→ 02. «There is more like me»
El domingo se pasó tan rápido, que no me di cuenta que ya era lunes.
Bendito lunes, como los odio.
Charlie, tenía todo listo para entrar al instituto, ya estoy matriculada en el High School de Mystic Falls para comenzar mi primer día como alumna nueva.
Con pereza y sin ánimos, me di una ducha corta, para salir envuelta en una toalla y vestirme con lo primero que encontré. -A eso me refiero, unos jeans oscuros, una blusa café, mis converse y mi infaltable chaqueta de cuero café-.
Al parecer estaba sola en casa, Charlie se había ido dejándome una pequeña nota sobre el mesón con el desayuno servido. -Creo que tuvo una emergencia laboral. Primer día y ya debe correr por su deber, pero es lo que él ama y decidió-. Me tomé el desayuno completo, aunque no crean, tenía mucha hambre, aun sabiendo que no dependo de los "alimentos humanos", saben bien.
Ya es hora de comenzar una nueva etapa en mi vida, pues, es mi último año en el instituto, en uno donde no conozco a nadie, pero mejor así. -Así no tendré recuerdos de Edward, pensé-.
Cogí mi bolso para ponerlo sobre mi hombro, tomé las llaves de la camioneta que estaban colgadas en la parte interior de la puerta y me dirigí rumbo al instituto.
No me demoré más de 15 minutos en llegar a pesar del taco que se forma en las mañanas. Me sentía observada, pues todos lo hacían. -Creo que el ser la chica nueva no me gusta nada-. Bajé la velocidad y estacioné la camioneta lo más rápido que pude, para casi salir corriendo por el estacionamiento a buscar mi horario de clases y esconderme en uno de los tantos salones.
La secretaria amablemente me entregó mi horario. Con gusto amargo lo leí y parece ser que me toca historia. Y si no estoy tan perdida, es en el salón de enfrente. -¡Bien, no me perdí!-. Di pequeños brincos en mi cabeza.
Entré al salón sin mirar a nadie, cabizbaja para que no notasen mi llegada, pero es imposible. De inmediato se acerca una chica rubia a saludarme con evidente entusiasmo. Dice ser la presidenta del comité de bienvenida, parece ser una chica alegre, pero hay algo fuera de lo normal en ella que llama mi atención.
—¡Hola, tú debes ser Isabella Swan!—. Se paró en frente mío sonriente, para sacarme de mis pensamientos.
—Sí–. Musité suavemente —¿Y tú eres?— Pregunté tímidamente.
—Caroline Forbes, Presidenta del comité de bienvenida y la hija de la Sheriff. Por cierto, ahora nuestros padres son compañeros de labor—. Sólo asentí. ¡Esta chica lo sabe todo! Exclamó mi mente, pero me ha agradado.
En ese momento entró al salón un hombre castaño, aparentemente de no más de 30 años, tés morena y una sonrisa que inspiraba confianza.
Es el profesor.
—Buenos días, alumnos. Espero que hayan pasado unas lindas vacaciones con sus familias—. Se sienta y lee un papel. —Este año tenemos una nueva compañera. Isabella Swan, proveniente de Forks—. Instantáneamente todas las miradas se posan sobre mí. ¡Qué vergüenza! —Bienvenida, soy Alaric Saltzman, y espero que disfruten su último año, en especial sabiendo que muchos de ustedes quieren entrar a la Universidad. Bien. Ahora continuemos con la clase—. Terminó por decir.
Mientras el profesor seguía con su clase, me dediqué a observar a cada uno de estudiantes que estaban en el salón. Todos tenían su 'grupo' de amigos como siempre ocurre en todos lados. Pero me llamaron la atención las dos amigas de Caroline, una morena y una chica de pelo largo, muy linda por cierto.
El profesor me sacó de mis pensamientos en cuanto llamó a una Elena.
-Elena, me suena. ¿No es el nombre de la chica que hablaron la otra noche Damon y aquel chico? No, sería mucha coincidencia-.
(...)
Después de interminables horas, la clase llegó a su fin. Me apresuré en coger mis cosas y salir rumbo al casino.
¡Por fin! Es hora de almorzar. Al no conocer mucho, preferí preguntarle a un grupo de chicas que están conversando entre ellas. -Son todas rubias-. Me acerqué a ellas y les pregunté dónde queda el casino.
Una de las chicas me señaló la dirección: —Debes seguir derecho a la izquierda—. Me indicaba el lugar.
—Gracias—. Dije con incredulidad. Voltee para ir por el camino señalado, pero con mi buen oído las escucho hablar sobre mí.
—¿Viste su atuendo? Así se viste mi abuela—. Le dice una a su otra amiga.
—Está out en moda. No creo que dure mucho tiempo aquí—. Apreté mis puños a más no poder para evitar una masacre de blondas. Posiblemente algún día me quiera vengar por eso, pero por el momento quiero tranquilidad.
—Estúpidas—. Mascullé entre dientes conteniendo las ganas de matarlas ahí mismo.
Al llegar al casino del instituto, estaban en la fila para esperar su ración; Caroline y sus amigas, quienes me llaman para adelantar fila con ellas y no hacer la larga espera interminable.
Caroline fue la primera en hablar: —¡Isabella!– Me acerqué a ellas, incómoda. Pues, todos me miraban mal por entrar antes que ellos. —Chicas, ella es Isabella. Isabella, ellas son Bonnie—. Se refiere a la Morena. —Y ella es Elena—. Es la chica de pelo largo. También hay algo diferente en ella. Ambas saludan amigables y dispuestas a compartir conmigo. Intenté no prestarle atención al hecho que Damon y el profesor llamaron Elena a la chica de cabellos largos, evitándome una jaqueca por nada.
(...)
Al término de la jornada escolar, caminé hacia el estacionamiento para ir devuelta a casa, pero a lo lejos distinguí a un chico alto, castaño y de ojos verdes pardo similar al chico que le habló a Damon. -Es parecido al chico que estaba con Damon, para ir a buscarlo y llevarlo donde "Elena"-.
En un momento intercambiamos miradas, a lo que él no hace más que sonreír.
De inmediato veo correr a una chica, quién se lanza sobre él feliz, y le deposita un beso en sus labios. -Es Elena, la amiga de Caroline-.
Un poco incómoda, entré al auto y me dirigí tranquilamente a casa.
Al entrar, Charlie estaba sentado en el salón principal leyendo un libro. Cerré la puerta a mi espalda y lo saludé, para luego ir hacia mi habitación. -Estoy algo cansada por haber bebido sangre hace dos días, y lo único que quiero es dormir, para ir a saciar mi sed esta media noche-.
(...)
Al otro día, repetí la misma rutina de la mañana. Ducharme, tomar desayuno apurada y dirigirme rumbo al instituto, pero ahora está lo diferente.
Observé a Damon apoyado en la puerta del instituto como si esperase a alguien. Intenté estacionar la camioneta, y por el retrovisor veo al chico castaño con Elena, caminar de la mano, quienes van en dirección a Damon. -Se nota la cara de desagrado de Damon. A lo mejor, está celoso de la chica del castaño-.
Bajé de la camioneta, y también empecé a caminar en dirección a la entrada.
Al pasar por el lado de los tres, alcancé a escuchar con mi agudo oído que hablaban sobre Vampiros.
Damon les dice a los chicos —No estamos solos, hay más como nosotros que vienen por Elena. Debemos tener cuidado—.
¿Lo dirá por mí? No, no creo... pero ¿Cómo saben de vampiros? Es imposible, a menos que... Ellos también lo sean.
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