Extra #3: Anillos
Junmyeon dejó de tirar de su maleta con ruedas, dejándola a un lado mientras cerraba la puerta. Cargó a su mascota, que había estado en una pequeña jaula durante el vuelo de regreso, para llevarlo al dormitorio junto a su equipaje.
- Llegamos, Pelusa – habló el chino sacándolo de su jaula y cargándolo.
En cuanto lo elevó para tener una mejor vista del minino notó el pequeño brillo en su dedo anular; el anillo de compromiso que llevaba desde hace unos días.
- ¡Junmyeon-sumbae!
El nombrado llegó casi corriendo con el gesto asustado gracias al grito que el contrario había dado.
- ¿Qué sucede? – preguntó preocupado.
- Mira.
Con una sonrisa bastante dulce le mostró su mano izquierda, esa en la que su sortija de compromiso saltaba a la vista por la joya que poseía.
- Estoy comprometido desde hace dos días – esta vez sonrió embobado.
El coreano se rio aliviado, suspirando y mostrando una pequeña sonrisa frente a las ocurrencias de su ahora prometido.
- ¿Quién es el afortunado? – tomó la mano frente a él.
- El aprendiz del diablo – bromeó.
Empujó con ligereza su cabeza riendo un poco antes de tomarlo por la cintura y dejarle un casto beso sobre los labios. Diablos, amaba a Yixing.
Y el momento pudo haber quedado ahí, con pequeños besos antes de desempacar la ropa que habían llevado para el viaje a la isla Jeju que hacía la compañía del mayor, pero el celular del pelinegro sonó desde su bolsillo interrumpiendo el momento.
- ¿Hola? – respondió aún con los brazos de su novio rodeándolo.
- ¡MISERABLE! ¡PUDISTE MANDAR MÁS QUE UN AUDIO!
Ese era un Minseok histérico al otro lado de la línea. Tenemos que retroceder al día de la propuesta, luego de volver de la nieve y estar acurrucado un poco de tiempo con su prometido le había enviado una nota de voz a su mejor amigo muy emocionado por lo recientemente acontecido. Quiso llamarlo pero las conferencias del castaño ya estaban empezando y le había prometido acompañarlo.
Durante la charla para los inversionistas uno de los jóvenes con un carnet de prensa levantó su mano y cuando la palabra se le fue cedida dijo emocionado un no quiero ser imprudente, pero ¿acaso ese es un anillo de compromiso? Yixing se puso rojísimo cuando señalaron la joya en su dedo anular, los flashes de las cámaras empezaron a atacarlo y las preguntas en la sala no se hicieron esperar.
Junmyeon con suma tranquilidad lo confirmó porque Zhang Yixing es la persona que amo y con la que espero pasar el resto de mi vida, incluso cuando antes tuvimos problemas y nuestra relación tenía un futuro incierto ahora afirmo con total seguridad que pronto él será un Kim, de cualquier modo ya me dio el sí.
Los virotes no se hicieron esperar junto a varios aplausos. Las orejas el chino le quemaban y se sentía un tanto cohibido pero a la vez extrañamente alegre. Su prometido no tardó en volver a direccionar la rueda de prensa a los asuntos de la compañía, apartando su vida personal.
Fue esto lo que más le indignó al de mejillas abultadas, si bien Junmyeon ya le había pedido permiso para casarse con su mejor amigo igual había estado aguardando a los detalles de este. Cuando recibió el audio no quiso desesperarse, seguro que estaría muy emocionado o como se trataba de un viaje de negocios seguro ni tendría tiempo, pero entrar a Twitter y ver esa noticia en el inicio había sido demasiado, incluso le escupió el té a Jongdae, quien con un tomaré eso como un "también te amo, cariño" se limpió el rostro.
- Lo siento, Seok, ni siquiera estaba previsto que notaran el anillo – se disculpó.
- Bueno, empieza a contarme todo, ¡ahora! – habló efusivo.
Se demoró varios minutos pero le contó todo a detalle, incluso que dejó a los mininos un buen rato temblando sobre la nieve por la emoción. Le explicó a detalle el pulso acelerado que había tenido, describió lo nervioso y aterrado que se veía el mayor al saber que podría recibir una negativa ese mismo que ahora hablaba por teléfono con Chanyeol y Baekhyun para contarles la misma historia pero resaltando que Yixing lloró cual niño mientras terminaba su propuesta.
Aprovecharon que estaban contando la historia otra vez que llamaron a todas las personas cercanas que merecían enterarse de la historia. El castaño llamó emocionado a Zhoumi, quien reafirmó su anterior posición; Yixing nunca le negaría nada.
El menor llamó a sus padres para darles la noticia, de todos modos ellos no tenían cuenta en ninguna red social, sin embargo cuando su progenitora fingió sorpresa supo que algo estaba mal ahí. Su mamá admitió apenada que ya sabía, que tu prometido me lo dijo hace unas semanas, ¡tuve que ocultártelo! No me culpes, mi amor, debía ser una sorpresa. Su papá también agregó sus disculpas, pero que como hombre de honor no pude faltar a mi palabra.
- ¡No me dejas contar nada! – le dijo en cuanto colgó, golpeando su hombro con las mejillas rosadas.
- Igual tu mamá quería escuchar tu versión de la historia – le sonrió.
Esa noche Asfalto y Pelusa fueron a dormir a la sala, los largos besos que sus dueños se daban eran bastante sugerentes. Ellos terminarían entre las sábanas, con las respiraciones agitadas y esos deseos incontrolables de saciarse con los labios del restante.
- Sabes, creo que me está viendo.
- ¿Qué cosa?
- El anillo.
Yixing estiró sus dedos y observó la joya en su dedo anular, ladeando la cabeza y girando la muñeca un poco.
- Antes no lo había notado, pero creo que se me queda viendo – ambos rieron.
El pelinegro apoyó su mentón en el hombro derecho ajeno, sonriendo con ligereza mientras disfrutaba del agua tibia que llenaba la tina y hasta parecía expulsar algo de vapor.
Yixing apoyó su espalda al juntarla con el pecho ajeno.
- Deberíamos bañarnos, ¿no crees? – susurró entrecerrando los ojos.
- Podríamos quedarnos aquí un rato – respiró tranquilo.
- ¿Me estás insinuando algo? – habló con un tono sugerente.
- No eso, Junmyeon-sumbae.
El menor se ruborizó con ligereza, acomodándose mejor sobre el cuerpo ajeno, buscando una posición en la que pudiese quedarse quieto un rato.
- Si no quieres eso al menos deberías evitar sentarte sobre mi...
- ¡L-Lo siento, J-Junmyeon-sumbae!
Se levantó con rapidez, haciendo el agua sonar por el movimiento brusco. El mayor sonrió entre avergonzado y enternecido por la actitud del contrario.
- Pensé que era tu pierna – admitió en un susurro.
- ¿Me debería sentir halagado? – enarcó una ceja riendo.
- ¡Ya cállate, Junmyeon-sumbae! – exclamó con el rostro completamente rojo y echándole un poco de agua.
El nombrado se incorporó hasta dejar parte de su abdomen por fuera del agua, irguiéndose y observando al contrario en silencio.
- No vendría mal que la segunda vez con mi prometido sea en el baño – dijo mordiéndose el labio inferior.
- Pero debemos bañarnos – indicó mientras el coreano le tomaba apenas los dedos y lo acercaba.
- Aún queda la ducha – le mordió el lóbulo de la oreja -, además no escuché un no.
『♡』
- ¡Junmyeon-sumbae! – gritó desde la cocina.
El nombrado tardó unos segundos en llegar acompañado del gato plomo que ronroneando movía su cola de un lado a otro.
- ¿Qué sucede? – preguntó guardando su celular luego de enviar un mensaje de texto.
- Quería consultarte varias cosas acerca de la boda – indicó jugando con sus dedos y deteniendo cualquier búsqueda en su laptop.
- ¿Cómo qué? – fue acercándose a la isla del lugar.
- Más que nada el presupuesto, - explicó retomando su posición- debemos buscar un lugar lindo, las flores, el fotógrafo y el banquete.
A medida que el menor mencionada detalladamente lo que requerían para la recepción, la ceremonia y luego la fiesta posterior Junmyeon no pudo evitar esa sonrisa asomándose por la comisura de sus labios, no pudo retener esa sensación de enamorarse más de su prometido cuando este le entrega varios documentos impresos de locales y algunas páginas web.
- ¿No quieres que contratemos un asistente de bodas? Será menos estrés – indicó mientras leía las letras impresas en el papel.
- Pero es algo por lo que quiero pasar – explicó sin titubear - ...sí, podemos contratar a alguien para asesorarnos, pero... yo... quiero planearlo – murmuró avergonzado.
Con una sonrisa tierna le dejó un beso en la frente, pellizcando la mejilla ajena.
- Y, y, y yo quiero que me ayudes, incluso si no tienes tiempo, yo, yo...
- Está bien, Yixing – rio con suavidad -, veamos lo que podemos tener fijo.
Sus ojos prácticamente brillaron cuando escuchó eso, se apresuró a mostrarle las opciones de banquete y flores, cualquier cosa general que no fuese el lugar.
- Acerca de eso, ¿cómo serían los trámites para nuestro matrimonio? – preguntó frunciendo los labios.
- Hablé de eso con Mi, olvidé comentarte – se rascó la nuca -, obligatoriamente tendríamos que hacer el papeleo en el extranjero, al menos si queremos ser esposo legalmente – explicó -. Me mandó una lista de los países que podemos escoger, solo se trata de seleccionar el que más nos guste.
Fueron varios días deliberándolo, al ser el extranjero el pelinegro buscaba la opción menos ostentosa para sus invitados que no podrían costear un pasaje de avión tan elevado, pero la tarjeta de Junmyeon fue la que se encargó de desvanecer este obstáculo en segundos.
Escogieron Canadá, tal como Mi y Henry, les pareció la mejor opción, además que el coreano tenía varios contactos allí por sus múltiples visitas por trabajo, no sería tan ajeno.
- ¿Y cuánto necesitaremos para realizar la boda? – preguntó hojeando los papeles – Todo depende de nuestro presupuesto, yo puedo adaptarlo.
- Dime cuánto necesitas – indicó mientras tecleaba en su computadora.
- Depende de la opción que escojamos – dijo con suma tranquilidad.
- Entonces con los mayores gastos, ¿cuánto se necesitaría?
El chino revisó algunas de sus hojas, haciendo notas mentales mientras buscaba la más adecuada.
- Pero primero debemos evaluar nuestros sueldos, ¿no lo crees?
Junmyeon le sonrió.
- Puedo encargarme de pagar la mayoría, no quiero quitarte el derecho de aportar, sin embargo puedo correr con los gastos necesarios – explicó mientras empujaba el puente de sus lentes.
- N-No es necesario, podemos pagarlo en cantidades iguales – tragó saliva.
El castaño aprovechó que estaba despistado para tomar las hojas que sostenía con sus manos, revisando las cotizaciones que había hecho. No tardó en tomar un lapicero de su mesa y hacer algunas anotaciones aquí y allá.
- Toma – le extendió los papeles.
Yixing no tardó en leer los cambios y abrir los ojos como platos a pesar de tenerlos rasgados por genética.
- P-Pero, J-Junmyeon-sumbae, eso es el doble del presupuesto máximo – se relamió los labios intimidado de alguna extraña manera.
- No importa, haremos de ese día algo especial.
- Pero, Junmyeon-sumbae---
- Solo déjame hacer un gesto romántico como en los dramas de televisión – rodó los ojos tomándole las manos y dejando un par de besos para calmarlo.
- Lo siento, Junmyeon-sumbae – susurró avergonzado -, igual tendré que compensarlo de alguna manera.
Volvió a poner los ojos en blanco mientras acercaba más la silla giratoria ajena a la suya.
- No se trata de eso – le besó los labios momentáneamente.
Asintió con la cabeza y las mejillas algo tibias.
- Aunque ahora que lo mencionas, tal vez sí puedas pagarme de alguna manera.
Lo atrajo con cuidado, convenciéndolo en silencio de acercarse clavando sus ojos en los ajenos, esos que parecían ser tan oscuros cuando en realidad eran cafés y cálidos.
Se relamió los labios antes de tocar los contrarios, empezando con un roce lento y suave que los hacía sonreír con ligereza y seguir. Yixing se fue acomodando en el regazo de su prometido, dejando sus antebrazos descansar sobre los hombros ajenos mientras que enrollaba algunos de los mechones de la nuca ajena con sus dedos, cerrando los ojos e inclinando su cabeza a un lado dejándose llevar por el ritmo impuesto por el mayor logrando esto sin chocarse con los anteojos que llevaba el contrario.
Junmyeon le mordió el labio inferior cuando sus cuerpos ya estuvieron más pegados que antes, sacándole un par de risas nerviosas a su novio. Coló sus yemas por dentro de la playera ajena para acariciar la línea de su cintura.
- ¿En cuántas cuotas deberé pagarte, Junmyeon-sumbae? – susurró sonriendo y acariciándole las mejillas.
- Lo decidiré yo – le devolvió el gesto.
- ¿No crees que el deudor debería hacerlo? – enarcó una ceja.
- Mh, no.
Puso los pies firmes en el suelo, tomando los muslos ajenos y cargando el cuerpo del chino hasta colocar la espalda de este contra la pared permitiendo que se recargara ahí a medida que aumentaba la intensidad del contacto. El beso se tornó más rápido, más necesitado y hasta un poco salvaje al agitarles la respiración.
Sus cuerpos chocando solo ayudaban a crear el ambiente, que la ropa empezara a sobrar y que algo comenzara a crecer en sus entrepiernas. Eran cual imanes, imposible resistirse al otro sobre todo con lo felices que se hallaban por su futura alianza, estaban emocionados y ansiosos.
- A-Ah – presionó los labios tirando del cabello ajeno evitando hacerlo con fuerza.
- Mh – respiró pesado a medida que se introducía en el pelinegro.
Hundió su rostro el cuello del coreano, temblando por la intromisión y sosteniéndose mejor con ayuda de sus piernas y brazos.
- Debiste pensarlo mejor cuando escogiste los presupuestos – dijo con la voz ronca esperando a que se acostumbrara.
- N-No me arrepiento de nada – se rio con ligereza cuando apoyó su cabeza en la pared.
Dio el primer golpe al interior ajeno haciéndolo estremecer, provocando que gimiera bajito y hasta se les enredaran las palabras.
- Debí haber pensado en esto antes – le mordió la oreja moviéndose con un ritmo marcado.
- I-Idiota – se sostuvo del cuello ajeno.
Pasó sus dedos por la extensión del chino, apenas rozándola.
- ¿Cómo dijiste? – le besó el cuello deteniéndose -. No seas irrespetuoso.
- L-Lo siento, Junmyeon-sumbae – balbuceó.
- Mejor.
Siguió con las embestidas fuertes, veloces y precisas, haciendo que el menor se deshiciera en sus brazos, que sus mejillas se tiñeran de rojo y que un par de gotas de sudor bajaran por sus sienes.
- Ngh – jadeó.
- J-Junmyeon-sumbae – gimió -, p-por favor, n-no puedo más.
Y dentro del estudio del nombrado, que ya había sido testigo de eventos así antes, Yixing se corrió en la mano de su futuro esposo junto a este. Con respiraciones agitadas se regalaron miradas cómplices y bastante divertidas.
- ¿Esto es un adelanto de la luna de miel?
- Eres un idiota, Junmyeon-sumbae.
- ¿Fue por los lentes?
- Cállate, Junmyeon-sumbae.
- Fueron los lentes, ¿cierto?
- ¡Junmyeon-sumbae!
『♡』
Eran cerca de las doce de la noche cuando Yixing revisaba su correo por última vez en el día para poder irse a dormir con el coreano, estaba preparándose un té para tomar antes de caer rendido al sueño.
- ¿Sucede algo?
Se extrañó cuando vio el gesto tal vez temeroso del contrario, era una extraña mezcla que no podía descifrar y que no había visto desde hace un tiempo, ¿qué lo habría provocado? Debía recordarlo de alguna fecha.
- Recibí un correo de YiFan.
Oh, se trataba de eso.
Tragó saliva con un ligero nerviosismo, dejando su infusión en una de las mesas de noche y acercándose a la laptop del pelinegro.
- ¿Qué dice? – preguntó sentándose a un lado.
- Quiere el dinero que le debo, dice que ya tuve mucho tiempo para reunirlo.
Frunció el ceño procurando respirar.
- ¿Es un chiste? Intentamos comunicarnos con él desde hace meses y no hace más que evadir nuestras llamadas – escupió.
- ¿Por qué aparece ahora? – suspiró.
- Y tan cerca de la boda.
Junmyeon no lo pudo evitar, tener esa desconfianza alrededor de cualquier cosa que incluyera a Wu YiFan. Ese sujeto es una completa basura y hubiese deseado no tener que saber nada de su existencia, pero su pareja tenía una deuda con él así que durante esos años tuvo que estar pendiente de él y alguna remota respuesta a sus citaciones para arreglar el asunto del dinero prestado.
- No creo que...
Y Yixing tampoco puede decir algo bueno a su favor; no puede ni quiere.
- Solo es un capítulo por cerrar – indicó el castaño tratando de calmarse -, de cualquier modo era algo que debíamos concluir antes de casarnos, ¿cierto?
No lo dijo amenazante o condicionando su compromiso de algún modo, habló con suavidad e incluso algo temeroso, solo deseaba que su prometido cerrara esos malos momentos para darle paso a mejores que compartiese con él.
- Aquí me dice que lo vea en una cafetería, que de ser posible solo pactemos cómo le haré la transacción – indicó leyendo las palabras redactadas.
- ¿Quieres que te acompañe?
Pudo decirle un es algo que debo lidiar solo con él, sin embargo prefirió asentir con la cabeza repetidas veces. Ese hombre iba a ser su futuro esposo y lo necesitaba a su lado.
Entonces fue a su lado esa mañana, el cielo parecía estar gris, aunque tal vez solo era porque sus ánimos estaban bastante fastidiados.
Dentro del local el chico de ascendencia china y cabellos rubios esperaba con un café entre sus manos, observando sereno el celular que había dejado a un lado de la taza. Yixing dio un respiro antes de acercarse a su expareja y dar la primera palabra.
- Hola, YiFan – saludó.
- Buenos días, Yixing – devolvió el gesto.
Se levantó para estrechar su mano, subió la ceja derecha en cuanto notó la presencia del coreano.
- Oh, Junmyeon, estás aquí – sonrió neutralmente -, no pensé que te vería hoy.
- No necesito tus comentarios irónicos, YiFan, te pido que los evites.
Habló calmado, no quería estar a la defensiva antes de lo necesario, pero es que su novio empezaba a molestarse por el tono despectivo con el que ese hombre hablaba al arrastrar las palabras.
- Vamos al punto, ¿te parece? – respiró – El dinero que te debo va a ser depositado en tu cuenta bancaria, solo necesito el número de esta.
Asintió con la cabeza, sacando una hojita de su bolsillo.
- Allí está la cantidad que me debes por si la olvidaste – señaló.
Tomó el pedazo de papel y pasó sus ojos por encima de los números.
- Es más de lo que me prestaste – frunció el ceño.
- Existen los intereses, creo que tu esposo puede explicarte, Yixing – soltó una pequeña risa.
No iba a explotar, no se lo permitiría.
- Fue un préstamo personal, YiFan, ustedes nunca impusieron algún monto adicional por el tiempo retrasado – explicó el castaño -. Eres libre de decir la verdad, ¿para qué necesitas el dinero?
Quizás Junmyeon sí lo haría.
- A diferencia de ti - observó al pelinegro – voy a volver a China y no me amarraré a una mentira que me dé de comer.
- Si al menos hablaras con razón te respetaría un poco – se cruzó de brazos.
- ¿Qué acaso no lo es?
- Junmyeon y yo vamos a casarnos – atajó.
Abrió los ojos sorprendido asintiendo con la cabeza y frunciendo los labios con ligereza.
- Vaya, qué sorpresa – sonrió -. Felicitaciones, parece que sí te enamoraste de la farsa que montaba, qué inocente, Yixing – señaló al coreano con la cabeza.
- Deja de hablarle así a mi prometido, no te lo voy a pedir dos veces.
Estaba a nada de pasar al daño físico, YiFan no debía ser alguien entrenado de alguna manera física, quizás un golpe en la quijada lo dejara en silencio durante unos minutos.
- Sigues sin responder mi pregunta, ¿tanto te avergüenza?
- No te incumbe mi vida privada, pero si tanto deseas saberlo – se encogió de hombros -. Voy a mudarme con mi pareja a China y claro, algo de dinero extra no nos hace mal.
Definitivamente el menor no tenía sentimientos por el que hablaba, solo que ese amargor en la garganta no se le quitaría nunca, sobre todo cuando se enterara que a su ex le iba bien hasta en los asuntos personales.
Por supuesto, YiFan no había atendido a las llamadas de su ex teniendo una actual pareja, no necesitaba seguir pendiente a ese chico del que ya no estaba encaprichado porque tenía uno mejor consigo.
- Yo tengo algo real y estable – dijo retándolos -, algo que no creo que puedas lograr, Yixing.
El castaño estuvo a punto de escupirle ahora sin modales de por medio todo el veneno que podía, tenía tantas frases armadas en su cabeza desde que estuvieron en el taxi que ya no lograba mantenerlas dentro. Sin embargo fue el pelinegro quien habló.
- Nunca me vas a escuchar desearle el mal al chico con el que sales, nunca. ¿Y sabes por qué? Porque yo no guardo ese deseo primitivo y enfermizo de venganza como tú – tragó saliva -. Pudimos no ser el uno para el otro en nuestro tiempo, pude haber estado detrás de ti hasta el punto de tener faltas conmigo mismo, pero crecí como persona – soltó un bufido -. Claro, tuve que pasar por la mala experiencia que representas, pero lo logré.
Se relamió los labios, sus piernas estaban tensas pero las rodillas le temblaban un poco.
- Amo a Junmyeon y él a mí, así que no necesito de tus palabras agrias – sentenció -. Recibirás el dinero que quieras de mí, tal vez eso te haga feliz, porque te aseguro que ni siquiera consumiendo a ese pobre chico estarás satisfecho. Siempre deseas llevártelo todo hasta que te aburres; nunca cambiarás.
Con tranquilidad se dio la vuelta y junto a su prometido salió de allí, el más alto ni siquiera chistó.
Una vez afuera y en la parada de los autos su respiración comenzó a fallar, sus muñecas temblaban y los ojos ya se le habían aguado.
- ¿L-Lo hice bien, J-Junmyeon-sumbae?
- Lo hiciste perfecto, Yixing.
Tomó el cuerpo del menor entre sus brazos y lo sostuvo antes de que se cayera. Estaba llorando en su hombro gracias a esos sentimientos combinados que casi parecían causarle nauseas.
- Tuve mucho miedo – sollozó.
- Pero lo enfrentaste.
No, Yixing nunca quedaría en paz con YiFan, era imposible. Para ellos no existía ese cierre mágico en que los problemas se van con el viento. El menor nunca esperaría que le fuese bien en la vida, de ser posible querría que un auto lo atropellase y acabara con él, sin embargo tampoco se la pasaba deseándole el mal. Solo no existía un futuro en el que lo viese a la cara, le sonriese porque terminaron siendo buenos amigos luego de enfrentar sus errores e iniciasen una charla cordial, y no estaba mal, solo no eran los indicados para compartir un mismo camino.
- Estoy muy orgulloso de ti – le dijo limpiándole las lágrimas con los guantes negros que el contrario le había tejido.
- Gracias – hipeó sonriendo.
No volvieron a ver a YiFan desde ese entonces, su recuerdo terminó por extinguirse en pequeños apodos como el imbécil de mi ex. Lo último que supieron de él fue que estaba en China trabajando como profesor, que su novio había estudiado negocios internacionales y que con unas adorables ojeras dirigía una pequeña cadena de editoriales.
Cuando Yixing vio una foto de ambos el joven pelinegro de obvia ascendencia China se le hizo familiar, había sido su amigo hace varios años pero a ciencia cierta no recordaba su nombre. Sea quien hubiese sido solo esperaba que le fuese bien.
『♡』
- ¡Ya vámonos, Yixing!
Minseok esperaba al nombrado en la puerta del apartamento con varias maletas junto a él, movió la pierna frenéticamente con los nervios de punta, su vuelo salía a la medianoche y ya eran cuarto para las nueve.
- ¡Lo siento! ¡Lo siento!
Corrió hasta la entrada con la jaula de Pelusa a quien tenía en el otro brazo.
- Mi bebé se había escondido – dijo depositando un beso en la cabeza del minino.
- Pero no me fui a ningún lado.
El chino rodó los ojos riendo ante las ocurrencias de su prometido, dejó también un beso en la mejilla de él.
- Vámonos – repitió señalando con la cabeza la salida.
- ¿De verdad tenemos que irnos? – hizo un puchero.
- Sí, ya compramos el boleto del avión, así que me parece que sí – enarcó una ceja.
Se giró para ver al coreano, dejando la jaula y al gato en el suelo.
- ¿Me llamarás cuando te vayas a dormir? – preguntó con cierta tristeza en los ojos.
- Primero debes hacerlo tú cuando el vuelo llegue, ¿no lo crees?
Le tomó las manos y lo acercó para besarlo, un roce suave pero prolongado para las horas que no se verían.
- ¡Vamos! En veintisiete horas se van a casar, solo les toca aguantar un poquito – los apresuró.
El pelinegro asintió con la cabeza y tomó al gato anaranjado que estuvo a punto de volver a escaparse junto al plomo, no tardó en meterlo en la jaula para llevárselo en el avión.
- Nos vemos en un día, Asfalto.
Le ronroneó y se frotó en sus piernas, parecía querer decir con sus ojos algo así como no tardes mucho, así que le frotó la cabeza hasta la cola para calmarlo un poco.
- Te ayudo a bajar las maletas – indicó el coreano.
Y aunque cerró la puerta por su tras el minino de mayor edad logró salir y caminó tranquilo al lado de su dueño original, siguiendo su paso hasta el ascensor donde los tres recién se percataron de su presencia.
Ya no había tiempo para volver a dejarlo, así que confiaron en que no se iría, de cualquier modo Asfalto era un gato doméstico y bastante acostumbrado a sus lujos diarios como para que se le cruzase la idea de irse en busca de aventuras fuera del condominio.
- ¡Apúrense!
Baekhyun gritaba desde su auto rojo, casi rosado, para que caminasen más rápido. Él también los iba a acompañar, como mejor amigo de Junmyeon se había convertido con el tiempo en uno también para su novio, así que no podía faltar a la noche previa con él, Chanyeol y Jongdae que esperaban también en el coche, sin embargo ellos se irían con Junmyeon dentro de unas horas.
Cargaron el equipaje en la maletera sumándolo al de los dos restantes, llevando las de mano y a los gatos al frente. El de apariencia de cachorro condujo hasta el aeropuerto, no había mucho tráfico por la hora.
Luego de hacer los trámites respectivos y tener las maletas grandes en la bodega del avión ya estaban frente a la puerta para presentar pasaportes y pasar por los detectores de metal, a partir de allí no podía pasar nadie que careciera de un boleto de avión para ese vuelo.
- Minseok sabe cuál es el hotel y Baekhyun tiene todos los papeles, no puede pasar nada.
Junmyeon estaba preocupado, no quería dejar ir a su prometido.
- Tampoco olvides que dejé tu pasaporte en el segundo cajón del estudio, ¿sí? Y las mantas para Asfalto y para ti están en mi cajón, no las olvides.
- Miau.
- Sí, tú tampoco lo olvides.
Les dio un beso a ambos, sonriendo entre nervioso y efusivo.
- Nos vemos en 27 horas, Junmyeon-sumbae – suspiró con la felicidad plasmada en sus labios.
- Nos vemos en 27 horas, mi chino hecho en China – le robó un último beso.
『♡』
Junmyeon tenía los nervios de punta; había tenido que asegurarse de la correcta llegada de los invitados pertenecientes a la familia Zhang a Canadá, que el traductor los guiara hasta el hotel y que registrara su llegada. Lo habría hecho por sí mismo pero habían asuntos que requerían de su presencia como la revisión del local, las flores, blanquete y fotógrafos era un área de la que Yixing estaba encargado.
En realidad ambos tenían los nervios hechos trizas, no podían evitar caminar de un lado a otro en su habitación incluso cuando compartían un par de mensajes entre horas. Todo fue peor cuando ya empezaban a alistarlos para llevarlos al altar, término que no era literal ya que se casarían por civil.
- Necesito ver a Yixing.
Se levantó apartando con cuidado a la señorita que le arreglaba el cabello luego de que ya llevase puesto el traje.
- ¡Hey! ¡Tú no sales de esta habitación!
Chanyeol se abrazó al marco de la puerta, secundando lo que Jongdae había dicho hace unos segundos.
- Yixing me dejó una nota por si querías salir.
El de rasgos felinos sacó un papel de color verde de su bolsillo, aclarándose la garganta para empezar a leerlo en voz alta.
- Junmyeon-sumbae, no puedes ir a verme, ¿recuerdas lo que nos enseñó "How I Met Your Mother"? Es de mala suerte que veas al novio antes de la boda – citó antes de volver a guardar la hojita.
- Supongo que es cierto – suspiró.
- Miau.
- Tienes razón, Asfalto.
Dejó que la estilista siguiese con su trabajo, hasta que dentro de varios minutos estuvieron listos para tomar las limusinas hacia el local elegido para la ceremonia, hasta Asfalto se veía elegante con el cuello de camisa blanco y el corbatín negro a juego que le habían colocado.
Mientras observaba los edificios y toda esa gente ajena a sus rasgos orientales los nervios le enfriaban la punta de los dedos, su respiración se hacía errante y fría, estaba temblando con cada latido acelerado que daba su corazón al bombear sangre por todo su cuerpo.
Fue incluso peor cuando ya estaba parado frente a todos los invitados que sentados esperaban a que el otro novio llegase.
- ¿Y si no viene? – le preguntó angustiado a Chanyeol.
- ¿Qué quieres decir? – preguntó.
- Yo confío en que Yixing me ama, ¿pero y si no viene? ¿Acaso soy lo suficiente para Yixing?
No lo decía con dobles intenciones, él estaba seguro de Yixing y sabía que él no le haría algo parecido. Sin embargo tenía esa duda, ¿acaso sería capaz de darle todo lo que Yixing se merecía? El menor se merecía el universo entero, ¿pero podría entregárselo? Maldición, él lo haría, ¡lo haría!
- Ahí viene.
Y fue cuando el corazón se le detuvo en un suspiro.
Yixing se acercaba luciendo un traje blanco que lucía dos pequeñas margaritas moradas, con una sonrisa nerviosa pero a la vez segura, su hoyuelo se lucía en su mejilla a medida que avanzaba por la estancia acompañado de su papá que le decía en chino un par de tranquilo, todo estará bien.
Llegó hasta el altar, era poco decir que los nervios lo mataban, pero hacía eso por Junmyeon, por lo mucho que lo amaba y por lo mucho que deseaba iniciar una nueva etapa de su vida con él.
- Te ves perfecto, Yixing – susurró sonriendo.
- Tú también, Junmyeon-sumbae – murmuró avergonzado.
El juez dio un paso al frente dando inicio con la ceremonia.
Habló del amor, dio un corto pero excelente repaso a la relación que habían tenido ambos, que ahora estaban reunidos para presenciar la alianza oficial entre ellos. Un traductor repetía las palabras en chino para los Zhang, la mamá de Yixing no había podido contener el llanto cuando se le dio la palabra a él, tampoco Luhan que estaba en la segunda fila de los invitados correspondientes a la izquierda.
- Junmyeon-sumbae, eres lo mejor que me pudo pasar – inició con la voz titubeando por el llanto -. Incluso si varias personas aquí podrían ofenderse afirmo con total seguridad que eres la persona más importante que hay en mi vida; me ayudaste a fortalecerme como persona, limpiaste mis lágrimas cuando los demás no pudieron hacerlo y me protegiste cuando no tenía fuerzas para hacerlo por mí mismo.
Suspiró levantando su cabeza para que las lágrimas no bajaran.
- Hemos pasado por tanto, no fue fácil llegar a este punto y cualquiera que nos conozca puede afirmarlo – sorbió su nariz -. Pero te amo por todo eso; por todas las estupideces que hiciste, por esos errores que cometiste, por las heridas que provocaste pero que luego te aseguraste de curar. Te amo por todo lo que eres y todo lo que espero verte ser.
Baekhyun, como el padrino que había sido nombrado, le entregó el anillo correspondiente.
- A-Así que aquí estamos, con las sortijas que comenzaron como una mentira y ahora son toda mi realidad.
Le colocó la sortija al mayor mientras dejaba salir un par de lágrimas, ahora era el turno de él.
- Tengo que darte las gracias por todo esto – sonrió con los ojos cristalizados -, porque me reconstruiste, buscaste cada pieza rota y te encargaste de pegarla hasta que encajase de vuelta. Eres la razón por la que aprendí a levantarme todas las mañanas con una sonrisa y empecé a reconocer mi reflejo en el espejo – se relamió los labios -. Te amo como no te imaginas, así que intentaré demostrártelo el resto de los años que nos quedan juntos
Otro par de lágrimas bajó por las mejillas del pelinegro mientras que el coreano recibía el anillo restante.
- Porque valió la pena haberte entregado mi alma entera, mi chino hecho en China.
Ambos tenían las mejillas húmedas en cuanto el pelinegro tenía su sortija en el dedo anular.
- Junmyeon, ahora puedes besar a Yixing.
La gente aplaudió efusiva cuando el primero en ser nombrado tomó al contrario de la cintura y lo acercó para juntar sus labios. Le susurró un pequeño pero a la vez enorme te amo en cuanto se separó, uno que solo el menor había escuchado y que solo él podía corresponder con un yo también te amo.
Firmaron las actas de matrimonio que ya los esperaban en la mesa paralela a donde estaban de pie, los invitados incluso se levantaron de sus asientos cuando el juez anunció que el presente dieciséis de septiembre del 2021 su alianza matrimonial era oficial.
Sin cursivas, sin comillas, sin mentiras; Junmyeon y Yixing ahora eran esposos.
[***]
Hola, lamento mucho la demora, lindxs ;-;
En serio espero con toda mi alma que les haya gustado el extra, a mí me puso los ojos aguados, no sé ustedes ;//-//;
También me esforcé muchísimo, incluso si hay un error que se me haya escapado siento que di lo mejor de mí en este episodio.
El extra de hoy va dedicado a Arisu-chan23, es una bellísima chica que a pesar de no leer el fanfic me apoya muchísimo con él cada que pido ayuda.
Te mereces mucho más que una dedicación, seguro pensaste que no me acordaba, ¿no? Espero que no tardes en leer la serie a pesar de los spoilers que te hice... Ups...
Aquí tienes un pedazo gigante de mi corazón, todo el que lo lea en realidad.
También quiero dar un agradecimiento especial a Msfiore07 que estuvo mandándome mensajes durante varios días para que actualizara, ¡vales mil, eh! No sé qué sería de esta actualización sin ti~
El siguiente episodio viene con la luna de miel, así que deben prepararse, grrr 7u7r
Para las que estuvieron en el directo de hace unas semanas saben un poco de lo que pasará en los siguientes extras~
Me despido, ¡la siguiente semana espero subir el siguiente!
Dejen mucho amor, me costó mucho escribirlo sin llorar~
¡Nos leemos pronto!
Atte. Misaki116
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