Distancia
Nuevo trabajo, nueva rutina, ¿alguna vez les dijeron eso? Pues a Yixing no, pero era predecible.
El nuevo trabajo que tenía como profesor era lo mejor, se entendía bien con los adolescentes a pesar de que estos a veces fuesen un poco revoltosos, además que le encantaba impartir su curso por la dinámica que había, razonamiento verbal le encantaba muchísimo, sobretodo porque hacía que los menores entendieran.
Junmyeon también estaba un poco entretenido en el trabajo, sobre todo por su ascenso como CEO de la compañía que lo tenía bastante ocupado, aunque lograba ingeniárselas para llegar al departamento con lo mucho una hora después de las tres para poder estar con el chino.
Todo había ido bastante sincronizado la primera semana, en todos los aspectos.
- Yixing, ¿por qué dejas tu alarma hasta los domingos?
El coreano abrió los ojos, bastante somnoliento. Le pellizcó la mejilla derecha para que despertara, sin embargo solo se removió un poco, respirando con un ligero sonido y volviendo a aferrarse al cuerpo desnudo del mayor.
- Oye, despierta.
Le sopló el cuello, provocando que al pelinegro le diera un escalofrío y un poco de cosquillas.
- Estoy muy cansado – gimoteó sin abrir los ojos todavía.
- Solo siéntate, toma tu celular y apaga tus demás alarmas – arrugó el ceño intentando retomar el sueño a pesar de la molesta tonada que emitía el teléfono ajeno.
Yixing balbuceó algo.
- ¿Mh?
- Me duelen las caderas, Junmyeon-sumbae – susurró avergonzado mientras ocultaba su rostro en el pecho del castaño.
Sonrió al escuchar eso, acariciándole la cabeza un poco antes de incorporarse para tomar el celular ajeno y apagar la alarma junto a las otras, de todos modos ya había visto cuál era la clave de bloqueo de la pantalla.
- Debiste decirlo desde el principio – le dejó un beso en la oreja, retomando su lugar en la cama y también el sueño.
Sin embargo para la segunda semana las cosas se complicaron un poco más. La distancia era mayor.
Yixing debía preparar los exámenes mensuales para sus alumnos. No solo era buscar material nuevo, sino corregir las pruebas, registrarlas, anotar promedio y orientar a los menores que tenían bajas notas, todo esto sin contar sus clases normales.
Tenía que dar su mayor esfuerzo principalmente porque era solo un pasante. Si quería ganarse el trabajo pagado incluso sin la carrera de docencia terminada debía esforzarse mucho y demostrar que valía lo mismo que alguien egresado de universidad, ¡no estaba dispuesto a que le arrebataran ese trabajo! Incluso si luego se estaba durmiendo en el suelo.
El mayor se había ofrecido otra vez en ir a recogerlo para ahorrar el trajín de llegar al departamento y así evitara cansarse más, pero volvió a negarse. Ya había sido empleado del coreano un tiempo y había visto la cantidad de eventos en su agenda que ignoraba para cumplir caprichos como pasar tiempo con Asfalto o pasar a recogerlo. También estaba todo el papeleo que tenía como nuevo CEO, era demasiado incluso tomando en cuenta lo mucho que explotaba a sus secretarias, él era testigo.
Porque el trabajo también empezó a afectarle el horario a Junmyeon.
Cuando lo subían de puesto tardaba un mes para dejar todo en orden y lograr tener su ensoñado trabajo en casa que solo requería de hacer órdenes desde la comodidad de su estudio a través de teléfono o a veces asistir a ceremonias por mera publicidad, ese era el ritmo que tenía como socio en la compañía. Pero ya que Zhoumi había renunciado y cedido su puesto por su boda en puertas ahora tenía un cargo tan importante que le daba el poder absoluto.
Tratándose del gran Kim Junmyeon los inversionistas habían puesto sus fríos y calculadores ojos en la empresa, porque ahora la dirigía un joven asegurado con varios ceros que tenía fortuna incluso antes de manejar todos los hilos de la compañía.
Nuevo jefe, nuevas propuestas.
Lo más predecible era que el castaño debía hablar con todos los empresarios, mostrarles nuevos panoramas que se ajustaran y beneficiaran sus billeteras echas con el mejor cuero.
Solo debía mantenerse al frente del navío por un tiempo hasta que las aguas se calmaran y luego podría hacer lo mismo que Zhoumi: remodelar su oficina, jugar con los de sueldo mínimo o en su caso; pasar más tiempo con Zhang Yixing.
¡Pero vaya que el trabajo lo estaba matando! Quería molestar al menor, jugar con Pelusa que estaba más juguetón que nunca, acariciarle el lomo a Asfalto que solo dormía, comía y se frotaba en sus piernas cada que llegaba.
Aunque podían hacer espacio para uno que otro compromiso.
Con rapidez, el pelinegro se colocó los dos anillos en el dedo anular, mirándose al espejo por sexta vez en los últimos dos minutos y asegurándose de que los bordes de su suéter estuviesen dentro de su pantalón.
- Te ves bien, Yixing – se cruzó de brazos mientras observaba su reloj de mano.
- Igual es mucha presión, Junmyeon-sumbae – se mostró bastante asustado mientras sacudía los pantalones que el contrario le había comprado.
- Solo es una cena con mis compañeros de trabajo – lo miró detenidamente, esperando que se calmara.
Asintió con la cabeza cuando las pupilas del contrario lo hipnotizaron, dejándolo sin más palabras. El aroma del perfume que se había colocado, que de igual manera usaba siempre, lo atacó para quitarle todas las excusas que tenía para no ir.
- Vamos – hizo una seña con la cabeza para salir.
Llegaron al restaurante en uno de los ya acostumbrados autos impecables, brillosos y carísimos del coreano, el local era del mismo corte de los lugares que el mayor conocía: espacios impecables, con decoraciones bellísimas y absolutamente todo invaluable.
- Hey, deja de temblar – le frotó el hombro.
- No puedo – se cubrió el rostro cuando ya estaban frente a la enorme entrada -. Siento que debo causar una muy, muy, muy buena impresión.
- Igual eres un ídolo hasta para Kyungsoo: lograste soportar al desgraciado de Kim Junmyeon como para casarte con él – le sonrió con algo de burla, solo un poco -. Además fue él quien pidió que vinieras, no te atacará.
Y sí era cierto, cuando el prometido de Jongin le había dicho que deseaba cenar con él no bromeaba, en verdad quería conocerlo porque se trataba del sujeto que había dejado en bancarrota a tres de sus empleadas por haberle faltado el respeto cuando las despedía, tenía que haber algo de brujería metida en Yixing.
- Bueno, Kyungsoo tiene un gesto bastante atemorizante a veces y también su carácter – divagó rascándose la nuca -. Pero seguro que no te hará nada.
El chino sonrió nervioso, tal vez un poco más cuando el castaño tomó su mano para entrar, sosteniéndola con calidez, tranquilidad y suavidad, como si fueran una verdadera pareja de esposos que llevaban sus anillos relucientes.
- ¡Ahí están los invitados especiales!
Zhoumi ya permanecía en la recepción, corriendo a saludarlos como un niño pequeño a pesar de tener 30 años, aunque su camiseta naranja y jeans le daban un aire todavía más jovial, pero el saco negro y blanco refinado le daba la suficiente elegancia para el lugar. Le dio un apretón de manos al coreano junto a unas palmaditas en la espalda para luego abrazar al menor, pellizcándole las mejillas mientras saltaba, obligándolo por el bien de su rostro a también hacerlo.
- Nos están esperando, vamos – sonrió indicando el lugar a su salón, ya que en ese restaurante las reservas eran en salas privadas. Súper normal y económico.
El chino le indicó a una de las anfitrionas que él se haría cargo, ella solo dio una reverencia y se retiró dejando que Mi hiciera lo dicho. Llegaron luego de un pequeño recorrido a su salón asignado.
- Llegaron los invitados de honor – canturreó cuando abrió la puerta.
En la mesa habían cuatro personas más que conversaban ligeramente, levantándose a saludar o, en cierto caso, a presentarse.
Jongin saludó a su superior con otro apretón de manos, dándole un pequeño abrazo a su esposo. Kyungsoo fue el siguiente, repitiendo la misma secuencia y de nuevo siendo presentado como el prometido del alto, dándose esta vez el lujo de mostrar su anillo ya que en su último encuentro con el pelinegro no pudo. Chaerin saludó a su colega, acercándose para plantarle un beso en la mejilla, sin embargo este la esquivó a tiempo, extendiéndole su diestra y sonriendo artificialmente. Luego se aproximó a Yixing, dándole un abrazo forzado y pasando sus uñas "accidentalmente" por encima de sus mangas para luego disculparse entre dientes mientras acomodaba su cabello y miraba distraídamente hacia otro lado, haciendo caso nulo a las palabras ajenas.
- Y al que todos esperaban. Mi prometido, mi futuro esposo, mi todos los derivados de lo anterior: Henry Lau – señaló Zhoumi colocándose al costado del único chico que no tenía un rostro reconocible para el menor.
- Hola, Junmyeon, pasó tanto tiempo desde la última conferencia en Canadá, ¿no? Creo que un año – sonrió achicando sus ojos, correspondiendo al apretón de manos -. Hasta te casaste.
- No, eso lo tenía escondido – le dijo su prometido dándole un beso en la mejilla antes de jugar con estas.
- Muy escondido – se carcajeó Chaerin con una risa chillona y aguda.
Esa mujer empezaba a hacer sentir mal al chino.
- Él es Yixing, mi esposo.
Lo acercó un poco rodeándolo con su brazo izquierdo por la cintura, haciendo que diera unos pasos. Se sonrojó ligeramente, haciendo una reverencia y asintiendo con la cabeza.
- U-Un gusto conocerte al fin, Henry – saludó ahora más nervioso.
- ¡Pero qué lindo! ¡Hasta se sonrojó! ¡Qué tierno! ¿¡Le has visto las mejillas, Mi!? – chilló emocionado, saltando alrededor de su futuro esposo.
- ¡Por supuesto que sí! ¡No puedo creer que Junmyeon lo haya atrapado! ¡Se ve tan delicado! ¡¿Le viste el hoyuelo?!
Ambos empezaron a pellizcarle las mejillas al recién presentado, dando grititos emocionados cada que encontraban otro rasgo asombrosamente tierno del chico al que habían acorralado.
- Hey, ya déjenlo respirar – los apartó con tacto de su marido, quien ya estaba rojo hasta las orejas.
- Pero míralos son tan lindos juntos también – objetó el canadiense tomando del brazo derecho a su pareja, mirando al par ladeando la cabeza enternecido.
- Es que Junmyeon es un perfecto desgraciado y Yixing un amor de persona – colocó su cabeza sobre la ajena -; uno para el otro.
- Vamos a comer – indicó Chaerin haciendo sonar sus tacones al caminar hacia la mesa.
Se sentaron en la mesa cuadrada, quedando las tres parejas en cada extremo y la coreana sentada sola luego de apartar una silla de su lado para estar más cómoda, sin embargo estando cerca de Junmyeon.
- ¿Q-Qué van a ordenar? – preguntó tímidamente el pelinegro.
- La lista de platillos ya está pre-seleccionada, - sonrió Chaerin - ¿no vienes a estos lugares seguido, Yixing? – preguntó apoyándose en su diestra.
Tragó saliva mirando hacia su regazo, mordiendo la parte interna de sus mejillas. Era raro aparentar estar casado con su actual compañero de apartamento para alguien que no fuera Chorong, sin embargo estando en otro ambiente esos comentarios se parecían tanto a los de esa bruja.
- A Yixing nunca le ha gustado que gaste dinero, preferimos comer en casa – indicó Junmyeon disgustado por su comentario, pero disimulando lo suficiente.
Conversaron igual, preguntando cómo se habían conocido. Oh, eso a la coreana le emocionaba tanto.
- Pero no vamos a empezar interrogándolo, Chaerin – indicó Henry colocándose una servilleta de tela encima de sus muslos -. Además ya le contaste la historia a Zhoumi y ya se encargó de pasar el chisme – se rio ligeramente sonriéndole.
- Ups – se rascó la nuca el último mencionado.
El día que había visitado a la pareja impostora de casados le había sacado tanto jugo a Chorong que ahora tenía tantas armas cargadas y listas para disparar, pero había olvidado que por la emoción le contó varias cosas a Mi para no olvidarlo luego.
- Dejemos que Yixing nos conozca antes de atacarlo – sonrió el chico más bajo de la sala, girando a verlo.
- G-Gracias, Kyungsoo – soltó una risa algo más relajada - ¿Cómo es que se conocieron tú y Jongin? – preguntó, había guardado esa intriga desde que vio finalmente al prometido de su ex-superior de frente.
- Cuéntales tú, bolita – le sonrió el de piel ligeramente chocolate.
- No me llames así frente a tus colegas – le golpeó el hombro, provocando que este riera adolorido mientras se frotaba la zona afectada.
No todas las historias son fantásticas fue la frase con la que inició el pequeño con corte de hongo.
Jongin tenía programada una entrevista matrimonial, sus padres habían recomendado que se casara lo más pronto posible para no solo darle más prestigio y riqueza a su familia, sino para darle a su madre los tan añorados nietos que deseaba, incluso si se casaba con un hombre ya que a ella no le importaba si finalmente podía empezar a tejer.
Y fue la casualidad que estuvo de buen humor que mandó a Kyungsoo con un polo azul, pantalones negros y zapatillas deportivas, todo demasiado casual para lo que sería un arreglo matrimonial. Su padre probablemente lo habría visto mal, sin embargo Jongin tampoco era un buen ejemplo puesto que había preferido no usar un traje negro como siempre, sino un suéter rosado, bermudas cremas y zapatillas blancas deportivas. No es que intentara arruinar la oportunidad de compromiso que sus padres le habían programado, solo no estaba muy entusiasmado con la idea.
Cuando ambos llegaron a ese café con temática de biblioteca con sus respectivas carpetas que contenían los números bajo los que estaban asegurados y se miraron de pies a cabeza se rieron, porque el pequeño de corte de tazón esperaba a un sujeto de 50 años que esperaba quitarle hasta sus floreros de antigüedad.
Conversaron muchísimo, como si de una cita normal se tratara, dejando los sobres amarillos como portavasos para los cafés con crema que pidieron. Jugaron a hacerse bigotes con el líquido, a atrapar pedazos de chocolate que las galletas desprendían y luego a hacer aviones de papel que intentaran llegar dos mesas más adelante.
Para desagrado de los padres de ambos no se casaron instantáneamente, pero prometieron frecuentarse; la compatibilidad era innegable.
Pronto Kyungsoo adoptó el apodo de bolita por las primeras veces que Jongin le robaba besos, ya que siempre se encogía de la manera que sugería su sobrenombre, además de siempre llevar la melena de una chistosísima forma circular.
El menor le pidió matrimonio unos cuatro meses atrás, tomando el actual como referencia. Tenía fiebre y Kyungsoo remojaba por tercera vez una toalla en agua fría para colocársela en la frente y besarle la mejilla, sentándose a su lado y sonriendo de lado.
<< Gracias por cuidarme, bolita >>, le dijo curvando los labios feliz pero bastante débil.
<< Siempre es un gusto, Jongin >>, se recostó a su lado por encima de las colchas.
Suspiró alegre, sacando su brazo izquierdo de los cuatro cobertores en los que su pareja lo había envuelto para que sudara y eliminara esa maldita enfermedad.
<< ¿Te quedarás conmigo? >>, preguntó sin mover la cabeza, pero intentando mirarlo por el rabillo del ojo.
<< Por supuesto, vivo aquí >>, rio ligeramente mientras jugaba con sus pies dentro de los calcetines.
<< Hablo de un tiempo indeterminado, tal vez un para siempre >>.
Lo dijo nervioso, incluso más mareado de lo que ya estaba. Pero debía hacerlo incluso si estaba enfermo, ya que Kyungsoo le había comentado alguna vez que sus números favoritos eran el 6 y el 8. Ese día era ocho de julio.
Le pidió que trajera su mochila, lo cual hizo obedientemente por el ambiente que la anterior frase había dejado. Cuando regresó de la sala el más alto ya estaba sentado en el colchón a duras penas, había dejado el trapo dentro del contenedor con agua.
Luego de unos segundos extrajo una cajita de terciopelo negro, limpiándose con el dorso de la mano la humedad que aún tenía en el rostro.
<< Quiero que te cases conmigo, Do Kyungsoo >>, le dijo con suavidad, mostrando el anillo que luego portaría con una sonrisa embobada.
Le dijo que sí, sí, sí y mil veces sí como las películas estúpidamente cursis que veían para reírse los domingos. Se hizo bolita en el colchón cuando ya tuvo la sortija en su dedo anular, con sus enormes ojos llenos de lágrimas. Golpeó al menor por el detalle de pedírselo ese día, fue la emoción tanta que le pegó, olvidando que le dolía todo.
- Qué linda historia – se enterneció el nuevo en el grupo, colocando su cabeza en el hombro de su supuesto esposo.
- ¡Pero ustedes son más lindos! – chilló Henry junto a Zhoumi, tomando fotos desde sus celulares de última generación que ni siquiera habían salido a la venta.
- Ahora sí dennos detalles propios de su historia – dijo Chaerin cuando ya una de las empleadas terminaba de traer los cubiertos.
Bueno, ustedes ya se saben el protocolo de ese par.
- Tal para cual – canturreó Mi.
- Por supuesto – escupió la mujer intentando sonar dulce.
- ¿Entonces qué dijiste que estudiabas, Yixing? – preguntó Jongin.
- Educación, enseño razonamiento verbal – indicó bastante orgulloso a pesar de no tener el título formal, pero eso no debían saberlo ellos.
- ¡Ah! Ejerces como profesor, pero no entiendo, ¿qué hacías trabajando para Jun entonces?
Chaerin masticó la lechuga de la ensalada refinada, parte del comienzo del banquete de esa noche.
- Quería pasar más tiempo conmigo – indicó el mencionado -. No pudo evitarlo, sobretodo porque en su anterior trabajo nuestros horarios no encajaban.
- Siempre es bueno que tengan tiempo para el otro – señaló Kyungsoo luego de tragar un vegetal de nombre exótico - ¿Algún pasatiempo del que quieras hacer algo serio, Yixing?
Los ojos le brillaron.
- Me gusta tejer – indicó dejando de comer ese delicioso platillo de entrada -. Quisiera lanzar una marca de ropa – explicó emocionado.
- ¿De qué te ríes, Junmyeon? – preguntó el canadiense.
- Siempre me pareció gracioso – se encogió de hombros.
- ¿Una marca de ropa tejida? Me parece difícil de vender – se carcajeó ligeramente la rubia.
Ahí Junmyeon se percató de su error.
- Deberías apoyar más a tu esposo, incluso si se trata de algo que solo te parece gracioso.
Ahora Mi lo regañaba mientras los meseros traían el siguiente plato.
Las siguientes comidas transcurrieron entre preguntas e historias, anécdotas de cada pareja y comentarios de Chaerin intentando manchar la imagen del falso esposo de su colega, porque eso era lo que hacía y Junmyeon lo sabía, no era un tonto para no notarlo, además que Yixing le había contado hace unos días lo que ella le había mandado a hacer cuando trabajaba en su compañía. Estaba molesto con esa mujer pero no debía hacer una escenita en público, una conversación en privado serviría para espetarle todo lo acumulado. Por el momento solo se preocupaba en no dejar que sus comentarios venenosos le cayeran al chico del que estaba enamorado.
- Descansen, ojalá nos veamos de nuevo – se despidió Henry ya en la calle - ¡No duden que tendrán su invitación para la boda!
- Por supuesto – Yixing agitó su mano en el aire antes de ingresar al vehículo que le pertenecía a su marido.
Llegaron bastante cansados y con el estómago satisfecho al departamento, caminando hasta la recámara. Se colocaron la ropa para dormir, sobretodo Yixing que había estado cabeceando en el asiento del copiloto.
- Vamos a dormir – indicó el coreano mientras abría los cobertores de la cama.
- No, no, no. Veamos una película - pidió mientras abrazaba a Pelusa.
- Se te están pegando los párpados – señaló bastante divertido.
- No, no es cierto.
Aunque la verdad era que hasta él sentía las ganas de dormir.
- Hay que descansar.
- No, hay que ver una serie – volvió a hacer la petición.
- ¿Qué sucede, chino hecho en China? – preguntó antes de echarse sobre el colchón.
Tragó saliva dejando al minino en la litera junto a Asfalto que ya estaba durmiendo enrollado.
- M-Mañana debes trabajar y no llegarás hasta la noche y, y, y yo estaré m-muy cansado y no podremos siquiera ver televisión y---
El castaño le robó un beso, uno que hizo a sus mejillas tener un rastro rosado adicional al que ya tenía por semejante declaración indirecta que hacía para lograr que el contrario accediera a ver una película con él.
- ¿Dormirás ahora?
Asintió con un poco menos de sueño.
[***]
¡Lo terminé! Salió un poco largo pero espero que les gustara, me sentí un poco insegura pero creo que les agradará esto, ¿no?
El capítulo va dedicado a rosdamy ya que me pidió que le dedicara uno~ Espero que te guste, ¡gracias por el amor en los comentarios!
Tan linda, ajkfhaskdjasjldkajs, ¿por qué son tan lindas? Aunque también están locas, kaklkfdjsflks~
Un saludo a KariMBL, quien creyó que no la noticeba, jajaja~
Como dijo Junmyeon: "Yo veo todo". Así que no crean que no leo el bullying que me hacen >:v Y haciendo alusión a esta frase, un enorme beso a Panda_Choi que se está dando cuenta de detalles pequeños como los que dije que estaría regando por los capítulos~
Estaba pensando hacer una maratón de cuatro a cinco capítulos por el asombroso tiempo libre que tengo ya que no puedo ir al colegio. Saludos de paso a PCY12_19 que fue la linda persona que lo sugirió~
[Chicxs, apoyen mucho a Perú, estamos pasando por un mal momento.]
¿Qué dicen? ¿No se aburrirán?
Lxs amo muchísimo, ¡ni siquiera se lo imaginan!
Atte. Misaki116
Post -data:
Es la 01:38 a.m y me estoy muriendo de sueño, ¡literalmente se me están pegando los ojos!
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