Beso


Combinó el cereal con el yogurt de fresa, remojando las hojuelas amarillas azucaradas con el líquido. Bostezó mientras se apoyaba en su brazo derecho, el cual mantenía su cabeza en dirección al frente, así evitaría dormirse en la mesa de la cocina.

- No entiendo por qué te levantas tan temprano si no tienes trabajo – juzgó el coreano apareciendo en la habitación mientras se arreglaba la corbata.

- ¿Ah?

Enfocó la vista y notó que su mayor yacía de pie junto a él, con la camisa blanca y pantalones negros de hace tal vez un par de semanas. Se quedó observándolo, quizás algo embobado, siempre en cuando Junmyeon no dijera una de sus ingeniosas bromas podría pasar un buen rato apreciando sus rasgos. Solo si no soltara bromas pesadas cada tres segundos.

- ¿Estás demasiado cansado de dormir? – preguntó ladeando la cabeza y enarcando una ceja.

- No quiero que la mañana comience con tus burlas nada disimuladas, Junmyeon-sumbae – volvió a bostezar - ¿Acaso no debes ir a trabajar como a las ocho?

- Hoy voy temprano y vuelvo temprano – explicó – tengo junta y debo estar presente, dentro de una semana no volveré a ir allá en buen tiempo.

Avanzó hasta la alacena que servía también de mesa empotrada en la pared, sirviendo café en una de las tazas cerca. A pesar del humo que esta emanaba de su interior tomó el contenido de un solo sorbo, sin importar que le quemara la garganta ligeramente, esos eran los placeres de la vida que disfrutaba y que además le hacían perder la última pizca de sueño.

- En fin, vuelvo como a las dos – indicó mirando su reloj de mano resplandeciente – Traigo la comida para que no rompas nada en lo que no estoy – el aludido asintió sin siquiera defenderse por la falta de orientación – Solo dale de comer a Asfalto.

- Ja – soltó riendo vagamente – le daré de comer a Cemento.

- No te burles o yo te haré cemento – amenazó severo.

- Está bien – asintió intimidado.

Tomó sus llaves y el maletín de su habitación, saliendo del apartamento y bajando a través del ascensor hacia el estacionamiento. Condujo el vehículo de color negro, el que utilizaba usualmente para ir al trabajo.

El edificio plomo brillante era bastante predominante entre los demás, casi imposible de ignorar al pasar junto a él. Era ese tipo de edificación que todos se preguntan cómo será por dentro, pues Junmyeon tenía acceso hasta al estacionamiento. Y no hemos mencionado que él daba el permiso para los baños.

Subió por otro ascensor, uno mucho más rápido que el del condominio, saludó a algunas recepcionistas con un movimiento rápido de cabeza. Estrechó algunas manos y también nombró algunos apellidos que se había aprendido en sus épocas de pasante, finalmente llegó a su oficina, una que estaba aislada al fondo del piso dieciséis, parecía que toda esa planta era para él solo. Hasta cuatro recepcionistas tenía.

Se sentó tras el gran escritorio, encendiendo la computadora y luego el inmenso televisor a varios metros de él. A veces era agradable tener un poco de sonido de fondo para no sentirse tan solo.

Revisó documentos, desde algunos de suma importancia hasta otros de practicantes que esperaban saltarse algunos meses sin salario intentando asombrar a los jefes con buenas y jugosas propuestas. Él no era quien daba las oportunidades, se habían confundido de Kim.

Una de las señoritas con falda tubo le notificó que la reunión comenzaría y que debía hacerse presente. Solo asintió levantándose de su lugar y dando el recorrido hasta la sala número cuarenta y cinco, donde se llevaría a cabo la junta. Pasó demasiado rápido, realmente no prestaba mucha atención a lo que se decía ahí ya que sabía por adelantado los planes para la compañía. Únicamente debía firmar y dar unas reverencias para demostrar algo de interés.
En realidad la atención que debió poner en la reunión se esfumó al recuerdo de la cena con ChoRong y Sehun, para ser precisos en el momento en que se hallaba comprando los ingredientes con la mujer.

<< ¿Yixing-ah está enfermo? Noté sus mejillas muy rojas cuando te despediste, además que no parecía muy contento con tus besos, por el contrario; nervioso, ¿pasa algo malo entre ustedes? He oído que a muchas parejas no le gusta besarse, no es algo malo... >>

Ese comentario impertinente seguía martillándole el cerebro, la sonrisa supuestamente comprensiva con la que esa bruja lo había dicho le había hecho desear estrellar su rostro en los pescados muertos del supermercado y mantenerla allí hasta que dejara de respirar y sus gritos ya no se oyeran más. Lamentablemente no podía hacer eso.

Dejó de lado eso, caminando en dirección contraria a la sala de conferencias. Cuando estaba de vuelta en su oficina notó que no había apagado la gran pantalla frente a los sillones individuales de tonalidad celeste. Ya estaba de vuelta, así que realmente no importaba, no lo apagaría para volverlo a encender.

Tomó asiento nuevamente, revisando los correos que tenía con la misma emoción que tiene un niño al saber que le regalarán medias por navidad o por su cumpleaños. Otra de las secretarias llegó con un manojo de papeles y un par de sobres bastante gruesos. Junmyeon odiaba que lo sorprendiesen con trabajo extra, sobre todo cuando él ya no debía encargarse del trabajo de los chicos que sacan copias. Luego haría un reclamo y movería gente, pero debía cumplir para luego chantajear.

Luego de bastante tiempo sentado, pasó su diestra por la parte trasera de su cuello, cerca de la nuca y comenzó a tantearla un poco. Debía dejar de encorvarse cuando no tenía ganas de hacer nada, lo que era maso menos siempre.

- Ten, entrégalos – ordenó a la más bajita de sus ayudantes, entregándole los papeles y sobres que apenas pudo cargar, pero que el coreano si logró con tan solo una mano.

- Seguro, ¿algo más?

- Mh, si – pensó – Quiero que le digas a Mi que no permitiré que me sigan tratando como practicante.

La pobre chica se hundió en sus tacones.

- ¿Quie-Quiere que yo le diga al señor Zhou eso?

- Exacto, por algo te pagan.

Y tomó el mismo recorrido por el que ingresó al lugar. Primero pasó por comida a un restaurante de camino a su vivienda, ya eran las 3 de la tarde. Se apresuró en volver a su vehículo para minutos después encontrarse en el estacionamiento del condominio en el que vivía. No tardó en subir a su departamento, insertando la llave correspondiente a su puerta y al fin encontrándose en su hogar.

- ¡Suéltalo! ¡Suéltalo, Asfalto!

El coreano frunció el ceño, caminando rápidamente en dirección al pasillo, para ser más exactos a su habitación que era el lugar de donde provenía el ruido. Las bolsas con la comida ya estaban en la cocina.

- ¡Suéltalo, por favor, Asfalto!

Yixing luchaba con el gato para que no destrozase el suéter marrón perteneciente sus prendas favoritas que además él mismo había tejido con mucho esmero. Se detuvo cuando notó la presencia ajena, quedándose completamente inmóvil con su mirada sobre él.

- J-Jun-Junmyeon-sumbae.

Parpadeó dos veces, el gato que mantenía las garras en la prenda casi de tonalidad café movió la cola de un lado a otro. El mayor soltó una risa muy ligera.

- Asfalto, ven – palmeó su pierna indicándole a su mascota que se acercase.

Tan simple como decir dos palabras, el minino soltó la lana que tenía en sus patas, bajándose de un salto muy elegante al suelo, llegando hasta su dueño y restregándose en sus piernas para comenzar a ronronear cuando este le rascase suavemente la cabeza.

- Gracias, Junmyeon-sumbae – suspiró tomando su chompa entre sus manos, abrazándola. Era un original de Unicorn's y la que tenía mayor valor en general.

- No es nada – respondió tomando a su mascota y levantándola para acurrucarla entre sus brazos – Traje el almuerzo, por cierto.

- Ah, claro – asintió.

Fueron a la cocina, sirviendo la comida en los platos que el coreano había comprado hace ya tanto tiempo, ni siquiera eran del tiempo en que habitó ese lugar.

El almuerzo era un guiso de verduras salteadas, a cualquiera el solo mencionar verduras lo desanimaría, sin embargo hablamos de un restaurante cinco estrellas en el cual Junmyeon se había detenido para comprar los platillos para llevar. Estaba de más decirlo, pero igual se hará; la comida estaba deliciosa.

- Creo que lo hubieses disfrutado si no comieses tan rápido.

Yixing miraba con melancolía su plato vacío, el cual ya ni siquiera tenía la salsa con la que se había sazonado los alimentos, por su parte el dueño del apartamento se burlaba de manera nada disimulada al notar como el contrario lo miraba babeando, observando con cierto deseo cada bocado que él daba.

Pronto la vajilla estaba limpia y el chino comenzaba a devorar su segundo aperitivo post-almuerzo, necesitaba mencionar el problema cuanto antes. Él era experto soltando bombas sin mucha preparación.

- Yixing, sigues poniéndote nervioso al besarnos.

El aludido escupió el jugo de naranja de cajita que tomaba como acompañamiento de su galleta de vainilla, tosiendo fuertemente y apoyándose el mueble que más cerca estaba de él.

- Si ensuciaste un solo cojín tú te encargaras de comprar otro juego – advirtió – Y no es necesario el sobresalto.

Avergonzado, el menor limpió su rostro, corriendo a desechar el empaque de la bebida que acababa de comer junto a la envoltura del dulce. Ni siquiera llegó a la sala, a medio camino el castaño lo acorraló con los brazos cruzados.

- Ya he mencionado antes eso, la manera en que tus labios tiemblan con el más mínimo roce.

Y como lo decía, ahora el menor se sentía intimidado, acorralado contra la pared y la espada. O bueno; Junmyeon, lo cual era muchísimo peor que cualquier objeto con punta y filo.

- Mencioné que lo dejaríamos para otro día, ¿no?

La espalda del pelinegro estaba apoyada en el muro, su corazón bombeaba sangre velozmente, acumulando un poco en sus cachetes y provocando un pequeño rubor en estos. El contrario avanzó tan solo un paso, acortando mucho más la distancia, provocando que el chino cerrara los ojos de golpe, preparado para lo que vendría.

O mejor dicho, lo que nunca vino.

- De verdad te pones a temblar, y hablo de hasta tus piernas.

El aludido abrió los ojos como platos, notando que ahora su mayor se hallaba tres pasos más lejos, analizando cada patético detalle de su gesto. Ahora sí su orgullo y dignidad estaban por el suelo.

- ¡Eres un estúpido, Junmyeon-sumbae! – gritó con los nervios acumulados en su paladar.

- Solo quería comprobar lo que ChoRong dijo – explicó – No creí que te ruborizaras tanto, pero parece que no miente.

Miró hacia el suelo, clavando sus ojos en este para no observar la sonrisa burlona ajena, esa que comenzaba a joderlo tanto. Pero qué rayos le había pasado, ¡él no quería ningún maldito beso de Kim Junmyeon! No lo quería, no lo quería, no lo quería y ¡no lo quería!

- Parece que en realidad debemos mejorar eso.

- ¿A-Ah?

El dueño del apartamento le hizo una seña, caminando hasta el sillón y sentándose a un extremo de este.

- No entiendo.

- Inténtalo, yo siempre te tomo desprevenido.

Sus ojos se abrieron como si de platos se tratasen, dejando casi en el olvido el hecho de que tenía estos rasgados gracias a su ascendencia china. Soltó una bocanada de aire en silencio, entre abriendo los labios para luego volverlos a cerrar.
Como si sus piernas fuesen de metal y no estuviesen aceitadas, caminó cual robot hasta el sofá, sentándose al costado del mayor.

- N-No sé qué hacer.

Junmyeon cerró los ojos pensando.

- Si tan nervioso te pones cuando te beso; inténtalo.

La pura verdad es que si había entendido, si sabía qué hacer, pero vamos ¿quién le haría ese tipo de exigencias? Su pobre cabeza estaba echando humo.

Entre intento e intento, Yixing intentaba acercarse de la manera en que menos se notara sus nervios, sin embargo a cada centímetro que avanzaba su cuerpo se hacía más rígido. No encontró la posición que quería, justo ahora se le ocurría intentar sentirse cómodo cuando dormía en un sofá hace dos semanas, el mismo en el que ahora estaban sentados.

- Esto me está aburriendo – se limpió las uñas.

- Lo-Lo siento.

No tuvo de otra, o tal vez sí, pero deducir eso le quitaría la gracia a lo que estaba por suceder.

- Siéntate – palmeó sus piernas con el semblante neutral.

Ahora sí, la cabeza de Yixing echaba humo. Ni siquiera con su exnovio había hecho tal cosa, él siempre lo bajaba de sus piernas porque aludía a que estaba subido de peso o que se le adormecían los muslos. Siempre accedió a la comodidad ajena y por eso ahora temblaba con solo pensar en lo ofrecido.

- Seguro.

Tragó saliva levantándose del sillón y poniéndose de pie frente al coreano.

¿Cómo describir el momento? Con las piernas temblorosas, el chino apoyó sus rodillas a cada lado del torso ajeno, sentándose con la mayor vergüenza posible. Cualquier persona se pondría igual si se tratase de practicar besos.

Lo siguiente fue colocar sus manos en los hombros del castaño, regulando su respiración.

Sintió la yema de sus dedos congelarse cuando sus labios ahora reposaban en los contrarios, comenzando a moverse lenta y cuidadosamente. Moría por sacudir sus piernas, estaba tan nervioso que necesitaba hacerlo. Sin embargo no pudo retener el impulso de arrugar la tela de la camisa que llevaba puesta el mayor, frunciendo un poco el ceño y dejándose llevar con el tacto ajeno.

Se separaron a los pocos segundos, el chino callado y sin ningún próximo comentario, por el contrario Junmyeon ya tenía varias anotaciones mentales por exponer.

- Sería bueno que no arrugaras mi ropa – señaló quitando las manos ajenas – y el rubor sigue ahí.

Yixing asintió, llevando su tacto a sus mejillas y apretándolas ligeramente, tal vez así lograría que la sangre circulara correctamente.

- Lo bueno es que no estás temblando.

Ni bien lo mencionó sucedió.

- Ah – suspiró – tenía que decirlo.

- L-Lo siento.

- Está bien, inténtalo de nuevo; estoy listo.

- ¡Ni que te fuese a atacar!

- ¡Si vuelves a faltarme el respeto te echo de mi departamento!

- Lo siento, Junmyeon-sumbae.






[***]

¡Hola, mis chingus!

Espero que les haya gustado, me demoré mucho en escribir esto porque a cada rato me agarraban los nervios y me sentía como el mismo Yixing a punto de besar a Junmyeon.
Seee, como si fuese posible...

Además que ayer caí enferma y fue horrible, ¡hasta lloré señores! y ahora estoy tomando pastillas, los que me conocen saben que no tomo pastillas hasta que sea un caso extremo.

Quiero mandarle un gran saludo a @Valen58, porque "Estúpido, mi respeto, idiota".

El capítulo va dedicado a @natxxii, porque actualicé para que puedas vivir, respirar y todo.
¡Espero que haya sido suficiente! ¿Podrás respirar un poco más?

En fin, espero leer sus comentarios con amor y sin virus.

¡Nos leemos!

Atte. Misaki116

Post - data:

La portada fue hecha por la bella @Baozi173, pero es temporal, la fija también será hecha por ella, solo que quiere afinar detalles.

¡Gracias por tu esfuerzo, Bao, mi amorsh!

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