Capitulo 7


Estecapitulo abarca desde el ultimo capitulo de la primera temporadahasta el primero de la segunda. Pero no quiero decir nada más hastael final. Ya entonces os daré mi opinión sobre estos sucesos.


Disfrutadlo.


CAPITULO 7


..............


Tras el regreso del grupo de Upsala, Ragnar, con algunos de sushombres, no habían perdido tiempo para cumplir un favor que el reyHorik le había encargado. Athelstan se quedó en casa, pues, aunquelas cosas entre él y el nórdico no podían ir mejor, las cosasentre él y su esposa no eran del mismo modo. Y aquella situaciónestaba pasando factura a Lagertha, que, en cierta forma, se echaba laculpa de no poder volver a quedarse en cinta. A penas y sí comía,por mucho que hasta su propia hija le advirtiera que no podíaabandonarse de ese modo.


-No has comido nada en 3 días- le reprochó Gyda, viendo como estaapartaba el plato.


En el gran comedor solo estaban Siggy, su hija, Gyda, Lagertha y él.Y, desde luego, con tan pocos en la mesa, era más que obvio laactitud derrotista de esta.


Mirando a su hija, se obligó a tomar una cucharada, pero, enseguida, dejó esta en el plato.


-¿Lo ves?- volvió a reprocharle esta.


-Tengo miedo- admitió la rubia mujer.


-Acude al Profeta- le indicó Siggy, como si fuera lo más obvio.-Tedirá si tus miedos se cumplirán.


-A veces es mejor no conocer tu sino.


Athelstan no pudo evitar alzar la vista hacía ella, sintiendo ciertaempatia hacía ella. Tenía que ser tan aterrador perder el apreciode Ragnar..... Y el mayor deseo de este era tener hijos. Si Lagerthano podía dárselos, no dudaría en buscarlos en otro sitio. Almenos, ahora mismo, cuando aun estaba afectado por la perdida de sutercer hijo. No quería ni imaginarse que sentiría él si algún díaRagnar le daba la espalda.


En cierta forma, sabía que esta acabaría llendo a ver al Profeta.


...........


La enfermedad se cebó sobre ellos tan rápido que a penas lo vieronvenir.


Aunque la primera en desvanecerse fue Siggy, los demás no tardaronen empezar a sudar y padecer fiebres, reuniéndolos a todos en unmismo salón para tratar de cuidarlos a la vez. En cierta forma, quefueran tantas personas en tan poco espacio podía haber ayudado a laenfermedad a expandirse tan rápido. Pero los enfermos requeríantantos cuidados que a penas pudieron pensar nada como aquello. Ennada en realidad, mientras trataban de atenderlos.


No fue Siggy la única que cayó enferma. Tras ella, su hija no tardóen correr la misma suerte y Athelstan, tras haber compartido unmomento de su vida importante con ella, no dudó en cuidarla.


El único problema era que, poco después, él también cayóenfermo. Los delirios causados por la fiebre corrieron por este,imaginándose que Ragnar no regresaba de ese viaje, que encontrabauna mujer que pudiera darle todos esos hijos que quería tener. Todosquedaban abandonados allí e, inevitablemente, negó con la cabezacontra la almohada.


A penas podía abrir los ojos y saber donde se encontraba. No sabíaquien le atendía, ni quien cambiaba sus sabanas o se aseguraba dehacerle beber el agua suficiente. Solo podía estar sumido en unmundo de pesadillas, viendo imágenes monstruosas en las sombras,risas histéricas que se burlaban de él o cosas que ni siquierasabía interpretar con claridad.


Tenía la impresión de que cosas malas ocurrían a su alrededor,pero no hubiera podido decir de qué se trataba. Y eso era lo que másle inquietaba de todo.


Si hubiera podido aclarar su vista, hubiera podido ver que casi todaKattegat había caído presa de aquellas extrañas fiebres, que loscuerpos se acumulaban en cada rincón, sin personas suficientes, otiempo, de poder hacer las piras funerarias o enterrarlos. La pocagente que no estaba enferma estaba demasiado ocupada tratando deayudar a los enfermos como para preocuparse por los muertos.


Trataban, cuando se podía, de cargar los muertos para alejarlos delos caminos, evitar que acudieran animales a comérselos o traer másenfermedad al pueblo. Se quemaba incienso y algunos hasta habíanpensado en ponerse pañuelos sobre la boca y la nariz para evitarrespirar el mismo aire que los enfermos, pensando que eso ayudaría ano contagiarse.


Siggy llegó a recuperarse, lo que indicaba que no todos tenían quemorir, pero, desgraciadamente, la enfermedad se llevó a su hija, loúnico que prácticamente le quedaba en el mundo. Lagertha la viodeshecha sobre su cuerpo, mientras aun atendía a Gyda, esperando quese recuperara.


-¿A....Thelstan?- preguntó la pequeña, tratando de girar la cabezahacía su cuerpo, sin a penas fuerzas.


-Está tan débil que ni siquiera come- tuve que admitir su madre.


-Pide a los Dioses, por favor, por él.


Esta era demasiado buena para pasar por una enfermedad como aquella.No se merecía que los dioses la reclamaran a su lado tan pronto, nocuando tendría tantas cosas que ofrecer al mundo, tanta felicidadque repartir entre los suyos.


Los cuerpos acumulados se quemaban al anochecer, con las pocaspersonas sanas presentes, dándoles el ultimo adiós. Había familiasque habían caído por completo ante aquella maldita enfermedad, asíque ya no había nadie que los despidiera de aquella forma.


A aquellas alturas, Lagertha hasta ofreció sacrificios, buscando elfavor de las dioses, pero, aunque lucharon y lucharon por ello, nadaparecía ser suficiente ni complacerlos.


Athelstan se recuperó, pero, con a penas fuerzas, se volvió hacíaGyda, que no estaba a muchos cuerpos de distancia de él,arrastrándose para asegurarse de que estaba bien. Sin embargo,comprobó que ya se había ido. En algún momento, mientras élvolvía de aquella horrible lucha, ella había cruzado al otro lado.


Ni siquiera había cerrado los ojos. No se había marchado mientrastrataba de descansar, si no que, de repente, su alma la habíaabandonado, sin más. ¿Había sido mejor así? ¿Qué se marcharasin saberlo, sin verlo venir, sin pensar que podría no despertar desu sueño? No podía decirlo, pero, cerrando los ojos, no pudo evitarelevar una plegaria por ella.


Allí a donde fuera, alguien le tenía que escuchar para que cuidarande ella. Se merecía un buen recibimiento allí a donde se dirigiera.Aunque él no pudo evitar soltar alguna que otra lagrima mientrasobservaba su cuerpo.


.........


La pira funeraria de Gyda fue digna de una princesa, decorada conflores del mismo modo que había sido hecho en su pelo. En brazos desu madre, como Lagertha la había llevado hasta esta, era casi comosi estuviera dormida, como si, en cualquier momento, fuera a abrirsus pequeños ojos y preguntar si se había hecho muy tarde.


Athelstan a penas se había recuperado, pero jamás se hubieraperdonado no haber estado allí, haber compartido aquel momento conLagertha cuando nadie más de su familia estaba allí con ella,ayudándola a mantenerse entera.


Ella misma encendió la pira, viendo como el fuego rodeaba a supequeña, como las llamas comenzaban a lamer su cuerpo y la alejabande ella para siempre.


El sacerdote aun recordaba como la pequeña se había quejado de unosdolores del estómago y él, preocupado, le había preguntado siestaba bien, recordando la sonrisa de Gyda. Animada, le había dichoque eran problemas de mujeres y él entendió que por fin habíallegado ese momento para ella que le llegaba a cada niña del mundo yque le indicaba que se había convertido en mujer. Ni siquiera pudodecirle algo. Solo sonrió como ella, viendo que parecía satisfecha.


Su madre le habría hablado de lo que ocurría pero, a pesar de eso,de a penas haber vislumbrado su futuro, el destino se lo habíaarrebatado todo.


Desde luego, si aquel era el destino que les marcaban sus dioses, noera justo.


............


Cuando llegaron Ragnar y los demás, sin la presencia de Rollo, yvieron la desolación, Floki no perdió tiempo para ir a buscar aHelga y asegurarse de que esta se encontraba bien mientras los demáshacían algo similar, buscando a sus seres queridos o a compañeros.


Lagertha no perdió tiempo de ir a abrazar a Bjorn, llorando contraeste y Ragnar no pareció necesitar más palabras cuando vio que supequeña Gyda no salia a recibirlo. Miró hacía Athelstan, comopreguntándole si todo aquello era mentira, pero el sacerdote solopudo bajar la mirada, sin saber qué decir, y el nórdico se encaminóal gran salón, ahora vacío.


Los últimos cuerpos ya habían sido quemados y los pocos de lapoblación que se habían recuperado estaban volviendo a sus casas,tratando de rehacer de algún modo sus vidas.


Fue horrible ver como Bjorn empezó a llorar en brazos de su madrecuando comprendió lo que había pasado con su hermana, negando conla cabeza. Comenzó a decir que aquello no podía ser, preguntandodonde estaba Gyda, donde estaba su hermana, pero Lagertha no dijonada y solo lo abrazó aun más fuerte a este contra ella,asegurándose de que no se apartara de su lado mientras el chico sedeshacía en el dolor.


Sintiendo una punzada en el pecho, Athelstan volvió la cabeza hacíael gran salón, encaminándose hacía allí. Aunque no lo pareciera,Ragnar también necesitaba consuelo. Cualquier padre ante semejantesituación lo necesitaba. Así que fue a buscarlo, sabiendo que estejamas derramaría lagrimas delante de nadie.


Como la vez anterior que había entrado aquel salón tan vacío, conRagnar en el suelo, se colocó a su lado en silencio, viendo comoeste se mordía el labio inferior, en una mezcla de rabia, impotenciay pesar que hacía que las lagrimas acudieran rápidamente a susojos. Se balanceaba muy despacio adelante y atrás en el suelo, comosi no supiera que hacer con él mismo, mirando a todos los lugares dela estancia, buscando un modo de mantenerse entero.


Pero, en ese momento, no lo necesitaba. Nadie esperaba que asífuera, así que, arrodillándose a su lado, arriesgándose a recibirun puñetazo, lo abrazó contra su pecho, del mismo modo que Lagerthalo había hecho con Bjorn. Las lagrimas no tardaron en sentirsecálidas contra su hombro, pero no dijo nada mientras dejaba quesiguiera llorando contra él. Notó sus puños en la espalda, notandocomo apretaba la tela con rabia, pero, aun así, siguió sin moversemientras sus propias lágrimas subían a sus ojos, llorando ensilencio.


No eran dos amantes en aquel momento, eran dos amigos dándoseconsuelo en un momento de necesidad, sabiendo que su buen amigonecesitaba algún apoyo en aquellos momentos. Ni siquiera hablaron entodo el tiempo que estuvieron allí ni nadie vino a molestarlos.Todos sabrían que su conde estaría deshecho tras lo que habíaocurrido y ninguno de ellos pensaba interrumpirlos mientras retomabala calma.


Cuando Ragnar saliera de allí, tendría que volver a ser el condefuerte, inteligente y decidido que todos habían conocido. Pero,durante un tiempo, necesitaba ser un padre dolido y destrozado quenecesitaba que alguien le dejara llorar.


...............


Antes de que el pueblo pudiera recuperarse del todo, de reparar todoaquello que se había estropeado en ausencia de gente que pudieraarreglarlo, de colocar las redes de pesca de nuevo en su lugar paratener algo de lo qué vivir, Ragnar les dejó claro que tenía quellevarse a todos los hombres posibles para ir a una guerra. El reyHorik así se lo pedía como aliado, informando del mismo modo queRollo se había aliado con el enemigo, Jarl Borg.


Siggy no pudo evitar mostrarse sorprendida, ya que, después de todo,él era todo lo que le quedaba en aquellos momentos. Sin embargo, loshombres se prepararon. Athelstan supuso que preferían luchar en unaguerra que pensar en todos aquellos que ya no estaban, así que nodudo ni por un instante de lo rápido que se prepararon para estarlistos para partir mientras las mujeres, los niños y los ancianosaun mascaban su pesar, colocándose en una de las salidas de laciudad para despedirlos.


Llegados a aquellas alturas, ni siquiera deberían pensar enembarcarse en algo que podría llevarse más vidas, eran pocos, peroRagnar había dado su palabra y había hecho planes con el rey Horik,así que no dudo en seguir con aquellos planes ni por un momentodespués de haberse recuperado de su momento de debilidad.


Tanto Athelstan como él no había hablado de ello, como si nunca lehubiera sucedido y, colocándose junto a su caballo, le deseó buenasuerte. Enviarían los barcos con todos los hombres, pero Ragnar yuna pequeña partida tenían que salir antes para reunirse con el reyHorik y viajar con él.


-Espero que vuelvas pronto- le dijo, mirándole a los ojos mientraseste permanecía montado en el caballo, mirando hacía abajo paramirarlo a su vez, tratando de dirigirle una sonrisa amistosa.


-¿Acaso dudas de que pueda volver, sacerdote?- le comentó Ragnar,con una de sus sonrisas torcidas, pareciendo el mismo de siempre.


-Procura traer a Rollo. Seguro que no sabía lo que hacia- leaseguró.


Ragnar ya había recibido un mazazo para que su hermano terminara derematarlo. No podían estar así. Sabía lo que le afectaba aquelloal nórdico y quería que las cosas se resorbieran sin derramamientode sangre y con los hermanos haciendo las paces.


-Dime una cosa, sacerdote- le dijo, haciendo que Athelstan lo miraramientras él miraba al cielo.- Cuando los tuyos mueres, ¿van alláarriba?


¿Se refería al cielo?


-Sí, allí van, al lado de nuestro Señor, para vivir eternamente allado de su gloria, sin sufrimientos ni pesares, observándonos-admitió.


-Pues entonces no dudes que regresaré. Tendré demasiados ojosmirándome como para que me pase algo- comentó, dedicándole unasonrisa aun más amplia mientras marchaba.


Parecía lleno de confianza. El sacerdote esperaba que realmentefuera así.


................


Claro que volvieron, ¿cómo había podido haber dudado de ello nipor un instante?. Pero, cuando lo hicieron, fue con Floki herido yRollo preso y cubierto de sangre. Aunque este primero nunca lohubiera tolerado demasiado (este sería el primer buling de lahistoria ¿qué no?), no significaba que quisiera verle muerto. Yver que traían a Rollo encadenado, después de haber matado alTuerto y casi haber atacado a su hermano fue una noticia que sacudióy asqueó a todo el mundo.


Helga no tardó en hacerse cargo de las heridas de Floki, era casiuna experta en eso después de haber tenido que atender a Ragnarcuando llegó a su puerta medio muerto. La gente que esperaba en elpuerto saludaron a sus padres, hermanos e hijos, o, al menos,aquellos que habían conseguido volver de aquella lucha en la que sehabían metido.


Pero Ragnar no habló con ellos hasta que estuvieron todos juntos enel salón, esperando escuchar lo que había ocurrido para que lascosas acabaran de aquel modo.


-El Tuerto a muerto- les informó, mientras tomaba unos bocados.


-¿Arne?- preguntó Athelstan, sorprendido.


No era que tuvieran una gran amistad, pero habían pasado muchotiempo juntos, siendo de los pocos hombres de confianza de Ragnar.


-Rollo lo mató- contó el nórdico, volviendo la cabeza hacíaSiggy, que se encontraba sentada casi frente a él.-Y Floki tal vezno sobreviva porque está malherido.


Se hizo un silencio en el lugar, hasta que la propia Lagertha lorompió.


-No era nuestra lucha. No deberíais haberos metido. Mira qué apasado.


-¡Nadie puede ir por la vida sin que le ocurran cosas, Lagertha!-exclamó Ragnar hacía su esposa, pareciendo molesto por sucomentario.


-Tú decidiste- le acusó esta.


-¡Sí! Decidí. Y Rollo también. Y la decisión de Rollo ha causadoesto.


-No discutáis vosotros- les pidió Bjorn, sentado frente a ellos alotro lado del fuego del hogar.


-Estoy cansado- admitió el rubio hombre.- Y harto de sangre. Esa esla verdad.


Y siguió comiendo el muslo de animal que estaba devorando.


-¿Quién es Aslaug?- preguntó Lagertha poco después.


Bjorn se envaró en el acto, no esperando que su madre sacara el temadelante de todo el mundo, y el apetito de Ragnar pareció desapareceren el acto, quedándose a medio mordisco, lanzando con rabia al sueloel plato que había tenido entre las manos, sorprendiendo a todo elmundo.


-Ya basta- le advirtió Ragnar, pareciendo furioso.


-¿Quién es Aslaug?- volvió a preguntar ella, pareciendo muytranquila.


-Una princesa de Gotland- le respondió, no pareciendo muy complacidoporque le obligaran a hablar delante de todo el mundo.-La conocimosallí.


-¿Solo....la conocisteis?- le preguntó esta, tratando desonsacarle, sabiendo que le estaba mintiendo descaradamente a lacara.


-Lagertha- le advirtió Siggy, pidiéndole prudencia. Pero no sirvióde nada.


-¿Qué te ha dicho tu hijo?- le preguntó Ragnar, mirando hacíaeste mientras Bjorn no parecía saber donde meterse.-¿Qué le hasdicho, chico?


Ambos se miraron un momento, pero su madre intercedió.


-Da igual lo que diga Bjorn.¿Qué dices tú?- volvió a preguntarleLagertha, destilando mal humor.


-Digo...- comentó, poniéndose en pie, viendo como su mujer se poníaen pie junto a él, plantándole cara. Estampó el hueso contra unapared y lanzó una mesa, sorprendiendo y dejando mudos a los pocospresentes en el cuarto.-Que no remuevas el fango delante de otros.


Todos los ojos se dirigieron hacía ella cuando este abandonó elcuarto, pero Lagertha no tardó en salir tras su esposo, haciendo quetodos los demás permanecieran quietos en sus lugares, sin quererentrometerse en peleas de pareja.


Las cosas ya parecían estar bastante tirantes entre ellos, a pesarde saber que se querían, como para que nadie tratara de intercederpor ellos.


Si ellos no sabían arreglar sus propios problemas, pedirían ayuda.O, en el peor de los casos, acabarían despedazándose. En cualquiercaso, el problema era únicamente suyo.


..........


Al día siguiente, Ragnar fue lo suficientemente inteligente comopara llevarse a Bjorn a dar una vuelta por la ciudad para asegurar alniño que no tenía nada que temer. Sus padres tenían algunosproblemas, pero no era culpa suya, no tenía que temer que uno de suspadres lo odiaran.


Ese día también se realizaría el juicio de Rollo, pero, aunque eraun evento publico, donde toda la aldea podía estar presente,Athelstan prefirió no acudir. Con los crímenes que pesaban contraél, sería casi imposible que se librara de la muerte. Y, si esa erasu sentencia, la gente que ahora lo desprecia no iba a tardar nada encumplirla. No quería ver aquello si podía evitarlo.


Su sorpresa fue enorme cuando volvieron a la casa y se enteró de queel Juez le había dado la libertad y, automáticamente, volvió lacabeza hacía Ragnar, que parecía bastante satisfecho de sí mismo.No hacía falta ser un genio para saber que este había hecho algopara salvar el cuello de su hermano, aunque lo negara antecualquiera.


Y los días venideros no les trajeron días más tranquilos.


De manera sorprendente, la misma mujer que había provocado tanfuerte discusión entre Lagertha y Ragnar llegó hasta sus costasllevando un niño dentro. Un niño que aseguraba que era de Ragnar.


Toda la casa se revolucionó ante aquello y todos los ojos secentraron en Lagertha, viendo que el conde parecía un pocoacobardado. Athelstan permaneció detrás todo el tiempo. En aquellosmomentos, no pensaba ayudarle después de hacerle semejante jugarretaa su mujer. Pero, este tampoco parecía muy arrepentido. Solo temíala reacción de esta.


Lo único que aceptó fue ocupar su mismo sitio en la mesa, comosiempre, junto a Bjorn, observando, como los demás, la tensión queera patente en el ambiente.


Aslaug parecía completamente fuera de lugar. Era como si considerarasus costumbres muy bárbaras, incluso para ella. Lagertha estabamirando al frente, fingiendo que se interesaba en algo como en lacomida. Y Ragnar, de momento, se contentaba con jugar con una pequeñacabra que paseaba por encima de la mesa, tratando de parecer todo lopequeño que podía entre ambas mujeres.


Al menos, Lagertha tuvo la buena educación de comenzar un tema deconversación, con lo que la princesa trató de parecer cordial en elacto, respondiendo a todo. Bjorn no estaba a gusto con aquellasituación, así que no perdió tiempo de dejar clara su opinióncuando algunas palabras de Aslaug fueron dirigidas para él.


Las cosas no iban a ser tan fáciles como la princesa se habíaesperado.


.........


Floki estuvo lo suficientemente recuperado como para poder volver acomer con ellos en el gran salón, ayudado por Torstein y Helga. Fuebien recibido, ya que todo el mundo lo apreciaba. Pero, en la mesa,Athelstan procuró sentarse al otro lado, junto a Torstein, paraimpedir que este tratara de burlarse de él y causara una malaimpresión en su forzada invitada.


Cuando llegó la hora de la cena y Aslaug entró en el salón convarios platos en manos de sus criadas, él y Torstein no pudieronevitar cruzar miradas, sabiendo que Ragnar estaba metido en buen líode los que pocos saldrían.


Bjorn también les dirigió una mirada, sabiendo que aquello no podíaser nada bueno. Si se tomaba la autoridad para ocupar las cocinas, esque ya se sentía cómoda en aquel lugar.


Y, de repente, a Ragnar se le ocurrió la genial idea de abrir laboca.


-Viéndoos a las dos aquí, en mi salón, no veo razón alguna paraque no podáis llevaros bien.


¡¿Esas palabras habían salido de sus labios?! ¡¿En qué demoniosestaba pensando para decir semejante estupidez?! Si Lagertha noacababa cortándole el miembro al final de la noche, podía darse poragradecido.


La propia Aslaug parecía de acuerdo con ello, así que Athelstan nopodía dudar de que hasta hubiera sido ella misma la que le hubierasacado el tema a él en algún momento.


-Las dos sois muy distintas, pero sois fuertes. He oído que hayarreglos similares por toda esta tierra.


-¿Qué....arreglos?- preguntó Lagertha. Parecía indignada, asíque era arriesgado seguir picando en aquella cueva. Pero, claro,Ragnar no lo vió.


-Que un conde viva con más de una mujer. De hecho, no es nadaextraño. Redunda en beneficio de todos. Sobretodo de los niños deambos matrimonios.


-Es cierto. Yo conozco muchos ejemplos- le secundó Aslaug.


-¡Sí!- exclamó Ragnar, agradecido por la ayuda.


-¿Es eso lo que sugieres?- murmuró Lagertha.


-Si lo fuera, ¿qué me dirías?


La opción más lógica fue lo que ocurrió. Ella se sintióinsultada ante semejante proposición y Bjorn, incapaz de abandonar asu madre, decidió ir con ella, pidiéndole el divorcio a Ragnar ymarchándose. Si quería a Aslaug como esposa, no podía esperar queLagertha permaneciera a su lado con una sonrisa, riéndole laocurrencia.


Si no había previsto que las cosas acabaran de aquel modo era porqueno era tan listo como se creía.


Findel capitulo 7


¡¿Enserio podía ser Ragnar tan estupido para suponer que una mujer tanorgullosa como Lagertha iba a tolerar semejante insulto hacía supersona e iba a aceptar a aquella mujer que se había plantado en sucasa y se creía con poder sobre todo solo porque Ragnar la habíapreñado?! A veces no sé si este a conseguido las cosas por suerte oalgo, porque hay momentos que parece muy estupido.


Odiétanto que muriera Gyda.....Le tenia un montón de cariño a eseencanto de niña. Era tan dulce. Y estoy de acuerdo con eso de quelas niñas siempre son la luz de los ojos de sus padres. Las madrespueden tirar más hacia sus hijos varones. Supongo que lo hacen asípara que aprendamos a confiar en el sexo opuesto, que aprendamos abuscar a alguien que nos amara como ellos nos amaron desde el primermomento que nos pusieron en sus brazos.


Pero,del mismo modo, pienso que los dioses castigaron a Ragnar poracostarse con Aslaug con la muerte de Gyda. Ella estaba enferma, peroparecía fuerte ante la enfermedad, habia otros mucho peor que ella yellos sobrevivieron. Pero, después de que se acostarán, ¡zas!,adiós a aquel pequeño ángel. ¿Os hubierais imaginado a Gyda demayor, siendo escudera como su madre? Hubiera sido la leche.


YAslaug, la 2º esposa de Ragnar....¿Qué puedo decir de ella? ¡Nola trago! No sé si tendrá sus fans y lo lamento por ellos, perotengo la impresión de que va de mosquita muerta y luego te las clavapor la espalda. Bien que vino de buenas cuando llegó preñada cuandohabia otra esposa en la casa, pero cuando pasó a ser ella laprimera, cuidado Ragnar. Ni se te ocurra tocar a otra tía o te acabacortando algo. Y trataba de llevarse bien con Bjorn. Pero cuando love jugando con sus hijos, aunque a Ragnar le gusta, a ella no lehacia ni puñetera gracia. No sé, no sé. Es algo, llamalo X, que medice que no confíe en ella.


Enfin, así es como veo las cosas. Del mismo modo que, como así es quelas veos, he añadido algunas cosas que los guionistas y el tiempo decada capitulo se tragaron. Porque me es imposible creer que Ragnar nollorara ante la muerte de su única hija. Sé que tuvo que hacerlo ylas cosas no estaban como para que Lagertha fuera a consolarlo.Bastante tenía ella con su propio dolor y con consolar a su hijo. Sialguien estuvo hay para él, tuvo que ser Athelstan sin lugar adudas.


Perono os doy más la tabarra y sigo escribiendo.


Manteneossanos y nos seguimos leyendo.


¡¡¡Bye!!!


Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top