Error
Yixing había dejado de tener sus charlas reflexivas con Minseok desde hace mucho, la carencia de tiempo o palabras los hacían faltar a ese acuerdo silencioso de soltar todo y purificar sus malos sentimientos con ayuda del otro cada cierto tiempo. Sin embargo ahora ambos estaban tirados en el suelo del apartamento del coreano, hablando sobre cosas triviales y dándoles un significado profundo para luego ir al verdadero problema.
- Verás que pronto las cosas mejorarán – indicó recostando su cabeza en el abdomen ajeno.
- Vienes diciendo eso desde que vine a Corea – se rio con cierta amargura.
- Tu depresión está hablando, así que decidiré ignorarla – se acomodó el cabello, mostrando falsa altanería.
Se rieron esta vez con una carga menos, aliviando de poco en poco el peso de los últimos meses.
- Pero no llego a donde quiero, en ningún ámbito de mi vida – indicó cerrando los ojos y colocando su antebrazo para cubrir parte superior de su rostro -. Y no hablo solo de mi título profesional, sino a un apartamento propio, un trabajo estable y tal vez también alguien que me haga compañía – habló frustrado.
El de mejillas abultadas se sentó, cruzando sus piernas y observándolo detenidamente hasta que el menor comprendió que debía imitar lo que había hecho.
- Tal vez no estás llegando a tu final feliz porque no estás interpretando bien las cosas que te dicen ni a las personas quienes lo hacen.
Frunció el ceño por debajo de su brazo, levantándose segundos después de haberlo pensado un poco. Minseok esperaba impaciente a que su mejor amigo dijese algo, que entendiera la indirecta que le hacía con respecto a Junmyeon, ya que este en persona le había pedido autorización para salir con el pelinegro hace un par de día, sin mencionar toda la ayuda que le había pedido a lo largo de los últimos meses. Todo en absoluto secreto.
- Tienes razón, Seok.
La sonrisa se le escapó, sintiéndose orgulloso de sí mismo por haberle hecho entender al chino, para que cuando la persona con quien compartía departamento le preguntara si quería iniciar una relación formal con él aceptara sin lugar a dudas. Para eso están los amigos, para adelantarte las buenas cosas de la vida y que no te tomen de sorpresa, para así evitar meter la pata.
- Tengo que irme – dijo mordiendo sus labios.
- ¡Eso! ¡Ve a hacer lo que debas! – lo animó emocionado.
Era ese momento en que ya todo estaba listo, pronto las piezas encajarían a la perfección y ya no habría nada más que hacer, pues la parte más difícil de la historia habría acabado para darle paso a algo mejor. Un capítulo en el que Junmyeon y Yixing finalmente estarían juntos.
Se levantó con rapidez, para avanzar con velocidad a la puerta y desaparecer con un gesto de mano, indicando que se verían pronto con buenas nuevas.
Esta vez lo pensó mejor, sin los ojos expectantes del coreano sobre él. Sacó su celular, la siguiente llamada que haría definiría mucho.
- Hola – saludó -. Yo, ehm, quisiera que salgamos, ¿te parece? Disculpa si es de improviso, yo sé que tienes trabajo, pero espero que podamos vernos, ¿qué dices?
Tenía el pulso en su garganta, con esa extraña sensación de náuseas que no te hace sentir enfermo, sino muy feliz.
Caminó hasta el lugar de encuentro que había pactado hace unos minutos. Un parque bastante adornado por sus propios arbustos y flores perfectamente alineadas era un panorama muy lindo y digno de apreciar.
- Sabía que ibas a responder, Zhang.
El hombre de cabellos rubios le sonreía, cubriendo un poco el sol y dando una apariencia más luminosa a su persona. Yixing correspondió al gesto, devolviendo la sonrisa y saludando con la mano derecha.
Lo que pasa es que Yixing, sin adornarlo, a veces es medio estúpido.
Minseok creyó haber hecho un magnífico trabajo al darle una indirecta al chino, porque lo que en realidad habría querido decir fue que tal vez no estaba llegando a un final feliz porque no estás interpretando bien a Junmyeon o las cosas que hace por ti. Debes darle una oportunidad y arriesgarte un poquito, valdrá la pena, te lo digo yo.
Sin embargo el pelinegro entendió mal las cosas.
Debemos también darles unos puntos a favor: Junmyeon llegaba tarde de trabajar, hablaban un poco y hacían la cena, pero por otro lado estaba YiFan, mandando textos con palabras adornadas que a cualquiera le harían sonreír. Yixing no había notado ningún detalle del coreano, al menos no uno directo como su expareja, quien le coqueteaba y admitía que gustaba ahora de él.
Aunque vamos, el coreano le había pagado la mitad de sus deudas, mejor restémosle esos puntos a favor.
- Quisiera hablar de todo esto – respiró agitado a pesar de no haber corrido.
- Para eso estamos aquí, por suerte que llamaste cuando estaba libre.
Le guiñó un ojo antes de tomar su mano y tirar de ella, tan demandante como siempre. No era como cuando el castaño hacía contacto con sus dedos, los sostenía con suavidad y no se los aplastaba en el camino como ahora hacía este hombre.
Porque nada con YiFan era igual que con Junmyeon, ¡despierta, Yixing! No podía ser tan idiota de no notarlo, había algo oculto que ni siquiera él quería admitir y que unas horas después habrían de escupírselo en la cara honesta y crudamente.
- ¿Vamos por un café? – le preguntó el mayor.
- Claro – se encogió de hombros.
Conversaron sobre mucho, como si el tiempo no hubiese pasado o como si el rubio nunca le hubiese infringido dolor. Yixing ignoraba todas esas malas semanas que tuvo al lado del alto cuando salían, la manera en que le gritaba por no tener dinero y generar más deudas, cuando se negaba a besarlo en público o siquiera tomarlo de la mano, las veces en que dijo ir a la casa de un amigo cuando en realidad se acostaba con Jessica. Ignoró todo eso como si las cosas estuvieran bien, porque ese hombre frente a él nunca de los nunca le había hecho soltar lágrimas por su culpa, porque fue un santo y siempre lo será. Pedazo de imbécil.
- Te dije que aún sentías algo por mí, ¿o no? Nunca me equivoco – soltó como si de un chiste se tratara.
Y es que Yixing confundía ese frío en sus dedos con el supuesto cariño que aún le guardaba al chino, porque en realidad lo que tenía era miedo. No estaba comprendiendo bien siquiera a sus propios sentimientos, ¿por qué? Luego se lo dirían.
- Incluso hoy no te ves tan desastroso, Zhang – volvió a esbozar una sonrisa, ya que para él era un cumplido.
También fueron a un centro comercial cerca, YiFan le pasó el brazo por la cintura mientras esperaban en la fila de los helados para poder hacer su orden. Ese sujeto se lo merecía, pues él no había sido quien apartó de un empujón hace dos años a su menor por desear abrazarlo u obtener una muestra de cariño, que en el proceso terminó en un moretón en la espalda al haber caído sobre la punta de la mesa del comedor en el que ambos habían invertido al mudarse juntos. Para nada, YiFan no era ese sujeto.
¿Por qué Junmyeon había mentido y dicho que tenía juntas? ¿Por qué no había sido más directo y había confesado todos los pequeños detalles que hacía por el chino? Se suponía que todos eran sorpresa, debían haberlo beneficiado al momento de hacerle la petición a Yixing de ser su pareja, sin embargo ahora le jugaban en contra.
- ¿Y qué sucedió con tu prototipo de esposo de telenovela? – preguntó burlándose.
- En realidad, Junmyeon-sumbae no es así, sino más bien---
- Olvídalo, me aburre oír de él – lo cortó.
Ni siquiera el mal carácter ajeno le incomodó al menor, llegó a estar tan sumido en la fantasía de que YiFan realmente lo quería de nuevo y que él correspondía que su mala actitud frente a absolutamente todo lo que se movía no le molestó.
- Entonces, ¿ya te gusto? – desechó la envoltura de su galleta.
- Sí, Zhang, no hagas preguntas estúpidas – enarcó una ceja.
Eran ya las diez de la noche y luego de un gran paseo por toda Seúl llegaron al condominio, exactamente a la puerta que el pelinegro debía atravesar para dar con su actual vivienda.
- Creo que aquí termina nuestro recorrido, Zhang – le sujetó más la muñeca.
Junmyeon había hablado con Chaerin personalmente para arreglar todo y dejar en paz la extraña situación amorosa que mantuvo con ella. Esa era la manera correcta de concluir capítulos pasados, no como hacía Yixing, que tenía los labios encima de los ajenos.
Y es que cuando YiFan le volvió a tomar de la cintura para acercarlo él no se negó, no lo apartó, ni mucho menos dijo nada al respecto. Al contrario, se acercó y levantó la cabeza, sellando la escena con un beso.
Estaba como en trance, no por algún fuerte sentimiento afectivo hacia el rubio, sino por todas las preguntas en su cabeza que daban vueltas y vueltas, las dudas y temores que le hacían fruncir el ceño mientras seguía el lento ritmo del beso, gesto que desaparecería al no tener el pulso acelerado por ninguna causa y que finalmente le permitió relajarse.
Tan hundido en sus pensamientos, en los labios de YiFan y hasta en el aroma ajeno que ya no era tan familiar como hace unos años que no notó la puerta abriéndose frente a ellos.
[***]
El capítulo va dedicado a EzdaPerez, quien deja sus conclusiones cada tantos episodios, dando una hermosa opinión sobre lo que sucede. Amo leer tus amplios comentarios, ¡nunca me aburre, eh! Quisiera una opinión tuya de todo esto ♡
Díganme también qué les pareció~
Recuerden la ley de Murphy: «Si algo puede salir mal, probablemente saldrá mal».
Deben asimilar esto rápido, mañana será peor.
Mañana nos leemos con el capítulo final del maratón~
Atte. Misaki116
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