La chica de la fiesta

Y tal como lo predije, así pasó. Para bien entrada la noche la mayoría de nuestros primos estaban en tal estado de ebriedad que seguramente la resaca les duraría hasta que se casaran, solo Irene se mantenía sobria por órdenes de su hermano (y de su límite de edad) y Mikel afirmaba no estar ebrio y bueno, tal vez no lo estaba tanto como el resto, pero se notaba en sus pupilas y su forma torpe de caminar que sobrio, no estaba.

Xander y yo estábamos sentados en una de las mesas más apartadas del ambiente viendo como los mellizos Castillo hacían competencias de shots y los Herrera caían profundamente dormidos en el suelo como si de niños desamparados se tratara.

—Feliz cumpleaños —murmuro hacia Xander y este me da una mueca.

—Yu pi —responde sarcástico sacándome una risa.

Miro el reloj en mi muñeca y noto que está por dar medianoche, es hora de que me vaya, me levanto y Xander mira su reloj.

—¿Tienes que irte? —cuestiona suplicante, no quería quedarse con ellos.

—Por desgracia —admito encogiéndome de hombros —Puedo llevarme a los Herrera si gustas

—No, yo los llevo —declina serio y tuerce los labios —Es mi obligación

—¿Seguro? —insisto, yo tampoco quiero dejarlo con todos ellos así.

—Sí, no te preocupes —asegura con una sonrisa tranquila —No es complicado lidiar con los cadáveres vivientes ni la bruja sirena

Suelto una carcajada al oír eso, una vez que caían dormidos, no había poder humano que despertara a los mellizos Herrera, por eso eran los cadáveres vivientes; por otro lado Úrsula cuando estaba muy ebria tendía a cantar, y la verdad no lo hacía mal, su hermano decía que se sentía la Sirenita pero con nombre de bruja.

—Buenas noches primo —despido estirando la mano y Xander me da los 5 —Me avisas cualquier cosa

—Yep —responde Xander con la vista fija en nuestros primos —Buenas noches Karim

Me alejo del lugar y empiezo a caminar hacia la salida, cuando estoy cerca del pasillo de la salida escucho algo de ruido extraño, giro la cabeza confundido hacia el ruido y alcanzo a distinguir a una chica con mueca entre molesta y asustada; me acerco a ella lo más pronto que puedo.

—¡Suéltame! —grita la chica —¡Déjame en paz!

Cuando estoy cerca puedo detallar mejor la escena, un hombre grande, gordo y muy seguramente ebrio tiene sujeta por las muñecas a una chica más o menos de mi edad mientras murmura palabras obscenas que no quiero ni pienso repetir.

—¡Que me suelte maldito degenerado! —grita la chica intentando soltarse.

El hombre la jala intentando pegarla a él y yo me acerco.

—¡Oiga! —grito haciendo que el hombre voltee —Le dijo que la soltara, ¡Suéltela!

—¿Y tú quién eres? ¿Su novio? —se burla el hombre jalando más a la chica.

—Eso a usted le importa un carajo —escupo y suelto un puñetazo que da directo en el rostro del hombre.

Este suelta a la chica y se tambalea, mientras me acerco a la chica que se está sobando las muñecas.

—¿Estás bien? —pregunto, antes de que ella pueda responde alguien me empuja tiándome sobre una mesa afortunadamente vacía.

Suelto un quejido de dolor y al abrir los ojos veo al hombre intentando lanzarse sobre mí, así que ruedo sobre el suelo para salir de su alcance y me levanto rápidamente, veo al hombre y volteo a ver a la chica que sigue ahí de pie.

—¡Sal de aquí! —grito, ella reacciona y escapa, apenas voy a volver la vista cuando un golpe en mi sien me tira de nuevo.

—No te metas donde no te llaman, caballerito —se burla el hombre amenazando con tirarme.

—Será la próxima —respondo y le doy una patada en su entrepierna para levantarme y salir corriendo.

Salgo del lugar y veo a la chica parada afuera con una mueca, ahora sí puedo detallarla bien, piel morena, cara redonda cabello corto hasta las orejas y grandes lentes cuadrados, además de que es de estatura no muy alta.

—¿Cómo estás? —pregunto acercándome a ella.

—Bien, pero no tenías que hacerlo —contesta seria —Estaba bien

—No tiene nada de malo pedir ayuda de vez en cuando —tranquilizo pensando que solo le avergüenza —Ese hombre no iba a dejarte tranquila

—Yo podía arreglarme sola —sentencia y abro la boca sorprendido.

—De nada —exclamo ofendido —Solo quería ayudar

—Yo no te pedí ayuda —replica mirándome a los ojos —¿O sí?

—De acuerdo —acepto molesto sosteniéndole la mirada —Dejaré que te secuestren para la próxima

Doy media vuelta dejándola sola y me dirijo a mi auto molesto.

—Mujeres —murmuro molesto —Eso me pasa por querer ser amable

Avanzo por la carretera hasta mi casa, me estaciono afuera, exhalo un suspiro y salgo de mi auto y saco mis llaves para entrar a casa.

—Ya llegué —aviso entrando a casa.

—Hola, ¿cómo est…? —mi papá Irán se interrumpe al verme —¡Hijo! ¡¿Qué te pasó?!

La escena pasó de mis dos padres sentados en el sillón frente a la televisión, Irán viéndola y Marcos dormido recargado en su hombro, a, el pelirrojo de pie y el castaño dándose un golpe contra el resorte del sillón.

—¡Auch! —se queja Marcos despertando y sobándose la cabeza.

—Lo siento —dice Irán volteando y acercándose —Karim, ¿qué pasó?

—Nada pá, estoy bien —murmuro intentando alejarme, pero él me toma del brazo y me jala a la cocina.

—A ver, ven acá —ordena Irán y me jala dejándome frente a él —¿Qué pasó?

Mi papá saca una compresa de plástico caliente y la pone sobre mi ojo, es molesta, pero no duele tanto como normalmente se esperaría.

—¿Todo bien? —pregunta Marcos acercándose y apoyándose en la barra de la cocina.

—Pensé que estarías acostado para este punto —comento y él ríe.

—Lo estaría si tu padre no me hubiera obligado a esperarte —acepta risueño.

—Te dije que tenía un mal presentimiento —reclama Irán medianamente molesto.

—Sí… En 18 años eso nunca ha sido confiable en ti —refuta el castaño torciendo la boca —Perdóname si preferí no tomarlo como válido

—Bueno, pero ahora fue real —sentencia el pelirrojo haciéndome reír.

—Supongo que tienes razón —acepta mi padre y me guiña un ojo —¿Qué pasó hijo?

—Ví que intentaban lastimar a una chica y me metí a ayudar —explico sencillo —El hombre estaba ebrio y me gané un par de golpes

—Tenías que aprender las mañas de cordialidad de tu padre —reclama Irán haciendo que mi padre y yo riamos.

—Algo bueno tuvo que tener —defiende Marcos —¿La chica está bien?

—Sí, se enojó porque dijo que ella no me pidió ayuda —exclamo y exhalo un suspiro de fastidio.

—¿Ven por qué no deben ayudar a cualquiera? —regaña Irán —No todas las mujeres son damiselas en apuros

—Yo lo sé, conviví por muchos años con una —refuta Marcos —Pero se llama educación

—Sí, sí lo que digas —ignora Irán —Mañana te tendrás que despertar temprano o tendrás que dormir con antifaz porque eso no va a curarse pronto y esto no durará toda la noche caliente

—No voy a dormir con antifaz —sentencio firme.

—Pues te despertarás con nosotros —finaliza Marcos y yo asiento —Ya vete a dormir campeón

—Sí papá —respondo y abrazo a Irán —Buenas noches pá

—Buenas noches Karim —despide Irán sacudiéndome el cabello.

—Buenas noches papá —digo hacia Marcos acercándome al pasillo.

—Buenas noches hijo —responde dándome una sonrisa cansada.

Avanzo por el pasillo y entro al cuarto de la derecha para acostarme en la cama a ver el techo antes de caer dormido.

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Que nostalgia ver a Marcos e Irán como padres, ¿no creen?

¿Qué les pareció el capítulo?
¿Quién será esa chica?
¿Qué opinan de Karim?

Espero les guste.
Atte: Ale Bautista

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