Capitulo 2
Capitulo 2 en marcha.He leído dos historias en fanfiction, tras ver que había tan pocas,y he quedado encantada especialmente con dos.''Destino'' y ''A lasafueras de Upsala'' me han parecido sublimes. Que excelente formade narrar. Simplemente magnifico. Lo pongo aquí porqué no sé sirecordaré dejarles un review cuando pueda tener acceso a internet.Leedlas.
También he subido unvideo de Ragnar y Athelstan. Aquí os dejo el Link para que lo veáis:&feature=youtu.be
Y, ahora, os dejo conel capitulo.
CAPITULO 2
.....
Quedar a cargo de la familia se le hizo algo difícil. Con Gyda nohabía ningún tipo de problema. Era una niña encantadora, amable,que buscaba su compañía y con la que se podía hablar. Era comocontemplar la belleza de sus padres, pero de un modo más placido.Era obvio que, cuando llegara a la edad adecuada, esta tendríabastantes hombres entre los cuales escoger.
Pero....Bjorn era otra historia. El niño se rebelaba abiertamentecontra él. No quería saber nada de su persona y, aunque hacía susquehaceres en la granja, prácticamente ignoraba las pocas ordenesque Athelstan se atrevía a hacerle, solo haciendo lo que él creíaque tenía que hacer y poco más.
Gyda si le escuchaba. Quería saber sobre su Dios y sobre su hogar,aunque siempre tendía a relacionarlo con sus propios dioses y laforma en la que vivían. Estaba seguro de que, cuando contaran conmás tiempo y calma, hablando con ella, le haría entender que solohabía un único Dios, que aquellos en los que los nórdicos creíanno existían y ella hablaría de ello con los demás, les haría verla verdad y Dios por fin llegaría a todas partes.
O eso fue lo que pensó en aquel entonces, cuando aun era fiel a suDios.
Incluso el ver a Bjorn, malhumorado, escuchando lo que le habíadicho a su hermana, no le desanimo para hacer lo que había pensado,sabiendo que, para aquellos paganos, la idea del verdadero Dios aunsería demasiado sorprendente para aceptarla sin más. Pero, con eltiempo.....
....
-¡Quiero ir a Kattegat!- sentenció Bjorn, tras colocar delante deAthelstan una cabeza de carnero de mala manera.-Quiero ver regresar ami padre. Sé que volverá pronto.
Se hizo un momento de silencio, donde un vagó pensamiento cruzó lamente de Athelstan. El ''yo también quiero verle regresar'' pasócon una rápida águila por él, pero se dijo que era solo debido alhecho de que quería dejar de estar a cargo de la familia, que él notenía porqué estar actuando como tal ni asegurándose de que nadietratara de atacarles.
-Di mi palabra de que cuidaría de vosotros dos aquí- fue todo loque pudo contestar, en contra de sus deseos.
-Tú no estas al cuidado de nadie. Nosotros nos cuidamos solos-afirmó Bjorn.
Y, aunque le doliera, era cierto. Los chicos sabían manejarse por símismos, eran lo bastante mayores, y a penas necesitaban que Athelstanles ayudara con nada. Incluso cuando había que cortar la leña, paramantener el fuego del hogar siempre encendido, era Bjorn el que lohacía, pues tenía más fuerza que él.
-No puedo dejar que vayas tú solo a Kattegat- siguió insistiendoél.-Tu padre no toleraría algo así.
Y él no podría hacer algo que fuera contra los deseos de Ragnar. Élle había dejado a cargo de sus hijos y de su casa. No había tenidoen consideración que, de llegar a tener que pelear por ellos, elsacerdote a penas podría ser rival para cualquiera con su pequeñotamaño. Pero, aun así, incluso sin desearlo, le había dejado unaresponsabilidad sobre los hombros, una responsabilidad que pensabaentregarle de vuelta cuando llegaran a casa.
-Entonces, iremos juntos- afirmó Bjorn, contemplando como se sentabaa la mesa.-Vayamos los tres.
El chiquillo parecía empeñado en revelar lo que él deseaba hacer.Pero no confiaba en sí mismo como para poder defender a los niñosen la ciudad de hacer falta. Y tampoco confiaba en que los hombreslibres que allí se encontraran no trataran de hacer algo contra él.
-Y, entonces...¿quién cuidaría de la granja?
Pensando que el tema estaba zanjado con aquello, se puso a rezar parabendecir la mesa, viendo como había dejado a la pobre Gyda con lacuchara a punto de llevársela a los labios. Estos aun no se habíanacostumbrado a que este bendijera la mesa cada vez que ellos comían,ya que lo encontraban absurdo. La niña le había dicho que no teníasentido agradecer a su dios unos alimentos que ellos mismos habíanconseguido. Pero le explicó que, si habían conseguido esosalimentos, había sido gracias a Dios, incluso aunque no lo supiera.
-¿Me pones cerveza?- le preguntó esta tímidamente, cuando le viodar un trago.
-Eres muy joven, Gyda, para beber cerveza- le respondió, haciéndolesonreír.
Toda la gente allí se le había figurado tan extraña..... Sinembargo, esta, tan calmada, le parecía una niña inglesa más. Eramás, de estar en Inglaterra, estaba seguro de que Gyda sería de lasque irían regularmente a las misas y ayudaran a la iglesia en todolo que podían. E, imaginándosela así, solo le hizo sonreír unpoco más.
Sin embargo, Bjorn siempre trataba de recordarle que estaba pordebajo de él, que era un forastero, un esclavo. Ofreciéndole sucopa a su hermana, le observó mientras esta daba un pequeño trago.
-Quiero hacerle un sacrificio a Thor- afirmó este, aun con aquellosojos duros sobre él.-Por el regreso de mi padre.
Qué raras aquellas costumbres. La idea de sacrificio para loscristianos era sufrir penitencias en sí mismos o con sus propiosvienes, dándolos a la Iglesia.
-¿Qué vas a sacrificar?- le preguntó, aun con una sonrisa en loslabios.
-¡A tí!- exclamó Bjorn, poniéndose en pie, tirando su copa alsuelo y abandonando la mesa, dejándole tanto a él como a Gyda conalgo menos de humor durante el resto de la comida.
Pero terminaron de comer y recogieron la mesa. Incluso cuando le dijoque no necesitaba ayuda con ello, la niña insistió, ya que decíadisfrutar de su compañía. ¡Simplemente encantadora! El resto de latarde pasó sin la menor incidencia, realizando sus actividadesnormales.
Pero, con la llegada de la noche, también trajo de vuelta suspesares. Y, como siempre que lo acosaban, recurría a la oración, loque siempre le había dado cierto alivio después de que sus padreslo dejaran en el monasterio siendo un niño. Sacando el libro quehabía llevado consigo desde su hogar en Lindisfarne, buscó una delas imágenes que pudieran inspirarle algo de paz e, inevitablemente,le preguntó donde se encontraba, por qué le había dejado en aquellugar, a manos de aquella gente.
-Dime. ¿Es tu voluntad que esté aquí, entre estos infieles?
Pero no recibió respuesta.
-¿De qué sirve esto?
Ninguna respuesta de nuevo.
-No consigo entenderlo. Y, por primera vez en mi vida, estoy enojadocontigo. Permitiste que mis hermanos fueran asesinados y vendidos.¿Es esta tu voluntad?
Nada parecido a una respuesta de nuevo. Y, en vez de la imagen deDios a la que siempre recurría, la imagen de Ragnar en elmonasterio, cuando había tenido su vida en sus manos, volvió a sumente. Él podría haberlo matado sin problemas si así lo hubieraquerido.
-Por primera vez, me siento solo.¿Dónde estás, Señor? ¿Dóndeestás?- rogó por saber.-¿Y por qué no me das respuestas?
Un ruido dentro de la casa atrajo su atención, solo para descubrirque no era un ángel de Dios, llevándole las respuestas queesperaba, si no que solo era un búho, un búho que se había coladoen la casa por cualquier parte.
Allí no estaba su Dios. Era posible que no estuviera en ningúnsitio, que los nórdicos llegaran hasta ellos porque así habíanquerido ellos y no habían contado nunca con ninguna proteccióncontra el enemigo porque nunca había habido un ser superior porencima de ellos, velándolos.
En aquellos momentos, el único hombre que conocía y que velaba porél, porque no resultara herido en aquella tierra, era Ragnar, aquelque se había interesado por él, el que había impedido que lomataran, el que lo había elegido por encima de cualquier pieza deltesoro que habían conseguido cuando se colocaron frente a su conde.Su vida estaba en sus manos, pero, viendo el mundo bajo una nueva yaterradora luz, era preferible permanecer en sus manos, en esas manosque lo cuidaban, que no estar en las de nadie.
Despertando a Bjorn, descubriendo que este no parecía tan ferozcuando tenía sueño, le informó de que irían todos juntos aKattegat, marchando poco después a su propia cama, dejando alchiquillo completamente desconcertado ante su cambio de opinión.
Si tenía que permanecer con Ragnar Lodbrok, si era el único del queiba a recibir ayuda y protección, se portaría con él con laconsideración que le correspondía. Y un buen esclavo iría arecibir a su amo cuando este llegara a tierra después de semejantetravesía, asegurándose de que viera a sus hijos y viera que todoestaba bien en su hogar.
...........
Contemplaron la llegada del barco desde lejos, cuando aun no habíanconseguido entrar en la ciudad, y vieron a toda la gente correr hacíalos navegantes y guerreros que volvían. Sin embargo, no fueronconscientes de lo que pasaba hasta que llegaron en medio de laaglomeración de cuerpos, dándose cuenta que el conde estabadeteniendo a Ragnar.
Athelstan sintió que perdía el color del rostro al instante alverlo en brazos de los otros hombres, colocando a Gyda contra élpara que no viera a su padre de aquel modo, agarrando a Bjorn con suotro brazo para impedir que hiciera alguna locura, oyéndole gritar.Nada bueno saldría de aquello si ellos también intervenían.
Si los hombres de Ragnar no lo habían hecho, era porque este nohabía querido.
Lo único que pudo pensar en aquellos momentos fue en buscar aLagertha. Esta explicaría lo que estaba ocurriendo allí, si teníanque intervenir de algún modo. Y más importante, porqué Ragnarhabía sido detenido de aquella manera.
Este había navegado hasta Inglaterra para su conde, a quien habíadado su fidelidad. ¿Por qué lo trataba ahora de aquel modo?
-¡Madre!- gritó Bjorn, que salió corriendo en cuanto pudo ver aesta.
Lagertha se agachó para abrazar a sus hijos y, en cuanto Gydatambién la vió, se alejó de él y corrió hacía ella pararefugiarse entre sus brazos, solo haciendo que Athelstan caminaranhacía ellos.
-¿Qué es lo que ha ocurrido?- le preguntó, dándose cuenta queparecía más desesperado de lo que había creído.
Ver a este siendo detenido, justo después de haberle aceptado comola única persona en la que prácticamente podía confiar en aquellatierra, hizo que algo se atenazara en su pecho, llenándole deterror. Era como una mano invisible que le sujetara su corazón. Y,cuanto más pensaba que algo malo podía llegar a ocurrirle a Ragnar,más apretaba aquella mano.
-A sido culpa de ese Knut. Violó a una mujer sajona e intentóviolarme a mi, así que no me quedó de otra más que matarlo. PeroRagnar a tratado de defenderme. No había nadie presente que afirmeque ocurrió como yo lo dije. Podrían acusarme de asesinato- lecontó esta con pensar, apretando a sus hijos contra ella.
-Entonces.....Ragnar.....
-Me presentaré como testigo, confesaré que fui yo realmente antesde que a él le ocurra algo. Pero....el conde tiene algo contra él.No desaprovechará esta oportunidad.
¡Dios!, pensó Athelstan, volviéndose hacía el lugar donde loshombres estaban arrastrando a Ragnar,¡Haz lo que sea para ayudar aese hombre!
..........
La sala donde tendría lugar el juicio estaba atestada, pero, aunasí, Lagertha se las ingenió para abrirse hueco entre la gente paraestar en primera fila, con sus hijos y Athelstan tras ella,contemplándolo todo.
La tensión se respiraba en el aire, se percibía en los semblantesde los hombres de Ragnar, aquellos que creían en él y queconsideraban aquel juicio totalmente innecesario. La sala estabainundada de las voces de su alrededor. Y no disminuyeron cuando elconde ordenó que hicieran pasar a Ragnar a la sala, oyendo que lollamaban asesino.
Ni siquiera cuando asaltaron su monasterio, Ragnar levantó su armacontra alguien. Por lo que había oído, este estaba tan interesadoinspeccionando el lugar que no perdió tiempo luchando contra unoshombres indefensos. E, incluso mientras él sabía eso, ¿cómopodían su propia gente llamarlo asesino? ¡Era una locura!
Incluso encadenado, este todavía se permitió sonreír hacía suhijo y trató de tranquilizarlo cuando lo vio de aquella manera.Parecía un hombre totalmente calmado, en mitad de aquella sala, élsolo, escuchando los gritos de la gente a su alrededor.
Cruzando las manos, no pudo evitar rezar, como tenía por costumbreante una situación difícil, rogando que saliera de aquel problemasin una herida. Mientras más lo contemplaba, bajo la luz que entrabapor una abertura en el techo, más seguro estaba de que en élencontraría la paz que había estado buscando desde que pisaraaquellas tierras.
Junto con los demás, escuchó las acusaciones, en como el condetrataba de dar aun más importancia a aquella muerte diciendo que erael hijo bastardo de su padre, tratando de que la gente a su alrededorse alinearan con él para sentenciarlo a una horrible pena o, algopeor, a la muerte. Estaba seguro de que eso era lo que buscaba elgobernante de aquel lugar. Quería deshacerse de Ragnar ahora queeste había viajado donde nadie se había atrevido, quedándose contodo para él. Al tener semejante mente brillante, era una amenazapara su poder.
-Yo os pregunto a todos, hombres libres- habló Ragnar, aun sinabandonar del todo aquel aire calmado del que estaba haciendo gala enaquellos momentos.-¿Qué habríais hecho vosotros de haber estado enmi lugar? ¿Os habríais dado la vuelta? ¿O animado al violador? Yocreo que no. Incluso aunque hubiera sabido entonces que era tumedio-hermano, habría aplicado la misma sentencia- afirmó, conaquella sonrisa de medio-lado en su rostro.
Lagertha intervino en cuanto las cosas se pusieron más difíciles,dejándole a él a cargo de los niños, rezando por lo bajo mientrasmantenía a estos junto a él. Pero, incluso con su intervención,aquel problema no pareció solucionarse.
Y fue aun peor cuando dijeron que Rollo, el hermano de Ragnar, eratestigo de lo sucedido.
Ella le había dejado muy claro que había estado sola, que le habíamatado con sus propias manos. Así que aquella intervención solosignificaba una cosa: el hermano de este había sido comprado dealgún modo para que testificara contra Ragnar.
Solo había visto a Rollo en pocas ocasiones y nunca le habíaparecido un hombre ni pacifico ni tranquilo. Pero, ¿sería capaz devender a su hermano de aquella manera?. No sabría decirlo.
-Desgraciadamente, no puedes castigarle- afirmó este, tras presentarsu testimonio.
Había escuchado cada una de sus palabras aferrado al pecho de losniños, sin a penas darse cuenta, esperando que las palabras quedijera en aquella sala condenaran a Ragnar o lo salvaran. Sinembargo, cuando oyó aquellas ultimas frases, lanzó un suspiro dealivio, cerrando los ojos y dando gracias a Dios por su misericordia.
Aunque este hubiera parecido abandonarlo, tenía que creer en Élpara refugiarse en momentos como aquel, agradecer a alguien aquellaayuda recibida como agua del cielo.
-¿Quién tiene la llave?- preguntó Ragnar, alzando sus cadenas,sonriendo hacía el conde, esperando a que cualquiera de los hombrespresentes lo liberaran.
......
La fiesta que hubo después entre los hombres de Ragnar fue sonada.Corrió la bebida y la música no dejaba de sonar, mezclándose conlas risas y las voces de la gente que siempre habían confiado en suinocencia. El joven Bjorn bebió tanto que acabó cayendo dormido alos pies de su madre como el bebé que debió haber sido en otrotiempo, con su hermana sentada junto a ella, solo contemplando a lospresentes con cierta expresión de asombro.
Athelstan permaneció sentado en una mesa, cerca del fuego,contemplándolos a todos.
No podía encontrarse más feliz tras el dictamen, pero no queríaemborracharse delante de todos aquellos hombres. Quería concentrarseen su entorno, en las caras de todos, en su alegría. Y, sobretodo,en Ragnar. No dejó de mirar hacía este mientras hablaba con suhermano, buscando la oportunidad de decirle que se alegraba porquetodo hubiera salido tan bien.
Como si le hubiera leído el pensamiento, tras terminar de hablar conRollo, se colocó junto a él en la mesa y, cuando el Tuerto cayósobre Ragnar, borracho, brindando porque nunca se libraría de ellos,sintió su cuerpo contra el suyo, solo sonriendo para que nadienotara el respingo que corrió a través de él.
Un breve contacto conseguía alterar todos sus sentidos. ¿Qué leestaba ocurriendo?
-¿Quieres beber conmigo?- le preguntó este, cuando consiguió queel Tuerto se alejara hacía otra parte, recostado sobre el asientopara verle bien.
-Por supuesto- afirmó Athelstan al instante. Después de todo, eraRagnar el que le estaba ofreciendo un trago de una de las copas quellevaba entre las manos y no podía negarle nada a este. Aunque eraincapaz de mirarle a los ojos en ese instante, después de haberestado observándole tan fijamente hasta hacía solo unos momentos.
-Gracias por cuidar de mis hijos- le dijo este, bajando el tono paraque solo fuera una conversación entre ellos, mirándole con esosatentos ojos azules.
En respuesta, Athelstan solo pudo apartar la mirada de él, haciendogestos que querían decir ''Claro. No tienes nada que agradecerme. Lohe hecho encantado'', pues ninguna palabra consiguió emerger desus labios.
-Eres un buen cristiano- aseguró Ragnar, dándole un golpe cariñosoen el hombro con el suyo.
Ambos se miraron y fue inevitable que ambos rieran ante sus palabras.El aire estaba lleno de jubilo, la gente estaba contenta, este habíaescapado de la muerte por muy poco y Athelstan podía seguir contandocon él a su lado. ¿Qué más podían pedir? Solo podían celebrar.Beber y celebrar. Y reír por su liberación.
En aquellos instantes, sentado junto a él, hasta disfrutó de lasbromas de Floki, incluso cuando este parecía odiarlo tanseveramente. La idea de tener un cristiano entre ellos no parecíahacerle la más mínima gracia.
Sin embargo, de repente, sin saber de donde habían salido, unoshombres irrumpieron en la fiesta. Y estaba claro que no estaban allípara celebrar con ellos.
Ragnar se puso en pie, tratando de poner orden, del mismo modo queLagertha, pero Athelstan se puso en pie por mera imitación,desconcertado. Él no sabía pelear y no podría hacer nada contraaquellos tipos incluso de quererlo, solo permaneciendo junto a suamo. Los hijos de Ragnar estaban seguros en manos de su tío. Perotodos los demás estaban esperando a que hicieran o dijeran algo parasaber lo que tenían que hacer.
-Llevate a los niños- fue lo que Ragnar le dijo a su mujer.
Antes de darse cuenta, alguien lo arrojó al suelo y la lucha sedesarrolló a su alrededor mientras oía a Lagertha decirle a sushijos que corrieran, permaneciendo en el suelo sin saber qué hacer.Ragnar estaba a pocos pasos de él, así que acababa con aquelloshombres que se atrevían a acercarse antes de que se dieran cuenta delo que estaba ocurriendo. Para el sacerdote era como si, de repente,hubieran descendido al infierno tras haberse encontrado un momento enel paraíso.
Aun con los ojos muy abiertos, vio como aquel extraordinario nórdicocombatía con una elegancia brutal, no dejando a ninguno de susenemigos salir con vida de aquel lugar, como si se hubiera convertidoante sus propios ojos en uno de aquellos dioses suyos.
Fue como si los hombres que habían estado bebiendo tranquilamente asu alrededor se hubieran convertido en unos demonios. Y esos demoniosestuviera sedientos de sangre.
Cuando ninguno de los enemigos quedó con vida y los hombres mirarona su alrededor, cubiertos con aquella sangre que habían derramado,Ragnar miró a su alrededor y lo encontró en el suelo, como sihubiera vuelto en sí en ese momento, ofreciéndole su mano yayudándolo a ponerse en pie, notando como el sacerdote no podíaevitar temblar, incluso después de que todo hubiera pasado.
De encontrarse solo, tal vez hubiera tratado de tranquilizarlo,decirle unas palabras calmadas mientras colocaba uno de sus brazos entorno a esos pequeños hombros. Pero todos sus hombres estaban allí,esperando a que les indicaran que tenían que hacer, así que tuvoque contener sus propios deseos.
-Coged los cuerpos. Tenemos a alguien que está esperando nuestroregalo- les dijo, acercándose a su mujer y a sus hijos paraasegurarse de que ellos también estuvieran bien.
E, inmediatamente, sus hombres obedecieron, poniendo los cadáveresen una carreta y enviando de vuelta el regalo que el conde tangenerosamente le había tratado de obsequiar tras su liberación.
......
Athelstan había creído que todo estaría bien con aquello. QueRagnar había vencido al conde por imponerse por encima de loshombres que había mandado a matarlos y ninguno de los dos volveríaa tratar de molestar al otro tan abiertamente. Pero no era así. Lamuerte de uno de los suyos, de un modo tan rastrero, muriendo en lapuerta de la casa, mientras vacía la vejiga, no permitía a Ragnarestar en paz. Y verle en aquel estado hacía que él mismo tampocopudiera sentirse tranquilo.
Pero, ¿qué iba a poder decirle? A penas entendía como funcionabanlas cosas en aquel lugar. Incluso aunque quisiera ayudarlo, dehablar, podría hacer más mal que bien. Incluso aunque quisieraacercarse a él, ofrecerle algún tipo de consuelo.
Contempló a Gyda, que estaba, como siempre, ayudandole con losanimales y le dirigió una sonrisa para tratar de tranquilizarla,mientras veía como Ragnar descargaba su frustración contra lostroncos de leña, prácticamente despedazándolos con cada golpe dehacha. Bjorn estaba en la puerta de la casa, observando a su padrecon la misma preocupación que él.
Pero nada de lo que hicieron o dijeron lo calmó.
Mientras sacaba agua de un pozo, vió como Ragnar salia de la casacargado de la piel que usaba para dormir en los caminos y, ensilencio, solo contempló como este marchaba a las montañas.
Nadie trató de detenerle, nadie le preguntó porqué hacía aquello.Simplemente lo dejaron marchar, esperando que, cuando regresara,fuera con el ánimo más tranquilo y dispuesto a contar lo que se leestaba pasando por la cabeza. O, al menos, Athelstan lo esperaba.Quería saber lo que le ocurría o si podía ayudarlo con algo.
Aunque, en aquellos momentos, no trató de preguntarse porqué sentíaaquellos deseos.
Findel capitulo 2
Tengola impresión, mientras más escribo de estos dos, que hay unarelación oculta que no han sabido bien como vendérnosla. Creo queRagnar no se porta con ningún otro hombre como se porta conAthelstan y este permanece contemplándolo siempre. Siempre tiene losojos sobre él, viendo lo que hace, contemplando sus sonrisas..... Nosé. Si añadimos a eso las frases que se dedican de vez en cuando,nos sale una pareja de adolescentes enamorados que no saben comoconfesarse.
Perohay una cosa que pido. No quiero que la serie termine con el finalque el Ragnar real tuvo. Prefiero que se inventen otra cosa que vercomo lo lanzan a un pozo lleno de serpientes venenosas. ¿Recordáisese capitulo en la primera temporada, cuando el rey de Northumbria lomostró? En aquel entonces, no entendía porqué ni de donde lashabía sacado. Ahora solo espero que se les olvide que hicieron eso.¿Y sabéis que el Ragnar histórico tuvo 13 hijos? Madre mía, nossalió prolífico. Iba plantando su semilla en cada tierra que veía,al parecer.
Sinembargo, me extraña que no hayan más historias de estos dos enfanfiction. Conozco a muchísimas chicas que les encantaría larelación de estos dos y que amarían la serie y escribirían sinparar sobre ellos, lo mismo que ocurre con Thorin y Bilbo. Sinembargo, a penas hay algo por aquí. ¿A qué se debe? No sé. Me haresultado muy extraño. Pero para eso ya estamos las fieles fans pararemediar eso. Muajajajaja.
Mientrasescribo el capitulo 3 solo tengo para deciros que os mantengáissanos y nos seguimos leyendo. Y abrigaos, que, cuando escribí estahistoria estábamos terminando octubre. No sé en que fechas acabarésubiéndola.
¡¡¡Byeeeeee!!!
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top