Carta cuatro.




Hoy, como todos los días, pensé en ti y mis pensamientos incrementaron al ver tu nombre en mi celular. Cada que entró a mis redes sociales tu usuario aparece de inmediato porque me preocupo y siento la necesidad de enterarme hasta del mínimo contenido que forma parte de tu vida.

¿El problema? El problema es que cada vez que lo hago tu deseo de conseguir a alguien a quien amar incrementa el dolor que causa la cobardía que vive dentro de mi.

¿Porque si compartes con la sociedad que necesitas a alguien no te das cuenta que te sigo en cada segundo?

No debería sentirme mal por visualizar aquellas pequeñas cosas sin sentido, más sin embargo he dependido tanto de ti que hasta el más insignificante detalle de tu vida forma parte de la mía.

Deseo algún día conseguir que me veas de otra forma, con una mirada dulce y que cuando me saludes lo hagas con un beso en la mejilla.

Te ofrezco mi profunda atención pero supongo que estás cegado en la oscuridad que las personas que deseas dejaron al no poder estar contigo.

Lamentablemente yo hago lo mismo al tenerte paralelamente en mis sueños más irreales.

Ojalá pudieras quererme como lo hago yo.

Ingenuamente, Alex.

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