Temas difíciles
Espero a Xander parado afuera de la oficina de mi tío, cuando finalmente sale, al verme da un brinco.
—¡Karim! —exhala asustado —Me espantaste
—No era mi intención —respondo viéndolo —Perdón, estaba aburrido
—¿Dónde está Irina? —pregunta confundido.
—Cirugía —Xander abre la boca comprendiendo y asiente —¿Nos vamos?
—Claro —afirma —Adiós papá
—Xander —llama mi tío Gyan mientras sale —¿Me permites a Karim unos minutos?
Xander y yo nos miramos confundidos, aún así, él se encoge de hombros y yo inclino la cabeza acercándome a mi tío.
—¿Qué pasa? —pregunto.
—Ven, entra —responde él inclinando la cabeza.
Entro a la oficina preocupado, digo, no es que tenga algo de qué, pero que te llamen a un lugar sin saber el motivo es algo que podría calificar como estresante.
Mi tío se encamina a su escritorio y se recarga en la orilla sin dejar de verme antes de darme una sonrisa que me tranquiliza.
—¿Cómo estás? —pregunta —Con lo de tu proyecto
—Bien —admito con una sonrisa —Uriel y Elías me están ayudando, solo tengo problemas con la redacción, nada que no pueda manejar
Mi tío me mira con una sonrisa de orgullo que por un momento hace que me sienta aprobado.
—No se lo has contado a tus padres, ¿verdad? —lanza y la pregunta me cae como un balde de agua fría, mi sonrisa se borra en ese instante dejando una mueca de decepción.
—No —admito aunque mi voz salió como un reclamo —¿Por qué lo haría?
—Porque son tus padres —responde Gyan obvio.
—No pueden ayudarme —contraataco serio —Y ya lo resolví
—Karim, sé que la relación que tienes con tus padres no es muy sólida pero ellos se preocupan por ti aunque no lo parezca —dice mi tío —Pudiste arreglarlo por tu cuenta, qué bueno, pero ellos merecen saberlo, si no pueden ayudarte a resolverlo al menos pueden darte apoyo moral
Exhalo un suspiro resignado, mi tío tiene razón, aún así, no es fácil contarles cosas a mis padres, con Marcos que siempre se va e Irán que sabe escuchar pero no dar respuestas, buscarlos es como ir a un callejón sin salida donde solo te responde el eco.
—Está bien —cedo derrotado y mi tío me da una sonrisa.
—Hazlo a tu tiempo —murmura palmeandome el hombro y me empuja a la salida.
Salgo del consultorio, Xander está esperando y me mira con una ceja arqueada, yo me encojo de hombros y le doy una sonrisa, él asiente y nos encaminamos a mi auto.
Antes de cenar me siento en la barra del comedor, Marcos está lavando los trastes (porque el señor no confía en el lavaplatos automático que lleva existiendo cincuenta años) e Irán está dándole los últimos toques a la cena.
—Padres —llamo haciendo que ambos volteen hacia mí en modo automático.
—¿Si? —responde Irán.
—¿Qué pasa Karim? —cuestiona Marcos.
—Tengo algo que contarles —exclamo.
Irán se sienta frente a mí, Marcos se gira y con su mano me hace una seña para que siga hablando.
—Ya recibí el resultado de mi proyecto —suelto, Marcos sonríe suave, no hay que ser muy listo para determinar que ya sabe de qué hablo.
—¿Y? ¿Qué pasó? —apremia Irán.
—Se lo robaron —exclamo bajando la mirada.
—¿Cómo? —inquiere Irán.
—Duplicaron mi documento y destruyeron el que les entregué —explico —Según Uriel es muy probable que incluso hayan empezado a construir
—Ese último comentario me hace pensar que ya lo solucionaste —comenta Marcos y yo aprieto los ojos, hablé mucho.
—Sí —murmuro apenado —Uriel y Elías me están ayudando con una nueva versión
—Me alegra que hayas encontrado ayuda pronto —menciona Irán y lo veo sonriente.
—A mí también —afirma Marcos cruzándose de brazos —Pero, ¿por qué no nos habías dicho?
—No podían ayudarme —respondo simple.
La respuesta es de hecho, bastante complicada, sí, obviamente lo que dije tiene su parte de verdad, pero también va más allá; no es como tal que no confíe en ellos porque sé que, por lo menos en cuestión de problemas, no van a juzgarme, aún así, eso no evita que sienta cierta… resistencia a hablar con ellos.
—Tal vez no —admite Irán y estira su mano hacia mí, yo pongo la mía sobre la suya —Pero sabes que siempre puedes contar con nosotros
Irán aprieta mi mano y me da una sonrisa, se la devuelvo más tranquilo, Irán es impresionantemente malo dando consejos, bueno, hablando en general de hecho, pero siempre sientes su apoyo, es como ese amigo imaginario que sientes abrazándote la espalda pero tú le pones lo que quieres que te diga.
—¿No es así? —cuestiona Irán volteando hacia Marcos.
—Claro que sí —afirma este acercándose, me alborota un poco el cabello y luego empuja mi cabeza —No podíamos hacer mucho, de hecho, no podemos hacer mucho, pero tener alguien con quién desahogarte ya es una buena forma de liberar el peso
Marcos es, en definitiva, la contraparte de Irán, bueno para manejar las palabras, como si supiera de antemano lo que debería decir; pero da la sensación de que te estuviese aconsejando un androïde, no se siente un verdadero apoyo, a veces tengo la sensación de que ni siquiera me escucha.
—¿Y cómo va tu nuevo proyecto? —cuestiona Irán.
—Problemas con la redacción —contesto simple —Otra vez
Mis padres ríen, en mi último intento, los diez adultos de la familia habían llegado a la conclusión de que era mejor mantenerme lejos de los informes y trabajos escritos porque mi capacidad de composición es prácticamente inexistente.
—Avisanos si necesitas ayuda —exclama Marcos antes de dar la vuelta y seguir con lo que estaba haciendo.
Irán aprieta mi mejilla cariñoso y se levanta para continuar con la comida, sonrío un poco más confiado y me animo a decirles otra cosa.
—Estoy saliendo con alguien —escupo y siento mi corazón acelerarse.
—Sí, lo sabemos —responden ambos al unísono.
—¿Todos lo saben? —pregunto apenado.
—Todo el personal del hospital por lo menos —afirma Irán.
—Sabemos que es una pasante, pero, ¿cuál de todas? —pregunta Marcos —Y por lo que más quieras no digas Rebecca
Irán exhala una carcajada ante el último comentario y yo frunzo el ceño.
—¿Quién es Rebecca? —inquiero confundido.
—Bueno, eso es buena señal —murmura Marcos terminando su trabajo.
—Es una pasante que tu padre detesta —explica Irán llevando la comida a la mesa.
—¡Es estúpida! —reclama Marcos —Además es mimada, desorganizada e impuntual, las dos cosas que más odio de una persona y la cosa que más odio en un médico
Suelto una risa, Marcos no es de quejarse mucho de sus subordinados, pero si hay algo que no soporta en una persona de su campo laboral es que sean egocéntricos y con aires de superioridad.
—¿Y por qué no la despides? —cuestiono risueño.
—Porque el contrato por proyectos exige mínimo seis meses —responde derrotado —Y apenas van cuatro
—Lo bueno es que nada te obliga a renovarle contrato —comenta Irán sentándose a un lado de su esposo —Pero bueno, ¿quién es ella?
—Es de neurocirugía —exclamo —Se llama Irina
Marcos abre los ojos un momento antes de dar media vuelta e irse, lo miro incrédulo y vuelvo la vista a Irán para notar que él también siguió con la vista a Marcos bastante decepcionado, pero por dentro parece estar dolido.
—¿Dije algo malo? —cuestiono haciendo que él vuelva la vista.
—No, nada, ya sabes cómo es —afirma Irán pero puedo ver que pasa algo —¿Cuánto llevan saliendo?
—Oficialmente, un par de días —respondo.
Al día siguiente voy caminando por el hospital con las manos metidas en los bolsillos de mi pantalón, la conversación con Irán fue menos fructífera de lo normal, y Marcos no quiso hablar conmigo después de la cena, y presiento que seguirá así por lo menos dos semanas.
Avanzo camino al elevador cuando siento a alguien apretarme el brazo, me sobresalto antes de ver a Irina para da frente a mí.
—Hola —saluda sonriente antes de que su cara cambie —¿Te sientes bien?
—Sí —murmuro —Solo un pequeño problema con mis padres
Irina me da una sonrisa dulce, acuna mi rostro con una mano y me atrae hacia ella, la beso con delicadeza sintiendo como empiezo a relajarme, por lo menos hasta que siento un sabor húmedo y salado; ella me aleja y pasa sus dedos por debajo de mis ojos, no noté el momento en el que empecé a llorar.
—¿Qué tienes? —pregunta haciendo un puchero —¿Por qué lloras?
—No lo sé —admito y jalo aire profundamente —¿Vamos a comer?
—Sí pero en… —Irina revisa rápidamente su reloj antes de alzar de nuevo la vista —Media hora, tengo un paciente
—De acuerdo, yo, voy a ver a mi tío igualmente —respondo apuntando el pasillo —Te veo en la cafetería
—Ahí nos vemos —afirma antes de seguir su camino.
Me quedo viéndola hasta que cambia de dirección rumbo a la sala de residentes, exhalo un suspiro y sigo mi camino, subo por el ascensor hasta psiquiatría y toco la puerta de la oficina de mi tío.
—Adelante —responde él desde adentro.
Abro la puerta lentamente y lo veo revisando algunos expedientes en su escritorio con el ceño un poco fruncido, como si estuviera concentrado, entro y cierro con cuidado la puerta, él alza la vista y me ve sorprendido.
—Karim —exclama al verme —¿Qué pasó? No te ves bien
—¿En serio? —repongo algo derrotado.
—Bueno, es que se ve tu… —mi tío se interrumpe y traza un círculo sobre su ojo derecho yo hago una mueca y llevo mi mano a ese punto.
—¿Se nota mucho? —pregunto un poco incómodo.
—Un poco —admite mi tío —Pero alguien que no lo sepa bien podría pasarlo por alto
—Menos mal —murmuro bajando la mano y me acerco a la silla frente al escritorio dejándome caer derrotado.
—¿Qué pasa Karim? —pregunta Gyan dejando su trabajo de lado para verme con la barbilla apoyada en los dorsos de sus manos.
—Hablé ayer con mis padres —exclamo, mi tío baja la cabeza exhalando un resoplido antes de volver a verme.
—Marcos —susurra y yo asiento, mi tío aprieta el puente de su nariz frustrado —¿Qué hizo ahora?
—Lo mismo de siempre —reclamo derrotado —¿Para eso quiso adoptarme? ¿Para ignorarme? Me hubiera dejado mejor en el orfanato
—Sé que esto no va a ayudar de mucho —exclama Gyan algo apenado —Pero en su defensa, él no quería tener hijos
Alzo la vista a mi tío que inmediatamente se aleja un poco.
—¡¿Qué?! —grito sobresaltándome hasta a mi mismo —¡¿Y qué hago aquí?!
—Irán sí —responde Gyan tratando de calmarme.
—¡No me importa! ¡Eso es egoísta! —reclamo —¡Además, ya me adoptó! Que se haga cargo al menos
—Sí, yo le he dicho lo mismo varias veces —admite Gyan —Pero Marcos no sabe ser padre
—Eso no es excusa tío —escupo —Ninguno de ustedes tuvo un ejemplo y todos hacen el intento
—Lo sé pero de su mente él tiene una justificación —explica Gyan —Una muy mala, pero justificación al final de cuentas
—¿Cuál? —pregunto molesto.
Mi tío piensa un momento balanceando su silla de lado a lado antes de exhalar un suspiro y volver a acercarse.
—En tu opinión —inicia mirándome a los ojos —¿Qué obtienes si mezclas un par de padres estrictos y perfeccionistas con un niño con TOC y una hermana abusiva?
—Caos —respondo simple.
—Bueno, eso era la vida de Marcos antes de aquí —exclama —Por eso su TOC es tan notorio, aún con el paso de los años no ha podido quitarse esa… incesante necesidad de perfección
—¿Y eso qué tiene que ver? —cuestiono confundido.
—Que él sabe que está mal —explica Gyan —Sabe que está mal y que no debería de imponerla ni practicarla, pero no puede evitarlo, en su cabeza alejarse de ti es su forma de protegerte
—¿Protegerme? —escupo incrédulo —No me lo impone, pero igual soy perfeccionista
—Pero no a su modo
Inclino la cabeza un momento, el concepto de perfección de Marcos y el mío puede que tenga algunas diferencias, pero si en algo tiene razón mi tío es que en Marcos todo el proceso debe ser perfecto, a mí me basta con que el resultado lo sea.
—Bueno, ¿y qué con eso? —cuestiono.
—Alguna vez fuí a hacerle el mismo reclamo, el decía que nunca podría cuidarte, que hiciera lo que hiciera igualmente lo terminarías odiando, así que, su justificación era, y cito —mi tío jala aire y me mira fijamente —"Si va a odiarme que sea porque fuí un padre ausente, no un padre tirano"
Abro la boca un poco y asiento varias veces, si tengo que ser honesto, no odio a Marcos, de hecho me atrevería a decir que lo quiero hasta más de lo que quiero a Irán, pero eso mismo hace que mi relación con él siempre penda de un hilo; el hecho de que nunca esté y qué cuando está siempre ignora los problemas que le cuento hace que no me sienta suficiente para él, y qué me enoje porque podría saber qué es lo que espera de mí si alguna vez se dignara a hablarme.
—Sé que tú quieres a Marcos —menciona Gyan haciendo que vuelva a alzar la vista —Pero todos sabemos que también crees que es un mal padre
—No es malo —refuto —Solo… no sabe ser buen padre
Gyan sonríe un poco y alborota mi cabello.
—Nadie sabemos, y te darás cuenta si alguna vez quieres tener hijos —comenta suave —No digo que esté mal que te molestes con él, porque no, pero tal vez es algo que deberían hablar
—Necesitaría hacer cita —bromeo haciendo que mi tío también ría —Pero lo intentaré
—Tú eres muy noble Karim —afirma apretando mi hombro con cariño —Y te pareces mucho a él
—Lo sé, me lo dicen muy seguido —murmuro levantándome.
—¿Vas a ver a alguien?
Bajo la vista apenado antes de asentir algunas veces y mi tío ríe.
—Xander me contó —menciona —Felicidades
—Gracias —murmuro —¿Qué tenía que hacer?
—Fue a ver los trámites de su proyecto —responde mi tío.
—¿Todo bien? —inquiero.
—Sí, solo ya va para que se lo aprueben —tranquiliza, pero lo veo un poco estresado.
—Todo saldrá bien —afirmo.
—Sí, todo saldrá bien —repite dándome una sonrisa —Vamos, tú tienes que atender a una señorita y yo tengo que ir a revisar algunas cosas
Exhalo una pequeña risa mientras asiento y sigo a mi tío, salgo yo primero dándole la espalda a la pared del pasillo, espero a que mi tío cierre su oficina y caminamos hacia el final del pasillo, él con su brazo rodeando mis hombros.
—¿Por qué Irán quería tener hijos? —pregunto y mi tío se encoge de hombros.
—Deberías preguntárselo a él —responde.
—¿Y por qué me adoptaron a mí?
—¿Y a quién más si no al pequeño niño que los persiguió todo el mes que estuvieron trabajando en el hospital? —refuta mi tío haciéndome sonrojar —Hiciste que en un mes todos nos encariñaramos de ti
—Yo me encariñé de ustedes ese mismo día —admito apenado.
—Eras un gran niño —afirma con una sonrisa.
En ese momento todas las luces del pasillo se apagan, yo doy media vuelta pero siento como mi tío aprieta mi muñeca al momento.
—¿Tío? —llamo preocupado —¿Qué ocurrió?
—No lo sé —responde suave —Pero no te alejes de mí
El pasillo estaba tan oscuro que estaba seguro que no podría ver mi mano aunque la pusiera frente a mis ojos, así que tampoco veía a mi tío, pero su agarre en mi muñeca me daba tranquilidad.
Lo sentí jalarme hacia atrás y empezamos a caminar rumbo a las escaleras cuando se escucharon cosas caer de un anaquel, ambos nos detuvimos, entonces se oyó que algo rompía el aire y un golpe sordo cerca de mí… entonces mi tío me soltó.
—¡¿Tío?! ¡¿Tío?! —llamé asustado, la alarma de emergencia bloqueó un sonido que percibí muy tarde, pasos.
Intenté girar hacia el sonido, pero sentí un golpe seco, lo último que recuerdo es el impacto de mi mandíbula contra el suelo.
Chan chan, y ahora, ¿qué pasó?
¿Qué les pareció el capítulo?
¿Qué creen que haya pasado?
¿Qué pasará ahora?
Espero les guste.
Atte: Ale Bautista.
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