La app del amor: Anabella y Mateo

— ¡Vamos! — una bella chica rubia con el pelo atado miró hacia atrás mientras trotaba por la calle.

El sol estaba apenas saliendo en la Ciudad de México cuando una pareja estaba trotando por las calles en su rutina habitual.

Siempre por delante iba esta hermosa chica rubia, Anabella, una mujer atlética con una sonrisa radiante que parecía brillar incluso más que el sol naciente.

La acompañaba el que desde hace 4 días era su novio, Mateo, un chico con un estado físico deplorable, unas facciones nada destacables y un pelo negro en corte militar que lo hacían parecer una persona sin personalidad.

— ¡E-espera un momento! — Mateo tuvo que detenerse en una esquina a tomar de su botella de agua, a lo lejos vió como su novia seguía a una velocidad menor para que él pudiera alcanzarla.

Mateo era uno de esos afortunados que no estaban agradecidos con su posición.  Anabella, la más linda de la UAM, se le había declarado en plena clase... Claro que con las miradas de todos puestas sobre él, no pudo rechazarla.

Realmente no tenía sentimientos hacia ella, pero tampoco le disgustaba su tiempo juntos... Lo que si le disgustaba era que ella lo haya estado obligando a salir a correr todas las mañana de los últimos 3 días, según que porque estaba muy gordo... Solo pesaba 90 kilos, no estaba mal para su altura ¿Ok?

Con dificultad Mateo logró alcanzar a Anabella quien lo esperaba con una dona que le había comprado.

— Tómalo como una recompensa — ella sonrió.

— No me trates como a un perro... Pero lo aceptaré — Mateo se rió y tomó la dona.

— Oye... — Anabella se tomó el brazo con una sonrisita pícara — Hoy mis padres se irán de viaje y no volverán por unas semanas...

— No — Mateo se terminó la dona y empezó a chuparse los dedos que habían quedado con restos de glaseado.

— ¡Pero ni siquiera sabes que iba a decir!

— Ibas a preguntarme si quisiera pasar la noche contigo, la respuesta es no.

— ¿¡Y por qué no!? Somos novios y lo único que hacemos es salir a dar paseos.

— Cuatro días... Aún no es suficiente para intimar más — Mateo desvió su mirada — Yo no me sentiría cómodo en tu casa...

— Hm... Bien — ella tuvo que suspirar, lo amaba con toda su alma pero en ocasiones le parecía un estúpido —¿Quieres ir al cine?

Mateo miró la hora en su teléfono y negó con la cabeza.

— No puedo, ya se hizo muy tarde.

— Ahh.. Es verdad, había olvidado que ahora estás trabajando — la mirada de Anabella se entristeció un momento.

— Ya saldremos en otra ocasión — Mateo le sonrió — Gracias por la dona.

Pasaron un par de días desde entonces y ahora Mateo y Anabella estaban cenando en un restaurante cuando el camarero dejó una botella de vino junto a dos copas en la mesa aunque ellos no las habían pedido. El mesero destapó la botella, sirvió ambas copas y se retiró.

— ¿Tú pediste esto? — Mateo miró a su novia.

— Nop — Anabella respondió.

— Se habrá confundido, voy a avisarle que... — Mateo iba a llamar al camarero pero vió a Anabella tomar una de las copas — ¿¡Qué haces!?

— Déjalo así, ya que nos trajeron esto pues aprovechemoslo — Anabella rió y se llevó la copa hacia su boca.

Aunque fue un instante para Mateo fue una eternidad, el suave recorrido de la copa con el líquido rojo que empezó a irse hacia la parte superior del vaso mientras más se acercaba a la boca de Anabella.

Todo se interrumpió cuando Mateo tomó la parte de abajo de la copa con brusquedad y la lanzó a la mesa, provocando que esta se derrame en el mantel, manchando la mano del chico. 

— ¿¡Qué fue eso!? — Anabella lo miró molesta.

— No podes tomar alcohol, aún tienes 17 — Mateo sentenció.

— Como chingas con eso, dentro de un mes ya seré mayor ¿Bien? Ahora déjame tomar.

— No.

— ¿No? — Anabella lo miró desafiantemente.

— No.

— Bien — Anabella se levantó con un suspiro — Eres demasiado lindo, pero a cambio eres un imbécil de primera categoría.

— Solo estoy intentando cuidar de ti... — Mateo suspiró.

— ¡No necesito que me cuides, necesito que me apoyes! — Anabella gritó, la escenita que estaba armando hizo que otros comensales se nos quedaran mirando.

— Yo... Yo creo que debo cuidarte — Mateo la miró con duda en sus palabras.

— No ya no... — Anabella tomó su abrigo — A mí no me interesa estar con alguien que ni siquiera está bien con si mismo.

Anabella se fue del lugar y todo se volvió negro...

Simulación finalizada

— ¿Ya? — Anabella estaba mirando en su celular la pantalla que indicaba que había terminado la simulación.

Segundos después el teléfono mostró otra pantalla:

Compatibilidad romántica de Anabella Ítaca y Mateo de la Sierra:
33,406%

— Así de bajo eh... — Anabella murmuró mientras la pantalla de su celular mostraba tres imágenes de la simulación. La primera era la de ellos trotando, luego la de ella extendiendole la dona y la tercera era de cuando ella lo dejó.

— ¿Estás conforme con este resultado? — una voz femenina salió del celular mientras una especie de robotito plateado con luces rosadas aparecía en la pantalla.

— ¿Y a ti que te parece? — Anabella arqueó una ceja.

Cómo rompiendo las dos dimensiones de la pantalla del teléfono el robot miró hacia atrás logrando visualizar el porcentaje de compatibilidad amorosa.

— Que mala suerte, espero que la próxima te vaya mejor.

— Si... Yo igual, Vibi.

Vibi era una inteligencia artificial que se había hecho popular en el mundo siendo usada por prácticamente toda la población.

Con la base de Vibi, un grupo de programadores anónimos creó "La app del amor", una actualización a Vibi que le permitía crear una simulación de como sería una relación romántica entre las dos personas que el usuario eligiera, dándole al final al usuario un índice de compatibilidad.

Las primeras tres simulaciones eran gratuitas, de ahí en adelante el usuario debía pagar cada una de las simulaciones.

La app del amor se extendió por todos los usuarios de Vibi, hasta incluso el presidente de Estados Unidos consiguió pareja a través de la app.

El problema de la app del amor es que no te permite ver esa simulación, sino que únicamente te lanza 3 imágenes con los momentos más importantes, pero omitiendo el resto. Vibi también podía explicar los pros y contras de la relación en la simulación aunque sin dar mucho detalle de la vida personal dentro del mundo simulado.

Anabella acababa de descargarla y... no le fue demasiado bien en su primera simulación.

— Bueno... Así que Mateo no era el indicado para mí — Anabella apretó su dedo contra ese 33% como intentando cambiarlo — ¡Aún me quedan dos simulaciones más!

En ese momento ella levantó su mirada notando que ya no había nadie en el aula de clases... Bueno, además de ella estaba Mateo quien se había quedado dormido en clase y aún no despertaba.

—Je — Anabella sonrió al verlo dormido pero luego recordó el porcentaje y afiló su mirada... Ese hombre no era el indicado.

FIN

Bien veamos...

La idea de esta historia era primero ver cómo la sociedad se había vuelto dependiente de una app que les decía si tenían compatibilidad con cierta persona. Tanto que incluso iban a haber cosas como la mejor amiga de la prota simulando una relación con ella o un profesor simulando una relación con una alumna.

La idea era mostrar lo mal que hizo esa app a la sociedad, para después hacer un capítulo donde todo cambie... Pues la app dejaría de funcionar.

Eso haría que todo el mundo entre en pánico y crisis por lo que la prota Anabella (otra variante multiversal de la traicionada de ana) y un par más se embarcarían en un viaje para reactivar la aplicación.
Así terminaríamos teniendo construcción de pareja real y sin aplicación, además de que poco a poco se iría revelando el pasado de uno de los personajes quien resulta ser el creador de la app.

El creó la aplicación porque tenía miedo a que la chica que le gustaba lo rechace así que hizo la app y logró tener un 100% de compatibilidad con la que le gustaba, el único 100% registrado... Pero cuando se le declaró ella lo rechazó.

Esto hizo que terminara vendiendo la aplicación a una empresa que la publicó para todo el mundo volviendose el furor que era al único.

Al final encontrarían los servidores de la app pero decidirían no reactivarlos al darse cuenta que la app hacía más mal que bien.

Todo terminaría con un final abierto en el que nos enteramos que quien apagó los servidores fue la chica que rechazó al creador, quien comenta que lo hizo porque esperaba que el creador venga a reactivarla y así poder declararsele... Pero nunca se cruzaron.

Quería dar el mensaje de que la humanidad no se puede estar guiando por lo que dice una aplicación.... Aunque lo que diga sea verdad (que es lo que demuestra el final con la chica que al final el 100% de probabilidades si era verdad). Quería transmitir que me parece mejor tener una vida real en la que no sepas que va a pasar a una mediada por una tecnología que puede preveer que va a pasar.

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