CAPITULO 5
AURORA
Me desperté con un dolor de cabeza terrible, se sentía como alguien me hubiera pegado con martillo y los ecos se repitieran constantemente en mi cabeza.
Abrí los ojos y tuve que parpadear unas cuantas veces, hasta que ellos se adaptaron a la luz. Me levante con la mano en la frente, tratando de recordar que diablos había pasado anoche y que es lo que había tomado que era el culpable de esta resaca de mil demonios.
Sophie dormía en una posición incomoda en la silla que estaba a lado de la ventana tapada con una manta-¿Sofh? ¡Sophie!-grite para que me oyera y ella pego un salto de la silla y me apunto con una escoba.
-¿Qué demonios Soph?-quise reírme pero eso solo envió una descarga de dolor al centro de mi cráneo.
Ella parpadeo varias veces, antes de enfocarme. Seguía vestida con la ropa de ayer, su cabello se encontraba revuelto y su maquillaje corrido. Era extraño verla así, cuando ella siempre se mantenía perfecta las veinticuatro horas del día.
Ella puso su mano en su pecho y respiro hondo, dejando la escoba contra la pared- ¡que susto de mierda que me has dado Aurora! Debería estar prohibido despertar a los gritos a alguien.
-No seas exagerada y baja el tono de voz, por favor, que esta resaca me esta matando.
Ella se va al baño y vuelve con una tableta de pastilla y un vaso de agua- tómate una de estas y te sentirás mejor.
Hago lo que me pide y vuelvo a recostarme con el brazo tapando mis ojos-¿Qué diablos bebimos anoche? Siento que me pasó un tractor por encima.
Ella se sentó en el borde de la cama y pregunto-¿Qué es lo último que recuerdas?
Recordaba a ver llegado al club, las margaritas, la copa de champagne, la nota misteriosa y de ahí...
Me quede callada. Fue como si mil imágenes de la noche anterior se reprodujeran en mi cabeza como una película.
-Un hombre me siguió cuando salí a buscarte. El tenía...colmillos, unos muy afilados y me dijo que olía muy bien. Quise huir lo juro, pero ese hombre era mas fuerte y rápido que yo y el me atrapo- mis mejillas se humedecieron y mis ojos no pudieron contener el caudal de lagrimas saladas que salían de ellos al recordar tan traumante hecho-el tiro de mi cabello y despejo mi cuello. Recuerdo el dolor que sentí cuando perforo mi piel con sus colmillos, el ardor que siguió luego y que quemaba como lava ardiente cuando empezó a drenarme la sangre.
Mi cuerpo se sintió cada vez mas pesado y recuerdo que llego un momento donde no pude mantenerme mas y no sentí nada mas que paz y luego oscuridad.
Esto no puede ser real Soph, de seguro nos metieron algún alucinógeno en las margaritas. Los vampiros no existen y los maniáticos que se visten como ellos no tienen la capacidad para drenar sangre de esa forma.
Tiene que haber una explicación racional para todo esto.
Cuando volví la vista a mi prima un escalofrió me subió por la espalda. Ella miraba al suelo, nerviosa y callada.
-¿Soph?
Ella levanto la mirada y me asusto lo mucho que logre ver en ella.
-¿Qué diablos paso anoche?
-Debería decirte que fue una pesadilla, pero la realidad es que...
Mi abuela entro de repente cortando la oración de Sophie.
-Ve a ducharte y cambiarte esas ropas Sophie y espéranos abajo para desayunar-Sophie se puso de pie y salió cabizbaja de la habitación.
-Abuela, Sophie me estaba contando algo importante.
-Sea lo que sea, tendrá que esperar mi niña. Tu también necesitas un baño y un cambio de ropas ¿Qué es lo que sucede con la juventud? En mi época las mujeres debíamos ir siempre impecables. Ustedes dos parecen dos vagabundas sacadas de la calle Aurora.
-Esta bien abuela. Iré a bañarme y luego desayunaremos.
Me puse de pie para dirigirme al baño, cuando ella me freno tomándome del brazo. Sus ojos se pusieron blancos y su piel se sintió fría en relación a la mía- ten cuidado mi niña. La oscuridad se viste de lo que mas amas y ella se ha encaprichado contigo. No debes caer en ella o será la perdición de tu alma y el fin de tu vida. Resiste Aurora, resiste a la oscuridad y sálvate de este cruel destino que quiere engañarte y llevarte al mas allá.
-¿Abuela? ¿Qué fue eso? Me estas asustando ¿abuela?
Ella parpadeo varias veces y me miro nerviosa- si esta todo bien. No me hagas caso, son delirios que vienen con la edad. Iré a ver a tu prima y luego te esperaremos en el desayunador.
-Esta bien.
Cuando me metí bajo la ducha y el agua caliente cubrió mi cuerpo maltrecho, por fin pude decir ¡que placer! Lave mi cabello y mi cuerpo, mientras pensaba una y otra vez en lo que mi abuela me había dicho.
¿Qué quería decir, que la oscuridad se había encaprichado conmigo?
¡Mierda! Hasta se le había puesto los ojos blancos.
Mi piel se erizaba al recordar ese momento. Me sentía extraña, fuera de lugar. Las cosas se iban volviendo cada vez mas extrañas y yo solo sentía que estaba enloqueciendo.
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