Regalos
El tiempo se va con rapidez, Junmyeon sintió que los días se pasaron volando hasta el 24 de diciembre; víspera de Navidad.
Despertó con el menor entre sus brazos, sintiéndose bastante cómodo y dispuesto a seguir durmiendo así, sin embargo fue este quien se estiró un poco, frotando su mejilla en su pecho, diciendo cosas entre dientes.
- ¿Qué? - preguntó divertido.
- Ya es víspera de... - murmuró somnoliento.
- ¿De Navidad?
- Uhum - asintió volviendo a cerrar los ojos por completo.
Se rio por la manera en que el chino hablaba entre despierto y dormido, no lo admitiría pero se veía tan tierno que no podía evitar a veces hacerle conversación para oír algunos por supuesto a preguntas absurdas como ¿Tú crees que debería repetirse la dictadura de Hitler?
- ¿No vas a levantarte? - preguntó divertido.
- ¿Mh? No, no, no, tengo tiempo antes de entregar...
Volvió a dormirse.
- ¿Entregar?
- E-Entregar el pan... - susurró acercándose nuevamente y entregarse al sueño.
Se levantó con sumo cuidado, aunque no quisiese debía levantarse a preparar el desayuno, podía dejar al menor dormir un rato más, seguro estaba cansado. Preparó algo rápido ya que quería seguir durmiendo junto al chino. Volvió para seguir descansando, sin embargo fuese ese momento en que lo vio; Yixing acurrucado entre las mantas, su melena estaba desordenada y tenía el gesto tan relajado.
- ¿Junmyeon-sumbae?
Despertó varios minutos después, notando que algo le hacía falta para seguir durmiendo.
- Buenos días, Yixing.
- Buenos días, Junmyeon-sumbae - saludó tallándose los ojos.
Cerró el cuaderno donde escribía, guardándolo en el primer cajón de su mesita de noche bastante nervioso. Hace años que no escribía.
- ¿Qué sucede? - preguntó incorporándose y pasando sus manos por su rostro.
- Nada, solo fui a preparar el desayuno y me quedé arreglando unas cosas - se excusó, levantándose del banquito que había traído.
Pelusa estiró sus patas y torso, sacando también la lengua, luego fue apresurado hasta donde se hallaba el chino, frotándose en su rostro a medida que ronroneaba en busca de cariño.
- Chanyeol y Baekhyun vendrán, ¿cierto? - consultó un poco más despierto.
- Traen el almuerzo, será mejor que te apresures en tomar el desayuno.
Fueron a comer lo preparado por el coreano, charlando con ligereza entre cada bocado. No faltó el mañana ya es Navidad o también este año se pasó muy rápido.
Cuando terminaban de lavar los platos el timbre sonó repetidas veces, anunciando la llegada de los amigos del castaño.
Trajeron consigo comida rápida ya que habían olvidado por completo que debían llegar con un almuerzo navideño, según ellos aún era 20 de diciembre. De no ser por la mamá de Chanyeol que se percataron que era víspera de Navidad y salieron corriendo en dirección al departamento de Junmyeon. Sin embargo fueron unas hamburguesas muy navideñas.
- ¡Asfalto! ¡Mira lo que trajimos! - habló el más bajo de manera eufórica.
- Miau.
Lo levantó y le colocó un collar rojo alrededor del cuello, el gato plomo nunca había llevado uno de esos porque no salía de la casa, pero ese con cascabel casualmente le quedaba bastante lindo incluso tomando en cuenta las pupilas del minino que parecían emanar desprecio a quien desconocía.
Aunque debían aprender de experiencias pasadas, pues el minino halló la manera de deshacerse del collar e ir a jugar con el pequeño árbol blanco que había en la mesita del comedor. No le gustaban los regalos, solo jugar con la única decoración que ponía su amo en fechas festivas.
- También te trajimos algo a ti, Pelusa - chilló colocándose de rodillas en el suelo, vaciando una bolsa repleta con juguetes para gatos.
- Oh, timbiín ti trijimis ilgi i ti, Jinmyin - el más alto le tomó las mejillas a su mayor.
- No me toques, inútil - lo golpeó en el estómago.
Siguieron celebrando bastante animados, le regalaron a Yixing comida, ya que su amigo les había informado que al menor le gustaba bastante el solo hecho de comer, sin embargo lo que trajeron no parecía alimento, sino trozos de carbón.
- Es la receta de mi abuela, mira, eso es pollo - indicó el de rasgos de cachorro.
- Y eso es arroz - completó su novio.
- Y-Ya veo, muchas gracias, chicos - dijo el pelinegro bastante intimidado por el platillo.
A Junmyeon le dejaron un six pack de latas de refresco de fresa que tanto le gustaba a él.
- Unas treinta y siete fechas festivas más y terminaremos de pagarte las tareas que hiciste por nosotros - le sonrió el de orejas prominentes.
- Iré a tachar de la lista este cargamento - le devolvió el gesto.
Solo estuvieron a solas unos cinco minutos luego de que la pareja se marchara, eran cerca de la ocho de la noche, porque Chanyeol y Baekhyun se quedaron más tiempo después del disque almuerzo, cuando llegaron Minseok y Jongdae, atrasados con la cena por el tráfico.
Ellos trajeron pavo cocinado por Minseok, estaba ya cortado y repartido en contenedores de plástico con tapas de distintos colores, cuál ama de casa. Jongdae traía consigo una bolsa de terciopelo rojo que, además de ser obvio, dijo tener regalos.
Comieron tranquilos, compartiendo charlas más tranquilas a comparación con la otra pareja que siempre saltaba de un lado a otro sin razón alguna. Junmyeon le contó entre risas al de rasgos felinos que gracias a él Chorong ya no quería acercarse, él también se carcajeó un poco en pose heroica.
Y hablando de la bruja de Roma.
El celular del dueño del apartamento sonó desde su bolsillo, para cuando se fijó de quién se trataba palideció y tal vez hasta se le había salido el alma del cuerpo unos segundos. ¿Y si fue su culpa el mencionarla? Seguro la había invocado accidentalmente.
- Déjamelo a mí - dijo Jongdae tomando el aparato.
Antes de descolgar la llamada se aclaró la garganta, sonriendo de oreja a oreja.
- ¡Querida! ¿Y esa sorpresa de llamar para arruinar la víspera de Navidad? - habló con un tono demasiado animado.
Se rio a carcajadas ante las miradas expectantes de los restantes.
- Colgó.- informó devolviendo el móvil.
- Minseok, debes entregarte a Jongdae esta noche con un lazo incluido - le ordenó su mejor amigo.
- ¡Yixing! - gritó avergonzado.
Procedieron a la entrega de regalos, donde Minseok le regaló al chino otro vaso multicolor con una pajilla en espiral como el año pasado, a él le encantaban. Jongdae le regaló un ejemplar de "El gato negro y otros cuentos de horror" de Edgar Allan Poe al castaño, y aunque este se hubiese comprado a sí mismo hace dos años una de las primeras versiones en inglés le agradeció de corazón el gesto. Yixing no pudo regalarle nada al de párpado simple por el dinero que no tenía gracias al trabajo del que carecía, pero como siempre, el mayor le respondió con un tú solo no olvides visitarme una vez al mes, con eso me basta.
Finalmente se retiraron casi a las once, luego de haber brindado con unas copas de vino y deseando que ambos pasaran bien las fiestas. Minseok y Jongdae cruzaban los dedos deseando una reconciliación completa.
Cuando faltaban unos diez minutos para la media noche Yixing no pudo aguantarlo más, la Navidad era parte de sus celebraciones favoritas, incluso cuando no creía en ninguna religión el sentimiento de compartir se le contagiaba a cualquiera. Si bien no había tenido dinero para comprarle algo material a Junmyeon se había esforzado en un hacerle un detalle semanas atrás, solo esperaba que le gustara.
- Junmyeon-sumbae - llamó su atención mientras este jugaba con Pelusa.
- ¿Qué sucede, Yixing?
El castaño se incorporó, levantándose del suelo sucediéndose algunas pelusas del pantalón.
- A-Aquí tienes.
Le extendió una caja de tamaño considerable forrada con papel de regalo que tenía detalles navideños como lo eran los copos de nieve. Tragó saliva intentando regular su respiración.
- ¿Y esto? - preguntó confundido.
- E-Es tu regalo, Junmyeon-sumbae - le explicó.
El mencionado, bastante sorprendido, fue al mueble a sentarse para colocar el regalo sobre sus piernas. Retiró la tapa con cuidado, por si las dudas.
Abrió más los ojos por la impresión. El corazón se le tornó cálido en ese momento a pesar de la baja temperatura.
- Realmente espero que te quede, tuve que hacer las medidas con tu ropa pero, pero igual a veces me equivoco - habló rápido y nervioso.
Junmyeon extrajo un suéter de lana color negro que parecía ser de su talla. A los costados una bufanda del mismo color y unos guantes descansaban doblados.
- Los tejí yo, Junmyeon-sumbae - susurró esperando alguna reacción.
No, no se iba a burlar, ¿por qué lo haría? Se sentía demasiado feliz como para arruinarlo con una mala broma.
- Gracias, Yixing.
Le sonrió y el menor pudo jurar que ese gesto no lo había visto antes. Una sonrisa cálida, sin ironías de por medio, sin amarguras y sin resentimientos. Esa sonrisa lo había enamorado desde el segundo en que la apreció, esa misma que terminó en una risa en forma de suspiro.
- En serio, gracias.
Le tomó la mejilla luego de dejar su regalo a un lado, atrayendo al pelinegro para besarlo, para obtener el contacto de los labios ajenos que tanto disfrutaba. Él enrojeció, cerrando sus ojos y dejando temblar sus manos en su regazo.
- Te toca abrir mi regalo - habló sobre sus labios.
- ¿Mh?
Se separó de él y caminó hasta su estudio, trayendo consigo un sobre blanco con un sello en la parte posterior que no logró distinguir.
- Yo, bueno - intentó hablar -, creo que ni siquiera se me ocurre un ingenioso discurso antes de dártelo - se rascó la nuca nervioso.
Le extendió el sobre, tenía el corazón en la garganta y los dedos le sudaban, ¿cómo es que el mayor había llegado a ese punto? Ni siquiera él lograba comprenderlo.
Yixing tomó la carta, abriéndola con algo de ansiedad.
Junmyeon se merecía una colección completa a su nombre de Unicorn's.
Los sentimientos se le acumularon en los ojos, escaparon en forma de lágrimas mientras leía lo que en esa hoja se había redactado. Ya había vivido una escena parecida en su cumpleaños, ¿por qué el castaño daba ese tipo de regalos? Venían en papel pero lograban hacerlo romper en llanto.
- J-Junmyeon-sumbae, ¿t-tú?---
Dejó la carta sobre sus muslos, cubriéndose el rostro y llorando con fuerza.
- Yo no quería que lloraras así, Yixing - habló preocupado.
Se levantó rápidamente, agachándose frente al chino. Le apartó las manos del rostro y acomodó los mechones ajenos, limpiándose las lágrimas con delicadeza. Observó cómo el contrario hipeaba, no tuvo tiempo de decir algo ya que él se apresuró en abrazarlo y humedecer un poco su playera.
Yixing estaba muy abrumado con el contenido de esa carta, que en pocas palabras decía que ya no tenía deudas en la universidad a la que asistió y que además le permitirían rendir el último examen que no pudo pagar para así tener su título profesional.
- El decano dijo que podrías rendir el examen en enero, me dio los números de varios profesores por si querías contactarlos para reforzar antes de tener la prueba - informó mientras frotaba su cabeza.
Soltó el agarre que tenía en el torso del mayor, limpiándose las mejillas con el dorso de sus manos. Sonrió.
- ¿Por qué quisiera alguien asesinarte? - se rio mientras sorbía un poco su nariz - Te estoy demasiado agradecido, Junmyeon-sumbae.
Se levantó y lo abrazó, le susurró muchos gracias mientras se aferraba a su cuello, soltó unas pocas lágrimas antes de que el mayor lo besara, le desordenara más el pulso e hiciera sus mejillas enrojecer.
La medianoche llegó y con ello la Navidad, que fue anunciada por fuegos artificiales. Pero a Junmyeon y Yixing no les importó perdérselos, ellos tenían los suyos.
El pelinegro jadeó bajito mientras se separaba del mayor, retirándole la playera con las muñecas temblando a la par que el coreano le desabotonaba la camisa celeste.
Junmyeon le tomó la cintura mientras lo volvía a besar, acomodando mejor el cuerpo ajeno bajo el suyo, permitiendo una mejor comodidad para ambos. El chino jugó con los mechones castaños que tenía el contrario, tal como lo había hecho antes con regularidad.
Cuando los labios del mayor le recorrieron el cuello tembló, dejó escapar gemidos por lo bajo mientras entrecerraba los ojos. Dejó que le quitara el pantalón con algo de dificultad y ayudó al contrario. El primer roce de sus pieles desnudas les causó una pequeña corriente de electricidad, una que los impulsaba a seguir adelante.
Le mordió los botones, causando que Yixing gimiera con un poco más de fuerza y la respiración se le entrecortara. El mayor había extrañado como nunca esa piel blanquecina, ese lienzo en blanco que pintaba con pequeños tonos rojos al paso de sus dientes.
Un mes sin esos sonidos obscenos que salían de los labios del pelinegro, sin los gruñidos del coreano cuando Yixing rozaba por accidente la erección que él había provocado.
Fue muy vergonzoso cuando el chino ya no tuvo ropa interior, pues el contrario notó que su miembro ya tenía el líquido pre-seminal cubriéndolo un poco.
- No te avergüences, Yixing - se rio pero no burlándose.
Le apartó las manos del rostro y le dejó un pequeño beso en la mejilla, sonriéndole.
Frotó un poco su miembro, recibiendo jadeos combinados con gemidos que intentaba ahogar. Con los dedos ya humedecidos pudo empezar a dilatar al chino, iniciando con uno al conocer la delicadeza del cuerpo ajeno, sobre todo por el tiempo transcurrido sin ese tipo de rutina.
- A-Ah... - gimió abrazándose al cuerpo del mayor, dejando ingresar el tercer dedo con lentitud.
Por frente le caían los mechones negros, cosa que con el coreano era igual.
Mordió su labio inferior mientras movía sus falanges dentro del menor, consiguiendo gemidos a cambio.
- Jun-Junmyeon-sumbae, ya puedes entrar - le dijo al oído, porque de haberlo hecho de frente habría enrojecido.
El castaño acató y alineó su miembro en la entrada del chino, introduciéndose con cuidado y murmurando algunos respira o tranquilo cuando Yixing frunció el ceño por el dolor que si bien no era mucho igual estaba presente.
- ¿Todo bien, Yixing? - preguntó mientras le acariciaba las mejillas.
- S-Sí, Junmyeon-sumbae - respondió dejando un beso en su nariz.
Luego de esperar lo suficiente entre pequeños besos y sonrisas empezó a moverse, los primeros jadeos del pelinegro inundaron la habitación, provocando más a su acompañante.
- Junmyeon-sumbae - gimió mordiendo sus labios luego.
- Ngh, Yixing - gruñó.
Aumentó la fuerza de sus embestidas, haciendo al pelinegro arquear su espalda. Ya podía apreciar las perladas gotas de sudor bajar por su frente.
Tomó las piernas ajenas, levantándolas hasta poder colocarlas en sus hombros.
- Esto es muy vergonzoso - indicó con la respiración entrecortada y con el rostro totalmente rojo.
- Lo sé, Yixing - le sonrió lascivo.
Siguió con las estocadas directo al punto dulce del menor, haciéndolo gemir su nombre y estremecerse mientras arrugaba las sábanas, pues las colchas ya estaban casi en el suelo.
- ¡Junmyeon-sumbae! - gimió arqueando por última vez la espalda.
- Yixing - le mordió la oreja sin lastimarlo.
Junmyeon terminó dentro de su esposo, llenando su interior con su semen. Yixing se corrió con un último jadeo, cerrando los ojos al dejarse llevar por las sensaciones.
Ambos se sonrieron un poco agotados.
Para la mañana siguiente Asfalto despertó con los rayos del sol sobre su perfecto pelaje plomo, despertándolo. Había dormido en la alfombra frente a los ventanales del pequeño balcón del apartamento ya que la cama había estado ocupada.
Junmyeon despertó con el menor durmiendo junto a él, sus hombros desnudos se exhibían de maravilla mientras se acurrucaba en su pecho también carente de ropa.
- Hey, Yixing - le pellizcó una mejilla.
- ¿Mh?
- Voy a bañarme, sigue durmiendo - le dejó un beso en la frente.
- Sí, claro - asintió con los ojos cerrados -. Me traes un poco también.
Se rio con ligereza mientras quitaba las colchas y salía en dirección al baño. Varios minutos después volvió con una toalla envolviendo la parte inferior de su cuerpo, encontrándose con el menor que ya se había levantado con un poco, bastante, de incomodidad.
- Te dejé la tina lista - le indicó en cuanto lo tuvo de frente.
- Gracias, Junmyeon-sumbae - le sonrió acomodando mejor la bata que llevaba.
Fueron unos veinte minutos para asearse y relajar sus músculos, sobre todo por la actividad de la noche anterior. Volvió a la habitación que ya estaba ordenada y se cambió, yendo a la cocina, de dónde provenía algo de ruido.
Allí encontró al mayor preparando algo de té y colocando algunos platos en la isla. Sonrió notando que el coreano llevaba el suéter que él le había tejido.
- Me alegra que te haya quedado - indicó mientras colocaba sus manos dentro del enorme bolsillo que tenía su sudadera.
- A mí igual.
Intentó atraerlo tomando su cadera pero el menor soltó un pequeño quejido. Le dolía un poco.
- Lo siento, Yixing - dijo apartando sus manos.
- Estoy bien - respondió negando con la cabeza y sonriéndole.
Le dejó un pequeño beso sobre los labios, muy feliz por aquella Navidad.
[***]
Lamento mucho no haber podido subir este episodio, que ya tenía listo, ayer. Tuve un inconveniente con la aplicación que mi hermana me recomendó -que terminó siendo un verdadero desastre-, pero ella intentó ayudarme y aprecio mucho eso.
Gracias, Baozi173 y lo siento por gritarte ;n; -ti amu-.
El capítulo de hoy va dedicado a la linda AyamePop que está estudiante mucho y también trabaja mucho, ¡creíste que nunca te dedicaría nada! Ya estabas en la linda, queridah~ <trez
Me voy corriendo a terminar de escribir el otro capítulo y en cuanto lo haga lo subo, ¡no se vayan a dormir aún! Mi twitter está lleno de sukulentoz spoilers ligeros 6v6
Lxs amo, ¡estamos en #254 den Fanfic! Me hacen muy feliz ;u;
Anuncio serio en la siguiente actualización.
Atte. Misaki116
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