CAPITULO 20.

HADES

Su olor había quedado impregnado por todo el despacho, enloqueciéndome. Habíamos tenido un momento, de esos que te dejan la cabeza dando vueltas, su cuerpo había estado tan cerca del mío, que podía sentir a su corazón latir desenfrenado.

Su boca se encontraban tentadoramente, cerca de la mía y contenerme de no asaltarla fue todo un acto de voluntad. Aurora era puro fuego y mi lado malvado no podía evitar pensar en todo lo que podría hacerle sentir, descubrir y vibrar.

Ella era un imán que me atraía, cuando estábamos en la misma habitación la tensión nos rodeaba, esa electricidad que nos conectaba y que estaba seguro que no era el único que la sentía, solo que ella no estaba lista para la verdad.

Sabia que ella huiría o se volvería loca cuando se enterara de quién era en realidad , ella no estaba lista para verme , para darse cuenta que no era una buena persona, que había mas maldad dentro de mi que bondad y sobre todo que mis manos estaban manchadas de siglos de sangre, de almas puras como malvadas.

No era estúpido, ella no era para mí. Yo venia con demasiado equipaje y esta de mas decir que era uno peligroso. Hace siglos me había hecho la idea de que el amor no era para mí y que ser el rey del infierno no se veía tentador para las mujeres, aunque debo admitir que había varias masoquistas.

Siempre me habían gustado los humanos, con su libre albedrio y sus fiestas descontroladas, pero lo que mas me llamaba la atención era su capacidad de sentir, de perdonar, amar y odiar.

Eran criaturas fascinantes, que creían en la resiliencia, en la imperfección, pero demasiados ambiciosos para su bien. Nunca se conformaban, siempre querían más, exigían más aunque eso significara su perdición o el oscurecimiento de su alma.

Pero en Aurora había algo diferente, ella era especial. No era una humana cualquiera y eso también la hacia peligrosa.

Si alguien mas se enterara lo que nosotros sabíamos, seria su fin. La perseguirían hasta erradicarla, porque lo que no se entiende o es diferente no es normalmente aceptado, el miedo domina hasta las mas grandes mentes, haciéndoles cometer locuras impensadas.

Mi teléfono sonando me saco de mis cavilaciones. Era ella, de repente me sentí ansioso y curioso. Eran las dos de la mañana y ella me estaba llamando, no sabia como tomarlo. Si fuera otra mujer, sabría que quería inmediatamente, pero no con ella.

Con Aurora era todo al revés, nuevo y frustrante.

-Hola Dulce ¿extrañándome?

-Ha..des.

-¿Estas borracha?

Ella se rio y luego dijo una sartara de incoherencias.

-¿Donde estas? voy a buscarte

-No, no vendrás. Es mi noche libre de brujas, demonios y vam..piros. Tu lo dijiste necesitaba salir, me había olvidado que era tan diiverttido-arrastro las palabras.

-No me hagas repetirlo Aurora. Dime donde estas, así voy por ti.

La escuche resoplar a través del teléfono-tu siempre le sacas lo divertido.

-Oh créeme que puedo ser divertido, pero no cuando tu estas sola y borracha en sabe donde.

-No estoy sola, estoy con mi prima que se fue con el egocéntrico de tu hermano.

¿Qué demonios?-¿Apolo esta allí?

-Si e hizo un mooonton de preguntas. No se que le pasa conmigo, creo le caigo mal.

-Dime donde estas.

-No lo creo-canturrio-oh me llaman.

-¿Aurora?¿quien te llama? Aurora no me cortes ¡Aurora!

¡Maldición!

Le mande un mensaje a Apolo preguntándole donde estaba y su respuesta fue rápida.

Haciendo tú trabajo...

-Te dije que yo lo haría ¿Dónde esta? y no me hagas repetírtelo-mande el audio.

Espere su mensaje, pero el maldito no me respondió. Debía encontrarla, lo llame a Morfeo y al tercer tono atendió de mala gana.

-¿Que quieres pesado?

-¿Sabes donde esta Apolo?

-¿Me llamaste por eso? te das cuenta que podrías haberlo llamado a el ¿no?

-Si lo llame, pero no atendió. Ahora dime ¿Dónde carajos están?

Morfeo se rio con alguien y luego de que le insistí que se concentre y varios insultos me paso la dirección. Llegue a "Dionisio", el club de un viejo amigo y también mi competencia, no pudiendo creer que haya elegido este lugar en vez del mío, en donde hubiera estado segura bajo mi supervisión.

Los guardias de la entrada me saludan cordialmente, dejándome pasar. La busque por todo el lugar hasta que por fin la encontré y debo decir que no es de mi agrado lo que estoy viendo.

Aurora se encontraba en la barra riendo con un hombre que no conocía.

Me acerco a grandes zancadas hacia ellos y cuando llego tomo su cintura con posesión y lo miro mal a su acompañante que entiende el mensaje y se aleja. Ella me mira con mala cara y se suelta de mi agarre-¿que crees que haces?

-Vine a buscarte. Este sitio no es seguro para ti.

-¿Y contigo es mas seguro? Por que si mal no recuerdo la última vez que salí allí, me dreno un vampiro y casi muero.

Auch. Eso dolió, pero tenía razón.

-Te prometo que conmigo siempre estarás segura. Nadie volverá a lastimarte mientras yo este cerca.

Ella se río y cuando trato de pasar de mí, se tropezó y cayó sobre mí. Mis reflejos fueron rápidos, para evitar caernos, la agarre de la cintura, pegando su cuerpo contra el mío. Sus ojos me miraron salvajes, anhelantes de algo que removió todo en mi interior y también mi exterior. Mi respiración se acelero, al ver como ella entreabría sus labios, invitándome a saborearlos.

Me repito mil veces que debo ser un caballero y no tomarlos, hasta que ella sorprendiéndome se impulsa y chocha sus labios contra los míos, haciéndome perder la poca de cordura que me quedaba.

La saboreo lentamente, ella sabe a cereza y es deliciosa. Sus labios se mueven agiles contra los míos, seguros de lo que quieren y yo no me quedo atrás. La aprieto contra mi cuerpo y la tomo con posesión mandando todo al carajo. Sus manos son inquietas y curiosas, exploran mi espalda, rastrillándola de arriba abajo.

Nos separamos por falta de aire, pero sin corrernos la mirada.

Sus labios se encuentran hinchados por el beso y sus ojos brillan por el alcohol. Es un momento perfecto, ella vuelve a inclinarse y yo no voy a negarme a volver a ser besado, así que también lo hago, cuando de repente vuelve a sorprenderme vomitando todo sobre mis zapatos.

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