mi posición con el semblante serio.
Fruncí el ceño, mientras que a través de mi rabillo observé a Damon, quien miraba con odio a Jake.
—¿Ayuda de quién? —pregunté más confundida que al principio—, ¿de qué hablas, Jake? —sacudí la cabeza. —No entiendo nada. ¿Podrías ser un poco más claro?
—Tu amigo vino a nosotros por ayuda —interrumpió Stefan. —Niklaus está buscando a todos los lobos para reclutarlos y hacer su ejército de híbridos.
Fue entonces que abrí mis ojos con temor. ¿Jacob estaba herido?
—¿Estás bien? —le pregunté inmediatamente. Él asiente con la cabeza.
—Lo estoy... pero, Marcus necesita ayuda —aclaró. —Niklaus ha empezado con su reclusión, pero para suerte de él, al empezar la transición da de su sangre... la cosa es que todos mueren al instante. Y ahora seguimos nosotros —acota Jake.
—Bella —la voz de Alice la hizo respingar levemente. Estaba tan confundida y sorprendida por todo, que realmente no sabía cómo reaccionar—, vine en cuanto terminamos de conversar. Tuve una visión, en la que Niklaus venía por Jacob y la manada, están en peligro. Y tú eres la única que puede salvarlos.
—¿Yo? —mi expresión cambió. Estaba asustada, ¡claro que sí!... —, pero ¿por qué?
—Porque... al igual que yo —Elena se levantó del cómodo sofá—, tienes una doppelgänger —continuó camino hacia la chimenea.
—¿Una qué? —caminé con rapidez y me senté en el puesto de Elena. —¿Qué diablos es una doppelgänger? —mi ceño se frunció aún más, si eso se podía.
—Es una maldición de hace muchos siglos atrás de seres sobrenaturales. En pocas palabras, es tu idéntica en apariencia, nacen en días iguales, pero en años diferentes —explicó brevemente Elena.
¿Ella pasó por lo mismo? Lo sospecho por su expresión.
—Pero... ¿qué tiene que ver eso conmigo? —lamí mis labios. —Sigo sin entender...
—Isabella, Niklaus tuvo un viejo amor en el pasado, antes de convertirse en lo que ahora es, cuando todavía era Humano. Y esa mujer se llamaba Emma Van Ewen. Luego de convertirse en el híbrido que todos conocemos, enamoró a esa mujer para utilizar su sangre, creía que así podría romper su maldición, ya que con Katherine no resultó. Después de eso, intentó por más de 500 años romper la maldición sin el doppelgänger, forzando a generaciones de brujas a ayudarlo, pero todo ha fracasado. Lo último que se supo de la doppelgänger, es que falleció en un incendio o eso le hicieron creer a Niklaus. Y eres exactamente igual a ella, por lo que si él te ve pensará que eres Emma, y así podremos saber cuáles son las verdaderas intenciones de querer convertir lobos en híbridos —informó Damon de la nada, quien dio un suspiro y continuó—, pero eso no significa que te dejaremos sola en esto, y lo sabes.
—¿Están diciendo que debo haberme pasar por mi "doble"? —a esta última palabra le hice comilla con los dedos.
—Algo así —contestó Damon haciendo una morisqueta con sus labios.
No sabía si aceptar, pero lo observé detenidamente, sonriéndome de lado, lo que me hizo ruborizarme.
—Bien —acepté sin pensarlo más. —Todo sea para salvar vidas y a mi mejor amigo —dije eso intencionalmente para que Damon se molestara, sin saber por qué me gustaba verlo fruncir el ceño con frecuencia cuando hablaba de Jacob.
—Gracias —Jake me dedicó una leve sonrisa.
Preferimos quedarnos conversando un par de minutos más sobre qué podríamos hacer, pero realmente estaba cansada y lo único que quería era ir a descansar y a recibir el sermón eterno de Charlie. Damon se ofreció a llevarme, ya que no quería conducir mientras que Stefan les ofreció alojamiento a Alice y Jacob, quienes aceptaron, no querían estar desprotegidos con Niklaus haciendo de las suyas.
Me despedí de todos. Damon abrió la puerta del copiloto y me ayudó a subir, le respondí con una sonrisa tierna. Intentó conducir lo más lento posible, según él, era para no llegar tan luego a casa, quería estar tiempo conmigo, pero sé que Charlie me matará por eso... literalmente, claro.
Al llegar a las afuera de la casa, estacionó la camioneta y dijo que se iría a velocidad vampírica, no sin antes de despedirse con un apasionado beso, que me dejó sin aliento. No me lo esperaba, pero Damon era inesperado, todo de él lo era. Eso me gustaba.
—Esperaré a que entres —avisó con seguridad. Sonreí y asentí alejándome de él.
No quise entrar por la puerta o despertaría a Charlie, asique salté por la ventada de mi habitación, pero por alguna razón no podía entrar. ¿Qué diablos pasaba?
—¡Damon, no puedo entrar! —de inmediato el azabache se acercó para observar.
—Intenta por la puerta principal —sugirió, mientras que yo asentía.
—Abre —mascullé entre dientes, haciendo el menos ruido posible. Conseguí abrir la puerta, pero al dar el primer paso, algo me detuvo, era como si una barrera se interpusiera. —Damon, no puedo entrar —me comencé a desesperar, recordando que Charlie seguía dentro, y yo sin poder hacer nada para sacarlo.
—Así que ¿no puedes entrar? —una voz femenina muy familiar se dejó oír. Apareció Jane con su típica capucha y su sonrisa falsa.
Parecía estar sola, pero no lo creía... se tomaba demasiadas molestias para estar aquí.
—¿Qué diablos estás haciendo acá? —noté que Damon estaba listo para lanzarse sobre ella, pero tomé de su mano para calmarlo y la apreté con fuerza.
—Vine a hacer una visita nocturna, nada más —me miraba fijo a los ojos y me dio una sonrisa malévola. Todo en ella lo era. —Y también quería darte los saludos de Aro, dice que te cuides, ya que puede haber lobos que quieran hacerles daño —guiñó su ojo y se fue entre penumbras como lo suele hacer.
¿Se refería a Niklaus? Esperaba que no, pues si era así nuestro plan no serviría de nada.
En un cerrar de ojos la maldita bruja se fue. La odio, realmente la odio. Ha hecho nuestras vidas imposibles desde siempre, y ahora me siguen por ser "un talento potencial y prometedor". Yo no pedí tener este don, ni mucho menos ser parte de ellos, así que es realmente estúpido que me sigan buscando, cuando antes prefiero estar muerta que ser una más de ellos.
Sin más que decir, me despedí de Damon rápidamente. Estaba molesta por todo.
Primero era Edward, luego Niklaus, y ahora Jane con los Vulturis. ¿Qué más seguía? Solo quería un día tranquilo, donde nada, ni nadie me molestara. Pero como día de semana, al siguiente día tenía instituto, y tenía demasiadas cosas que conversar con Caroline y Elena. Solo ellas me entienden, aparte de Alice.
Agradecía que la barrera hubiera desaparecido, ya que solo era una advertencia de la rubia que me tenía bajo su control.
Entré corriendo a la habitación de Charlie, quien dormía plácidamente en su cama, por lo que recordé que debía volver a la mía y lanzarme sobre ella.
Así que entré a mi habitación haciendo el menos ruido posible. Me quité el abrigo y lo lancé a la silla de escritorio. Suspiré profundamente y poco a poco fui cerrando mis ojos.
Dios, que día.
Estaba por quedarme dormida, cuando recibí un mensaje. Cogí mi móvil aún sin abrir los ojos, lo cogí y abrí solo para leer que era un mensaje de Damon.
"Buenas noches pequeña, mañana pasaré por ti después del instituto.
PD: No acepto un no como respuesta. Besos".
Sonreí levemente.
No podía negarme, era Damon... aunque no aún no sabía qué éramos, ¿amigos?, ¿novios?, ¿qué? Creo que con el paso del tiempo sabré realmente hasta dónde podemos llegar.
Espero algún día poder enamorarme tanto como alguna vez lo estuve de Edward. Y cuando justo pienso en él, es quien me manda un texto después de Damon.
"Ten cuidado, Bella. Te lo dije, si lo sigues viendo, saldrá mal. Él no te merece, entiéndelo. Pronto nos volveremos a ver nuevamente".
¿Bella tiene una doppelgänger? ¿Klaus e híbridos? ¡Qué está pasando! Jajaja espero que lo hayan disfrutado & ¡COMENTEN!
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