II. Girasol.
Blair se levantaba con su cabello oscuro más esponjado de lo normal, pero como no contaba con el tiempo suficiente para alisarlo simplemente lo dejó así; colocándose un prendedor en forma de sol, cepillando sus dientes y siguiendo la rutina a la cual estaba familiarizada desde que aprobaron la iniciativa de los dormitorios en la U.A. Al comienzo le ponía nerviosa la idea de convivir con sus compañeros de clases pero todo cambió cuando empezaron a agarrar la confianza necesaria como para verse en pijamas y de la manera más excéntrica posible, además de haber visto ya la habitación de todos que se expuso en un concurso.
Agarró su mochila que preparó la noche anterior y así tener más tiempo para envolver las diversas flores en un papel transparente como el día de ayer; habían rosas, margaritas, tulipanes, lirios, claveles, orquídeas y muchas más pero la más importante para ella descansaba en el medio. Sin perder otro minuto salió disparada hacia la sala común donde la esperaban sus amigas Ochako y Jirou quienes reían por la usual emoción de Blair.
—¿Hoy repartirás más flores, Blair-chan? —interrogó la de cabello castaño claro que miraba entusiasmada el ramo que traía ella consigo.
—Pensé que solamente sería para dar la bienvenida a la primavera —comentó la de cabello violeta, sujetando el montón de plantas para que Blair pudiese aplacar sus desordenados cabellos.
—¡Sí, bueno, lo era al principio! Pero luego estuve pensando en que todos estamos muy tensos por los ataques que hemos recibido por parte de la liga de villanos, añadiendo también el hecho de que los entrenamientos son cada vez más exigentes. Así que llegué a la conclusión de que esto es una buena herramienta para alegrar a aquellos que están afligidos y así contribuir subiéndoles el ánimo —explicó la más alta, sonriendo y mostrando su ortodoncia.
—¡Eso es muy lindo de tu parte, Blair-chan! Aunque sé que tu principal motivo es para tener una excusa de regalarle flores a Shinsou Hitoshi de estudios generales —exclamó Uraraka sonriendo cómplice y juntando sus manos al imaginar la linda pareja que hacían.
La acusada se sonrojó, cubriendo su rostro con sus manos y riendo nerviosamente ante la exclamación a voz populí de su amiga, quien se encontraba en lo correcto pero aún así le daba cierta vergüenza decirlo en voz alta porque no quería que nadie se enterara. De esa forma podía evitar la humillación por si el chico de ojos oscuros rechazaba sus sentimientos lo cual la hacía tragar saliva, no quería divagar en esa posibilidad que si bien no era alejada de la realidad producía que su luz disminuyera y su expresión decayera en una triste.
—Es verdad, ¿cómo te fue con eso? —indagó Kyoka, cuando estaban entrando al edificio.
—Pues, él se mostró muy extrañado por mi repentino gesto y fue bastante cortante pero eso no es nada nuevo... Al menos me lo agradeció y la recibió, eso me anima a continuar con ello —relató Blair, haciendo muecas y moviendo su mano libre eufórica.
—¿Crees que se haya dado cuenta de los efectos que tienen tus flores? —cuestionó de nuevo la amante de la música y Ochako coincidió con ella—. Digo, pocas han sido las que se han dado fijado y por eso te dicen "la chica sol" pero no sé hasta que punto Shinsou sea observador.
Ella suspiró, no había deparado en ese detalle del que su amiga estaba hablando. Creyó que no era tan relevante como para ir diciéndose por ahí y menos a alguien como lo era el chico que le gustaba; sus dedos destilaron un poco de escarcha dorada que fue esparcida por el lugar atrayendo la atención de los que cruzaban el pasillo tranquilamente, esos brillos eran inofensivos pero poseían una facultad fantástica que fascinaba a cualquiera que se detuviera a contemplarla.
Cada flor que traía en su ramo pertenecía a una persona en específico; se había basado en los rasgos de dicho individuo y el significado que tenía la planta para obsequiarle, el secreto se hallaba en que esa misma escarcha las decoraba y quienes la aceptaban con mucho gusto y agradecimiento eran capaces de contar con la especialidad que esta traía atada consigo. ¡El sol resplandecería sobre ellos trayéndoles numerosas cosas positivas a sus vidas! La desventaja estaba en que esta habilidad solo podía ser activada en esa estación, a diferencia de su quirk que siempre le acompañaba y bueno, tal vez por eso le solían llamar "la chica planta" aunque le quedara mejor a Ibara Shiozaki.
Sin embargo, solo algunas personas se habían dado cuenta de como su regalo iba más allá y entre ellas estaban Todoroki, Midoriya e Iida porque al resto de sus compañeras se los habían confesado en una pijamada durante el fin de semana pasado. Así que únicamente le quedaba permanecer tranquila y reunir la suficiente confianza como para entregarle a Shinsou el segundo girasol sin que sus piernas temblaran como gelatina.
—¡Viejo, te juro que yo no escondí tu bolso! —gritó Denki, quien se encontraba corriendo intentando huir de un furioso Bakugou que lo perseguía sin darle descanso.
—¡Sé que fuiste tú, maldito extra! —rugió el rubio ceniza, creando pequeñas explosiones en sus manos.
El resto de la clase miraban entretenidos la escena que si bien era divertida, todos sabían que el chico eléctrico quedaría hecho cenizas si el musulmán con complejo de diva le lanzaba un ataque pero hasta el momento optaban por no interferir, de igual modo se había buscado aquello por querer hacerle una broma al chico más temperamental del curso de héroes. Aquello sin duda hizo varios de sus compañeros se cuestinaran si realmente tenía cerebro o siquiera si pensó las consecuencias que traerían su pequeña jugarreta, aunque se trataba del idiota de Kaminari y no les sorprendía mucho en realidad.
—¿No crees que eso del cargador portátil es un apodo bastante malo? —comentó Blair, recordando lo que gritó el rubio rabioso hacía unos minutos.
—Sí, lo es, pero no es como si Bakugou-san fuese muy divertido que digamos —le contestó la vicepresidenta de la clase.
Antes de que Katsuki alcanzara a Denki el profesor Aizawa los detuvo así que los espectadores se dispersaron para que Eraserhead se encargara de amonestar a ambos rubios que causaron una conmoción por algo tan insignificante como eso, así que aprovechando que había sonado el timbre para ir a la cafetería decidieron dejarse los uniformes de educación física ya que posterior a eso tendrían entrenamiento con Cementoss.
Blair repasaba en su cabeza lo que le diría a Hitoshi cuando lo viera y posibles variantes de respuestas por si le preguntaba alguna cosa sobre sus flores, aunque estaba muy segura de que al ver sus lindos ojos se abrumaría al punto de que hablaría demasiado rápido como para que él pudiese entenderla y saldría saltando de ahí tan pronto como había llegado. Sí, en ella todavía quedaba un poco de confianza en sí misma, poseía una buena autoestima pero era la primera vez que le gustaba un chico de esa manera y no tenía la menor idea de como actuar sin parecer una trastornada, porque ya como acosadora había quedado.
Sus mejillas se tiñeron de bermellón haciendo que las pecas que estaban esparcidas por sus pómulos y nariz se iluminaron un poco al considerar aquello de nuevo y un segundo suspiró salió de sus tiernos labios llamando la atención de las demás chicas de su clase, quienes se encontraban preocupadas por el comportamiento taciturno de su extrovertida amiga.
—¿Qué te pasa, Blair-chan? —dijo en tono amable Mina, quien tomó asiento delante de ella en la mesa.
Todas las aspirantes a heroínas posaron sus ojos sobre ella, esperando que soltara las preocupaciones que afloraron en su conciencia ese día.
—¿Ustedes creen que haya una posibilidad de que él se fije en mí?
Las féminas se miraron entre sí, con expresiones enternecidas por la ternura que residía en la de rizos negros. Muy pocas veces se le veía lucir de esa manera tan transparente puesto que siempre mostraba una imagen de chica fuerte y empoderada, así que aquello sin duda era una situación bastante linda (y complicada) en la que ellas ayudarían a que su plan funcionara.
—No lo sabrás si no lo intentas —le recordó Ochako, puesto que ese era uno de los lemas que tenía grabado Blair Saint-Claire en su memoria desde que su padre se lo había dicho cuando era pequeña.
Ella sonrió de vuelta, sabiendo lo que debía hacer en ese instante para no perder más tiempo y cumplir con su misión, entregar la última flor que quedaba en su ramo. Por lo que se arriesgaría aún cuando estaban muy presentes todas las de perder, la morena reuniría su valentía y lo haría.
—¡Es cierto, debo hacerlo!
—Deberías aprovechar el momento, allí viene caminando el muchacho por la otra hilera de mesas, Blair-chan —señaló con discreción Hagakure quien apuntó a la figura masculina que avanzaba a paso lento.
Alentada por sus amigas, nuestra protagonista cruzó el espacio entre las mesas para dirigirse hacia Hitoshi que al ver el punto amarillo que agitaba su mano en lo alto se quedó parado, imaginando que la extraña chica de las flores se le habría acercado para explicarle la razón que tenía dicha acción. Pero como aquello no llegó nunca, el de ojos oscuros le observó interrogante y le cuestionó utilizando únicamente su mirada.
—Traje otro girasol para ti, Hitoshi-san —ofreció la fémina, sonriendo como el día anterior y un rubor se extendió por su faz que generó una pequeña risa en el mencionado, aunque lo supo disimular bien—. Además de que éste trae una nota amarrada a su tallo, puedes leerla cuando te encuentres cómodo y en un lugar menos concurrido.
Shinsou admiró de nuevo el brillo que poseía la flor amarilla y supo que era idéntica a la que ya estaba colocada en un jarrón sobre su escritorio, pero la idea de la carta ya era algo nuevo que le llenó de curiosidad. A lo mejor ahí encontraría una respuesta que no se atrevía a pedir.
—Gracias, Saint-Cla...
—Blair, por favor.
—Está bien, está bien, Blair pero si es así supongo que puedes llamarme por mi nombre también —sugirió el de ojeras, alzando los hombros y despegando su vista del obsequio—. Aún me sigo preguntando cual es el objetivo de todo esto.
La castaña asintió, comprendiendo a la perfección el sentimiento de incertidumbre que yacía sembrado en Hitoshi por culpa de sus repentinas flores. Sin embargo, debía investigar esa razón que no le contaría, además de que apenas iban dos flores... Revelar algo adicional podría arruinar por completo lo que con tanto esfuerzo estaba haciendo. ¡Aguarden! ¿Le había dicho que podía llamarlo por su nombre? Cuando cayó en cuenta el resplandor que bordeaba su cuerpo aumentó y atrajo un poco la atención de quienes pasaban cerca de los dos adolescentes.
—Te lo dije, es para traer luz a tu día. Esa es mi flor favorita por los significados que tiene, a pesar de que sinceramente me encantan todos los tipos de flores que hay ¡son igual de preciosas! Pero lo mejor es que tienes una para transmitir cada sentimiento y mensaje que desees —expresó ella, agitando sus dedos y esparciendo brillos por donde se movían lo que despertó la curiosidad del chico de cabellos morados.
Ahora que lo recordaba bien, no sabía exactamente que alcances y poderes tenía su particularidad puesto que en el duelo solo había mostrado esferas de energía térmica concentrada en sus manos y esa clase de movimientos de ataque. Tomando en cuenta también el hecho de que sus habilidades se fortalecían mientras estuviese recibiendo los rayos del sol.
—La aceptaré con la simple condición de que no quiero misterios, ni mucho menos que al final de esto sea una broma de la cual te podrías arrepentir —aclaró el muchacho guardando la hoja de papel que tenía el tallo en su mochila—. Después de esto, me gustaría obtener una respuesta más explícita sin peros.
—Shinsou-kun, eso está en tus propias manos. No sería divertido si yo misma te explicara de que se trata esto, solo dame un voto de confianza y lee eso que escribí —pidió Blair, haciendo que esta vez el sonrojado fuese el contrario.
—De acuerdo, te daré ese beneficio, chica sol —dijo Hitoshi, causando que la muchacha riera por el apodo.
Cuando provenía de él se escuchaba más bonito de lo que alguna vez imaginó y por ese instante pensó que tal vez no todo estaba perdido.
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