Xander Jean

Advertencia: Este capítulo contiene temas delicados

Y si crees que después de eso salí corriendo y no he vuelto a hablar con ella en toda la semana… estás en lo correcto, el detalle aquí es que tampoco lo he hecho con Xander. Desde ese día mi rutina ha sido pasar por él a su casa con algo en el asiento delantero para obligarlo a ir atrás, ignorarlo y poner cualquier pretexto para no pasar por él en la tarde.

—¿Me esperas? —pregunta mi primo mientras yo finjo teclear algo en mi teléfono.

—No creo, debo ir con Uriel y Elías —respondo, ya me estoy quedando sin excusas.

—Claro, adiós —acepta Xander dando un golpe en el cofre de mi auto antes de irse.

Estoy por arrancar de nuevo cuando caigo en cuenta de algo… ¿desde cuándo mi primo volvió a usar gorros?

Sacudo la cabeza confundido y me dirijo a la empresa de mis tíos, mi tía Irene me recibe y me deja pasar a la oficina de mi tío Uriel, recorro el camino y al llegar veo a mi tío sentado en el escritorio y su esposo de pie detrás de él, ambos revisando algo.

—Hola niño —saluda mi tío Elías al verme.

—Hola tíos —saludo con una mueca entrando.

—¿Qué ocurre Karim? —pregunta mi tío Uriel alzando la vista hacia mí.

—Nada realmente —respondo.

—¿Y qué haces aquí? —cuestiona Elías confundido.

—Le dije a Xander que estaría aquí —explico encogiéndome de hombros —Vine por si se le ocurría venir a buscarme

—¿Está todo bien entre ustedes dos? —inquiere Uriel, yo niego con la cabeza —¿Qué pasó?

—Hice una amiga en el hospital —comento rápido, básicamente esa es la base del problema.

—¿Amiga? —pregunta Elías haciendo énfasis en la segunda "a", yo asiento —Ya veo por dónde va el problema

Uriel contiene una risa pero lo veo asentir, siendo realistas no es como que sea muy complicado ver el problema.

—Bueno, ¿y qué con ella? —insiste Uriel.

—Estuve saliendo con ella los fines de semana… y estuve dejando a Xander de lado

—Por ella fuiste tan decidido a la graduación, ¿no? —descubre Elías y yo asiento —Okey, continúa

—Y… tuvimos un… roce, por decirlo de alguna forma —explico y ambos me miran para que continúe —Y no he hablado con ella, ni con él

—¿Y por qué con Xander no? —cuestiona Elías.

—Porque como lo dejó por irse con ella sería muy hipócrita volver solo porque ya está solo —explica Uriel —¿Entendí bien?

Asiento avergonzado con la cabeza y mis dos tíos exhalan una pequeña risa.

—Tú pareces adolescente, ¿sabías? —exclama mi tío Elías haciéndome soltar una risa —Xander es un buen chico, habla con él, no va a reclamarte

—Pero él la vió —suelto mientras siento mis ojos picar —Y tampoco quiero que pregunte

—Xander tendrá cosas más de las que hablar que la chica que le quitó prioridad —afirma Uriel comprensivo —Además, cualquiera estaría de acuerdo con que necesitabas salir con alguien que no fueran tus primos

Sonrío suave y alzo la vista, ambos me miran con una sonrisa comprensiva, bueno, Elías se está burlando un poco de mí.

—A tus veinticinco años tienes problemas de adolescente —exclama él ganándose un codazo en la cadera de parte de su esposo —¿Qué?

—Tengo veinticuatro —repongo —Y mi vida empezó a los trece, no me pidas mucha madurez

Al día siguiente por la mañana me encamino hacia la casa de Xander caminando, no es como que tengamos algo que hacer, al llegar jalo aire fuerte y toco la puerta mi tía Xitlali es quien abre.

—Oh, hola tía —saludo sorprendido, ella casi nunca abre la puerta.

—Hola Karim —responde confundida.

—¿Puedo hablar con Xander? —pido nervioso asomándome sobre su hombro.

—Salió hace un rato —responde ella —Pensé que iba contigo

—Eh… no —afirmo y la veo preocuparse —Lo busco, si no te llamo en… una hora es porque ya lo encontré

—¿Seguro? —pregunta mi tía y yo asiento —Confío en tí, Karim

Mi tía cierra la puerta y yo no me detengo a pensar, simplemente echo a correr hacia lo que alguna vez fue el sector Murallas, justo en el límite de éste con el Centro está la arboleda, Xander acostumbra estar ahí cuando quiere estar solo.

Al llegar ahí me sostengo de un árbol para regular mi respiración mientras lo busco con la mirada, empiezo a caminar alrededor hasta dar con él sentado frente a la zona de juegos infantiles, me acerco con cuidado a él y cuando estoy justo detrás le hablo.

—Hola

Xander voltea sorprendido y al verme vuelve la vista al frente y lo escucho soltar un resoplido.

—¿Ya tienes ganas de dejar de ignorarme? —reclama, yo bajo la cabeza.

—Xander… lo siento —expreso, él no voltea —Me comporté como un verdadero idiota por una… maldita tontería adolescente y te dejé de lado, y lo lamento

Xander exhala un suspiro y se levanta, permanece un momento mirando al suelo con las manos en los bolsillos de sus jeans, antes de alzar la vista al cielo, exhalar un suspiro y mirarme.

—Sabes que me hiciste sentir como lo hacían mis padres, ¿verdad? —escupe y yo aprieto los ojos con culpa.

Xander pocas veces menciona a sus padres, y definitivamente ignorarlo cuando quería contarme algo (porque toda la semana quiso hablar conmigo) le recordó a ese momento en donde no tenía jurisdicción sobre sí mismo. Solo asiento avergonzado.

—Sí —exhalo finalmente —Lo sé

—¡¿Y por qué lo hiciste?! —reclama dándome un empujón en el pecho —¡¿Por qué?! ¿Por qué? ¿Por qué?

Xander sigue empujándome hasta que mi espalda chica con un árbol y empieza a darme golpes en el pecho, no intento detenerlo, entonces levanta un puño, aprieto los ojos y giro la cabeza, pero el puñetazo nunca llega.

Volteo la mirada hacia Xander y lo veo bajar la mano y la cabeza mientras exhala un sollozo.

—Hazlo —exclamo y él me mira con sus ojos llorosos —Me lo merezco, golpéame

—No lo hice no porque no te lo merezcas, ni porque no quiera hacerlo —afirma apretando los puños —No lo hice porque me prometí que nunca, nunca golpearía a alguien que quiero, aunque sea un idiota

—Pues desquitate, has lo que quieras —accedo estirando mis brazos —No voy a detenerte, fuí un idiota, un imbécil, un patán… y todo lo que se te ocurra porque ni siquiera me sé tantos insultos

—No te haré nada, no soy mi padre —sentencia antes de exhalar otro sollozo —Pero en estos momentos de verdad te odio, te detesto Karim Oliveira

—Lo sé —acepto bajando la mirada —Aunque preferiría que me golpearas a escucharte decirlo

Siento como su mano impacta contra mi mejilla, ni siquiera fue un golpe fuerte, de hecho, los golpes juguetones que le da mi tío Elías a sus hijos son más fuertes que ese.

—Auch —exclamo.

—Ni siquiera te pegué fuerte —reclama Xander.

—Lo sé, pero creí que te haría sentir mejor —admito bajando la mirada.

—Causarte dolor definitivamente no es algo que me haría sentir mejor —sentencia enfatizando el "no" —No importa cuánto te lo merezcas

—Bueno, ¿de qué querías hablar?

—Ya no importa

—Xander, por favor

—¿Por qué te importa? ¿Por qué ahora sí quieres hablar? —escupe con sus ojos tornándose de un peligroso color violeta —¿Te peleaste con ella? ¿Soy la puerta de escape acaso?

—De hecho te ignoré justamente para no hacerte sentir como la puerta de escape —aclaro.

—Ah, y debo darte las gracias por eso supongo —reclama con ira —Debo agradecer que me hayas considerado y esa sea tu justificación para tratarme como basura

—No tengo justificación para eso Xander —admito culpable —Solo fuí un idiota, pero quiero remediarlo, ¿qué te pasó?

Xander aparte la vista, su respuesta es quitarse el gorro de lana gris que lleva puesto, al ver lo que descubre me que quedo helado: los mechones delanteros de su cabello caen en un par de trenzas y en sus orejas hay un par de aretes rosados con forma de mariposas.

—Xander —murmuro impactado viendo eso —¿Otra vez? ¿Cuánto tiempo tiene esto?

—Una semana —responde haciéndome cerrar los ojos con culpa —El día de la graduación llevaba el par de aretes en la bolsa, necesitaba hablar contigo, ¡necesitaba que me detuvieras! ¡Maldita sea!

—Xander lo siento —exclamo, mi primo estaba sufriendo y yo lo estuve ignorando —Lo lamento de verdad, perdón

Xander asiente con la cabeza y sube una de sus manos mostrándome sus uñas, todas pintadas con diversos tonos pastel, poco a poco veo como empieza a quebrarse.

—Karim, necesito ayuda —suplica y un par de lágrimas corren por sus mejillas —Me estoy volviendo loco Karim, no puedo controlarme, los siento cerca mío como si vinieran a buscarme, Karim ayúdame

Le estiro los brazos y él se lanza a mí, lo aprieto en un abrazo enterrando su cabeza en el hueco de mi cuello.

—Xander, calma, calma por favor —pido acariciando su cabello y apretando mi agarre en su torso —Estás bien, estás a salvo, lo prometo

—No quiero que vuelvan por mí, tengo miedo Karim, tengo miedo —exclama con la voz quebrada.

—No volverán por ti, te lo prometo —aseguro y lo tomo por los hombros para alejarlo de mí —¿Cómo rayos te hiciste esto?

—No lo sé —afirma mientras sigue llorando —Lo último que recuerdo es la desesperación que siento, al momento siguiente ya tenía algo de esto, las uñas fueron hoy en la mañana

—¿Qué ocurrió?

—Encontré una foto de ellos conmigo —responde haciéndome abrir los ojos con sorpresa —Karim, no quiero ser una niña otra vez, no quiero, no quiero…

—¡A ver, momento! —sentencio arrinconándolo contra un árbol —Xander, eres un adulto, y nunca has sido una niña, nunca serás una niña y esto no te convierte en una niña, ¿entendido?

Xander asiente, lo sabe, por supuesto que lo sabe, es su mantra cada que entra en crisis; eso no quiere decir que le sea fácil de aceptar, por culpa de sus padres durante toda su adolescencia Xander tuvo problemas de identidad.

Los padres de Xander perdieron a una hija antes de que él naciera, Xander nació como algo que mi tío Gyan nombró como "muñeco de reemplazo", no era el típico bebé que nacía para dar esperanza, literalmente nació para convertirse en el reemplazo de su hermana, el problema fue que nació niño, eso no los detuvo, lo criaron como a una niña, aunque siempre le hicieron énfasis en que no lo era.

Pese a que Xander estaba consciente de que la ropa, los peinados o el maquillaje no lo volvía una niña el haber sido criado con esas cosas para "volverlo una niña" hacía que automáticamente entrara en crisis al hacer esas cosas, les había agarrado cierto gusto en su adolescencia, pero lo hacía principalmente por el miedo a qué sus padres lo vieran como un niño y volvieran a dañarlo.

—Karim, ayúdame por favor —suplica mi primo.

—Tranquilo, vas a estar bien —afirmo apretando su hombro comprensivo —¿Te quito eso?

—Por favor —acepta.

—Ven, vamos a quitarte esas trenzas primero

Xander se acerca a mí y empiezo a desatar la liga de su cabello y a soltar con cuidado la trenza hasta que quedan simplemente los mechones sueltos y ondulados.

Conocí a Xander cuando ambos teníamos trece años, en ese entonces él usaba el cabello largo amarrado en trenzas o moños, su ropa era en colores pastel y acostumbraba a tener cortes femeninos, además, su voz que siempre había tenido un tono bajo y rasposo la forzaba a que sonara aguda y melodiosa.

Sin embargo, en algún punto cuando cumplió quince años entró en crisis y cambió por completo, su ropa fue cambiada por ropa deportiva en colores oscuros, se dejó el cabello casi al rape y cualquier cosa que pudiera asociarse a estética femenina la lanzaba lejos de su vista, hasta el punto de sufrir un ataque de pánico en la escuela:

Yo caminaba solo por la escuela cuando empecé a escuchar sollozos y quejidos, me acerqué a la parte trasera de los edificios y ví a un chico llorando dándole golpes a la pared y empezar a jalarse las orejas, me acerqué con intención de ayudar cuando reconocí la piel blanca de mi primo, me quedé helado y mi primera reacción fue huir de ahí y buscar ayuda.

La primera maestra que encontré casualmente era la suya, así que ella llamó a la trabajadora social de la escuela y me pidió que la llevara a donde estaba mi primo.

Recuerdo que primero intentaron calmarlo entre ambas, por lo menos hasta que él le dió una cachetada a la maestra, entonces lo sedaron y llamaron a mi tío mientras lo cargaban hasta la enfermería, su albinismo lo hacía físicamente más débil así que debían revisar que no se hubiese hecho daño, yo los acompañé.

Me senté junto a la camilla donde lo dejaron y la trabajadora social me preguntó si me quedaría, a lo que solo asentí, ella fue a avisar a mi salón.

Mi tío Gyan llegó más o menos veinte minutos después, Alejandro apenas iba despertando así que yo le tuve que explicar lo que había pasado, mi tío me explicó que sufría de Estrés Postraumático aunque no me dijo por qué, tuve que esperar hasta la siguiente reunión familiar para descubrirlo.

Flashback, 9 años atrás…

"Mis padres y yo íbamos llegando a los baldíos cuando mi primo se acercó corriendo y me abrazó con fuerza, me quedé congelado, nunca antes lo había hecho, de hecho no habíamos hablado muchas veces que digamos.

—Hola —saludó separándose de mí.

—Hola —respondí serio.

—Gracias por tu ayuda —exclamó y yo asentí varias veces.

—Claro, de nada

Mis padres siguieron su camino, Alejandro me miraba con una mezcla de nerviosismo y emoción, yo fruncí el ceño confundido.

—¿Qué te pasó? —pregunté, él me dió una sonrisa y me hizo una seña con la cabeza para que lo siguiera.

Nos alejamos de dónde estaban todos hacia la esquina y nos sentamos en la arena, Alejandro empezó a mirar a su alrededor con la mirada perdida en el cielo, seguí su mirada intentando buscar algo hasta que lo escuché exhalar un suspiro.

—Mis padres tenían una hija antes de que naciera, pero murió, y quisieron tener otra para reemplazarla y superar su dolor, pero nací yo —contó, yo lo miré atento —Aún así me llamaron igual que ella, yo me volví su pequeña Carrie, me vestían como lo hicieron con ella, era su niña, su princesa… pero siempre me echaron en cara que no era como ella

—Al principio todo me parecía… normal, no conocía otra forma, hasta que entré a la escuela y se burlaban de mí porque tenía nombre de niña, gustos de niña, incluso voz de niña… y afirmaba ser un niño.
Pero tampoco era un niño, para cualquier situación "oficial" mis padres me presentaban como su hijo, pero en nuestra vida en familia, era una niña, y crecí mis primeros seis años de vida siendo una niña con cuerpo de niño.

Cuando llegué a esta familia, me enseñaron lo que siempre debió haber sido para mí, pero no me agradaba, no era mi vida, me volví un niño con gustos de niña; también descubrieron que mis padres me habían inyectado hormonas femeninas, nunca podría crecer como un niño normal, y eso me afectó ahora.

Primero intenté volver a lo que era, un niño con mente de niña, pero no me sentía bien…sé que no soy una niña, e intenté volverme un niño, porque, cualquier cosa de niñas, me recuerda a ellos, a todo lo que me hicieron, pero no me siento cómodo, no me gustan las cosas de niños. Y no sé qué soy, no soy una cosa, pero no me siento cómodo siendo la otra… solo soy un desastre.

Y empezó a llorar, para calmarlo solo se me ocurrió abrazarlo.

—Eres mi mejor amigo —exclamé y él me miró —No necesitas tener una identidad para eso"

Actualidad…

Terminé de quitarle sus aretes y los tomé en mi mano.

—¿De dónde los sacaste? —pregunté confundido.

—Son míos —respondió.

Asentí un par de veces antes de lanzarlos hacia la arboleda.

—Alguna niña se divertirá haciendo una búsqueda del tesoro si los encuentra —exclamo y él me da una pequeña sonrisa.

—Sí, tienes razón

—¿Qué te pasó? —pregunto preocupado —¿Qué te puso así?

—Encontré una foto de ellos conmigo —escupe.

—¡¿Qué?! ¿Cómo? —Xander se encoge de hombros desconcertado —¿Puedo verla?

—Está impresa en papel fotográfico —anuncia mientras busca en sus bolsillos y me tiende un pedazo doblado de papel.

Desdoblo el papel confundido, el papel fotográfico dejó de usarse poco después de las Guerras de Unificación, hace casi dos siglos, el papel debe ser de unos treinta centímetros por veinte o veintidós, si no supiera el contexto podría considerar que es bastante tierna.

Una mujer delgada de piel bronceada llegando a morena cargaba en sus piernas a un pequeño Xander, aunque bien podría haber sido su hermana, llevaba un vestido celeste con flores amarillas, zapatos escolares blancos con calcetas rosas y su madre amarraba moños azules en las trenzas que caían por los costados de su cabeza; el pequeño sonreía, pero en sus ojos se notaba la mirada triste tan característica de mi primo.

—¿Quieres guardarla? —pregunto agitando la foto.

—No quiero recordar eso —contesta mi primo —Pero eso es lo único que tengo de ellos

—Hay mejores formas de recordarlos —murmuro a forma de consuelo antes de abrazarlo de nuevo.

—Gracias Karim

—Cuando lo necesites Xander, lo prometo

Si tienen ganas de odiar a los padres de Xander solo les diré que esa no es la peor parte.

¿Qué les pareció?
Apenas se vienen los problemas así que... ¿Qué creen que proceda?
¿Y qué pasará con Irina?

Espero les guste.
Atte: Ale Bautista.

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