Epílogo.

Había transcurrido velozmente un año desde aquella singular y especial tarde en la que ambos personajes dieron rienda suelta al matorral de sentimientos contenidos, ensordecedores vítores los recibieron al día siguiente cuando vieron llegar a la nueva pareja al edificio principal de la academia e inclusive los más introvertidos y recatados rompieron con el esquema, alegres ya que por fin se habían confesado. Esto le pareció extraño tanto a Shinsou como a Blair, pero la información que desconocían es que muchos seguían su historia y comentaba de ella ya que no tenían algo interesante que hacer, bautizándola como la novela juvenil donde se ligaba el drama, comedia y romance —ya podrán formular la teoría culpando a la de cabello rosa y escleróticas negras de esto—. Recibiendo al asocial de pelo violáceo en ese círculo que solía separarse en pequeños grupos de vez en cuando, esto sucedió hasta que un afortunado hecho condujo a Hitoshi a donde él quería desde el inicio, ganándose la oportunidad de explotar su kosei siendo incorporado a la clase de los héroes. ¡Y muchas más exclamaciones se escucharon! Felicitaciones por parte de la oveja verde, del bicolor, de Tenya y Kaminari que le aplaudieron porque se merecía ese ascenso; entregó lo mejor de él y estuvo al límite de su particularidad, los directivos opinaron que era necesario darle un campo más amplio al hábil muchacho.

Ahora se hallaban corrigiendo ciertas fallas en sus trajes de combate en el taller de los equipos de apoyo, Hatsume era la encargada de anotar lo que ellos pidieran para favorecer y haciendo un trabajo excelente. Shinsou fue el primero en ser atendido, dejando al grupo de Izuku entretenidos con los artefactos que inventaba la fémina de orbes amarillos en sus ratos libres y contra la pared se encontraba recostada su Blair, sus párpados ocultando el tono ámbar de sus luceros etéreos. Cada vez que se enfrascaba en detallar su fisionomía podía marcar un gesto o rasgo bello que antes no había percibido, eso se había tornado uno de sus pasatiempos favoritos; observarla maravillado, acariciar sus mechones negros y besar sus labios gruesos.

—Hey, Blair —dijo el mayor, encerrando su figura menuda en comparación con la suya entre sus fuertes brazos y enterró su nariz en el cuello de la trigueña, aspirando el aroma de los jazmines que emanaba de ella.

—Dime, Shin.

—¿Que sientes por mí? —ese era el segundo punto débil que poseía, ella expresándole con parsimonia y dulzura el manojo de emociones que causaba en sus entrañas.

—Mi amor, mis sentimientos, todo eso ha crecido como las enredaderas que te di el mes pasado y son eternos, porque ninguna adversidad o enemigo podrá marchitar lo que habita en mi corazón por ti —murmuró angelical, suavizando la piel erizada de su chico que podía apostar estaba sonrojado.

—De la misma forma está comprendido mi amor el cual te pertenece porque lo sembraste y haz cuidado de él como nadie. Eres mi pétalo de sol —murmuró de regreso cerca de su oído, girando su cuerpo para que lo pudiera encarar y robarle besos esquimales.

Y sí, la historia de Shinsou y Blair avanza en ese mismo curso, recordando siempre lo que sintieron desde el primer instante en que se dieron cuenta de que no podrían ignorar los sentimientos por el contrario. Al final el método de la joven había echado sus frutos, cosechando lo que alguna vez se hizo responsable de proteger y querer aún en las diferencias, dificultades y problemas. ¿Quién diría que algo como eso pasaría? Una chica regalando flores a un chico que no le interesaba en absoluto saber algo sobre amor y esos desvaríos, acostumbrándose a tener los espacios en blancos porque no se involucraba demás con la gente. No solamente ese aspecto, sino que ahora  se jacta de gritarle al mundo que es muy feliz y que ella tuvo razón al confiar en esas palabras que su madre le participó, trascendiendo otra generación; le regaló un girasol y diversas flores pero eso no fue lo que logró convencerlo, enterneciendo su corazón de piedra, más bien la sonrisa cálida y la presencia centelleante de la susodicha consiguieron ese objetivo. Yacían ahí, completamente conscientes de que sus sentimientos son inmarcesibles.

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