Resfriado


- ¿Renunciar?

Yixing asintió como si estuviese siendo regañado mientras dejaba su carta de renuncia en la mesa de su jefe, con algo de vergüenza en los ojos que no permitía que tuviese mucho contacto visual con el contrario.

El coreano se frotó la nariz con un pañuelo, arrugándolo y desechándolo en un tacho junto a él, suspirando y pensando rápidamente.

- Yo-Yo n-no es que no aprecie el trabajo, e-es cierto que no puedo con tan rigurosos trabajos, – indicó asustado, agitando las manos en el aire -, p-pero es que recibí otra oferta de trabajo.

Junmyeon frunció el ceño algo confundido, mientras tomaba los papeles que el menor se había tomado la molestia de redactar toda una noche e imprimir sin que su esposo se diese cuenta. Pasó los ojos por encima de las letras.

- Me han dado una pasantía como profesor en una secundaria – explicó un poco más calmado -. N-No tendré paga hasta que consiga el trabajo, s-sin embargo es un trabajo en mi rubro y quiero a-aprovecharlo.

Soltó una ligera risa, dejando la carta que había sido entregada hace poco, incorporándose en su silla a pesar de que los huesos de la columna le dolieran demasiado.

- Está bien, yo me encargo de solucionar los demás papeleos – asintió con la cabeza mientras guardaba el portafolio en su gaveta, miró su reloj de mano -. Y como acaba de terminar tu última jornada laboral aquí eres libre de nunca volver a este infierno.

Dio unos clicks antes de levantarse y que la pantalla de su computadora se apagara. Tomó su maletín y las llaves que había dejado en la superficie de la mesa, caminando hacia la puerta para volver al departamento.

- Vamos – indicó con la cabeza al restante.

Yixing estaba feliz. Aquella oferta de empleo era bastante arriesgada por la falta de paga, pero a la vez era un milagro el hecho de que le hayan dado la oportunidad de trabajar allí sin una carrera culminada, estaba demasiado emocionado que hasta parecía saltar en vez de caminar.

Por otro lado, el castaño apenas daba los pasos con velocidad, frotándose la nariz de vez en cuando y estornudando varias veces. Eso sumado a que el saco correspondiente al traje negro que llevaba puesto parecía del grueso de una bolsa, ya que sentía el frío calarle los huesos. Fue un milagro que no estrellara el auto de camino al condominio, ya que la vista le fallaba bastante por lo cansado que sentía los ojos y los párpados.

- Miau.

- Hola, Asfalto – saludó al minino acariciándole la cabeza.

Algunos de sus pelos se desprendieron, como era normal en cualquier gato, aunque en esta ocasión el coreano no pudo evitar estornudar, desestabilizándose bastante para luego frotar su nariz.

- ¿Estás bien, Junmyeon-sumbae? – preguntó el chino con Pelusa en sus brazos, acercándose al nombrado.

- Por supuesto, creo que hay mucho polvo en la casa – indicó -. Despediré a las empleadas por su mal trabajo – avanzó con lentitud.

Yixing había notado que los últimos tres días de trabajo la salud del mayor había ido empeorando gradualmente, tal como a él le había pasado. ¿Cómo se habría enfermado?

Las piezas en la mente del pelinegro encajaron.
Su esposo había empezado a enfermarse luego de que hubiese dormido todo el día con él por su fiebre, esa ocasión y la siguiente y la siguiente hasta esa mañana en que la alarma del castaño no había sido suficiente incentivo para sacarlo de la cama.

Se sintió bastante culpable por ello, sobretodo porque él había estado a gusto entre los brazos del mayor todos esos días.

Caminó en busca del contrario, quien se hallaba en la cocina tomando una gaseosa de fresa bastante helada como para notar el rastro del congelamiento en la botella. Caminó hasta donde estaba, arranchándole la botella y dejándola a un lado.

- ¿Qué haces? – preguntó con el ceño fruncido.

No respondió, esperaba que no lo asesinara por eso, sin embargo estaba más preocupado por la salud ajena; Junmyeon no tenía ningún rastro de calor en el cuerpo o las mejillas, sin mencionar lo pálido que se había puesto, incluso sabiendo lo blanca que era su piel.

- Se te ha bajado la temperatura, Junmyeon-sumbae – indicó angustiado.

- No entiendo términos médicos – sonrió burlón mientras se frotaba la nariz.

Tomó su brazo, intentando tirar de él fallidamente.

- Tienes que descansar, seguro tienes un resfriado – explicó volviendo a verlo y colocando sus palmas por todo el rostro ajeno, buscando alguna señal de calor humano.

- No es cierto.

Sin embargo el universo se encargó de hacer valer nada sus palabras, provocando que estornudara al final de la frase, frotándose nuevamente la nariz que adquiría una leve tonalidad roja.

- No intentes darme la contra, Junmyeon-sumbae – se mostró bastante angustiado -, por favor.

Tal vez era el resfriado que debilitaba las energías que tenía para molestar incesablemente al pelinegro, ya que dejo que Yixing lo llevara al cuarto, aunque sea a rastras.

El menor le quitó el saco del traje, dejándolo en un perchero dentro del armario. Procedió a quitarle la corbata, era lo único que sabía hacer, puesto que anudar una era un desafío para su mente. Le desabotonó la camisa mientras el contrario intentaba respirar a través de la nariz, fracasando por lo constipado que estaba.

Yixing había visto el cuerpo ajeno. ¡Por favor! Ya se habían tenido sexo en varias ocasiones, pero eso no impedía que un ligero rubor hiciera acto de presencia en su rostro cuando terminó con su labor, dejando un poco al descubierto el torso del coreano gracias a su camisa entreabierta. Lo había notado antes, sin embargo quién no podría seguir babeando por el cuerpo bien trabajado de Kim Junmyeon.

- ¿D-Dónde dejaste tu pijama? - preguntó mientras se llevaba la camisa mientras la doblaba.

- En el ropero - indicó sentándose al borde de la cama.

Sacó de allí el conjunto, trayendo consigo también las pantuflas del coreano que estaban cerca. Como si fuese un muñeco le colocó el polo, dejando su melena algo desordenada. Junmyeon ya se había desabrochado el cinturón, así que de quitó los pantalones. Estuvo a punto de ayudarlo con eso cuando los gatos entraron a la habitación; el castaño se frotó la nariz aún más.

- Asfalto, Pelusa, afuera - ordenó colocándose frente a los mininos.

El gato naranja bajó la cabeza mientras volvía por donde vino, todo lo contrario al plomo, quien lo rodeó para llegar con su dueño.

- Asfalto - sonrió frotándose la nariz mientras que el nombrado se restregaba en sus piernas alegre.

- Asfalto te va a hacer estornudar más, Junmyeon-sumbae – explicó.

- Tienes que irte entonces – se refirió a la mascota, este captó rápidamente, bajándose de la cama con suavidad y desapareciendo en cuestión de segundos.

Yixing soltó un suspiro, estaba en tantos conflictos con ese gato.

- Intenta dormir, el descanso te hará bien – observó cómo el contrario se tumbaba en el colchón, cubriéndose con las frazadas - ¿Has tomado alguna medicina? – él negó con la cabeza mientras cerraba los ojos – Creo que vi una farmacia cerca, pero no creo que puedas levantarte a abrirme.

Estaba pensando en mil variantes: dejar la puerta entreabierta, tal vez colocar una silla para que no se cerrase, hasta podría pedirle a la anciana del costado que mantuviese la entrada libre en lo que él corría hasta la tienda, pero Junmyeon interrumpió todos sus posibles planes.

- Pídesela al portero – indicó sorbiendo su nariz.

- Pero esas cosas hay que pedirlas con anticipación y---

- Solo ve.

Asintió con la cabeza, caminando fuera del cuarto y bajando por al ascensor hasta la recepción, allí estaba el portero y recepcionista, tal vez hasta trapeaba los suelos. Ese hombre era multifuncional.

- Disculpe, buenas tardes – llamó su atención mientras se acercaba al mostrador -. Quería p-pedirle las llaves del apartamento de Kim Junmyeon, y-yo estoy viviendo con él y sé que es muy repentino...

El sujeto con una sonrisa bastante amigable se agachó, tal vez abriendo unas gavetas por el sonido que hacía, subiendo con una llave en la mano que luego colocó en la superficie plana, deslizándola con suavidad.

- Su novio mandó a que la hiciera hace unas semanas, me extrañaba que no me la pidiera antes, joven Zhang – volvió a mostrarse feliz -. Cuide mucho del joven Kim, ha estado solo un año aquí y aunque no lo conozca mucho me alegra que haya traído a alguien más que a dos amigos –explicó colocando sus codos en el mostrador – Cuide mucho de él.

Yixing se sonrojó violentamente, tomando la llave y girándola entre sus dedos bastante avergonzado. Mordió sus labios y agitó la cabeza como si intentara afirmar lo que dijo.

- Le prometo que lo haré – sonrió bastante eufórico -. Hasta luego...

- Señor Choi – agitó la mano en el aire.

Salió del condominio ahora con las mejillas hirviéndole, quería correr y estirar los brazos, sonreír como estúpido hasta la farmacia que creía haber visto antes y despedirse de la encargada diciendo lo linda que estaba hoy. Y así lo hizo, porque debía liberar algo de ese extraño burbujeo que sentía en su pecho.

Ahora usaba su llave para entrar, sí, su llave.

- Llegué, Junmyeon-sumbae – anunció al entrar, respirando profundo y yendo hasta la habitación.

En la cama el coreano estaba recostado de lado, con los ojos cerrados y el gesto bastante relajado. Se acercó cuidando el ruido que hacía, sentándose y apartándole el cabello de la cara con dos dedos. Sonrió algo divertido al verlo en ese estado.

- ¿De qué te burlas, inútil?

Yixing apartó la mano de golpe, intentando levantarse y resbalándose en el camino con los cobertores, cayendo al suelo sentado, incluso desparramando con él la bolsa de medicinas que había comprado.

- N-No m-me b-burlaba, Ju-Junmyeon-sumbae – evitó la mirada ajena mientras recogía todo.

- ¿Entonces qué hacías? – se incorporó achicando los ojos.

- Eso debería preguntar yo – habló aún asustado -. T-Te dije que durmieras.

- No puedo dormir, mi nariz está tapada – explicó señalándola.

El pelinegro abrió la bolsa plástica con el logo de la botica, sacando un pequeño frasco de allí. Se subió a la cama desde la parte inferior, llegando a gatas hasta donde estaba el mayor y arrodillándose hasta estar lo suficientemente cerca.

- Cruza las piernas – indicó.

- ¿Me estás dando órdenes? – enarcó una ceja.

- Solo cruza las piernas – repitió.

- ¿Y el respeto? – su voz no era tan fuerte como de costumbre, sin embargo su gesto seguía aterrándolo lo suficiente.

- Lo siento, Junmyeon-sumbae – susurró apenado.

De todas maneras hizo lo dicho, cruzando sus piernas.

- Quítate el polo, por favor, Junmyeon-sumbae – indicó intentando sonar seguro.

- Qué atrevido, Yixing – se burló con una risa algo cansada.

- N-No me refería a eso – bajó la mirada avergonzado.

Y también le hizo caso, dejando su torso completamente descubierto. Yixing tragó su saliva para que no saliera de a chorros mientras abría el frasco con el ungüento mentolado que había comprado y su mamá le solía poner antes cuando se resfriaba. Sacó un poco con ambas de sus manos, apenas teniendo algo en sus dedos, empezando a untarlo en el cuello y pecho del castaño, haciendo movimientos circulares. Luego le indicó que se sentara en el borde de la cama, así pudo colocarle un poco en esa zona y permitirse cerrar los ojos avergonzado por la situación ya que el restante no podía verlo.

- Listo, colócate el polo – observó cómo lo hacía -. Con esto podrás dormir tranquilo.

- Pero sigo sin poder respirar – objetó frotándose la nariz.

- Lo siento.

Sacó un poco del ungüento, colocándoselo en la zona entre el labio superior y la nariz.

- C-Creo que ya está – tosió por el nerviosismo.

- Gracias.

Lo observó unos segundos más, estaba tan cerca que no pudo evitarlo. Le dejó un pequeño beso sobre los labios, un roce tímido y cargado de mucha vergüenza. Se sonrojó bastante por lo hecho, aunque no se arrepentía, el mayor abrió los ojos un poco sorprendido.

- Apesto a menta, pensé que eso te molestaría – indicó sujetando la mano ajena con su pulgar y los siguientes tres dedos.

Negó con la cabeza y los ojos cerrados antes de sentir como los labios de Junmyeon volvían a estar sobre los suyos.



[***]

Ajkhasjlkfnasjklfas, es que me quieren matar ese par ;u;

Gracias por leer y dejar sus hermosos comentarios~ Aunque salimos del ranking ahora somos #552 en fanfic, y es que es una locura eso de subir y bajar allí, sin embargo es lindo ver eso bajo el título de la historia. Los quiero tanto~ -Sí, @KatMyeon, tal vez a ti más-.

El capítulo va dedicado a @suho-hyung, porque te lo prometí y aunque no estuvo el día que te pedí que te quedaras despierta espero que te haya gustado. Eres extrañamente linda y siempre estás obligándome a escribir cada que hay la ocasión, ¡Gracias! -inserte corazón guei de Misa-.

Nos leemos en la siguiente parte~

Atte. Misaki116

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