→ #11; Límite.

& no aguanté en actualizar/: mátenme si quieren... jaja Quería aprovechar para promocionar otra historia mía; pero esta vez es ..... Klayley (Klaus&Hayley)

Queen. - Klayley.

¡Sí!, para los que amen a esta pareja como yo, quedan invitados a leerla. La podrán encontrar en mi perfil.

Sin más, me despido.

...

---Dos días atrás.---

***Narra Bella***

Klaus...

¡Cómo no lo pensé antes!

Él es el responsable de mis lagunas mentales con Damon, pero ¿lo hizo para que no sufrir o con otras intenciones?

- Eso ya no importa. – Susurré sola en la habitación.

Bonnie y Caroline salieron de compras, me intentaron convencer de ir, pero por alguna razón no estoy de ánimos para ir de shopping. Solo me preocupa Charlie, y el hecho de que no me ha llamado en días... algo debe estar pasando y no estoy enterada de nada.

Poco y nada puedo hacer, porque a las únicas personas con las que mantengo el contacto, están conmigo en la universidad. Porque si llamo a Stefan, oirá Damon, y no quiero que todo esto se torne más confuso para todos.

Es un poco extraño de explicar cómo me enteré de lo sucedido, pero es simple.

Aquí nuestro sexymente-adorable-tierno&asdasdsa Ethan. :x



Había ido por unas malteadas al casino junto a Ethan.

- ¿Cuál prefieres? – Me preguntó mientras seguía mirando la vitrina sin poder escoger alguna. – a mí me gusta la de fresa. – Señaló con una amplia y perfecta sonrisa. –

- Sí. Creo que igual pediré una de fresa. – Le devolví la cálida sonrisa.

- ¡Perfecto! Voy a pedirlas y ya regreso. Elige una mesa. -

Le obedecí con tranquilidad. Ethan es un gran chico, de eso no hay dudas... me ha ayudado en todo lo que puede, y a pesar de los pocos días que nos conocemos me ha logrado caer bastante bien, incluso más de lo que yo pensaba.

Podría decir que es el típico chico cliché de las novelas o películas extranjeras; donde hay un chico guapo, inteligente y amable, que adora las justicias sociales y defiende a los animales. Pues sí, Ethan es uno de ellos. Aunque no me quejo. Me hace sentir bien cuando estoy junto a él, y me hace querer olvidar recuerdos olvidados, y eso es lo extraño.

Siento que debo olvidar algo que no recuerdo, es como un círculo vicioso, siempre vuelvo a la misma pregunta, ¿qué?

- ¿Isabella? – Oí decir a una chica que se paró justo a mi lado, lo que me hizo salir rápidamente de mis pensamientos mezquinos.

- Sí. – Asentí de igual forma con la cabeza.

- Mira, sé que no nos conocemos ni nada por el estilo, pero eso es lo de menos. – Se sentó en la silla del frente, y miró directamente a Ethan. - ¿lo quieres, verdad? – Preguntó de la nada. No fui capaz de responderle, porque ni yo misma me había hecho esa pregunta, ¿lo quiero? – Da igual. Sé que sientes algo especial por él, y sé que tú eres especial. – Esta vez dirigió la mirada hacia mí, y me sonrió de una forma desafiante. Como si en verdad lo supiera todo. – También sé que tu padre se encuentra en Mystic Falls, y está taaan solo. Pero no deberías preocuparte por él. – Dejó su bolso sobre la mesa, como si fuera algo normal lo que dice. – Y ¿sabes por qué? Porque estás aquí, lejos de lo que es mío. – Levantó una ceja y su expresión se tornó fría y sombría.

- ¿Q-qué dices? –

- ¡Por favor, Isabella! Conmigo no juegues a la 'santa', que no te resulta. – Dijo haciendo muecas con sus manos. – Sé que quieres recuperar a Damon, por eso lo llamaste el otro día, y ¡ni intentes desmentirlo! Porque los vi. Aunque lo favorable de todo esto, es que, no lo recuerdas. – Afirmó tan segura de lo que decía. Damon, su nombre solo me ha causado problemas cuando es pronunciado. – Solo vengo advertirte. ¡Aléjate de él o Ethan y Damon, morirán por causas desconocidas! – Me amenazó entre dientes, para que nadie más que yo la oyera. -

Sentí a Ethan acercarse, porque su voz se hacía más cercana a la vez que saludaba a sus amigos. 

Giré a verlo, pero cuando volví la vista, la chica se había ido sin ninguna razón lógica. 

- ¿Bella? ¿Estás bien? – Preguntó mirando hacia los lados. Como si supiera el por qué.

- Oh, sí. – Mentí. – Es solo que... estoy algo cansada, debe ser eso. 

- Bien, pequeña pinocho. Aquí está tu malteada. – Dejó el vaso sobre la mesa, y sin poder olvidar lo que la chica me había dicho, seguimos nuestra conversación. 



Una vez que regresé a mi habitación, y noté que las chicas no habían vuelto. Primero; puse seguro en la puerta principal y luego corrí en busca de mi móvil. Solo una persona puede explicarme qué está ocurriendo. 

Pero no contestó. 

Esperé a que amaneciera y las chicas aún no habían vuelto. Eso me estaba preocupando... ellas jamás se olvidan en avisarme que regresarán, y por alguna razón siento que esto está fuera de lo normal. 

 Desperté y aún no había señales de Caroline y Bonnie. Registré mi celular para asegurarme que no me hubiesen llamado mientras dormía, pero nada. Así que preferí llamar nuevamente a la misma persona de anoche. 

- Klaus. – Dije con voz baja. 

- Cariño, ¿cuáles son tus órdenes? – Preguntó con su sofisticado tono. 

- No estoy para bromas. Esto es serio. – Dije primero que nada. – Una chica vino ayer a hacerme una 'visita' no tan agradable. – Explicaba.

- ¿Una chica? ¿Te dijo su nombre? –

- No. Pero, me dijo que no me acercara a Damon, además dijo tan segura que no lo recordaba. ¿cómo lo supo? ¿acaso tú mencionaste esto delante de alguien o...? – Ambos quedamos en silencio por unos segundos. 

- Isabella, mira... esto es difícil de explicar por teléfono, pero viendo que estoy en New Orleans, será difícil decírtelo a la cara en un buen tiempo. Así que seré directo. – Tomó aire y continuó. – Ese día que estabas en el bosque sola, te vi tan mal que no me pude resistir. Te miré fijamente a los ojos y quise besarte, pero tu miedo de perder a Damon me paralizaron. Apagaste tu humanidad y era algo con lo que no ibas a poder sobrevivir; asesinar gente por diversión o simplemente acostarte con quien se pase por delante de ti. Esa no eras tú, Bella. Lo siento, de verdad lo siento. Pero... te miré fijamente y borré cualquier recuerdo de Damon en tu mente. Es por esa razón las lagunas de tu mente. Y sé que podrás odiarme y todo lo que quieras, porque lo merezco, pero... solo lo hice por tu bien. – 

¿Acaso era cierto lo que estaba oyendo? Eso quiere decir que Damon tenía razón. Lo conocía... 

- Klaus yo... hablamos luego. – Preferí cortar el móvil antes de decir cosas de las cuales pronto me arrepentiré. 

Las lágrimas fluían lentamente por mis mejillas sin entender mucho aun de lo que estaba pasando. 

Es completamente ilógico y estúpido todo esto. Si lo que Klaus dice es cierto, olvidé a Damon por culpa mía. ¡Por mi maldita culpa no lo recuerdo! 

Me levanté olvidando completamente que quedamos de salir a correr con Ethan, deberá entender que no estoy de ánimos para ello. Pero antes de arrepentirme, cogí una maleta, la misma con la que traje mis cosas a Whitmore, y en vista de que mis dos mejores amigas no respondían su móvil, preferí coger un poco de ropa y hacer un pequeño viaje. 

 Ya solo me quedaban un par de prendas para ordenar, pero el ruido de la puerta me hizo distraer. Caminé para abrir, y no me esperaba esa visita. 

- Ethan. – Dije su nombre fríamente. - ¿Qué haces aquí tan... temprano? – miré el reloj colgado en la pared que daba a mis espaldas. 

- ¿Lo olvidaste? Dijiste que lo recordarías, Bella. – dijo un poco molesto, y eso obvio. No es la primera vez que olvido algo. – Sé que ocurre algo, y no estás bien. Y no me iré de aquí hasta saber qué te está pasando. – Dijo con firmeza. 

Lo miré unos instantes, y me pregunté si era necesario que él supiera todo. ¿Le haría algún daño si le confieso qué soy? ¿O de qué me alimento? ¿Si se lo cuento y luego le hago olvidar todo? 

- Bien... pero pasa. Nadie puede oírnos. – Dije asegurándome que nadie nos observaba desde el pasillo. 

Cerré la puerta por la espalda y entonces Ethan habló. 

- ¿Te irás? ¿cuándo pensabas decírmelo? – Preguntó algo molesto y herido. – 

- No lo sé. No sabía que me iría hasta que desperté, Ethan. – Tomé sus hombros para calmarlo y me paré frente de él. – Es... es algo difícil de explicar y dudo que lo entiendas. 

- Podrías empezar por explicarme, el por qué tus acciones. Actúas diferente cada día, y... me preocupo por ti. – Lentamente bajó su tono de voz. Y aun me seguía preguntando si era necesario contarle todo, sin omitir detalles. Pero si no lo hacía, dudaría y me seguiría cuestionando.

- Ok. Tú ganas... solo quiero que te sientes y que cuando te diga todo prometas no salir huyendo. – 

 Asintió con la cabeza y tomó asiento en la orilla de la cama.

 - Lo resumiré. Me vine a vivir de Forks a Mystic Falls para olvidar a un viejo amor, lo que pude lograr al enamorarme de otra persona. Pero... por alguna extraña razón, olvidé sus recuerdos y eso provocó lagunas en mi mente que solo con él no puedo recordar... te preguntarás ¿cómo lo sé? Es porque un vampiro original me hizo olvidar mis recuerdos, porque había decidido apagar mi humanidad, lo que significaba que cualquiera que se me cruzara en el camino, moriría. ¿Vampiros? Sí, existe Ethan. Y son muchos más reales de lo que puedes imaginar. – Admití con miedo. – Y aquí tienes a una. Puedes odiarme, golpearme, lo que desees. Porque sé que lo merezco, te mentí durante mucho tiempo, y ahora estoy dispuesta a pagar el precio que desees, porque me iré. Mi padre me necesita, y mis amigas igual. Ya son dos días que no sé nada de ellas y eso me preocupa, cosa que no podría ser muy buena.

- ¿Por otros vampiros, verdad? – preguntó como si lo que le había dicho anteriormente ya lo supiera. 

- No lo sé. – Respondí encogiendo los hombros. - ¡espera! ¿Por qué no reaccionas de otra manera o sales corriendo? 

Ethan comenzó a reír con elegancia y sutileza, como lo es él. 

- Ya lo sabía todo, Bella. – Dijo. – Lo supe desde el primer día en que te conocí con solo mirarte a los ojos. – Se orilló más y tomó de ambas manos. – Sé lo que eres desde el principio, porque no soy un simple mortal como te hice creer. Bueno, en realidad era lo que intentaba hacer con mi vida, pero viendo las circunstancias... Bella, soy un brujo de un antiguo aquelarre. De una de las familias más poderosas con un poder inigualable. Pero descuida, que no daño a personas inocentes, y creo que el destino se encargó de que nos conociéramos por algo, ¿no crees? 

 ¿Brujo?

¿Aquelarre?

¿Poder? 

Él lo supo todo desde el inicio y yo... solo intenté cubrir mi identidad. 

- Ahora, puedo ayudar a localizar a tus amigas, pero necesito pertenencias de ellas... y un mapa. – Inquirió. 

- Sí, sí. – Dije desprevenida. Su ayuda me dio por sorpresa, pero en este momento todo sirve. 

 Ethan sacó un collar con forma de diamante de su cuello, y puso el mapa sobre el escritorio de la habitación. Y con objetos personales de mis dos mejores amigas, puse el collar por sobre el mapa para que quedaba en sus manos, mientras pronunciaba frases en latín, y el collar se meciera de un lado a otro.

Al cabo de un par de minutos, el pendiente se detuvo en un lugar fijo, y me acerqué para ver. 

- Mystic Falls... - Mencioné en voz baja. – No, no puede ser... me hubiesen avisado que irían... Ethan, algo está pasando en el pueblo y mi padre está ahí. Debo ir por él ahora mismo. 

- Entiendo, pero no puedo permitir que vayas sola. –

- No, Ethan. Esta es mi guerra, no tuya. – Dije finalmente. –

- Está bien, pero sabes que puedes llamarme si me necesitas. – Se acercó a mí y me abrazó. Pero empezó a susurrar algo que no alcancé a oír, pero preferí darlo por alto. 

- Es momento de volver. – 

 * 



 Entre conversa y explicaciones, las horas pasaron... y ya eran pasados de las 4 PM. El momento preciso para partir. 

Ethan se despidió y rápidamente salió de la habitación.

 Terminé de empacar las pocas cosas que me quedaban, porque sinceramente no sé cuánto tiempo me quede por allá, solo debo asegurarme que papá estará bien. 

Subí la maleta a la camioneta, y como era de costumbre; encendí la música. Y ansiosamente manejé hasta Mystic Falls. 

 - 



En plena carretera mi móvil comenzó a sonar, y sin despegar la vista del camino, contesté. 

- ¿Sí? –

- Bella, debes venir rápido. – La voz se oía distorsionada por falta de señal y por lo agitado que se escuchaba. –

- ¿D-Damon? – Pregunté nerviosa. 

- Bella, por favor. Debes venir con urgencia a Mystic Falls. Algo... algo está mal y debes saberlo... herejes... muertes... te estaré esperando en la frontera, no cruces sin mí. – 

 Pero antes de dejarme responder, colgó. 

Esta llamada me dejó más preocupada de lo que ya estaba, así que apreté el acelerador a todo lo que daba, y rápidamente me aproximaba a mi destino.

Aunque algo mencionó Damon sobre el límite de Mystic Falls, que no entrara sin él. ¿Por qué? Pero sin cuestionarlo preferí hacer caso. 

A medida que me iba acercando al cartel de bienvenida, una silueta lo bastante reconocible para mí, se acercaba. 

Estacioné la camioneta a un lado y él se veía angustiado, preocupado y... lleno de sangre. 

- Damon... ¿qué te pasó? – Pregunté apenas bajé de la camioneta. - ¿Por qué estás... así? –

- No es nada, eso no importa. – Dijo sin acercarse mucho, así que preferí no hacerlo tampoco. – Mira, sé que te llamé para que vinieras pero... no puedes entrar. – Articuló de la nada. ¿No puedo entrar? ¡¿qué se cree?! –

- ¿Por qué no? ¡Claro que puedo! – Lo desafié acercándome más. Pero de un grito me hizo detener. 

- ¡No! – Gritó. – No lo hagas. Si lo haces... -

- ¿Si lo hago qué? ¿Me matarás? – lo desafié. –

- No... si no lo haces pasará esto... - 

 Se acercó hacia mí, pero se detuvo. 

Arremangó una de las mangas de su chaqueta y acercó el brazo hacia mí. Pero en cuanto su brazo cruzó el límite se empezó a poner rojo, y Damon gritaba como si eso le quemara por dentro. 

¡Pero qué diablos!

¿Por qué pasa esto? 

Damon inmediatamente sacó su brazo de ahí, y poco a poco comenzó a sanar, pero eso no evitaba el dolor que le provocaba. 

- ¿Q-qué? ¿Por qué pasó esto? – Pregunté desconcertada, esperando que Damon me diera las respuestas que buscaba.

- Es algo largo de explicar. Solo te puedo decir que... -

- ¿Es por esos herejes que mencionaste por teléfono? – Pregunté. 

Asintió levemente con la cabeza.

  ¡Maldición! 

¿Herejes?

¿Qué son? 

- ¡¿Y cómo podré cruzar para cuidar de Charlie?! – Me empecé a desesperar. 

- Eso es simple. – Se le escuchó decir a una voz que no había oído en mi vida. Se asomó por detrás de Damon y lo tomó por el cuello. Y con su otra mano la puso sobre su pecho. – Debes caminar, querida. Como todos lo hacemos cuando viajamos ¿no? – 

¿Qué? Si lo hago... moriré en menos de dos minutos. ¿Quién es? 

- Oh, lo siento. Que mala educación. – Se hizo el ofendido. – Soy Julian, el futuro padre de Damon, ¿no es cierto? – Preguntó irónicamente. – Y si no lo haces en menos de 10 segundos, Damon morirá. – 

  Me está amenazando, ¿por qué? ¡¿Qué diablos debo hacer?! 

¿Morir por Damon o verlo morir y cargar con la culpa toda la eternidad?

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