CAPITULO 12
Hades.
Ella estaba aquí, en mi club y por su mirada deducia hacia donde iba a ir la conversación. Entramos a mi despacho y le ofreci algo de beber, ella nego con la cabeza y camino sin sentido con la mirada fija en el suelo.
-Si sigues caminando así harás un agujero en el suelo.
Ella se freno en seco y levanto la mirada clavándola en la mía. Algo se removio en mi pecho y de repente tengo la necesidad de poner mi mano y refregar la zona para que se me pase, pero no se va.
-Tenemos que hablar.
-Lo se, eso dijiste.
-Lo recuerdo...todo.
La miro expectante-¿Qué es todo cariño?
Su ceño se frunce-no me digas cariño, tengo nombre.
Una sonrisa se me escapa y puedo notar como la furia comienza a tomar el control de su cuerpo.
-Esto fue una mala idea-agarra sus cosas y comienza a caminar hacia la salida.
La detengo, tomándole del brazo y acercándola a mi cuerpo. No era mi intención que termináramos tan pegados, pero así fue. Ella era mas baja, por lo tanto debía levantar la cabeza para que hagamos contacto visual.
Me dije que no lo haría, que ella huiría como siempre o me abofetearía, pero todo lo contrario pasó. Levanto su cabeza y su mirada me analizo poniéndome nervioso, sus manos habían quedado apoyadas en mi pecho, rogué para que no las moviera o perdería el poco autocontrol que tenia.
Otra vez me equivoque. Sus manos rastrillaron mi pecho y una de ellas, traviesa, acaricio con dulzura mi mejilla con rastros de barba.
Se sentía agridulce ser tocado así. Las mujeres con las que estaba, eran compañeras sexuales y nada mas, no había caricias amorosas o arrumacos después del sexo. Todo era frio y vacio y hasta hoy perfecto para mi.
Mis manos que habían quedado estáticas en su cintura, cobraron vida y acariciaron su pronunciada y pequeña cintura. El aire se colmo de una atrayente electricidad y tensión sexual, pero ninguno hizo nada, era como si nos diera terror cometer un paso en falso y que el otro se alejara corriendo.
Su mirada se poso y mis labios y mi corazón comenzó a latir con prisa, otra sensación nueva y excitante. Tome la iniciativa la acerque mas a mi cuerpo y a mi boca, me moría por probar esos rojos y rellenos labios, que se entreabrieron invitándome a besarlos cuando la pegue a mi pecho.
Estaba tan cerca de lograrlo, escuche su corazón acelerarse y en algún punto sincronizarse con el mío. Deje de pensar, ya no era Hades, el inmortal, dueño de Inframundo, era un simple mortal que estaba punto de besar a una chica, que causaba estragos en su sistema.
Un momento glorioso y perfecto, si no fuese que el oportuno de Morfeo abrió la puerta de par en par sobresaltándonos a ambos y destruyendo la burbuja en la que estábamos metidos.
-No creerás quien me ataco en el baño de mujeres, ella es una fiera hermano...
Sus ojos se abrieron como platos cuando se dio cuenta de que no estábamos solos en la habitación y su boca se abrió en un "oh".
-Discúlpame no sabia que estabas ocupado.
Lo fulmine con la mirada, cuando se acerco todo galante, dándole una repasada a Aurora y sonriendole con coquetería.
-Mi nombre es Morfeo Black, soy el hermano menor y el más divertido.
-Aurora Miller- ella le sonrio.
Morfeo beso su mano y sus ojos felinos se clavaron en los de ella, dándome unas inmensas ganas de pegarle.
-Morfeo, estábamos en medio de algo importante, sino te molesta, desaparece de mi vista.
El enarca su ceja con diversión, antes de encogerse de hombro y decirle a ella- un placer hermosa Aurora, espero esta no sea la ultima vez que coincidamos.
-Oh no-sus mejilla se sonrojaron- quédate, yo ya estaba de salida.
No me dio tiempo a replicar, ya que agarro sus cosas y salió disparada del despacho, dejándonos a los dos solos.
-¿Qué les has hecho? Sabia que tenias fama de diablo entre las mujeres, pero no que las asustaras de esa forma.
-No tengo ni tiempo ni paciencia para tus bromas Morfeo. Tenía que tratar un asunto con ella y tu nos has interrumpido.
-Si ese asunto era comerse las bocas con la mirada, son dos profesionales.
Rodé los ojos y escuche su risa.
-No tengo tiempo para esto.
Agarre las llaves de mi auto y salí en busca de Aurora, mas allá de lo que pudiera o no pasado debíamos hablar. Su vida corría peligro ahora que recordaba y si Apolo se enteraba seria su fin.
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