Antes de irme a la cama regreso a tu fotografía, no es que te extrañe, ya superé esa etapa, es porque tengo miedo (miedo a olvidarte). Las memorias de ti que con tanto recelo guardo siguen desapareciendo, como frescos expuestos al aire que se van deteriorando, volviéndose borrosos hasta esfumarse. Pero yo no quiero olvidarte, porque te mereces vivir un poco más.
Podría escribir un libro con tu nombre, pero de seguro no te imaginarían como eres, y esa no es la idea, yo quiero que vivas tal cual te recuerdo, con tu sonrisa, que sigue dibujada en mi mente, con el sonido de tu voz, que no se puede representar con palabras, y con tus ojos, a los que tengo tan idealizados que no sería capaz de escribir una sola línea. Tengo miedo de olvidarte, pero de seguro será irremediable, te olvidaré con el tiempo, te olvidaré cuando me olvide a mí misma, o simplemente yo también me iré, y te olvidaré, y pasaré a ser yo un recuerdo, un fantasma en la memoria de alguien más. Pero mientras viva, mientras la demencia no me consuma, tú seguirás tan viva como antes.