Nunca había sentido que alguien me intrigaba y hacía resurgir en mí la vena de la curiosidad absoluta hasta que su mirada se encontró con la mía por tercera vez en la semana.

No le había visto antes y luego de aquel primer encuentro no ha dejado de venir aproximadamente al mismo horario. Me saca conversación sobre cualquier tema solo me siento relajada cuando estoy a su lado, es como si su voz y su sonrisa fuesen lo que necesitaba para tener un día mejor. Lo que me asusta es que crea que puede pasar algo más de lo que ve.

Han pasado unas semanas y me han invitado a salir como amigos dijo pero en sus ojos se refleja que no es lo que siente.

Disfrutamos de unas horas juntos recorriendo hermosos pasadizos y observando la vida de otra manera creo sentir una fuerte conexión con él y no quiero algo que me ate a ningún sitio, solo quiero ser libre.

Es nuestra cuarta salida y presiento sus intenciones.

-Yo debo decirte algo…

Le observo atentamente, ya sé que es lo que va a decir y no quiero escucharlo.

-Hablaré primero esta vez.

Asiente.

-Detesto las preguntas de cualquier tipo. Soy de las personas que cree que se puede realizar una conversación sin preguntar y aun así lograr conseguir la respuesta deseada. No pretendo ser tediosa pero no quiero nada más que cumplir mis metas y una relación amorosa o por dinero no está entre ellas, así que mi respuesta a tu pregunta no formulada es no.

Sus ojos se abrieron desmesuradamente y pensé “eso debe doler”.

-Yo…

-Escucha, no tengo nada en su contra señor, solo que tengo prioridades que no se relacionan con el corazón sino con mi superación profesional y mis metas personales.

Asintió y se mantuvo en silencio durante el resto de la noche.
Nos despedimos en un sitio no tan lejano del spa. Caminé hacia allí con el deseo de que nada de nuestra amistad cambie pero en el fondo sé que no será así, que ya todo cambió.

He comenzado a relacionarme con una señora de mi edad más o menos o quizás mayor atractiva y de voz dulce, con tatuajes no solo en el cuerpo sino también en el alma; su historia me conmovió y me sentí identificada por su osadía de huir del dolor que tanto la ahogaba y me comento sobre sus planes de una nueva vida que yo a pesar de mis bajos fondos decidí apoyarle.

Nos convertimos en confidentes una de la otra. Sus penas las sentía mías y las mías parecían conferirle el mismo efecto. Sus consejos no eran tan profundos como los de mi mejor amiga, mi adorada hermana, Ely; pero sí funcionaban la mar de bien hasta ahora.

Le comente de mi trabajo y la salida de hoy y sus ojos se agrandaron al igual que los de él… sonreí por su actitud.

-¿Estás loca?

Silencio.

-¿Cómo fuiste capaz de silenciarlo sin que el si quiera pudiese digerir lo que está sintiendo?

Silencio.

-¿En serio?

Silencio.

-Vístete. Nos vamos a beber algo en un bar. Hoy es viernes en la noche. ¡Venga! ¡Mueve tu gordo trasero aquí! –pide.

-Ahora sí estamos conversando. Si me visto primero pagas tú los tragos.

-¡Hecho! –chocamos palmas.

En efecto le gané.

Acudimos al primer bar que vimos abierto y nos fuimos a la barra. Nos embriagamos mientras bailábamos y cantábamos como dos amigas.

Luego de la euforia comencé a confesar lo que tanto guardaba en mi pecho.

-Dejar la rutinaria vida que tenía ha sido bueno, pero extraño a muchas personas.

-Entre ellas hombres. –insinuó no preguntó así que le respondí.

-No, solo dejé seres queridos, por los que daría la vida, a excepción claro está, de una persona no grata en mi familia.

-¡Vaya! ¡Qué triste es recordar lo bueno lejos de quienes quieres!

-¡¡Sí!! –grité y las lágrimas querían salir así que me escabullí al baño donde me desahogué.

Nos marchamos del bar con demasiadas copas encima como para recordar que dejé mi bolso sobre la barra y el bar-tender muy sexy por cierto me la guardó.

A la mañana siguiente mi cabeza quería estallar por las palpitaciones que la atormentaban tomé una baño rápido y me vestí con algo ligero, bebí dos cafés negros cargados y sin azúcar sabía realmente mal pero me quitaron la resaca.
Busqué por todas partes el bolso y ni rastro.

Salí a correr. Dejé dormida a la alocada curiosa.

Recorrí los callejones en medio de la sombría luz del alumbrado público de la madrugada ya quedaba poco, no acostumbro a dormir mucho así que a las cinco de la mañana estoy en pie y vestida para partir a lo que sea que desee hacer ese día.

El paisaje del parque al que me gustaba ir a correr me dio la bienvenida con un característico olor a tierra mojada que adoro y un hermoso camino adornado por arboles de tamaños variados que alimentan de oxígeno en ambiente y adornan el prado que yace detrás.

Medité y respiré aire puro.

Derramé una que otra lágrima por la añoranza asaltante que me hizo caer en el recuerdo del día de campo con mi familia con la que no me he comunicado porque no tengo dónde vivir y mucho menos un celular ni siquiera prepago para llamarles.

Primero, si lo hago no lo soportaría y segundo, que les diría que soy una secretaria cuando allá soy una persona reconocida. Se burlarían de mí.

Recupero mis fuerzas sentándome sobre el césped un poco húmedo y la verdad no me importa, solo aspiro el perfume de las flores que rodean los setos y cierro los ojos mientras recuesto mi torso a un árbol cercano.

Pasa un tiempo y decido regresar.

Este espacio sin hacer nada productivo no me gusta por lo que me decanto por conseguir un segundo trabajo que no afecte mis otras actividades.

Al comentarle a la señora curiosa, que se hace llamar Alinnia, me tachó de esquizofrénica y me carcajee por su atrevimiento; entre ella y él me hacen reír más de lo debido en el día.

Aun sin estar del todo de acuerdo con mi idea me acompañó a buscar empleo. Conseguí uno de camarera en una agencia de cubertura de eventos que podría llamarme a cualquier hora y entonces les dejé el número de la clínica y el spa.

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Nota de la autora

😉😎😉😎😉😎😉😎😉😎😉😎
Musa 👌musa 👌musa.
Para ti es esta entrega.
Lo siento mis amores... gracias a la musa es que pueden leer hoy.
Me inspiró mucho.
😉😎😉😎😉😎😉😎😉😎😉😎

Espero les guste esta aventura.

Se despide su autora...

💀💀💀Death💀💀💀

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