→ 10. Friends
***Narra Bella***
Damon se había marchado enfadado, decepcionado. Sinceramente lo entendía, pero había preferido darle su espacio y esperar que las cosas se calmaran un poco para poder explicarle el malentendido, así tendría la certeza que no se arriesgaría a realizar una locura.
Mientras tanto estábamos con Jacob sentados en una de las tantas bancas del parque central. El sol no daba tregua, y pedía a gritos que la sombra del florecido árbol nos diera mucha más frescura, pero nada podíamos hacer. No estábamos acostumbrados a climas cálidos, pues Forks siempre fue de temperaturas bajas. Sin embargo, eso no fue un impedimento para contarle los sucesos ocurridos últimamente a mi mejor amigo, incluyendo las apariciones de Edward y Jane.
—Parece que me he perdido bastante —bromeó Jake.
—Tal vez más de lo que piensas —sonreí.
—¿Y qué me dices del tal Damon Salvatore? ¿Es tu novio? —preguntó con curiosidad.
Negué con la cabeza.
—¿Damon? No —aseguré rápidamente, dedicándole una sonrisa fría. —Solo somos amigos —y justamente cuando dije eso, los recuerdos de la noche anterior se cruzaron por mi mente. Me sonrojé mentalmente y rodé los ojos. —Lo estoy empezando a conocer mejor, solo eso —respondí con nerviosismo.
El ojinegro me miró seriamente, buscando alguna acción que dijera que mentía.
—De acuerdo, te creeré —expresó no muy convencido con lo dicho. —Pero si solo se están conociendo como dices, ¿por qué se molestó cuando nos vio abrazándonos? —hice una mueca de disgusto, pues tenía una leve sospecha del por qué.
—La verdad es que no tengo la más remota idea del por qué. Pero Caroline dijo que se encargaría y supongo que me irá avisar las novedades.
—¿Confías en ella también?
Asentí.
—¡Claro! —afirmé—, ella ha sido una de las pocas personas que me ha hecho sentir cómoda y como en casa.
—Parece ser una buena amiga —se sonrojó.
—Jacob Blake, ¿estás sonrojado? —traté de incomodarlo con mi pregunta, pues conocía lo suficiente a mi amigo como para saber que Caroline había despertado su interés.
—¿Qué? —se tapó las mejillas con ambas manos. —No, por supuesto que no. Mientes.
No pude evitar reír con su infantil reacción. Era tan obvio.
—¿Qué te pareció? —pregunté de repente.
—¿Quién? —me miró haciéndose el desentendido. Le golpeé el brazo con fuerza, entonces él respondió. —Es... linda —sonrió nuevamente, dejando en evidencia sus blancos dientes, tan o igual como la nieve.
—Te gusta —afirmé con una gran sonrisa y las cejas elevadas, haciendo que se incomodara nuevamente.
—¿Gustarme? ¡No! —se defendió instantáneamente. —No me sé ni su nombre, Bella —me miró fijamente, buscando las palabras exactas para burlarse de mí. Lo conocía. —¿Por qué no mejor vas en busca de tu galán?
—¿Estás loco? No es nada mío —me defendí, dejando mis facciones serias.
—Tu rostro dice lo contrario.
—No mientas —lo fulminé con la mirada.
¿Tan obvia era?
—Pero te importa —insistió. Asentí cabizbaja. —Si quieres te puedo llevar en mi moto y luego me retiro para no incomodar.
—Tú nunca incomodas, Jake.
—Lo sé.
—Egocéntrico —lo volví a golpear. —Está bien, llévame —me levanté de la banca. —Tengo la sospecha de dónde puede estar.
El estar con Jacob, es como tener un hermano menor, al que debes proteger con tu vida y saber que él hará lo mismo contigo sin importar el costo.
Sé también que el motivo de su visita no fue solo para poder verme ni con un lema de amistad, me refiero a que no solamente ha venido por mí, sino que se enteró a través de rumores que existe otra manada de lobos por aquí, y deben proteger a uno de sus integrantes que se mantiene en el pueblo haciendo un par de averiguaciones.
Así que, al parecer Jacob y algunos miembros de su manada se quedarán por un par de semanas en Mystic Falls, donde todo puede pasar.
(...)
Una vez que llegamos al Grill, me despedí de Jacob con una seña y una amplia sonrisa.
—Gracias por traerme hasta aquí, Jake.
—No fue nada, solo espero que no te acostumbres —bromeó, mientras hacía andar nuevamente su moto y desaparecer con velocidad de mi visión.
Volteé sobre mis talones y respiré profundo tratando de controlar la respiración —aunque no fuera de mucha ayuda—, decidida y segura de entra al Grill en busca de Damon, hasta que finalmente lo hice.
Abrí la puerta con nerviosismo, pero sabiendo que él estaría ahí. Apenas puse un pie en el local, me dediqué a escanear cada centímetro del bar, hasta que lo encontré bebiendo en la barra como lo hace cada vez que surge algún problema y quiere olvidar todo por completo. Pero no estaba solo, estaba Caroline con él, cosa que me tranquilizó al instante.
Ella al verme me hizo un par de señas con sus manos para que me acercara a ellos. Incómodamente lo hice, caminé arrastrando los pies y tomé haciendo al lado derecho de Damon.
—Lo encontré más rápido de lo que creía —dijo ella.
—Gracias —le dediqué una sonrisa con preocupación, aunque debería acostumbrarme a que Damon solía arreglar todo con un poco de bourbon.
—Para eso estamos las amigas —su móvil comenzó a sonar, era la Sheriff. —Oh, mi madre está llamando, seguramente porque debía estar con ella hace media hora —se puso de pie. —Hablamos luego, cuídate —se despidió de mi y se alejó para responder el móvil, mientras salía del local.
No pasaron más que un par de segundos para que Damon me dirigiera la palabra con arrastre y sin gracia.
—¿Qué haces acá? —preguntó con dificultad, intentando que su lengua no se trabara más.
—Estaba preocupada por ti —le hice una seña a Matt—, una cerveza —pedí. —No deberías estar bebiendo tan temprano —me dirigí a Damon nuevamente.
—No parecía que te preocuparas por mí hace dos horas atrás.
Le devolví la mirada, buscando alguna señal que me dijera que no estaba enfadado, porque sí lo estaba.
—Damon, no seas injusto.
—¿Injusto?
—Sí. Estás siendo demasiado frío, además, vine asegurarme que siguieras con vida —Matt me entregó la cerveza y aproveché de tomar un sorbo.
—¿No debería estarlo? —preguntó toscamente.
—No digas tonterías, Damon. Me preocupé por ti —admití.
Él bebió un sorbo de su bourbon con dificultad, chocando el vaso contra la barra y me volvió a observar fijamente.
—¿Por qué? ¿querías asesinarme con tus manos y evitar un suicidio? —continuó con su sarcasmo, mientras sonreía sin gracia.
—Solo quería asegurarme que no hicieras nada de lo que te pudieras arrepentir —suspiré. —Además, debo agregar que Jacob también se preocupó, a pesar de no conocerte personalmente.
—Jacob se llama, eh —recalcó lo obvio. Bebió un último sorbo de su bourbon dispuesto a pedir otro, pero le indiqué a Matt que no lo hiciera. Damon en venganza me señaló con su dedo índice y preguntó. —¿Es tu novio?, no por nada viene desde Forks a verte.
—¿Qué?, no —negué aquella afirmación que daba por cerrada. —Ya déjate de decir tonterías, deja ese vaso vacío ahí y vámonos. —ordené con seriedad.
—¿Para dónde piensas llevarme? ¿a tu casa? —me dedicó una mirada coqueta, haciéndome sonrojar una vez más.
Estaba pensando seriamente en creer que era su costumbre de hacer sonrojar a las mujeres como una táctica de conquista.
—Ni pensarlo, Charlie nos mataría, y mucho menos en ese estado. Nos vamos a tu casa —le extendí la mano. —Yo conduzco —Damon entendió y me pasó las llaves de su lujoso vehículo para que lo llevara a la mansión sano y salvo, sino, sabía que existía la leve probabilidad de que Stefan no dudara en asesinarme si algo le ocurría a su hermano mayor.
En acto seguido con ayuda de Matt subimos a Damon al copiloto, tratando de así poder pasar desapercibida y ocultar mi fuerza sobrenatural, mientras que Damon seguía diciendo cosas que solo suelen decir las personas ebrias, aunque muchas veces es cierto.
Lo ignoré.
Le pedí las correspondientes disculpas a Matt por el mal momento y actuación que estaba haciendo Damon, pero dijo que estaba acostumbrado a verlo en ese estado.
Una vez que nos pusimos en marcha, intenté llamar a Stefan, pero no contestaba. Insistí una vez más, y respondió Elena.
—Stefan.
—Isabella, ¿qué sucede? —inmediatamente me di cuenta que esa voz no era de Stefan, sino que de su novia. Damon mientras tanto no hacía más que seguir diciendo incoherencias que prefería ignorar, pero al parecer Gilbert no —¿ese es Damon? —preguntó inmediatamente, pues el señor ebrio no dejaba de hablar.
Estuve tentada a negarlo y mentir, pero qué más daba.
—Sí. Es por eso que llamaba a Stefan —recalqué el hecho que había marcado el número de su novio, estaba segurísima de eso. Iba a preguntarle si estaba en la mansión para pasar a dejarlo y contar todo lo sucedido, pero pronto me arrepentí.
Omití lo más importante.
En ese momento tuve que hacer maniobras para hablar por el móvil con una mano y con la otra conducir, y como si eso fuera poco, también tenía que preocuparme por Damon.
—¿Están en la mansión?
—No, estamos en mi casa —se generó un silencio incómodo, que no estaba dispuesta a romper. —Si quieres puedes venir a dejarlo aquí, no tengo problema.
¿Qué otra opción tenía?, era eso o quedarme con él durante toda su ebriedad.
—Ok, voy enseguida —colgué. —Ya pronto llegaremos a tu lugar favorito —le dije a Damon bromeando.
Para ser sincera no tenía la más remota idea de dónde vivía Elena, pues jamás había ido a su casa, ya que no me ha invitado y dudo que lo haga, aunque tampoco tenía muchas intenciones de hacerlo.
Damon con la poca cordura que le quedaba me dio las indicaciones para poder llegar. No demoramos más de 10 minutos, pues nos encontrábamos bastante cerca.
—Llegamos, romeo —le susurré, mientras veía que Stefan y Elena salían de su casa para recibirlo. Pero antes de bajarme, él interrumpió mi inevitable escape.
—¿Estás enfadada? —me cogió del brazo, evitando que incluso lograba abrir la puerta.
—No, ¿por qué debería? —lo miré fijamente. —Pensé que tú estabas enojado conmigo.
—Tal vez —sonó más sobrio de lo que pensaba. Respiró profundo. —Te seré sincero. Me molesté un poquito, solo un poco —hizo muecas con los dedos.
—¿Por qué?
—Mi pequeña Swan, ¿aún no te das cuenta? —preguntó lo más sobrio posible, mucho más que hace un momento. —Fueron celos —admitió con total calma. Abrí los ojos sin despegar la mirada de la suya. — Cuando te vi abrazando a ese chico, experimenté una sensación que pensé no volver a sentir nunca más después de Elena. Pero me equivoqué doblemente. Contigo es tan distinto todo, eres especial, Bella —con su mano libre comenzó a tocar mi mejilla, suave y delicadamente.
Con cada palabra que salía de su boca mi corazón estaba a punto de estallar de dicha, pero también sentía miedo y la necesidad de correr lejos de él, de esos sentimientos que intentaba oprimir con todo el deseo, pero eso no era suficiente.
Damon se iba acercando más a mis labios, pero para nuestra suerte Elena tocó la ventana del auto y al lado de ella estaba Stefan mirándonos seriamente.
Con rapidez me alejé de él y abrí la puerta, saludando a los chicos y pidiendo las disculpas correspondientes, porque al final no tenía a quién más acudir, mi padre no permitiría esto y que Damon estuviera ebrio era totalmente mi culpa.
Stefan ayudó a bajar a Damon apoyándolo en su hombro, mientras que yo me quedé fuera intercambiando algunos puntos de vista con Elena.
Creo que nos debíamos una conversación para poder aclarar algunas dudas que me impedían dormir con tranquilidad por las noches, y así poder aclarar todas mis dudas de una vez por todas.
—Elena —la llamé—¿Te puedo hacer una pregunta? —Ella asintió. Me crucé de brazos. —Pero sé sincera.
—Claro.
—¿Todavía sientes algo por Damon? —ante mi pregunta abrió los ojos y comenzó a juguetear con su cabello. Conocía esa reacción, y no me podía mentir.
—¿Qué?
—¿Aún lo amas? —reiteré.
—No, no es eso... —se detuvo observando el piso, como si fuera lo más impresionante del mundo, pero luego continuó. —Es... mucho más complicado de lo que piensas.
—No comprendo.
—Después de que todo esto pasara, me sentí confundida al principio por haber elegido a Stefan y no a Damon —suspiró. —Yo era vampiro como ustedes, pero luego de que me dieran la cura, volví a ser Humana, volví a mi propio yo. Poco a poco me fui dando cuenta que en realidad a quién amaba era a Stefan, que a Damon solo lo deseaba por la unión que teníamos, además con él sufrí demasiado —se excusó. —Siempre ha sido el chico que hace sufrir a las mujeres, el que las utiliza por una noche de buen sexo y nada más, yo me sentí igual, no es como Stefan... él es tan... dulce, atento y preocupado por los demás, ¿me entiendes? —asentí con la cabeza. —Solo no quiero que pases por lo mismo que pasé yo, no quiero que sufras por Damon.
—Eso no pasará, te lo aseguro —sonreí demostrando seguridad, aunque ni yo misma lo creía.
—Es mi turno —dijo —¿aún amas a Edward? —me quedé sorprendida con su pregunta, ya que ni yo misma sabía que responder
¿Aún lo sigo amando?, nunca me hice esa pregunta, además que hasta hace pocos días lo lloraba como tonta, y ahora... ahora solo me preocupaba el bienestar de Damon.
Es tan complicado el ser vampiro y las relaciones, por eso prefería solo tener amigos.
—Yo... no lo sé —bajé la mirada. —Esto es demasiado confuso, Elena. Hasta ahora no me había hecho esa pregunta.
—Es por Damon, ¿verdad? —volví asentir con la cabeza aun mirando al piso. —Bella, sé que no soy la más indicada para dar consejos, pero debes elegir, no puedes jugar con tus sentimientos, al final saldrás lastimada tú. Debes pensar quién es el que vale la pena o si piensas que es mejor estar sola —quién lo dice. Ella pone sus manos en mis hombros. —Es tú decisión y no debes dejar que nadie te diga que hacer.
Lo sé, pequeña boba. Es mejor que tú te decidas y preferentemente escojas a Stefan, sí, tu novio.
—Gracias, Elena —la observé y le dediqué una sonrisa fingida. –—Pensé que nunca tendríamos esta conversación —mentí. Claro que tenía la idea que algún día pasaría, pero que dijera algo así, un consejo que ni tan solo ella puede seguir... en fin. —Pensé que me odiabas o algo parecido, pero te juzgué sin conocerte —intenté arreglar mis pensamientos, después de todo, todos merecen una segunda oportunidad.
—Ya sabes lo que dicen: no hay que juzgar al libro por su portada sin leer el contenido.
Era cierto.
He de admitir que había sido un día extremadamente raro y lleno de emociones. Apareció mi mejor amigo desde Forks por otras causas que no es necesariamente a pasar días enteros conmigo, pero con verlo me conformo.
Damon me confesó que siente celos de Jake, lo que me provocó sentimientos encontrados, bueno, mi charla con Elena. Esto último sí que no me lo esperaba, al menos no en esa situación.
No creía que podríamos llegar a ese punto de confianza, poco a poco iremos entablando una amistad, eso lo aseguro.
Como dije anteriormente, todos merecen una segunda oportunidad.
—Puedes contar conmigo, para lo que sea —fue lo último que me dijo antes de tomar dirección rumbo a casa, Charlie me estaba esperando, eso lo sabía.
Mi cama, por fin en casa.
Para mi suerte, Charlie estaba dormido en su habitación, así que entré a la mía y lo primero que hice fue sacarme los zapatos que me mataban, literalmente. Me recosté sobre la cama pensando en lo que Elena me había dicho, y puede que sea verdad.
Aunque he salido informalmente con Damon no una, sino, dos o más veces, no sé si siga teniendo los mismos sentimientos por Edward, es decir, las cosas cambian y los sentimientos también, más aún cuando te logran lastimar tanto al punto de querer olvidar tu propio nombre.
Siempre he sabido que las cosas pasan por algo, y quizás ese algo tenga actualmente nombre y apellido.
Lo positivo, es que han sido tres noches inolvidables, todo quedará en mi memoria como algo grato, y todos estos nuevos recuerdos que involucran a Damon Salvatore.
¿Qué les pareció? Me daba vueltas por la cabeza hacer a Elena como amiga de Bella,siempre es la mala en todo, pero hoy no. ¿Ahora serán amigas? ¿Bella seguirá amando a Edward o elegirá a Damon? ¿Jacob tendrá un amorío con Caroline? :O Aún no hay rastros de los Vulturis ¿Aparecerán?Todo esto y más en el próximo capítulo. ¡COMENTEN!
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top