Almuerzo

Tal vez fue por el hecho de que eran las siete de la mañana, el timbre de la puerta principal sonaba a más no poder y estaba muy cansado por la noche anterior, también pudo haber sido por los artificios de bruja que tenía Chorong. Cualquiera era acertado.

Cuando Junmyeon giró la perilla y dejó verse frente a la mujer fuera del apartamento todo estaba perdido. La coreana con sus habilidades de popular para colarse en fiestas a las que no estaba invitada no dejó siquiera que el menor la detuviese, además que con lo adormilado que estaba sus reflejos no hubiesen reaccionado a tiempo.

-Buenos días, Oppa -sonrió cerrando la puerta usando el brazo ajeno- ¡Traje cafés para todos!

Alzó un recipiente de cartón con las ya mencionadas bebidas en cada espacio correspondiente para el vaso.

-¿Qué haces aquí, Chorong? -gruñó.

-Oh, parece que alguien se despertó de mal humor -frunció el ceño divertida- ¿Acaso Yixing-ah no te atendió anoche? Eso es muy malo para la relación.

Su ojo comenzó a temblar a medida que avanzaba a la cocina por una taza con café, no tomaría por nada del mundo cualquier sustancia que trajera esa bruja.

-Oh, pero mira quién está en el mueble.

«Mierda»

-Buenos días, Yixing-ah.

Yixing despertó, luego de unas excusas y todos los supuestos consejos que la coreana soltaba que no sugerían nada más ni nada menos que su matrimonio había sido un error y deberían ir a terapia el sueño del chino se perdió.

Pasaron largos minutos intentando mantener una conversación, pero dentro de la mente del menor este quería echarla a patadas del departamento que no le pertenecía, o bueno, ya que era esposo del grandísimo Kim Junmyeon le pertenecía también.

-Entonces, ¿cómo es que llegaste aquí? -preguntó.

-Es que debo darle su almuerzo a Sehunnie, él adora mi comida -sacó un contenedor de su bolso envuelto en unos pañuelos que a la vista parecían muy suaves.

-¿No deberías llevárselo cuanto antes? -esta vez habló el que tenía más dinero allí.

La coreana negó devolviendo el objeto a su bolso.

-Aún falta mucho, además quiero pasar tiempo de calidad con ustedes dos.

A continuación el coreano dijo algo de lo que se arrepentiría y también torturaría a su esposo.

-Disculpa, Chorong, tengo que ir a trabajar dentro de media hora -indicó en medio del cuarto intento de que se fuera-. No quiero que te sientas incómoda cuando comencemos nuestra rutina.

Los ojos de la mujer chispearon para luego mostrar una sonrisa de oreja a oreja, dejando resplandecer el brillo rosado que llevaban sus labios.

-Ve yendo, Yixing-ah y yo nos encargaremos de tu almuerzo.

Un relámpago atravesó el alma del mencionado, dejando sus ojos en blanco.

-Anda, yo cocino muy bien -señaló-. No sé tú -añadió en voz baja y mirando de reojo al pelinegro, alzando una ceja y mostrando una pequeña mueca al final de su sonrisa.

-Yo también cocino bien -otra cosa era que no tuviese dinero para hacerlo.

Llevó a rastras al coreano hasta el pasillo, empujándolo levemente y haciendo un ademán con las manos para que se apresurase.

-¡O llegarás tarde, Oppa!

Caminó de vuelta a la sala, balanceando las caderas de un lado a otro y exhibiendo su trasero incluso sin tener público por su tras.

-¿Qué cocinaremos, Yixing-ah?

A pesar de que él sugiriera cosas fáciles y que no demorarían mucho para que ella se largase de una buena vez sus ideas eran rechazadas y reemplazadas con recetas mucho más extravagantes, pomposas y hasta exóticas. ¿¡De dónde sacaría un calamar a esa hora!?

De verdad que tenía ganas de tomar una silla del comedor y tirársela por la cabeza para ver si caía muerta al suelo, sin embargo tratándose de un ente como ella probablemente mil demonios se desatarían en venganza a su líder caída.

-Entonces dejamos descartado los camarones en salsa blanca -resopló el pelinegro rodando los ojos.

-También los tallarines rojos -respondió la de cabellos cafés-, es algo muy básico.

Oh, ahora sí quería agredirla.

-¡Parece que ahí viene mi Oppa! -saltó del sillón para dar unos pasos en la dirección a las pisadas.

Y tal como lo dijo, Junmyeon hizo su aparición.

Aun con un traje típico de color negro sin saco pero con corbata y zapatos de cuero del mismo tono acompañado de una camisa blanca perfectamente planchada se veía como modelo recién salido de una revista renombrada.

La respiración de Yixing erró con solo verlo, parecía brillar, sus labios se separaron ligeramente con solo pasear sus ojos sobre aquel hombre. Si hubiese dejado que sus impulsos se apoderaran de su cuerpo o bien tendría un charco de saliva debajo de él o inclusive hubiese comenzado a chillar como adolescente hormonal. Mientras toda esta lucha se daba de manera interna en el chino, el castaño luchaba con sus propias mangas, o para ser específicos, con sus botones.

-Yixing-ah, ¿no deberías ayudar a tu esposo?

-S-S-Seguro.

Se acercó rápidamente al contrario, acercando sus manos con timidez.

-No hay necesidad de que le hagas caso -susurró molesto con solo la presencia de la mayor.

-S-Solo quiero ayudar.

Tomó sus muñecas, sujetando los botones de esa parte de la camisa con la tela blanca. Finalmente acomodó un poco la prenda, eliminando hasta algunas pelusas en los hombros de esta con lentitud, embobado por el porte de ajeno.

Junmyeon no era estúpido, para nada, podía darse cuenta de cómo los dedos del pelinegro temblaron al ayudarlo con sus mangas, también pudo ver su pecho subir y bajar con cierta descoordinación. Además había notado la manera en que lo había estado mirando desde hace varios minutos. Su humor comenzaba a recobrarse al notar los nervios del menor, le divertía mucho causar ese efecto en él con solo llevar unas prendas de marca. Aunque con las normales seguía siendo bastante apuesto.

-Listo -susurró subiendo sus ojos poco a poco hasta encontrarse con los ajenos.

-Gracias -sonrió burlonamente.

Tomó su maletín despidiéndose vagamente con la mano hasta que unos graznidos lo detuvieron.

-¿Y el beso de despedida? -frunció los labios- Sehunnie siempre me pide el suyo, no puede evitarlo -cruzó sus piernas balanceándolas de un lado a otro, esperando pacientemente.

«¿Cómo te lo pide? Sehunnie no habla», pensó el menor.

Yixing quiso decir algo en oposición, pero su cerebro parecía no querer dejar que esas palabras en negativa fueran emitidas por sus cuerdas vocales.

-Está bien, es que estaba apresurado.

Con rapidez tomó la mejilla ajena y dejó un fugaz beso en los labios del pelinegro, sonriendo y esta vez yéndose.

-Hora de preparar la comida.

-Sí, eso.

Caminaron a la cocina para empezar a preparar el almuerzo.

Nuevamente la disputa de qué harían se abrió, Chorong descartaba las ideas del contrario por ser ordinarias o usuales, sin embargo terminaron por decidirse a un guiso de pollo ya que el tiempo se iba volando.

-Además, todo sale bien con mi sazón.

-Veámoslo -la retó.

La competencia había comenzado, pues el ambiente era algo -bastante- tenso entre ellos dos, sin embargo la adrenalina de reírse en la cara del otro bajó notablemente cuando Chorong preguntó por los utensilios. Yixing no sabía ni siquiera dónde estaba el gato.

-¿Qué acaso no sabes dónde están las cosas de tu propio hogar?

La sangre le hirvió con el comentario de esa mujer.

-No es eso, Junmyeon hizo limpieza ayer antes de que vinieran -sonrió satisfactoriamente-, no me dijo dónde dejó las cosas, aish.

Con velocidad revisaron los cajones, encontrando la ubicación de los utensilios de cocina, los cubiertos y hasta la caja de comida para la mascota. Obviamente los objetos de cocina parecían fundidos en plata con incrustaciones de diamante que hacían brillar todo.

-Empecemos -anunció la coreana haciendo sus uñas sonar en la superficie de la isla perteneciente a la cocina.

-Por supuesto -secundó el contrario afilando un cuchillo y colocándolo sobre una tabla de picar.

Decir que las cosas en esa habitación se descontrolaron era decir poco, prácticamente estaban a punto de matarse.

-Tiene mucha sal -inquirió Chorong probando el jugo del pollo junto a las papas y zanahorias-, creo que no sabes medirla.

El pelinegro apretó sus dedos en forma de un puño.

-Lo que pasa es que te falta afinar el paladar -sonrió para que el comentario se suavizase-, es falta de práctica.

-No lo creo, tengo mucha cultura, he visitado tantas partes del mundo -alzó una ceja.

-Eso no te salva de tener lagunas -soltó una sutil risa.

Agregó las alverjas casi destrozándolas con su reciente manicure, apretando los dientes cuando el menor se giró.

-Pues quién no -tomó un cucharón-. Parece que a ti te fallan las matemáticas.

El chino se volteó y notó que faltaban algunas zanahorias por picar.

-Apúrate, pues el guiso ya está en la olla.

Con la ira golpeando su garganta tomó el cuchillo y empezó con su labor.

-Fui primero en mi clase de cálculo -informó-, fue un pequeño desliz.

-¿Eh?

-Desliz: un error leve no intencionado generalmente por falta de cuidado -recitó de memoria- Deberías tener un vocabulario más abierto.

-Lo tengo, pero me sorprendió que supieras qué era.

Estuvo a punto de contestar, pero la mujer ya no lo miraba y además la palma de su mano comenzaba a sangrar. Mordió la parte interna de sus mejillas, reteniendo el dolor para no darle satisfacción a la contraria.

Limpió rápidamente su propia sangre con algo de papel para secar que había en la mesa que contenía las gavetas, sostuvo un poco sobre su herida y echó las verduras restantes en la olla, mirando retador a Chorong.

-Pues con Junmyeon siempre tendré un conocimiento ampliado -ocultó su mano sangrante- Lamentablemente Sehun es un hombre de pocas palabras.

. . .


Junmyeon tomó la llave correspondiente a la puerta de su apartamento, quitando el seguro y entrando a su vivienda. Esperó unos segundos, se extrañó al no ver a Asfalto, siempre le daba la bienvenida.

Caminó luego de cerrar la puerta yendo en dirección a su cuarto. Notó un cuerpo en frente de la cocina, arriba de este yacía su mascota, rio.

-¿Estás vivo, Yixing? -tanteó su brazo izquierdo, recibiendo un chillido.

-Aún... -susurró en medio de un lamento.

-¿Qué sucedió?

Se acercó más al menor, colocándose en cuclillas para ver en primer plano su sufrimiento.

-Chorong -lloriqueó.

Volvió a reír- ¿Ahora lo entiendes?

-¡Si! -sollozó.

-Miau -Asfalto movió su cola de un lado a otro antes de bajarse de la espalda del pelinegro.

El coreano dio un gran paso, pasando encima del cuerpo ajeno y tomando su antebrazo derecho, levantándolo al primer intento. Comenzó a arrastrarlo, Yixing tampoco se resistió, ni siquiera puso soporte en el suelo.

Finalmente lo dejó en el mueble.

-No era mi intención que esa bruja te torturase -explicó-, pero no niego que es muy divertido verte así.

-¡Cállate!

-¡¿Y el respeto?!

-Lo siento, Junmyeon-sumbae.

-Mejor.

Sacó su celular mirando la hora.

-Dejaré que descanses un poco, luego llamaré un taxi para que te dejen en tu departamento.

El chino dejó ver su rostro que estaba aplastado en un cojín.

-N-No tengo dinero para pagarlo -indicó en tono bajo y sumamente avergonzado.

-Yo lo pagaré.

-Gracias, Junmyeon-sumbae.

-Eso sí, la oferta se cancela si no me desabotonas las mangas.

Se apresuró en hacer lo pedido, liberando las muñecas del mayor con apenas las yemas de los dedos. Su mano izquierda aún dolía, Junmyeon notó el corte en el lado derecho de su palma, debajo del meñique.

-¿Qué te sucedió ahí?

Tomó con brusquedad su mano, recibiendo un fuerte grito del afectado.

-¡Duele! -chilló levantando su cabeza con los ojos aguados.

-¿Chorong te atacó? No la había vito hacer eso desde que uno de sus novios miró a otra chica -recordó.

-¿P-P-P-Podrías sol-soltar m-mi ma-mano? -dijo al borde del llanto.

-Oh, claro.

Dejó su brazo con lentitud junto al torso del menor.

-Me corté cocinando -explicó- Por cierto, tu almuerzo está en la cocina.

Asintió- ¿Chorong preparó algo?

-Por suerte lo impedí, pero no dejaba de criticarme -suspiró incorporándose en el mueble y sosteniendo su mano afectada con la otra.

Volvió a asentir- Siento que no hallas podido ahuyentar a esa mujer.

-¿Eso se supone que es una disculpa?

-No -negó rápidamente.

Soltó una bocanada de aire.

-Mejor me iré, quiero olvidarme por unas horas de cómo me trató esa arpía.

Avanzó un poco antes de desplomarse en el suelo. El coreano rodó los ojos entre burlón y sarcástico.

-Serás estúpido.

Tomó su polo, levantándolo bruscamente y tomándolo entre sus brazos aparatosamente.

-Anda cámbiate, porque dudo que quieras irte en pijama.

Lo había olvidado por completo, no se había cambiado durante toda la visita de esa mujerzuela.

-Llamaré al taxi, corre.

Soltó la tela dándole un pequeño empujón con la misma mano.

No tardó mucho puesto que ansiaba demasiado estar en su cama cuanto antes y dormir varias horas antes de tener hambre y que su estómago comenzara a rugir.

-¿Ya te dije que esos suéteres son horribles?

-Ahora no me importa -comentó cansado, llevaba un original de Unicorn's.

Junmyeon lo llevó hasta la puerta, abriéndola y haciéndole un pequeño ademán.

-Adiós.

-Oh, que caballero.

-Confío en que llegaras vivo hasta la puerta principal.

Ni siquiera tenía fuerzas para responderle, así que caminó en dirección contraria.

-¡Hey! ¡Espera!

-¡No quiero que te burles de mi chompa!

-¡No es eso, inútil!

El pelinegro giró sobre sus talones, avanzando los cuatro pasos que había logrado dar- ¿Qué, Junmyeon-sumbae? -preguntó apretando los dientes.

-Toma.

Subió su mano extendiéndole una curita.

-Gracias -relajó su ceño.

-No es nada.





[***]

¡Hola!

Logré acabar el episodio, siempre puedo cada vez que me lo propongo -se alaba a sí misma-.
Yah, está bien.

Fue un completo lío escribir esta actualización ya que se borró de mi USB y tuve que volver a escribirla por completo. Para una explicación más ampliada pueden ir a mi perfil para que me acompañen a ver esta triste historia.

De cualquier modo espero que les haya gustado, yo he quedado satisfecha con haberlo terminado en un solo día.

El capítulo va dedicado a Byxn-S, porque ChoRong si me dio ganas de sacar mi escopeta :'v

En fin, un comentario aliviaría el dolor que tengo en la vista y el frío en mis dedos, un comentario con mucho amor.

¡Nos leemos!

Atte. Misaki116

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