Aurora

Un segundo antes estaba discutiendo con Hades y al otro aparecí frente al cementerio con las ropas quemadas y en estado de shock y confusión. Mire hacia todos lados, repasando en mi cabeza como diantres había logrado materializarme allí.

Mi mente estaba dividida en dos teorías, una que me gritaba que me estaba volviendo totalmente loca y la otra que solo me hacia corroborar la primera. No había forma de que yo pudiera haber hecho esto ¿Qué mierda estaba pasando?

El otro gran enigma, era Hades. El parecía saber más de lo que hablaba y presentía que había algo mucho más grande detrás del dueño del club más llamativo de Nueva Orleans. Busque mi teléfono, pero cuando lo quise encender, no hubo caso, estaba muerto.

Largue un gran suspiro y comencé a caminar hacia la casa de mi abuela. Las personas me miraban raro y ¿Cómo no hacerlo? Si parecía sacada de un incendio. Camine y camine hasta que por fin empecé a divisar la fachada de la casa.

Cuando por fin llegue, mis pies dolían por la caminata y mi cuerpo exigía un baño con urgencia. Toque la puerta con los nudillos rogando que hubiera alguien, ya que mi bolso había quedado en el club de Hades.

Sophie abrió la puerta con una taza de café en las manos, luego su rostro paso por todo tipo de expresiones al darse cuenta que era yo.

-¿Aurora? ¿Que diablos?

- Ni me preguntes-entre a la casa- si te cuento no me creerías.

-Ponme a prueba.

-Vamos a mi habitación y te cuento, no quiero que la abuela escuche el delirio que estoy por contarte.

Llegamos a mi habitación, cerré la puerta y me tire de espaldas en la cama. Estaba agotada y todo mi cuerpo olía a quemado.

-¿Y bien?

-Estoy enloqueciendo Sofh. Desde que llegue a Nueva Orleans me sucedieron cosas increíbles y no en el sentido de maravillosas, sino aterradoramente irreales. Ya no se en que creer, que es real o no. Estoy planteándome seriamente volver a casa y hacerme tratar por algún especialista.

Sophie me miro seria, analizándome. De seguro pensaba lo mismo que yo, necesitaba urgente un psiquiatra.

-Cuéntame que te sucedió.

Tome aire antes de empezar a contarle todo. Mi encuentro con Hades, el ataque de pánico, la conversación incomoda en donde me planteaba huir, su insistencia en que respondas preguntas que no quería responder y luego me calle. Lo que venia a continuación, no era algo fácil de contar ¿Cómo decirle a una persona que creo haberme teles transportado y parecido con la ropa quemada en el cementerio?

-¿Hay algo mas?

-No.

-¿Segura?

-Si.

-Esta bien, hare de cuenta que te creo, aunque las dos sabemos que me estas ocultado algo. Espero que cuando estés lista lo compartas conmigo, somos familia Aurora y la familia es un vínculo muy fuerte. Puedo ayudarte, si lo deseas.

Había algo en sus palabras, que me decía que había mucho más, que ella me estaba diciendo mucho más, pero yo no estaba lista para oírlo.

-No hay nada más, sino te lo diría.

Ella no pareció conforme con mi respuesta, pero lo dejo estar.

-Debes alejarte de Hades.

La mire sorprendida-¿Por qué?

Eso era lo que pretendía, rescatar mis pertenencias y alejarme, pero que ella me lo diga plantaba una semilla de duda y una gran curiosidad.

-Esa familia solo destruye Aurora, si sigues viéndolo terminaras muy mal.

-Cuanta negatividad Sofh, no va a pasarme nada. Solo es un hombre con complejo narcisista y un gran ego.

Algo en su mirada cambio, dándome escalofríos- debes temerle más a los vivos que a los muertos, nunca lo olvides.

-¡Mejor cambiemos de tema! ¿Cómo ha ido tu día?

Una sonrisa apareció en un rostro y comenzó a relatarme su día, el cual escuchaba de a partes, por que mi cabeza estaba en otro lado. Había algo en mi que me aventuraba a descubrir que diablos estaba pasando conmigo y que secretos escondía Hades.

Pero también estaba ese mal presentimiento y los consejos de Sophie, de que me alejara de el. No era tonta sabia que Hades no era trigo limpio, pero había algo en el que me atraía, que quería acercarse y mirar su interior de cerca y otra parte que quería huir bien lejos y esconderme.

Lo único que tenía claro es que no podía quedarme de brazos cruzados y esperar a que todo pase, debía analizar la situación, mis opciones y las consecuencias. Y sobre todo descubrir que diablos estaba pasando conmigo en esta ciudad.