•38•


Siete días. Llevo siete días en la Isla. Mike no ha hablado conmigo más que para darme órdenes. Por las noches, él se mete en el cuarto cuando yo ya estoy dormida.

No puedo dejar de darle vueltas a las cosas, Taehyung, Mike... ¿Estará vivo?

Mis opciones son limitadas. Muy limitadas. Quedarme con Mike y resignarme —tal vez la idea más sensata- o pelear, pelear hasta caer.

—Ven a comer- me he quedado toda la mañana repitiendo una y otra vez el vídeo del día donde Taehyung me rescató. No puedo dejar de ver a Taehyung corriendo para poder esconderse- te dije que vinieras a comer.

—Déjame en paz.

—¿Debo ir a buscarte?

—No quiero comer.

—Me importa una mierda lo que quieras o no —él se levanta y se acerca. Retrocedo —ponte a comer o haré que almuerces a la fuerza.

Hijo de puta.

—Dije que no voy a comer, no me importa lo que tú quieras —antes de que él pueda decirme o hacer algo, salgo de la cocina y de la casa corriendo. Soy rápida. He aprendido eso. Aprendí que tengo más habilidades de las que pensé que tendría en algún momento de mi vida pero...la desesperación lo da todo, incluso ideas estúpidas.

—¡Vuelve aquí!

No tengo un rumbo fijo. Ni siquiera hay un sendero que seguir en la isla, pero no me detengo. Paso por el acantilado, que está más cerca de la casa y llego hasta la playa. El risco está hacia el otro lado y hoy...no, hoy no quiero ir allí o corro el riesgo de que mi cerebro le ordene a mí cuerpo que salte. Estoy harta, quiero rendirme, quiero vencerme y olvidar todo, pero a la vez...no puedo. No puedo darle el gusto a Mike. No puedo permitirme a mí misma caer ahora. He sobrevivido más de cinco años de esta vida y se que puedo aguantar.

Tengo que aguantar,  encontrar la forma de salír  de aquí e irme.

Cuando llegó a la playa,  me quito los zapatos y los arrojo con fuerza, soltando un grito. Odio esto.  Odio no poder ser dueña de mi vida.

¿Por qué no fui obediente,eh? ¿Por qué me alejé de mi familia? ¿Por qué elegí a Mike?  ¿Por qué no pude simplemente...?

Entonces me río.  Me río histérica y en un estado de colapso absoluto,  me dejo caer en la arena,  con cientos de recuerdos golpeando mi cabeza con fuerza.

—¡Eres un estorbo en nuestras vidas...

—Sé feliz, Ari. Sé libre.

—Te amo...

—¡Ari, ven aquí!

—Déjame en paz —agarro uno de los zapatos y se lo arrojo a Mike. Él lo esquiva. Detrás suyo, están el hombre que se me hace muy conocido y otro guardia, parados con los brazos cruzados, esperando sus órdenes— ¡Todos ustedes son una mierda!

—Estás histérica.

—Tú, pedazo de hijo de puta —me acerco a Mike y toda la tristeza, la angustia y el enojo se transforman en ira—¡Tú eres el peor —lo golpeó en el pecho con los puños cerrados y aunque a él no parece hacerle daño, yo logro sacar toda la porquería  de mi sistema— ¡Ustedes también permiten esto, le son leales a un violador —escupo, en dirección a los guardias —¡Ojalá nunca tengan que vivir en un mundo que no los deje ser quienes son! ¡Son una mierda!

—Cálmate —la voz de Mike está contenida. Me agarra de las muñecas con fuerza y las aprieta, hasta sacarme un gemido de dolor —estás teniendo un ataque.

—¡Tú no me hables!

Antes de que pueda seguir hablando, recibo un golpe en la mejilla.

—¡Dije que te calmes! —una de las manos de Mike se cierra con fuerza en mi cabeza y me zarandea —¡ Basta, Ari! ¡Se acabó esta mierda! Obedece de una puta vez y acepta que esta es tu vida.

—¡ No quiero obedecer! —el golpe ni siquiera dolió, porque creo que no siento nada. Es tanta la adrenalina corriendo por mis venas, que no duele —no quiero ser obediente, ¡Métete la obediencia por donde te quepa!

Intento patearlo, completamente poseída poseída por la furia contenida de toda mi vida y, en mi mente, no solo estoy enfrentando a Mike. Estoy golpeándolo a él, a los guardias, y a sus asquerosos amigos...

¿Qué hubiera pasado si no hubiese conocido a Mike? No me hubiera dañado como me daño, tal vez hubiera encontrado una forma de escapar de mi casa , tal vez hubiera podido ser libre...

¿Odio a Mike? Si lo hago. De algún modo, él me salvó. De algún modo, me  condenó.

—Te estás comportando como la mierda, cariño —Mike me aprieta entre sus brazos y sisea cerca de mi oído— cálmate o voy a golpearte.

Muevo mi cabeza y sin medir las consecuencias le doy un cabezo en la nariz. Él me empuja con fuerza y puedo ver la sangre cayendo.

—¡Hija de puta!

—Señor... —uno de los guardias se acerca de forma cautelosa.

—Llevala dentro de la casa, ¡Ahora! —Mike se cubre el rostro con ambas manos y yo sonrió. Es satisfactorio ver que almenos puede causarle un poco de daño.

—Señorita...

—No me toques, ¡No te atrevas a tocarme! —retrocedo pero el guardia me agarra del brazo y comienza a tironear en dirección a la casa —¿Por qué haces ésto? ¿Por qué sigues con toda esta locura? —él no dice nada— ¿No tienes una madre, hermanas...?

—No va a convencerme de nada —dice, aún arrastrándome a la casa.

—Conocí otro mundo, un mundo en el que puedo decidir por mí misma, en el que puedo ser feliz, en el que puedo ser yo —jadeo.

—Basta, Ari.

—Quiero poder disfrutar del amor —escupo— quiero... quiero ser libre. ¡Claro que tú no puedes entenderme porque vives aquí! Eres libre de hacer lo que quieras!

El hombre me empuja contra un árbol.

—Cállese y siga caminando —el hombre se acerca tanto, que tengo que levantar el rostro para mirarlo. Mi frente duele por haber golpeado a Mike y sé que algo de sangre llegó a manchar mi ropa, pero no puedo hacer nada al respecto —Si quiere sobrevivir, tiene que adaptarse.

—Eso es una mierda.

El hombre me da una mirada casi de lástima pero sigue teniendo una postura defensiva.

—No, no lo es. Todos nos adaptamos para sobrevivir, usted  tiene que hacer lo mismo —dice— si en serio quiere vivir, si realmente quiere regresar con su familia, adaptése.

—¿Piensas que soy idiota? —no sé cuándo empecé a llorar, pero las lágrimas corren por mí mejilla con fuerza— ¿Crees que no sé qué Mike mató o matará a Taehyung en la primera oportunidad?

—Entonces, ¿Por qué hace todo esto?

—Porque estoy harta, ¡Estoy cansada de esta mierda.

Él no dice nada durante unos cuantos segundos, aunque sigue agarrando mi brazo con tanta fuerza, que me dejará marca.

—La llavaré a la casa antes que Mike aparezca.

El guardia me empuja dentro de la casa, cierra la puerta y se aleja antes de que pueda decir algo.

Atacada nuevamente por la ira, comienzo a romper todo a mi paso o almenos lo intento. ¿Qué más da? ¿Mike va a golpearme? ¿Va a violarme?. No soporto más esta vida, no soporto su bipolaridad y...estallo.

Rompo el televisor, tiro los cuadros e incluso pateo la mesa pequeña frente al sofá. Nada me importa ¿Por qué debería respetar el lugar si Mike no me respeta a mí?

Cuando voy a la cocina, me río. Mike mantiene los cajones con llave para que no pueda echarle mano a ningún cuchillo o utensilio pero el muy idiota no sabe que hoy lo vi guardar la llave, de la mesa de luz donde, si tengo suerte, está su arma.

La busco, sin que mi cerebro procese el peligro y cuando la veo, comienzo a llorar.

¿Tal vez pueda ser libre ahora?

—¡Ari!

Antes de que Mike me vea, meto el arma en la cinturilla de mi pantalón, con el corazón desbocado. Salgo de la habitación y corro hacia la entrada. Los guardias no están y Mike está en la cocina, por lo que lo dejo detrás cuando salgo. Esta vez, corro en dirección al arisco. No me importa. Si no logro dispararle a Mike antes de llegar ahí y además, matar a los guardias, saltaré.

Me he cansado y el cansancio y la desesperación pueden activar los lugares más peligrosos de tu mente.

Frente a mí, está uno de las guardias. Intento no ver al hombre, sino al guardia de Mike, al cómplice de todo esto y disparo. Él no lo espera, no espera que la débil Ari dispare, mucho menos que tenga un arma.

Cae.

Primera bala.

El arma es exactamente igual a la que Taehyung me dio para entrenar y si no recuerdo mal, lleva seis balas.

—¡Señorita!

Segunda bala. Esta vez, le doy en el brazo.

¿Dónde está Mike?

—¡Ari, ven aquí! —volteo. Mike está en el marco de la puerta y no lo pienso, apunto en su dirección sin medir y disparo. La bala da contra la pared de vidrio y él se aleja, lo que me da tiempo para correr.

Tercera bala.

¿Dónde está el guardia que se me hace conocido?

Un tercer guardia se acerca y logro disparar antes que él ¿Iba a matarme?

Son todos. Solo...falta el guardia con el que más he tenido relación. Aunque mi visión está borrosa por las lágrimas, corro. Tropiezo algunas veces, pero no me detengo, dispuesta a que esta sea la carrera para saltar. Incluso podría pegarme un tiro en la cabeza para evitar cualquier tipo de error.

Mike llega al arisco casi al mismo tiempo que yo y está a unos pocos pasos. Me muevo, él también y yo quedo de espaldas al vacío.

—¿Qué haces, Ari?

—Voy a matarte, Mike.

—¡Estás loca!

—¿Lo dice el hombre que me violó, me golpeó, me humilló, y le disparó al único hombre que me ha tratado bien en esta vida? ¡Me destrozaste la vida, hijo de puta!

—Aléjate de ahí —el temor en su voz me clava en el lugar— Ari, aléjate de ahí, no quiero que caigas.

—Claro...no puedes permitirte que muera, ¿Verdad? Dime, Mike, ¿Cuál sería mi vida si decido no saltar? —retrocedo un paso, solo a un metro de la caída que acabaría con mi vida.

—Dejaré pasar esto, amor, solo...solo seremos tú y yo— él levanta las manos, a pesar de que sigue sosteniendo el arma, sin apuntarme.

El corazón me late con demasiada rapidez, los oídos me zumban y temo que todo eso me nuble los sentidos.

Mátalo, es la única forma de ser libre.

—Aléjate de mi —digo cuando lo veo dar un paso al frente.

—Hablemos.

—Me golpeaste, ¿Ahora quieres hablar?

Doy un paso al costado y nos movemos en círculos. Nunca dejamos de estar enfrentados, pero terminamos intercambiando los lugares. Mike está de espaldas al vacío ahora.

—Eres lo único que tengo, Ari.

—Nunca me valoraste, Mike —escupo— te importó más conseguir mi obediencia que mi amor —dos balas, Siria. Acábalo—pero no obtuviste ninguna de los dos.

—Eres todo lo que tengo —repite. Camina un paso lejos del acantilado, más cerca de mí.

Disparo.

Él se mueve con rapidez.

—¡Quédate ahí o te mato! Juro que lo haré, Mike.

—Te amo, Ari.

Lo odio, odio que intente confundirme, que quiera manipularme.

—Tú, no me amas.

—Si lo hago.

—¡No! Eres un sádico, hijo de puta que disfruta lastimando, ¡Tengo que matarte!

Una bala, una oportunidad.

Apunto y disparo. Cuando Mike se mueve, entro en pánico. Le arrojó el arma sin balas para intentar golpearlo, pero él salta, me agarra del cuello y pone la punta fría del arma sobre mi abdomen.

—Te amo, Ari, en serio que te amo —dice— pero te has vuelto todo una maldita perra rebelde.

Entonces, un disparo me hiela la sangre.

Es el fin.

¡Ohhhhhhhhhhhhh!, yo más que emocionada porque por fin les pude traer actualización después de pasar por un enorme bloqueo. Les pido enormemente perdón por no actualizar, pero sin inspiración ninguna no podría escribir un capítulo a la altura.

Demás decirles que esté capítulo tuvo de todo un poco.... Y anunciarles que solo falta la segunda parte de este capítulo y el epílogo.

Nunca hice esto, pero si quieren que publique la segunda parte de este capítulo aún más rápido, lo publicaré cuando lleguemos a los 50 votos y cien comentarios ¡ Fuerza! Yo sé que lo pueden lograr.

Un beso enorme

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